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¿Controla ya el 'gobierno en la sombra' el poder en EE.UU.?: Un hombre de Trump centra las sospechas
Publicado: 3 may 2017 16:43 GMT
Hay un miembro de la Administración Trump que puede influir en las decisiones presidenciales y que, según diversas opiniones, ya habría causado la "capitulación" del presidente.


Carlos Barria Reuters
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El columnista Patrick Lawrence opinaba en un reciente artículo que en Washington se organiza "algo que se parece terriblemente a una operación de golpe de Estado" contra el actual presidente Donald Trump. En este sentido, un miembro del Gabinete presidencial que puede influir en las decisiones presidenciales ya habría obligado al mandatario a reconocer —aunque no abiertamente— su capitulación, según diversas opiniones.

Hablamos del teniente general Herbert Raymond McMaster, asesor presidencial de la Seguridad Nacional. "Si el señor Trump le otorga poderes y difiere de su juicio, el general McMaster podría ser una fuerza importante de moderación en una Administración llena de radicales y aficionados", reza un artículo de opinión del periódico 'The New York Times' publicado poco después de conocerse el nombramiento de McMaster.

En este sentido, Lawrence sostiene en su artículo que "tenemos un aparato de Inteligencia que ha aumentado su poder autónomo, de tal forma que ningún presidente se atreve a intentar controlarlo".

Un asesor nombrado a través de una orden "escrita por él mismo"
Además, la orden ejecutiva de Trump "reúne todos los rasgos de haber sido escrita por el propio McMaster", dado que el militar ha recibido el control completo del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. y, por lo tanto, "mantiene el control sobre las opciones políticas presentadas al presidente" e incluso tiene más influencia "en lo que ve" que el consejero estratégico de Trump, Steve Bannon, según el portal Salon.


Kevin LamarqueReuters
Por su parte, el exembajador indio en Turquía y Uzbekistán, M.K. Bhadrakumar, recuerda en su artículo el tuit publicado por el exembajador estadounidense en Rusia, Michael McFaul, en el que este opina que McMaster "no tendrá miedo a cuestionar a su jefe". En este sentido, también se pregunta retóricamente si el nombramiento de McMaster no demuestra que Trump "capituló".

El diplomático también se refiere a las promesas de Trump de mejorar las relaciones de su país con Moscú. En este sentido, Bhadrakumar opina que con la elección de McMaster como su asesor de Seguridad Nacional el mandatario "se retracta poco a poco de todo lo que ha dicho" sobre esta mejora.

Sobre las diferencias entre las promesas lanzadas por Trump durante su campaña electoral y sus acciones como jefe de Estado, el presidente de Siria, Bashar Al Assad, tambien apuntó en una entrevista que Trump no tiene "políticas propias", sino que lo único que hace es ejecutar decisiones que han sido tomadas de antemano por "las agencias de Inteligencia, el Pentágono, los grandes fabricantes de armas, las compañías petroleras y las instituciones financieras".

"Como hemos visto en las últimas semanas, [Trump] cambió completamente su retórica y se sometió a las condiciones del 'gobierno en la sombra' estadounidense, del régimen profundo estadounidense", concluye el mandatario sirio.

https://actualidad.rt.com/actualidad/237544-miembro-equipo-trump-golpe-estado
 
EE.UU. cancela el proyecto de su 'insuperable' arma del futuro
Publicado: 13 dic 2017 15:09 GMT
https://actualidad.rt.com/actualidad/257475-eeuu-cancela-proyecto-cañon-electromagnetico


Tras 10 años de investigaciones y más de 500 millones de dólares de inversión, el Pentágono nunca tendrá su cañón electromagnético.



Estados Unidos ha cortado la financiación para crear su arma futurística de nueva generación, el cañón de riel electromagnético, indican fuentes anónimas del Departamento de Defensa y el Сongreso estadounidenses de las que se ha hecho eco Task & Purpose.
El proyecto para desarrollar el arma que "cambiaría la forma de combatir" una vez instalada en los destructores estadounidenses de última generación no recibirá los fondos necesarios para realizar sus primeras pruebas y se "malogrará" porque el Departamento de Defensa de EE.UU. priorizaría el desarrollo de nuevo armamento de otro tipo.
Sin el dinero necesario, esa iniciativa "morirá" en 2019, indico una fuente no nombrada de una compañía contratista de Defensa.

