Noticias de la Fuerza Aérea Argentina

Esos serían los comprometidos el año pasado. Este año en teoría no deberían entregar otros 3?

Besos

El segundo lote de IA-63 Pampa desde los 90 se anuncio y/o prometió decenas y decenas de veces, se contrato y re contrato varias veces podríamos decir y se los anuncio varias veces (no es error de redaccion repetir la palabra anuncio)

Si son los prometidos o anunciados en 2018 y si parecen que son 2, habia un tercero que venia atrasado pero que ya volo asi que esperemos que llegue pronto

Si una lastima que no avisen pero bueno ya es algo que se hayan entregado

Saludos
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
CLARIN
Una Toyota Hilux en la Base Marambio

Una pickup, tres Hércules y una entrega puerta a puerta a la Antártida
La empresa japonesa donó una camioneta y un cronista de Clarín acompañó en el viaje hasta el continente blanco.

La Toyota Hilux GR S subiendo al Hércules C130, en la en la Base de El Palomar.

¡Parece que hay que bajar!

- ¿Cómo que hay que bajar?

- ¡Sí, sí. Así lo ordenaron!

Son las 15:03 y los 32 pasajeros del Hércules C130 TC-70 descienden ordenadamente tratando de no tropezarse con las guiás y ganchos del suelo de la aeronave. Saltó un aviso en el sistema y hay que revisarlo.




La Toyota Hilux en la Base Marambio, después de un largo viaje en el Hércules.
El vuelo que tiene como destino final la Base Marambio, en la Antártida Argentina, con escala previa en Río Gallegos, se va a demorar un poco.

Dentro de este buque de carga con alas y hélices, viaja una Toyota Hilux, amarrada con ganchos y cadenas, que también deberá esperar al nuevo informe de vuelo.

Se trata de una unidad que salió de la línea de montaje de la fábrica que la marca japonesa tiene en Zárate. Es la versión GR S (por el Gazoo Racing Sport, la división deportiva de Toyota), que tuvo que ser adaptada especialmente para funcionar a bajas temperaturas y que formará parte de la flota de vehículos de la base austral argentina.

Un integrante de la Fuerza Aérea informa rápidamente del problema del avión: “Saltó un aviso por el aire acondicionado. Están haciendo las pruebas”.

Cualquiera imaginaría que después de detectar el problema, el paso lógico para poder volar será solucionar ese inconveniente. El tiempo que podría llevar su reparación es incierto.


La Hilux dentro del Hércules, asegurada con cadenas que se usan para fijar máquinas viales.
A los pocos minutos, un nuevo informe: “El problema persiste. No es recomendable viajar a 18 mil pies de altura (unos 5 mil metros) sin climatización”.

Pero la solución es más rápida y eficiente que lo que cualquier optimista hubiera pensado: Vamos a cambiar de avión. En un par de horas estaremos listos para salir”. Claro, son la Fuerza Aérea.

Ahora hay que esperar a bajar toda la carga organizada en pallets que se había acomodado detrás de la Hilux y llevarla al segundo Hércules C130 que estaba estacionado en la pista de la Base Aérea de El Palomar.

Ese contratiempo resultó siendo positivo a pesar de la pérdida de tiempo. El segundo Hércules es el TC-61, la historia viva de esta aeronave en la Argentina. Es que se trata de la primera unidad que adquirió la Fuerza Aérea y que en diciembre del año pasado cumplió 50 años de servicio.

Lleva más de 26 mil horas de vuelo y contando. Por supuesto que está adaptada y modernizada con tecnología más actual.



Las "butacas" del Hércules son una lona que oficia de cojín y una red de correas que hace de respaldo.
Ese tiempo de espera también sirvió para conocer la historia de un tercer Hércules que está dentro de uno de los hangares de la base. Se trata de un avión que sirvió en batalla como bombardero en operaciones secretas.

Su adaptación se realizó en la Argentina y en el lugar en el que van los tanques auxiliares de combustibles, colgados sobre las alas, se instalaron las estructuras necesarias para que pudiera portar bombas.

Prestó servicio durante la Guerra de Malvinas, en 1982, pero su accionar no se conoció hasta que se desclasificaron los informes secretos durante la dictadura militar. Razón por la cual, pilotos y tripulantes recién serán condecorados este año con la Medalla al Honor.



El cinturón de seguridad que se usa dentro del Hércules.
En la actualidad, ese Hércules es uno de los mayores orgullos de la Fuerza Aérea.

Hay que volver a subir. Ya está todo en su lugar. Solo faltan los pasajeros, que de nuevo nos vamos acomodando con cuidado en los “asientos”. Son una especie de camilla plegable y colgante, con una lona que oficia de cojín y una red de correas que hace las veces de respaldo.

El cinturón de seguridad es abdominal como en la mayoría de los aviones comerciales, pero la hebilla es diferente: hay que mirarla bien para entender cómo se engancha.

Es que no hay azafata que controle si el cinturón está ajustado ni indicadores que avisen cuándo hay que hacerlo. Sólo unas luces en el techo del fuselaje están en blanco cuando el avión está en ascenso o descenso y se pone verde cuando se alcanza la altura crucero.





