La vuelta de la protesta violenta preocupa al Gobierno antes de las cumbres de la OMC y el G20 en Buenos Aires
17-09-2017 Se vienen dos de los encuentros más relevantes del calendario global. Para Macri serán "vidrieras políticas" inmejorables. Pero los incidentes post marcha por Maldonado dejaron en evidencia los problemas de seguridad y significan un preocupante antecedente de cara a la llegada de líderes mundiales
Por
Juan Diego Wasilevsky
Manifestantes de un lado, fuerzas del orden del otro. En el medio, piedras, vidrios rotos, contenedores de basura prendidos fuego. En el medio de la tensión, las corridas y los forcejeos, decenas de detenidos. Y las acusaciones cruzadas sobre
quién prendió la mecha de la violencia. Esa es la postal que, en las últimas semanas, los argentinos
han vuelto a ver en Buenos Aires en medio de una preocupación generalizada.
Pero, mientras todo el país seguía inmerso en los pormenores políticos del caso Maldonado, había otras personas ligadas al
ámbito diplomático que estaban pensando en el riesgo de que esas mismas imágenes se pudieran repetir en
dos grandes eventos internacionales que tendrán lugar en el país. Y en esas ocasiones, la mirada del mundo estará en las calles porteñas, donde la
seguridad de los más altos funcionarios será lo que se ponga a prueba.
Más de
4.000 funcionarios, entre técnicos y ministros, de
164 países se darán cita en Buenos Aires del 10 al 13 de diciembre, con motivo de una nueva Cumbre de la Organización Mundial del Comercio (
OMC).
Semejante despliegue será un
testeo previo que pondrá a prueba el sistema de
seguridad nacional, de cara al segundo y más importante evento internacional que albergará la Ciudad: la Cumbre del
G-20.
La misma concentrará en un mismo lugar, hacia fines de 2018 –en una fecha a confirmar- a
20 de los más importantes
líderes mundiales de las principales
potencias.
Son dos encuentros de altísimo impacto mediático y que concentrarán las
miradas de toda la
prensa internacional.
El Gobierno tiene ante sí una
oportunidad histórica: ambas cumbres se convertirán en
inmejorables vidrieras para mostrar a la
"nueva" Argentina.
Esto es justo lo que viene buscando Mauricio
Macri, como parte de su plan de avanzar con la inserción "inteligente" del país en el
tablero global.
Pero semejante
exposición tiene sus riesgos. Grandes riesgos. Y los funcionarios lo saben. Es que la importancia y la visibilidad que tiene cada una de estas reuniones harán que Buenos Aires, durante varios días, se convierta en una suerte de "
ombligo" del
mundo.
Y esta vidriera que buscará capitalizar el Jefe de Estado, como anfitrión de ministros y líderes de grandes potencias, también será un
foco de atracción inmejorable para aquellos grupos que busquen mostrar su
disconformidad con el Gobierno.
No sólo eso: también será un
imán para las
organizaciones"
antiglobalización", los grupos locales y hasta para
células terroristas.
En el Ministerio de Seguridad, que comanda Patricia Bullrich ya vienen trabajando desde hace meses con un plan estratégico. Básicamente porque este tipo de
cumbres, en el país que sea, siempre suelen traducirse en
desmanes.
Calentando motores
El foco de
preocupación, sin dudas, está en lo que pueda suceder durante el encuentro de la
OMC en diciembre próximo y, más aun, en el del
G-20 el año próximo, que se convertirán en
pruebas mucho más
exigentes.
El estrés entre los funcionarios dedicados a la organización se potenció el viernes 1 de septiembre, cuando saltaron todas las alarmas en Cambiemos al quedar
expuestas las
dificultades que tuvieron las fuerzas de
seguridad para llevar
orden, luego de una marcha en reclamo por la desaparición de Santiago Maldonado.
La misma se había desarrollado de manera pacífica durante casi toda la jornada pero luego se produjeron
corridas y
desmanes.
Paredes con
grafitis,
contenedores de basura
incendiados y autos con los
vidrios estallados fue el escenario que dejó una noche caliente, que además derivó en
30 detenidos y más de
20 heridos.
Los problemas para manejar y controlar la situación, con fuerzas de seguridad que se vieron desbordadas en todo momento, plantean un
signode
interrogación, especialmente de cara al
encuentro de la
OMC, la primera "parada" de este desfile de funcionarios de grandes potencias.
El macrismo sabe que, en sintonía con lo que ya sucedió en otros países, la
prensa internacional estará buscando
"la" foto del preciso instante en que se produzcan los
choques entre manifestantes y policías.
A este "
condimento"
local se suma el factor de riesgo usual que acompaña a las cumbres de este tipo: el ingreso de
cientos y hasta de
miles de miembros de grupos "
antiglobalización", que suelen enfrentarse con las fuerzas de seguridad del país anfitrión.
Estos choques siempre generan
postales violentas que terminan copando la televisión y los portales de noticias a nivel mundial.
En la última cumbre del G-20, de hecho, el llamado "
bloque negro" o "
black block", un grupo "
globalifólico" que suele manifestarse en estos eventos, mantuvo en vilo a las autoridades y ciudadanos de Hamburgo, la segunda ciudad de Alemania, donde rompieron vidrieras y quemaron autos.
¿El saldo? Tras las protestas de más de 10.000 personas,
160 policíasterminaron
heridos y hubo casi un centenar de detenidos.
Lo que más preocupa es que este
primer "
test", como lo será la cumbre de la
OMC, encuentra a una
ministra de Seguridad
cuestionada.