Un proyecto de arma 'invencible'

El cañón electromagnético es una de las armas de última generación que EE.UU. desarrolla desde 2005, en la que el Pentágono se ha gastado más de 500 millones de dólares.
Los prototipos probados en 2016 lanzaron proyectiles a más de 7.200 km/h, una velocidad tan alta que hace inútiles todos los medios modernos de protección de equipos militares, según explicaron especialistas.
Para ese armamento, los estadounidenses también desarrollaron proyectiles de hipervelocidad (HVP) fabricados con tungsteno, que deberían alcanzar velocidades supersónicas.

Otros usos

La Oficina de Capacidades Estratégicas (OCE), una sección del Departamento de Defensa de EE.UU. creada hace cinco años para vigilar y acelerar el proceso burocrático, "no quiere financiar el cañón de riel porque, simplemente, no lo está comprando", explicó un fuente del Congreso.
Así, la OCE destacó que esos proyectiles también se pueden utilizar en armas convencionales, como el obús autopropulsado estadounidense M109A6 Paladin o el sistema de artillería naval Mk 45, que garantizarían parámetros de vuelo similares.
Como los supecañones necesitan más tiempo y recursos para finalizarse, militares y políticos estadounidenses decidieron aplazar el proyecto, explica Task & Purpose.
Falta de energía
Otro problema importante radica en la gran demanda de energía que requieren armas de ese tipo. En principio, estaba previsto colocar los cañones electromagnéticos a bordo de destructores furtivos de la clase Zumwalt, cuyo alto coste de construcción provoco que el Pentágono pasara de querer construir 32 naves a pensar en tres unidades.
Además, los diseñadores de esos buques no lograron instalar fuentes de electricidad suficientemente potentes para un cañón electromagnético, explica Andréi Kots para la agencia RIA Novosti.
Los prototipos de cañones electromagnéticos presentados por BAE System y General Atomics garantizaban una rapidez de fuego equivalente a 4,8 usos por minuto, mientras que el Pentágono deseaba que fuera de, al menos, 10 disparos.
 

Barbanegra

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Un año mortífero para las tropas estadounidenses
Donald Trump prometió que acabaría con las guerras de Estados Unidos iniciadas por George W. Bush y continuadas por Barack Obama. Pero, en el primer año de su presidencia el número de militares estadounidenses caídos en zonas de combate se ha incrementado. Es más: es la primera vez que esto sucede desde 2011, cuando EEUU estaba llevando a cabo una escalada en Afganistán ordenada por Barack Obama.

En total, en 2017 han muerto en zonas de guerra al menos 33 soldados estadounidenses, lo que supone seis más que el año anterior. Es una cifra que está muy lejos de los más de 1.000 caídos en los peores años de la Guerra de Irak, como 2006 y 2007. Pero, aún así, el incremento es significativo no tanto por el número sino porque las bajas mortales han tenido lugar en nuevas zonas de combate: Siria, Somalia, y Níger.

El caso con más relevancia es el de Níger, donde cuatro militares de los Boinas Verdes -una unidad de las Fuerzas Especiales del Ejército de Tierra especializa en operar con fuerzas irregulares locales- murieron en una emboscada a manos de fundamentalistas musulmanes.

El incidente de Níger pilló por sorpresa a la opinión pública estadounidense, que no sabía que su país tiene a centenares de militares en ese país de Africa Occidental. Es, en realidad, un caso de ceguera voluntaria, dado que desde el 11-S EEUU ha ido incrementando su número de combatientes en África. Eso incluye desde infantes de Marina (los famosos Marines) en Chad hasta otras unidades de las Fuerzas Especiales en Uganda, República Centroafricana, y República Democrática del Congo, donde persiguen a las fuerzas del grupo fundamentalista cristiano Ejército de Liberación del Señor, que dirige Joseph Kony.

Pero no fue el único ataque en el que murieron soldados de EEUU en Africa. En mayo, un SEAL -las fuerzas especiales de la Armada- cayó en Somalia en una acción contra el grupo fundamentalista Al Shabab. Era la primera vez en 26 años que un militar estadounidense caía en ese país.

Los SEAL tienen una inmensa popularidad en Estados Unidos debido a que fueron ellos quienes mataron a Osama bin Laden en 2011. Pero 2017 ha sido un mal año para ellos, al menos en términos de relaciones públicas. En noviembre se hizo público que dos SEAL estaban siendo investigados por el presunto asesinato de una Boina Verde en Malí, en junio.