EL equipaje se acomoda dentro de camillas y se asegura con eslingas.
Tampoco nadie pide que se coloquen los teléfonos celulares en "modo avión" ni que está prohibido fumar, incluso en los baños... Eso no será un problema porque baños no hay, sólo un improvisado espacio destinado a una urgencia.

No hay mucho lugar, ni tampoco mucha comodidad. Pero lo que sí sobra es ruido. Los cuatro motores Rolls-Royce, de 4.000 caballos cada uno, rugen de manera constante y vibrante. Sin tapones en los oídos, viajar en un Hércules puede ser una experiencia traumática.



Extensas lenguas blancas se divisan desde el aire al llegar a territorio antártico.
El carreteo inicia con energía pero el despegue lo realiza con una suavidad sorprendente. Ya en el aire, nada va a perturbar el avance de este gigante de los cielos. Las turbulencias no se sienten, sólo se pueden advertir por el movimiento de las suspensiones de la Hilux que sacuden su carrocería.

La camioneta va amarrada desde los largueros del chasis con cadenas especiales, las mismas que utilizan para sujetar máquinas viales dentro del Hércules.

Aunque no tiene el aspecto de un avión comercial de pasajeros, todo lo que va adentro va sujeto. Las valijas y bolsos, por ejemplo, viajan sobre camillas que se colocan sobre las paredes del fuselaje y todo va amarrado con eslingas.

Entre la ansiedad, el monocorde estruendo de los motores (amortiguado por los tapones en los oídos) y la suavidad con la que parece surcar el cielo, las cuatro horas y media de viaje hasta Río Gallegos, en Santa Cruz, se pasan rápido. Pero las vibraciones en el cuerpo durarán un poco más.

En la mañana del segundo día la partida se adelanta. El clima está bueno y eso no tiene precio en la ruta hacia el continente blanco.


Escala en Río Gallegos, antes de seguir viaje hacia la Base Marambio.
De los 16 tripulantes que tiene este viaje, 2 son meteorólogos y están constantemente analizando las variables climáticas que pueden afectar al vuelo.

Dos horas después de haber partido de Río Gallegos, se empiezan divisar pequeños témpanos. Esos bloques de hielo dan lugar a gigantescas lenguas blancas que empiezan a dominar el cuadro en el que hace minutos reinaba un azul bien oscuro.

Las luces blancas del interior se encienden y eso da aviso que iniciamos el descenso hacia la Base Marambio. No hay turbulencia ni movimientos raros del avión, pero la tripulación está más quieta y otros pasajeros que ya habían bajado adoptan una postura más erguida.

La pista de aterrizaje tiene una longitud de 1.600 metros y es de tierra. El Hércules C130 es la aeronave más exitosa de la historia de la aviación, pero ese aterrizaje paraliza a todos. Hasta pareciera que los rugidos de los motores se silenciaron.

¡Pum!

Golpea el tren de aterrizaje contra la tierra apisonada de la pista y el avión rebota.

¡Pum! Otro rebote. Y uno más. Recién a partir de ahí se siente que las ruedas pisan firme sobre la meseta en la que está emplazada la base. Frenos a fondo y una nube de polvo obstaculiza la escasa visión que se tiene por las pequeñas ventanas laterales.
El Hércules detiene su marcha y rápidamente la tripulación comienza el proceso de descarga.

La llegada del avión genera mucha ansiedad y entusiasmo en los que están en la base. La mercadería que trae, ver caras nuevas o conocidas, pero diferentes a las que se cruzan todos los días, o simplemente porque es ese vuelo el que los llevará de regreso a casa.


El Hércules recién aterrizado an la Base Marambio, en un día soleado.
La estrella en esta ocasión es la Hilux que reemplazará a la unidad que la marca japonesa había enviado en 2014, a la que tan sólo le han podido hacer poco más de 4 mil kilómetros, pero que ha tenido su motor en marcha unas incontables cantidad de horas.

Apenas dos horas duró la visita a la base. Los meteorólogos advirtieron que existía la posibilidad que el clima se enrarezca y la decisión fue rápida: en media hora regresa el Hércules.


Apenas si hubo tiempo para conocer la flamante estación argentina de rayos cósmicos, que busca comprender el origen de estas emisiones energéticas y ser capaz de alertar sobre fallos en los sistemas de geoposicionamiento y los satélites.

Una veintena de científicos se acomodan en el Hércules. Su tarea está concluida en esta ocasión, al menos parcialmente. Se les nota en la cara la satisfacción de volver a casa pero con una mueca de nostalgia.


La Toyota Hilux de la Base Marambio, que se subió al vuelo de regreso.
La intranquilidad que genera el turbulento carreteo por la pista irregular desaparece rápidamente una vez que la mole de acero gana sustento y se despega del suelo.

Por las ventanillas se ve el horizonte blanco que se va achicando a medida que el avión se eleva.

Y en la mente aparece la frase que utiliza la Fuera Aérea para referirse a la Base Marambio: "Cuando llegaste apenas me conocías. Cuando te vayas me llevarás contigo".
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Consulto estimado @BIGUA82 , según recuerdo, supo comentar sobre ciertas modificaciones en las Hilux enviadas a Marambio, para su mejor desempeño.

Se sabe que tal les resultaron? La nueva, trae esas modificaciones?

Saludos.-
Sabia que tenían un bruto tracing eléctrico a pura batería para el arranque.

