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Política
José Antonio García Belaunde: "Foxley me ha desconcertado"
El ministro de Relaciones Exteriores no comprende hasta ahora por qué su par chileno, Alejandro Foxley, cambió de postura en el caso del locuaz general Edwin Donayre.
Por Michael A. Zárate
Las relaciones entre países atraviesan momentos buenos y malos. Sin embargo, entre el Perú y Chile hay nubarrones que no hemos sabido disipar. El canciller García Belaunde sostiene que en el caso Donayre hubo una sobredimensión por parte de Foxley y que sus exigencias solo provocaron que el general permaneciera en el cargo hasta el viernes 5. Si primero fueron el pisco y el suspiro a la limeña, lo de Donayre fue la cereza que faltaba en nuestra historia de sinsabores con Chile.
Luego de que el presidente García ofreciera disculpas a su homóloga chilena, el general Donayre salió en la TV y dijo que no se arrepentía de sus expresiones. ¿Cómo se sintió usted?
Sentí que el general estaba haciendo abuso de confianza. El Gobierno había rechazado firme y tajantemente sus expresiones, pero también había rechazado el pedido de un país para que lo sacaran. Y estaba haciendo exactamente un abuso porque él sabía que esas expresiones habían sido rechazadas no solo por el Gobierno sino por la propia mayoría de los peruanos. Estaba haciendo una provocación.
Pero no fue solo una provocación a Chile, sino al propio Presidente.
No. Creo que él estaba en otro juego.
¿Cuál juego? ¿Un juego político?
Puede ser un juego político o puede ser un juego menor, ¿no? De repente se está tratando de blindar ante las investigaciones, ¿no?
¿Qué le pareció la forma en que se despidió Donayre en el ‘Pentagonito’? El ministro Ántero Flores-Aráoz se retiró molesto de la ceremonia.
Hay que rescatar la seriedad en las actividades de las Fuerzas Armadas.
¿Alzarlo en hombros fue poco serio?
Sí. Hay algo que se llama marcialidad. No estamos en el Paseo de la República en clausura de campañas electorales. No. Hay que rescatar una marcialidad, una seriedad, un sentido de la disciplina y del orden.
Donayre ha señalado que lo han buscado los partidos políticos. ¿No fueron peligrosas esas declaraciones?
Vamos a ver qué resulta de eso. Yo creo que está fantaseando demasiado el general Donayre. Vamos a ver. Vamos a ver cuánto duran esas levantadas en hombro y esas cosas. Vamos a ver.
¿En el Ejecutivo se llegó a discutir alguna sanción al general Donayre?
Ese es un tema que lo ve el Presidente con el ministro de Defensa. Yo no lo conozco. No creo que ningún país deba estar juzgando cómo conduce las relaciones o cómo se conducen los procesos administrativos en otro país.
¿Siente que este incidente ha dañado las relaciones con Chile?
No. Yo creo que es una nube y, como toda nube, viene un viento fuerte y la aleja del cielo.
Algunos analistas en Chile aseguran que la política de ‘cuerdas separadas’ se verá afectada por este incidente.
No. Si el caso de La Haya estuviera afectando la normal relación entre ambos vecinos, diríamos que sí, que las ‘cuerdas separadas’ no están funcionando. Pero si aparece un general con expresiones muy desafortunadas y muy provocadoras, eso no quiere decir que se afecte las ‘cuerdas separadas’, sino que en la relación ha aparecido un elemento perturbador. Ese elemento perturbador ha sido retirado y la cosa tiene que seguir fluida.
¿Estábamos obligados a mantener al general hasta hoy (viernes) en vista de la reacción chilena?
Sí, claro.
El ex comandante general del Ejército José Graham sostiene que lo apropiado hubiese sido sacar a Donayre el domingo pasado y así no se habría percibido una presión de Chile.
No se olvide que el viernes anterior habían sido las declaraciones del canciller Foxley diciendo: ‘El impasse no se supera mientras no lo destituyan’. Fueron el viernes. Que el domingo el general Donayre haga esas declaraciones, era muy corto el tiempo.
¿Usted estuvo presente cuando García se comunicó con Bachelet?