La noticia volvió a poner sobre la mesa la presencia de militares en misiones discretas en África. Y no solo en África. En noviembre, el Departamento de Defensa admitió que EEUU tiene en Siria destacados más de 2.000 soldados, es decir, cuatro veces más que la cifra previamente reconocida. Según el Secretario de Defensa, el general retirado James Mattis, ese destacamento no va a ser retirado pese a la toma de la capitalización del Estado Islámico, Raqqa, ni a la retirada de las tropas rusas que apoyan al régimen de Damasco. Un soldado de EEUU ha muerto en Siria este año, cuando el proyectil que estaba cargando en un cañón explotó.

La mayor parte de las muertes, sin embargo, han sido en Afganistán, donde EEUU está llevando a cabo una pequeña escalada de la guerra que incluye el envío de unos 2.000 soldados más aparte de los que ya tiene. Precisamente en junio el Pentágono anunció que va a dejar de proporcionar información inmediata de las muertes en ese teatro de operaciones, en lo que fue interpretado por algunos como un intento de evitar la publicidad negativa que estas noticias conllevan.

http://www.elmundo.es/internacional/2017/12/30/5a469bcfe5fdeafc358b4677.html
 

Grulla

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Armas en el punto de mira: cómo EEUU pretende golpear al sector armamentístico de Rusia

Con la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos a través de Sanciones (Caatsa, por sus siglas en inglés), Washington podría comenzar a aplicar un nuevo tipo de sanciones. Esta vez estarían selectivamente dirigidas contra aquellos que decidan adquirir armamento ruso.

https://mundo.sputniknews.com/prensa/201802011075912723-washington-sanciones-armas-caatsa/
 
Armas en el punto de mira: cómo EEUU pretende golpear al sector armamentístico de Rusia

Con la Ley para Contrarrestar a los Adversarios de Estados Unidos a través de Sanciones (Caatsa, por sus siglas en inglés), Washington podría comenzar a aplicar un nuevo tipo de sanciones. Esta vez estarían selectivamente dirigidas contra aquellos que decidan adquirir armamento ruso.

https://mundo.sputniknews.com/prensa/201802011075912723-washington-sanciones-armas-caatsa/
Y después promocionan y quieren imponerle a todos los demás políticas de libre comercio...
Saludos.
Flavio.
 
En un mundo tendiente a la multipolarización, también buscarían cerrar filas?
Se de un país que estratégicamente le convendría el hardware ruso pero que, además de un tema "cultural", con estas cosas cada vez mas lejos...
 

Sebastian

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Trump destituye a su secretario de Estado, Rex Tillerson, y le sustituye por un halcón
Mike Pompeo, hasta ahora director de la CIA, dirigirá la diplomacia en uno de sus desafíos históricos: el cara a cara con el líder de Corea del Norte

Jan martinez AHRENS
Washington 14 MAR 2018 - 01:06CET

Donald Trump abrió este martes la mayor crisis de su mandato. A los pocos días de aceptar reunirse cara a cara con el líder norcoreano, Kim Jong-un, el presidente de EEUU anunció la destitución fulminante de su secretario de Estado, Rex Tillerson, y su recambio por el director de la CIA, el halcón Mike Pompeo. La jefatura de la CIA será ocupada a su vez por la tenebrosa Gina Haspel, quien supervisó las torturas practicadas en la cárcel secreta de Tailandia. Con la salida de Tillerson, cuyo mandato ha sido inusualmente breve para un secretario de Estado, cae otro de los pesos pesados del sector moderado (la semana pasada fue el consejero económico, Gary Cohn) y se confirma una vez más la vertiginosa capacidad de Trump para quemar equipos.

El mazazo se hizo oír. El despido de Tillerson no tuvo contemplaciones. Fue puro Trump. Un tuit y fuera. El propio Departamento de Estado, en un insólito comunicado firmado por el subsecretario Steve Goldstein hizo saber que Tillerson “no había hablado con el presidente esa mañana y que desconocía el motivo” de la destitución. “El secretario tenía toda la intención de permanecer debido a los progresos hechos en materias críticas de seguridad nacional”, remachó la nota. Dos horas después, Goldstein también fue despedido.

La caída de Tillerson tiene un significado estratégico. Pasado el primer año de mandato, el presidente afronta en noviembre unas elecciones claves a un tercio del Senado, la totalidad de la Cámara de Representantes y 39 gubernaturas. Ante los previsibles vaivenes, Trump quiere reforzar el ala dura republicana y quitarse de encima a todo aquel que, como Cohn o Tillerson, frena su narrativa ultranacionalista.