Respondiendo sus inquietudes
Ademas del combustible especial (GOA) encontré este articulo con las modificaciones de la Hilux antartica.
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Una Toyota Hilux en la Base Marambio

Cómo se adapta una pickup para que funcione a menos de 30 grados bajo cero
Un ingeniero de la marca explica cuáles son las modificaciones necesarias para aguantar temperaturas de -30 °C.


Si bien las pickups vienen cada vez más confortables y equipadas, no dejan de ser vehículos robustos cuya finalidad principal es rendir como herramientas de trabajo y ser aptas para soportar cargas pesadas y condiciones duras de manejo.

Pero para poder funcionar en condiciones climáticas extremasson necesarias realizar adaptaciones específicas para que pueda rendir correctamente.


Se cambió la batería, el sistema de refrigeración y anticongelante y se le colocó neumáticos especiales.

Toyota Argentina acaba de enviar una Hilux a la Antártida Argentina, como una donación para que sea utilizada en la Base Marambio. Se trata de una práctica que la marca viene realizando desde 2002.

En esta ocasión, la elegida fue una Hilux GR S, la última edición especial preparada especialmente para mejorar el rendimiento fuera del asfalto, luego de modificaciones en su sistema de suspensión. Pero para funcionar a -30 °C se necesita un poco más.

Rogelio Cipriani, ingeniero que trabaja en la planta que la marca tiene en Zárate, explicó cuáles fueron las adaptaciones indispensables para que pueda trabajar sin problemas en condiciones extremas.

El ingeniero explicó que uno de los cambios necesarios "está relacionado con la batería, ya que se colocó una específica para que pueda trabajar a bajas temperaturas. En lugar de estar hecha con placas las celdas son de helicoides".

Cipriani precisó que se trata de una "batería muy confiable, de larga durabilidad y que por eso también se utiliza en competición".


El técnico también detalló que se hizo hincapié en el sistema de refrigeración y anticongelante de la Hilux. Para ello se cambió la configuración de líquido anticongelante para que resista las bajas temperaturas, para funcionar "con comodidad a -30 °C".

Pero para cuando la camioneta está estacionada y el motor de la camioneta no está en funcionamiento, se le instaló un dispositivo que permite que todos los fluidos del motor se mantengan a temperaturas fuera del punto de congelamiento.

"Al momento que el vehículo tiene que pasar la noche en la base -precisó Cipriani-, se enchufa el dispositivo a un toma corriente
de 220 voltios
, y se va a encender una resistencia que está dentro del motor, que va a generar un movimiento por calefacción del agua y así asegurar que tanto el agua como el aceite estén a temperaturapara que al momento de encenderlo lo haga sin complicaciones".

Los últimos elementos que se agregaron a esta Hilux GR S para rendir en la Antártida fueron unos neumáticos especiales, entregados por Bridgestone, que llevan en su banda de rodadura clavos de tungsteno, sobre todo en las partes externas.

Gracias a este material los clavos resultan mucho más resistentes y son más confortables y eficientes que las cadenas de nieve, ya que estas no permiten que el neumático se deforme al momento de buscar la tracción.

Estas ruedas especiales fueron colocadas luego de que la camioneta llegó a la Base Marambio.
 

Derruido

Colaborador
CLARIN
Una Toyota Hilux en la Base Marambio

Una pickup, tres Hércules y una entrega puerta a puerta a la Antártida
La empresa japonesa donó una camioneta y un cronista de Clarín acompañó en el viaje hasta el continente blanco.

La Toyota Hilux GR S subiendo al Hércules C130, en la en la Base de El Palomar.

¡Parece que hay que bajar!

- ¿Cómo que hay que bajar?

- ¡Sí, sí. Así lo ordenaron!

Son las 15:03 y los 32 pasajeros del Hércules C130 TC-70 descienden ordenadamente tratando de no tropezarse con las guiás y ganchos del suelo de la aeronave. Saltó un aviso en el sistema y hay que revisarlo.




La Toyota Hilux en la Base Marambio, después de un largo viaje en el Hércules.
El vuelo que tiene como destino final la Base Marambio, en la Antártida Argentina, con escala previa en Río Gallegos, se va a demorar un poco.

Dentro de este buque de carga con alas y hélices, viaja una Toyota Hilux, amarrada con ganchos y cadenas, que también deberá esperar al nuevo informe de vuelo.

Se trata de una unidad que salió de la línea de montaje de la fábrica que la marca japonesa tiene en Zárate. Es la versión GR S (por el Gazoo Racing Sport, la división deportiva de Toyota), que tuvo que ser adaptada especialmente para funcionar a bajas temperaturas y que formará parte de la flota de vehículos de la base austral argentina.

Un integrante de la Fuerza Aérea informa rápidamente del problema del avión: “Saltó un aviso por el aire acondicionado. Están haciendo las pruebas”.

Cualquiera imaginaría que después de detectar el problema, el paso lógico para poder volar será solucionar ese inconveniente. El tiempo que podría llevar su reparación es incierto.


La Hilux dentro del Hércules, asegurada con cadenas que se usan para fijar máquinas viales.
A los pocos minutos, un nuevo informe: “El problema persiste. No es recomendable viajar a 18 mil pies de altura (unos 5 mil metros) sin climatización”.