"Lógicamente existe preocupación. En cualquier país que se convirtió en anfitrión de eventos de esta envergadura hubo conflictos serios. Esto plantea un
gran desafío para el
Gobierno", planteó una fuente en off desde Cancillería, que reconoció que los funcionarios consideran utópico no tener algún tipo de enfrentamiento.
"Más que pensar en
evitarlos, acá se trabaja con la idea de
controlarlos y
evitar que
escalen", agregó.
Más allá de las cumbres de presidentes del Mercosur o visitas de líderes mundiales, en la Argentina casi
no hay experiencia en este tipo de eventos tan relevantes en el calendario global.
Por eso, preocupa que la confluencia de los
grupos "
antiglobalización" y los
manifestantes locales -muchos de los cuales actuaron en la última marcha-, termine generando un caldo de cultivo que derive en una
crisis de
seguridad de alto impacto.
Esto, lógicamente, se podría convertir en un
boomerang para el propio Macri, que busca, justamente, mostrar a la Argentina como un nuevo país que plantea una "
inserción inteligente" en el mundo.
"No es una parada fácil. Este tipo de reuniones genera protestas en todo el mundo. La cuestión es cómo el Gobierno maneja estos escenarios. Una preocupación es el
control en la
calle misma, donde hay una capacidad de manejo que actualmente está faltando. La otra está vinculada con el
terrorismo internacional", plantea el analista Marcelo Elizondo.
Una ciudad sitiada
El primer test de cara al G-20 será, sin dudas, el encuentro de la
OMC.
El predicamento
pro libre comercio lo convierte en uno de los
grandesobjetivos de los grupos antiglobalización, que se oponen a esta organización por considerarla como la
máxima expresión del
neoliberalismo. Y esto también atraerá a los manifestantes locales.
La delegación de 4.000 técnicos y funcionarios que llegarán a través de los aeropuertos de Ezeiza y Jorge Newbery exigirán una
logística ultra
aceitada.
Para ello, trascendió que el Gobierno destinará una partida especial de
u$s30 millones para cubrir gastos de organización y seguridad durante los cuatro días que permanecerán los visitantes de los 164 países.
Como las principales delegaciones se hospedarán en el Hilton y allí mismo se realizará la primera cumbre, el Ministerio que comanda Bullrich ya comenzó a instrumentar un
"operativo cerrojo".
El mismo consiste en que los habitantes de buena parte de Puerto Madero –el hotel se emplaza en el dique 3- así como también los empleados que trabajan en las torres de oficinas,
registren sus
huellas dactilares para poder circular en diciembre.
En la carta que el Ministerio envió a edificios, empresas y consorcios, se les adelantó que habrá un
complejo sistema de
anillos de control que intentará evitar que cualquier manifestante o curioso no autorizado se acerque al área más crítica de Puerto Madero.
De cara a este encuentro, el Gobierno no se conformaría sólo con tener un registro de huellas: trascendió que la Agencia de Inteligencia comenzó a analizar qué inmuebles fueron alquilados en los últimos meses en las zonas cercanas a donde se realizará el evento.
Sin embargo, la preocupación oficial radica en que
no toda la cumbre estará 100% "
encapsulada" en esas pocas cuadras del barrio más exclusivo de Buenos Aires. Allí sólo se realizarán las sesiones de trabajo de la OMC, de la que participarán ministros, cancilleres y técnicos.
La sesión inaugural podría tener lugar en el nuevo
Centro de Convenciones inaugurado por Horacio Rodríguez Larreta. Además, hay interés de que se realice una velada se realice en el
Teatro Colón.
Esto implica tener a un grupo de –literalmente-
miles de personas en movimiento, entre delegaciones, curiosos… y manifestantes.
Por ello, habrá una
presencia policial inédita en las calles porteñas. Si bien todavía no hay números oficiales, se prevé que la cifra de uniformados supere holgadamente a la que se observó durante la visita del entonces presidente de los EE.UU., Barack Obama.
En ese entonces, hubo
3.000 efectivos, entre fuerzas locales y agentes estadounidenses, que trabajaron coordinadamente utilizando el sistema de anillos.
Para la próxima cumbre del G-20 (y posiblemente para la de la OMC), está en estudio movilizar a más de
7.500 fectivos entre la Policía de la Ciudad, Gendarmería, Prefectura, Fuerza Aérea, Policía Bonaerense y Seguridad Aeroportuaria.
Además, durante los días previos al evento, un comité conformado por los ministerios de Seguridad, Modernización y Defensa, se dedicarán a
cubrir la
ciberseguridad y extremar los cuidados frente a posibles ataques informáticos.
En el caso del
control fronterizo, la Argentina no actúa sola: el Gobierno ya está recibiendo las "
watch list" por parte de agencias estadounidenses y europeas.
Las mismas incluyen unos
3.000 perfiles de personas sospechadas por
terrorismo o que ya fueron identificadas causando desmanes en otras
protestas alrededor del mundo.
Grupos como el "bloque negro" no son improvisados. En general son agrupaciones que cuentan con el respaldo logístico y financiamiento de organizaciones no gubernamentales.
Más allá de estos preparativos, la cumbre de la OMC será el primer gran testeo para la prueba de fuego: el e
ncuentro del G-20, para el cual ya se habilitó una partida de
$100 millones destinada a la reparación de aviones y material militar que permitirá controlar el espacio aéreo y marítimo.
La cartera encargada de coordinar toda esta organización será la
Jefatura de Gabinete, a través de una Unidad Técnica –creada a través de un decreto presidencial- y que es comandada por Natalia Zang, una ex CEO que tiene apoyo político de Mario Quintana.
http://www.iprofesional.com/notas/2...as-cumbres-de-la-OMC-y-el-G20-en-Buenos-Aires