Completando lo dicho por Cheyre en TVN:
Alan García, entre el progreso y el chovinismo
Juan Emilio Cheyre E.
Director Centro de Estudios Internacionales UC.
Todo Chile pudo ver a través de la televisión o en Internet, la patética declaración del General en Jefe del Ejército peruano. Ayer, miércoles las agencias internacionales, informaban sobre su voluntad de disculparse.
Edwin Donayre agravió sin causa alguna al pueblo chileno que ha dado muestras concretas de respeto, acercamiento, voluntad de integración, amistad y apoyo a su país. Además traicionó el vínculo construido como Comandante del Ejército del Perú con militares y autoridades chilenas en el esfuerzo desarrollado, por años, para la generación de confianza, relaciones de cooperación operativa, transparencia de gastos, intercambios castrenses y operaciones comunes en territorios alejados.
Este incidente no puede haber ocurrido en época más desafortunada con respecto al tipo de relación que el Perú y muy particularmente sus autoridades han mostrado que querían mantener con Chile. Me refiero a la llamada “relación de cuerdas separadas”, es decir privilegiar la integración, aislando el tema fronterizo del resto, para evitar estridencias y actos hostiles. Donayre rompe con los principios que el gobierno de Alan García, al cual el sistema democrático supone subordinado, ha propiciado como política de Estado.
Chile, sus autoridades y FF. AA. han hecho todo para no separarse de tales líneas. Las expresiones de Donayre atentan contra estos principios rectores para mantener una relación armónica y positiva en tiempos complejos. Sin embargo, estoy cierto que nuestro país no cometerá el error de darle a su bravata mayor relevancia.
Sin embargo, es el Presidente García el que tiene que dar claridad y respuesta a esta situación; quien detenta el poder y mantiene la relación entre su Estado y Chile.
Alan García efectivamente ofreció disculpas a la Presidenta Bachelet, sin embargo, el Canciller peruano García Belaúnde se encargó de dejar las cosas muy claras al declarar que el general se iría cuando le corresponda jubilar, es decir la próxima semana tal y como estaba previsto.
En el fondo su insubordinación a la autoridad política le resultó gratuita. Cabe preguntarse ¿cómo se explica ello en una democracia formal y en un Estado donde la autoridad se ejerce? A mi juicio, se debe a que, lamentablemente el Perú se mueve entre dos ejes contradictorios uno mira al resto del mundo busca integrarse a procesos globales, el otro sigue anclado en el pasado y enfrascado en conflictos internos.
El Presidente peruano desempeña su papel en un ambiente de permanente pugna entre visiones actuales sobre relaciones positivas de integración propias del siglo XXI y otras que van desde caudillismos cuarteleros del peor nivel hasta nacionalismos sofisticados pero anacrónicos.
Si el Presidente García no resuelve la encrucijada permitiendo que lo domine la inacción ante tan extraña y tensa cohabitación, en los hechos, estaría renunciando a su deber de ejercer el poder en su verdadera dimensión. De ser así, el Perú verá más difícil alcanzar la meta de desarrollo y su relación con un país como Chile, cada día seguirá dificultándose. Adicionalmente no dará el gusto ni a unos, ni a otros.
Creo que la única forma de avanzar es que el Perú desarrolle un proyecto de país compartido por una gran mayoría y liderado por una visión de estado coherente que mire al futuro. Para ello estimo imperativo evitar gestos o palabras sin contenido; promover la armonía y la integración a todo nivel, especialmente el castrense y empresarial; reconstruir confianzas, potenciar la agenda positiva y aislar el tema del conflicto limítrofe unilateral y artificioso creado por el Perú.
Fuente:
http://www.puc.cl/ceiuc/
Saludos
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