Pero la solución es más rápida y eficiente que lo que cualquier optimista hubiera pensado: Vamos a cambiar de avión. En un par de horas estaremos listos para salir”. Claro, son la Fuerza Aérea.

Ahora hay que esperar a bajar toda la carga organizada en pallets que se había acomodado detrás de la Hilux y llevarla al segundo Hércules C130 que estaba estacionado en la pista de la Base Aérea de El Palomar.

Ese contratiempo resultó siendo positivo a pesar de la pérdida de tiempo. El segundo Hércules es el TC-61, la historia viva de esta aeronave en la Argentina. Es que se trata de la primera unidad que adquirió la Fuerza Aérea y que en diciembre del año pasado cumplió 50 años de servicio.

Lleva más de 26 mil horas de vuelo y contando. Por supuesto que está adaptada y modernizada con tecnología más actual.



Las "butacas" del Hércules son una lona que oficia de cojín y una red de correas que hace de respaldo.
Ese tiempo de espera también sirvió para conocer la historia de un tercer Hércules que está dentro de uno de los hangares de la base. Se trata de un avión que sirvió en batalla como bombardero en operaciones secretas.

Su adaptación se realizó en la Argentina y en el lugar en el que van los tanques auxiliares de combustibles, colgados sobre las alas, se instalaron las estructuras necesarias para que pudiera portar bombas.

Prestó servicio durante la Guerra de Malvinas, en 1982, pero su accionar no se conoció hasta que se desclasificaron los informes secretos durante la dictadura militar. Razón por la cual, pilotos y tripulantes recién serán condecorados este año con la Medalla al Honor.



El cinturón de seguridad que se usa dentro del Hércules.
En la actualidad, ese Hércules es uno de los mayores orgullos de la Fuerza Aérea.

Hay que volver a subir. Ya está todo en su lugar. Solo faltan los pasajeros, que de nuevo nos vamos acomodando con cuidado en los “asientos”. Son una especie de camilla plegable y colgante, con una lona que oficia de cojín y una red de correas que hace las veces de respaldo.

El cinturón de seguridad es abdominal como en la mayoría de los aviones comerciales, pero la hebilla es diferente: hay que mirarla bien para entender cómo se engancha.

Es que no hay azafata que controle si el cinturón está ajustado ni indicadores que avisen cuándo hay que hacerlo. Sólo unas luces en el techo del fuselaje están en blanco cuando el avión está en ascenso o descenso y se pone verde cuando se alcanza la altura crucero.





EL equipaje se acomoda dentro de camillas y se asegura con eslingas.
Tampoco nadie pide que se coloquen los teléfonos celulares en "modo avión" ni que está prohibido fumar, incluso en los baños... Eso no será un problema porque baños no hay, sólo un improvisado espacio destinado a una urgencia.

No hay mucho lugar, ni tampoco mucha comodidad. Pero lo que sí sobra es ruido. Los cuatro motores Rolls-Royce, de 4.000 caballos cada uno, rugen de manera constante y vibrante. Sin tapones en los oídos, viajar en un Hércules puede ser una experiencia traumática.



Extensas lenguas blancas se divisan desde el aire al llegar a territorio antártico.
El carreteo inicia con energía pero el despegue lo realiza con una suavidad sorprendente. Ya en el aire, nada va a perturbar el avance de este gigante de los cielos. Las turbulencias no se sienten, sólo se pueden advertir por el movimiento de las suspensiones de la Hilux que sacuden su carrocería.

La camioneta va amarrada desde los largueros del chasis con cadenas especiales, las mismas que utilizan para sujetar máquinas viales dentro del Hércules.

Aunque no tiene el aspecto de un avión comercial de pasajeros, todo lo que va adentro va sujeto. Las valijas y bolsos, por ejemplo, viajan sobre camillas que se colocan sobre las paredes del fuselaje y todo va amarrado con eslingas.

Entre la ansiedad, el monocorde estruendo de los motores (amortiguado por los tapones en los oídos) y la suavidad con la que parece surcar el cielo, las cuatro horas y media de viaje hasta Río Gallegos, en Santa Cruz, se pasan rápido. Pero las vibraciones en el cuerpo durarán un poco más.

En la mañana del segundo día la partida se adelanta. El clima está bueno y eso no tiene precio en la ruta hacia el continente blanco.


Escala en Río Gallegos, antes de seguir viaje hacia la Base Marambio.
De los 16 tripulantes que tiene este viaje, 2 son meteorólogos y están constantemente analizando las variables climáticas que pueden afectar al vuelo.

Dos horas después de haber partido de Río Gallegos, se empiezan divisar pequeños témpanos. Esos bloques de hielo dan lugar a gigantescas lenguas blancas que empiezan a dominar el cuadro en el que hace minutos reinaba un azul bien oscuro.

Las luces blancas del interior se encienden y eso da aviso que iniciamos el descenso hacia la Base Marambio. No hay turbulencia ni movimientos raros del avión, pero la tripulación está más quieta y otros pasajeros que ya habían bajado adoptan una postura más erguida.

La pista de aterrizaje tiene una longitud de 1.600 metros y es de tierra. El Hércules C130 es la aeronave más exitosa de la historia de la aviación, pero ese aterrizaje paraliza a todos. Hasta pareciera que los rugidos de los motores se silenciaron.