En este realineamiento también incide una agenda exterior que Trump trata como una cuestión de política interna. La guerra arancelaria ha dado comienzo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte está en la cuerda floja, el pacto con Irán debe ser renovado en cuestión de semanas y, en un giro inesperado, el presidente ha aceptado un cara a cara con el déspota norcoreano.

Ante este horizonte explosivo, Trump se ha dejado guiar por sus instintos y ha apostado por quienes le son más fieles y próximos. Entre ellos, Mike Pompeo. “Con Tillerson discrepaba en algunas cosas, como el acuerdo con Irán; en cambio, Pompeo y yo tenemos procesos de pensamiento similares”, dijo Trump.

El despido reafirma algo ya conocido. Con este presidente, el gabinete ha pasado a ser de los más convulsos de la historia de Estados Unidos. Su tasa de reemplazo es del 43% y no hay mes en que no caiga un alto cargo. Abrió la cuenta el consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, quien solo permaneció 24 días en su puesto, y le han seguido el jefe de gabinete, Reince Priebus, y el estratega jefe, Steve Bannon, entre otros. Bajo este vendaval, la destitución del secretario de Estado se daba por descontada.

Tillerson, antiguo patrón del gigante petrolero Exxon, chocó desde las primeras semanas con el mandatario. Reflexivo y acostumbrado a acuerdos a largo plazo, su gestión se vio continuamente sacudida por el estilo Trump y sus intempestivos tuits. La mala relación quedó en evidencia cuando en julio se filtró que, tras una disputa en el Despacho Oval, Tillerson, desesperado, había dicho a su equipo que Trump era un “estúpido”. Una afirmación que nunca desmintió del todo, y que llevó al mandatario a humillarle públicamente con el siguiente comentario: “Creo que es información falsa; pero si lo dijo, entonces supongo que tendremos que comparar nuestros coeficientes de inteligencia. Y puedo asegurar quién va a ganar”.

El desprecio trascendía lo personal. Donald Trump impuso su apisonadora al Departamento de Estado ahí donde pudo. Recortó un 30% su presupuesto y, en cada ocasión posible, mostró su desagrado con las directrices de Tillerson.

Ocurrió con su apuesta por un diálogo con Corea del Norte, que en su día el presidente consideró “una pérdida de tiempo”; pero también con el Acuerdo de París contra el Cambio Climático, con la relación con Moscú, con la guerra arancelaria y con el pacto nuclear con Irán, apartado este último que el secretario de Estado salvó a duras penas gracias al apoyo del consejero de Seguridad Nacional y el secretario de Defensa.

Las desavenencias eran tan notorias que habían convertido a Tillerson, de 65 años, en un cadáver andante. En Washington se acuñó el término Rexit (de Rex y Brexit) para referirse a su inminente marcha y se hablaba abiertamente de su sustitución por Pompeo. La falta de carisma y el escaso respaldo que le brindó el cuerpo diplomático, para quien nunca dejó de ser un extraño, aumentaron una sensación de provisionalidad que se precipitó con el cara a cara que el presidente decidió mantener con el Líder Supremo norcoreano. Esta fue, según los medios estadounidenses, la gota que colmó el vaso.

Trump recibió el jueves pasado en la Casa Blanca a los emisarios surcoreanos que se habían entrevistado con Kim Jong-un y le trasladaron su oferta de diálogo directo. Para sorpresa de los presentes, el presidente aceptó el reto sin consultar con nadie y, además, ordenó que el propio legado de Seúl fuese el encargado de anunciarlo en la Casa Blanca. Solo una vez tomada la decisión, Tillerson fue informado.

El secretario de Estado se hallaba en África de viaje y el golpe, el inmenso desprecio a su consejo y a los oficios del cuerpo diplomático, le dejaron aturdido. Tanto que, según los medios estadounidenses, tuvo que cancelar todas sus actividades alegando un repentino malestar. No hubo piedad. Cinco días después, Trump anunció por Twitter su destitución.

Su recambio. Mike Pompeo, es una figura al alza en la Casa Blanca. Antiguo miembro del Tea Party, defensor de la pena muerte para Edward Snowden y martillo de herejes demócratas, su claridad expositiva y su división del mundo en amigos y enemigos es muy apreciada por el presidente, con quien comparte unos modales despiadados.