¡Pum!

Golpea el tren de aterrizaje contra la tierra apisonada de la pista y el avión rebota.

¡Pum! Otro rebote. Y uno más. Recién a partir de ahí se siente que las ruedas pisan firme sobre la meseta en la que está emplazada la base. Frenos a fondo y una nube de polvo obstaculiza la escasa visión que se tiene por las pequeñas ventanas laterales.
El Hércules detiene su marcha y rápidamente la tripulación comienza el proceso de descarga.

La llegada del avión genera mucha ansiedad y entusiasmo en los que están en la base. La mercadería que trae, ver caras nuevas o conocidas, pero diferentes a las que se cruzan todos los días, o simplemente porque es ese vuelo el que los llevará de regreso a casa.


El Hércules recién aterrizado an la Base Marambio, en un día soleado.
La estrella en esta ocasión es la Hilux que reemplazará a la unidad que la marca japonesa había enviado en 2014, a la que tan sólo le han podido hacer poco más de 4 mil kilómetros, pero que ha tenido su motor en marcha unas incontables cantidad de horas.

Apenas dos horas duró la visita a la base. Los meteorólogos advirtieron que existía la posibilidad que el clima se enrarezca y la decisión fue rápida: en media hora regresa el Hércules.


Apenas si hubo tiempo para conocer la flamante estación argentina de rayos cósmicos, que busca comprender el origen de estas emisiones energéticas y ser capaz de alertar sobre fallos en los sistemas de geoposicionamiento y los satélites.

Una veintena de científicos se acomodan en el Hércules. Su tarea está concluida en esta ocasión, al menos parcialmente. Se les nota en la cara la satisfacción de volver a casa pero con una mueca de nostalgia.


La Toyota Hilux de la Base Marambio, que se subió al vuelo de regreso.
La intranquilidad que genera el turbulento carreteo por la pista irregular desaparece rápidamente una vez que la mole de acero gana sustento y se despega del suelo.

Por las ventanillas se ve el horizonte blanco que se va achicando a medida que el avión se eleva.

Y en la mente aparece la frase que utiliza la Fuera Aérea para referirse a la Base Marambio: "Cuando llegaste apenas me conocías. Cuando te vayas me llevarás contigo".

Con los kilometros que le habrán hecho, ni siquiera se empezó a asentar el motor. 1 millon de kilómetros y sin problemas. Son irrompibles, y los petroleros del Sur, lo saben.

Besos
PD: La nota de Clarin, dice Donación. Pero no era Comodato?
 

Derruido

Colaborador
Respondiendo sus inquietudes
Ademas del combustible especial (GOA) encontré este articulo con las modificaciones de la Hilux antartica.
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Una Toyota Hilux en la Base Marambio

Cómo se adapta una pickup para que funcione a menos de 30 grados bajo cero
Un ingeniero de la marca explica cuáles son las modificaciones necesarias para aguantar temperaturas de -30 °C.


Si bien las pickups vienen cada vez más confortables y equipadas, no dejan de ser vehículos robustos cuya finalidad principal es rendir como herramientas de trabajo y ser aptas para soportar cargas pesadas y condiciones duras de manejo.

Pero para poder funcionar en condiciones climáticas extremasson necesarias realizar adaptaciones específicas para que pueda rendir correctamente.


Se cambió la batería, el sistema de refrigeración y anticongelante y se le colocó neumáticos especiales.

Toyota Argentina acaba de enviar una Hilux a la Antártida Argentina, como una donación para que sea utilizada en la Base Marambio. Se trata de una práctica que la marca viene realizando desde 2002.

En esta ocasión, la elegida fue una Hilux GR S, la última edición especial preparada especialmente para mejorar el rendimiento fuera del asfalto, luego de modificaciones en su sistema de suspensión. Pero para funcionar a -30 °C se necesita un poco más.

Rogelio Cipriani, ingeniero que trabaja en la planta que la marca tiene en Zárate, explicó cuáles fueron las adaptaciones indispensables para que pueda trabajar sin problemas en condiciones extremas.

El ingeniero explicó que uno de los cambios necesarios "está relacionado con la batería, ya que se colocó una específica para que pueda trabajar a bajas temperaturas. En lugar de estar hecha con placas las celdas son de helicoides".

Cipriani precisó que se trata de una "batería muy confiable, de larga durabilidad y que por eso también se utiliza en competición".


El técnico también detalló que se hizo hincapié en el sistema de refrigeración y anticongelante de la Hilux. Para ello se cambió la configuración de líquido anticongelante para que resista las bajas temperaturas, para funcionar "con comodidad a -30 °C".

Pero para cuando la camioneta está estacionada y el motor de la camioneta no está en funcionamiento, se le instaló un dispositivo que permite que todos los fluidos del motor se mantengan a temperaturas fuera del punto de congelamiento.

"Al momento que el vehículo tiene que pasar la noche en la base -precisó Cipriani-, se enchufa el dispositivo a un toma corriente
de 220 voltios
, y se va a encender una resistencia que está dentro del motor, que va a generar un movimiento por calefacción del agua y así asegurar que tanto el agua como el aceite estén a temperaturapara que al momento de encenderlo lo haga sin complicaciones".

Los últimos elementos que se agregaron a esta Hilux GR S para rendir en la Antártida fueron unos neumáticos especiales, entregados por Bridgestone, que llevan en su banda de rodadura clavos de tungsteno, sobre todo en las partes externas.

Gracias a este material los clavos resultan mucho más resistentes y son más confortables y eficientes que las cadenas de nieve, ya que estas no permiten que el neumático se deforme al momento de buscar la tracción.

Estas ruedas especiales fueron colocadas luego de que la camioneta llegó a la Base Marambio.
O sea, que se hace lo que señalé con los Volvo Pentas de los grupos electrógenos. Se los mantiene a cierta temperatura. Lo que se me había pasado era el tema de la bateria, sumamente importante. En invierno, más en un diesel, con el frío, te puede dejar a pata.

Abrazo
 

Derruido

Colaborador
No es donacion, es comodato con uso especifico en el continente antártico.Si despues la empresa quiere donarla para otro fin ya es otra figura legal.
El artículo de Clarín, es el que lleva a que se confundan los tantos. Como dijo Seba Concordia, a Comodato Regalado no se le miran los dientes.

Abrazzo
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador

Con los kilometros que le habrán hecho, ni siquiera se empezó a asentar el motor. 1 millon de kilómetros y sin problemas. Son irrompibles, y los petroleros del Sur, lo saben.

Besos
PD: La nota de Clarin, dice Donación. Pero no era Comodato?
El camion volcador es un International Harvester y hace muchos años que presta servicio.La motoniveladora y pala frontal son CAT,la retro es New Holland B90B.
Durante esta CAV se transportaron a Marambio maquinaria secuestrada judicialmente en Santa Cruz,una motoniveladora VOLVO,un camion volcador FORD 4X6 y una topadora CAT.Realmente el parque de equipamiento pesado está muy bien en Marambio.




 

Herr Professor

forista tempera-mental
Colaborador
Fuerza Aérea Argentina
1 h ·
LOS PAMPA III ARRIBARON A TANDIL
Los IA-63 Pampa III fueron recibidos en la VI Brigada Aérea por el comandante de Adiestramiento y Alistamiento, brigadier mayor Alejandro Amoros; el segundo comandante operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier Pedro Girardi; el jefe de la VI Brigada Aérea, comodoro José María Greissing y por el secretario de Turismo del Municipio de Tandil, Ing. Alejandro Bonadeo. También estuvieron presentes autoridades militares en actividad y en situación de retiro.
Estas aeronaves de entrenamiento avanzado y ataque liviano se constituirán como pilares fundamentales en la defensa aeroespacial y cumplirán un rol fundamental en el desarrollo de ejercicios específicos y conjuntos.
#PampaIII #VIBrigadaAérea #OrgulloDePertenecer#FuerzaAéreaArgentina
FUERZA AÉREA ARGENTINA (en mayúsculas porque estoy gritando), una institución tan vapuleada , y casi olvidada por quienes por desgracia nos vienen gobernando hace tiempo, una Fuerza que jamas se negó ni dudo en cumplir su deber , que pago con sangre de hombres jóvenes y dignos su compromiso de defender la soberanía ...
Me da pena que hoy sea (en lo material) una sobra de lo que supo ser , pero me pone muy feliz ver tanta gente digna , esforzándose por cumplir con la misión sagrada de proteger esta bendita patria .
Con poco , pueden mucho , ojala no aflojen nunca
 

Herr Professor

forista tempera-mental
Colaborador

Derruido

Colaborador
El camion volcador es un International Harvester y hace muchos años que presta servicio.La motoniveladora y pala frontal son CAT,la retro es New Holland B90B.
Durante esta CAV se transportaron a Marambio maquinaria secuestrada judicialmente en Santa Cruz,una motoniveladora VOLVO,un camion volcador FORD 4X6 y una topadora CAT.Realmente el parque de equipamiento pesado está muy bien en Marambio.




Y si metieran el efectivo que se afanaron, las instalaciones estarian mejor. Pero bue´algo es algo, se progresa como se puede.

Abrazo
 

Charly B.

Miembro del Staff
Moderador

Argos

Colaborador
Colaborador
CLARIN
Una Toyota Hilux en la Base Marambio

Una pickup, tres Hércules y una entrega puerta a puerta a la Antártida
La empresa japonesa donó una camioneta y un cronista de Clarín acompañó en el viaje hasta el continente blanco.

La Toyota Hilux GR S subiendo al Hércules C130, en la en la Base de El Palomar.

¡Parece que hay que bajar!

- ¿Cómo que hay que bajar?

- ¡Sí, sí. Así lo ordenaron!

Son las 15:03 y los 32 pasajeros del Hércules C130 TC-70 descienden ordenadamente tratando de no tropezarse con las guiás y ganchos del suelo de la aeronave. Saltó un aviso en el sistema y hay que revisarlo.




La Toyota Hilux en la Base Marambio, después de un largo viaje en el Hércules.
El vuelo que tiene como destino final la Base Marambio, en la Antártida Argentina, con escala previa en Río Gallegos, se va a demorar un poco.

Dentro de este buque de carga con alas y hélices, viaja una Toyota Hilux, amarrada con ganchos y cadenas, que también deberá esperar al nuevo informe de vuelo.