Esta querencia se hizo evidente ayer, cuando al anunciar la crisis de gobierno, Trump ensalzó en un comunicado su figura: “He llegado a conocer a Mike muy bien en los últimos 14 meses y estoy seguro de que es la persona adecuada para esta coyuntura crítica. Él continuará nuestro programa de restauración de América (…) y buscando la desnuclearización de Corea del Norte”. A Tillerson ni siquiera le llamó para darle explicaciones antes de despedirle.

El último discurso del secretario de Estado más efímero
J.M.A. / A.M.
El silencio señaló a Donald Trump más que ninguna palabra. En su despedida, el secretario de Estado, Rex Tillerson, rompió los moldes y no hizo mención al presidente. Se dirigió a la nación con un discurso cargado de parabienes hacia los aliados y de agradecimiento al cuerpo diplomático. Tuvo palabras de cariño para el secretario de Defensa, Jim Mattis, y de alerta ante la “conducta problemática” de Rusia. Pero de Trump nada dijo.

Tampoco le criticó. A diferencia del presidente, que por la mañana había aireado sus diferencias con Tillerson sobre Irán y Corea del Norte, el secretario de Estado prefirió evitar el cuerpo a cuerpo, y mostrar con la omisión su enfado. Tras hablar de la política mundial, dio a conocer los pormenores de su salida, básicamente, que seguirá en el cargo hasta el 31 de marzo y que el vicesecretario John Sullivan se iba a encargar de la transición.

No fue un discurso fácil. En más de una ocasión le tembló la voz. Para muchos, había sido humillado como pocos secretarios de Estado lo han sido antes. Aunque el jefe del gabinete, el general John Kelly, le alertó el viernes pasado de lo que podía ocurrir, Trump solo le llamó tres horas después de anunciar al mundo su despido con un tuit y su sustitución por el halcón Mike Pompeo.

Tillerson, con 14 meses en el puesto, ha sido uno de los jefes de la diplomacia más breves de la historia de Estados Unidos, en la que solo otros 15 nombrados pasaron menos tiempo en el departamento, pero ninguno de ellos se fue por despido. Echando la vista atrás desde principios de siglo XX, excluyendo siempre a los secretarios interinos o relevados por un cambio de Gobierno, también parece no solo uno de los más breves, sino el único fulminado que ha durado tan poco.

Edmund Muskie tan solo ocupó la plaza desde mayo de 1980 hasta el 20 de enero de 1981, poco más de seis meses, pero su adiós se produjo cuando el republicano Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca. El predecesor, el demócrata Jimmy Carter, lo había nombrado en un momento aciago, después de varios interinos, cuando Cyrus Vance dimitió en 1980, en protesta por la operación militar de rescate de los rehenes estadounidenses en Irán, acción que fracasó y había sido decidida en contra de su criterio.

También fue breve, aunque no tanto como Tillerson, el sucesor de Muskie, Alexander Haig, secretario de Estado entre enero del 81 y julio del 82. Jefe de gabinete de Nixon en la época del Watergate, fue nombrado por Reagan, pero se fue quedando cada vez más aislado y acabó por dimitir.

https://elpais.com/internacional/2018/03/13/actualidad/1520944995_705367.html
 
Publican un manual para el Ejército de EEUU sobre la derrota en un conflicto con Rusia

El Instituto Cibernético del Ejército de EEUU ha publicado el manual en forma de comics en que las fuerzas de la OTAN pierden en un posible conflicto con Rusia.

https://mundo.sputniknews.com/defensa/201803251077323958-eeuu-guerra-drones-ataques/

http://www.zona-militar.com/foros/threads/relaciones-rusia-otan.31011/post-2387808

Es graciosísimo. Iba a poner bizarro pero @Armisael me desburró que en castellano bizarro no significa lo mismo que el uso en inglés que usamos.
 
Es graciosísimo. Iba a poner bizarro pero @Armisael me desburró que en castellano bizarro no significa lo mismo que el uso en inglés que usamos.
Maso...
https://verne.elpais.com/verne/2016/11/10/articulo/1478780253_802615.html
Saludos.
Flavio.
P:S: Soy reacio al uso de palabras en otro idioma cuando hay términos en el propio que sirven perfectamente, pero a veces hay que rendirse a la evidencia, no suena igual decir "raro" que "bizarro"que tiene como más fuerza...
 
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