Se trata de una unidad que salió de la línea de montaje de la fábrica que la marca japonesa tiene en Zárate. Es la versión GR S (por el Gazoo Racing Sport, la división deportiva de Toyota), que tuvo que ser adaptada especialmente para funcionar a bajas temperaturas y que formará parte de la flota de vehículos de la base austral argentina.

Un integrante de la Fuerza Aérea informa rápidamente del problema del avión: “Saltó un aviso por el aire acondicionado. Están haciendo las pruebas”.

Cualquiera imaginaría que después de detectar el problema, el paso lógico para poder volar será solucionar ese inconveniente. El tiempo que podría llevar su reparación es incierto.


La Hilux dentro del Hércules, asegurada con cadenas que se usan para fijar máquinas viales.
A los pocos minutos, un nuevo informe: “El problema persiste. No es recomendable viajar a 18 mil pies de altura (unos 5 mil metros) sin climatización”.

Pero la solución es más rápida y eficiente que lo que cualquier optimista hubiera pensado: Vamos a cambiar de avión. En un par de horas estaremos listos para salir”. Claro, son la Fuerza Aérea.

Ahora hay que esperar a bajar toda la carga organizada en pallets que se había acomodado detrás de la Hilux y llevarla al segundo Hércules C130 que estaba estacionado en la pista de la Base Aérea de El Palomar.

Ese contratiempo resultó siendo positivo a pesar de la pérdida de tiempo. El segundo Hércules es el TC-61, la historia viva de esta aeronave en la Argentina. Es que se trata de la primera unidad que adquirió la Fuerza Aérea y que en diciembre del año pasado cumplió 50 años de servicio.

Lleva más de 26 mil horas de vuelo y contando. Por supuesto que está adaptada y modernizada con tecnología más actual.



Las "butacas" del Hércules son una lona que oficia de cojín y una red de correas que hace de respaldo.
Ese tiempo de espera también sirvió para conocer la historia de un tercer Hércules que está dentro de uno de los hangares de la base. Se trata de un avión que sirvió en batalla como bombardero en operaciones secretas.

Su adaptación se realizó en la Argentina y en el lugar en el que van los tanques auxiliares de combustibles, colgados sobre las alas, se instalaron las estructuras necesarias para que pudiera portar bombas.

Prestó servicio durante la Guerra de Malvinas, en 1982, pero su accionar no se conoció hasta que se desclasificaron los informes secretos durante la dictadura militar. Razón por la cual, pilotos y tripulantes recién serán condecorados este año con la Medalla al Honor.



El cinturón de seguridad que se usa dentro del Hércules.
En la actualidad, ese Hércules es uno de los mayores orgullos de la Fuerza Aérea.

Hay que volver a subir. Ya está todo en su lugar. Solo faltan los pasajeros, que de nuevo nos vamos acomodando con cuidado en los “asientos”. Son una especie de camilla plegable y colgante, con una lona que oficia de cojín y una red de correas que hace las veces de respaldo.

El cinturón de seguridad es abdominal como en la mayoría de los aviones comerciales, pero la hebilla es diferente: hay que mirarla bien para entender cómo se engancha.

Es que no hay azafata que controle si el cinturón está ajustado ni indicadores que avisen cuándo hay que hacerlo. Sólo unas luces en el techo del fuselaje están en blanco cuando el avión está en ascenso o descenso y se pone verde cuando se alcanza la altura crucero.





EL equipaje se acomoda dentro de camillas y se asegura con eslingas.
Tampoco nadie pide que se coloquen los teléfonos celulares en "modo avión" ni que está prohibido fumar, incluso en los baños... Eso no será un problema porque baños no hay, sólo un improvisado espacio destinado a una urgencia.

No hay mucho lugar, ni tampoco mucha comodidad. Pero lo que sí sobra es ruido. Los cuatro motores Rolls-Royce, de 4.000 caballos cada uno, rugen de manera constante y vibrante. Sin tapones en los oídos, viajar en un Hércules puede ser una experiencia traumática.



Extensas lenguas blancas se divisan desde el aire al llegar a territorio antártico.
El carreteo inicia con energía pero el despegue lo realiza con una suavidad sorprendente. Ya en el aire, nada va a perturbar el avance de este gigante de los cielos. Las turbulencias no se sienten, sólo se pueden advertir por el movimiento de las suspensiones de la Hilux que sacuden su carrocería.

La camioneta va amarrada desde los largueros del chasis con cadenas especiales, las mismas que utilizan para sujetar máquinas viales dentro del Hércules.

Aunque no tiene el aspecto de un avión comercial de pasajeros, todo lo que va adentro va sujeto. Las valijas y bolsos, por ejemplo, viajan sobre camillas que se colocan sobre las paredes del fuselaje y todo va amarrado con eslingas.

Entre la ansiedad, el monocorde estruendo de los motores (amortiguado por los tapones en los oídos) y la suavidad con la que parece surcar el cielo, las cuatro horas y media de viaje hasta Río Gallegos, en Santa Cruz, se pasan rápido. Pero las vibraciones en el cuerpo durarán un poco más.

En la mañana del segundo día la partida se adelanta. El clima está bueno y eso no tiene precio en la ruta hacia el continente blanco.


Escala en Río Gallegos, antes de seguir viaje hacia la Base Marambio.
De los 16 tripulantes que tiene este viaje, 2 son meteorólogos y están constantemente analizando las variables climáticas que pueden afectar al vuelo.

Dos horas después de haber partido de Río Gallegos, se empiezan divisar pequeños témpanos. Esos bloques de hielo dan lugar a gigantescas lenguas blancas que empiezan a dominar el cuadro en el que hace minutos reinaba un azul bien oscuro.

Las luces blancas del interior se encienden y eso da aviso que iniciamos el descenso hacia la Base Marambio. No hay turbulencia ni movimientos raros del avión, pero la tripulación está más quieta y otros pasajeros que ya habían bajado adoptan una postura más erguida.

La pista de aterrizaje tiene una longitud de 1.600 metros y es de tierra. El Hércules C130 es la aeronave más exitosa de la historia de la aviación, pero ese aterrizaje paraliza a todos. Hasta pareciera que los rugidos de los motores se silenciaron.

¡Pum!

Golpea el tren de aterrizaje contra la tierra apisonada de la pista y el avión rebota.

¡Pum! Otro rebote. Y uno más. Recién a partir de ahí se siente que las ruedas pisan firme sobre la meseta en la que está emplazada la base. Frenos a fondo y una nube de polvo obstaculiza la escasa visión que se tiene por las pequeñas ventanas laterales.
El Hércules detiene su marcha y rápidamente la tripulación comienza el proceso de descarga.

La llegada del avión genera mucha ansiedad y entusiasmo en los que están en la base. La mercadería que trae, ver caras nuevas o conocidas, pero diferentes a las que se cruzan todos los días, o simplemente porque es ese vuelo el que los llevará de regreso a casa.


El Hércules recién aterrizado an la Base Marambio, en un día soleado.
La estrella en esta ocasión es la Hilux que reemplazará a la unidad que la marca japonesa había enviado en 2014, a la que tan sólo le han podido hacer poco más de 4 mil kilómetros, pero que ha tenido su motor en marcha unas incontables cantidad de horas.

Apenas dos horas duró la visita a la base. Los meteorólogos advirtieron que existía la posibilidad que el clima se enrarezca y la decisión fue rápida: en media hora regresa el Hércules.


Apenas si hubo tiempo para conocer la flamante estación argentina de rayos cósmicos, que busca comprender el origen de estas emisiones energéticas y ser capaz de alertar sobre fallos en los sistemas de geoposicionamiento y los satélites.

Una veintena de científicos se acomodan en el Hércules. Su tarea está concluida en esta ocasión, al menos parcialmente. Se les nota en la cara la satisfacción de volver a casa pero con una mueca de nostalgia.


La Toyota Hilux de la Base Marambio, que se subió al vuelo de regreso.
La intranquilidad que genera el turbulento carreteo por la pista irregular desaparece rápidamente una vez que la mole de acero gana sustento y se despega del suelo.

Por las ventanillas se ve el horizonte blanco que se va achicando a medida que el avión se eleva.

Y en la mente aparece la frase que utiliza la Fuera Aérea para referirse a la Base Marambio: "Cuando llegaste apenas me conocías. Cuando te vayas me llevarás contigo".

La nota de Clarin insinua que ademas de la Toyota, llevaron cuatro Rolls Royce.

Deconcertante.
 

Derruido

Colaborador
La nota de Clarin insinua que ademas de la Toyota, llevaron cuatro Rolls Royce.

Deconcertante.
Los cuatro motores Rolls-Royce, de 4.000 caballos cada uno, rugen de manera constante y vibrante. Sin tapones en los oídos, viajar en un Hércules puede ser una experiencia traumática. biuhhhhpalmfacepalmfacepalmfacepalmfacepalmface
Y sí, si no llevaban esos 4 motores, dudo de que hubiera algún vuelo.

Besos
PD: Cualquier cosa, preguntale a Don Biguá, si se los puede dejar en tierra a esos motores.
 
Mis Felicitaciones a los Señores Foristas que creyeron y se cumplieron sus deseos....


En el día de hoy las dos primeras aeronaves de dotación IA-63 Pampa III despegaron de la ciudad de Córdoba rumbo a la VI Brigada Aérea "Tandil" donde se incorporarán al servicio activo de la Unidad. Este sistema de armas de ataque ligero fue fabricado en nuestro país por la Fábrica Argentina de Aviones "Brigadier San Martín" (FAdeA) y será destinado para el adiestramiento de pilotos y en misiones de control y vigilancia del aeroespacio

EDITADO. Comentario hiriente hacia un forista con trayectoria.
 
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Argos

Colaborador
Colaborador
Los cuatro motores Rolls-Royce, de 4.000 caballos cada uno, rugen de manera constante y vibrante. Sin tapones en los oídos, viajar en un Hércules puede ser una experiencia traumática. biuhhhhpalmfacepalmfacepalmfacepalmfacepalmface
Y sí, si no llevaban esos 4 motores, dudo de que hubiera algún vuelo.

Besos
PD: Cualquier cosa, preguntale a Don Biguá, si se los puede dejar en tierra a esos motores.

Que los llamen como quieran, para mi los motores de los C-130H FAA son Allison.






Pero gustos son gustos.
 
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