Sí, pero obviamente el presidente no puso el ‘speaker’. O sea, yo no he escuchado lo que dijo la presidenta Bachelet. Solo lo escuché a él.
¿Pero qué fue lo que García le dijo exactamente a Bachelet?
Que lo lamentaba mucho, pero que ese señor ya se iba en los próximos días. Y tanto es así que las primeras declaraciones de la presidenta Bachelet es: ‘El presidente García me ha dicho que el general Donayre ya sale’. Ella no dice que el presidente García va a destituirlo de inmediato. Ella nunca dice eso.
¿Nunca se le ofreció a Chile la cabeza de Donayre?
No.
¿Cómo explicar la reacción en Chile?
No lo sé. Esa reacción viene después de que ellos dicen que están satisfechos. Tanto el canciller Foxley como la presidenta Bachelet dicen: ‘Estamos satisfechos’. ¿Qué pasó, entonces? Esa pregunta no la puedo contestar yo.
Pero usted sí sostuvo que la reacción de Foxley se debía a presiones internas. ¿Qué fue lo que quiso decir?
Me imagino que si el canciller Foxley retoma el tema es porque alguien ha presionado. No sé si los partidos políticos o ciertos sectores. Sabe Dios. No conozco, pero evidentemente ese vuelco en la posición del canciller Foxley se tiene que explicar por presiones, por cálculos que pueda haber hecho. No tengo los elementos, pero para mí es claro que el canciller Foxley dio por zanjado el tema y, de pronto, ya no estaba tan zanjado.
Alan García ha dicho que las expresiones de Donayre fueron tan “poco felices” como las exigencias de Foxley. ¿A usted qué le parecieron?
No las entendí porque evidentemente al hacer esas exigencias, él estaba asegurando la permanencia del general Donayre. Entonces, si buscaba sacarlo, ¿cómo hacía algo cuya única consecuencia era atornillar al general Donayre los días que le faltaban?
¿Se sobredimensionó este incidente en Chile?
Mucho, sí. Se dramatizó, claro que sí.
¿Por qué cree que el Perú y Chile sufren constantemente este tipo de incidentes, que perjudican una relación que debería ser cordial?
Creo que hay algunos temas pendientes. Si se fija usted –salvo esto que es algo de una persona aislada en el contexto de una fiesta familiar– los incidentes que hemos tenido en los últimos años han tenido que ver con la delimitación marítima fundamentalmente. Yo no recuerdo ningún incidente que no sea lo de la delimitación.
Pero ahí están la disputa del pisco, del suspiro a la limeña, la publicidad en la aerolínea LAN, el de los jóvenes chilenos que pintaron un muro incaico
Hay dos tipos de incidentes. Los gruesos e importantes, que involucran a los estados, tienen que ver con la delimitación. Y hay otra serie de incidentes –como los que usted menciona– que tienen que ver con que si ha habido un intento de apropiación de nombre, como el caso del pisco. Ahí hay una falta de reconocimiento a un producto absolutamente peruano, pero en el fondo estamos ganando la batalla. En el fondo la estamos ganando porque el pisco peruano es de mejor calidad y termina siendo más vendido que el chileno.
Mi pregunta iba más a por qué tenemos toda esta clase de incidentes.
Es evidente que quizás hay una sensibilidad muy grande en ambos países y deberíamos preocuparnos todos –gobiernos, empresas como LAN, personas y turistas– en tener un comportamiento que no exacerben esas sensibilidades. Hay una relación que todavía está marcada por el recuerdo de la guerra.
¿Por qué tanto peruanos como chilenos no hemos sabido superar el recuerdo de esa guerra?
Esa es una buena pregunta y quizás tenga que ver con que somos países que de alguna manera competimos. Ahí es interesante el planteamiento del presidente García, de darle a la competencia natural un signo positivo: vamos a ser mejores, los vamos a alcanzar, les vamos a ganar, vamos a tener el más grande puerto de Sudamérica, etc. Somos países muy competitivos.
¿Al clima de la región le haría bien que Chile decidiera, por ejemplo, no seguir dirigiendo un porcentaje de los ingresos del cobre a gastos militares?
Claro que sí. Y yo no sé qué pasó, pues había un proyecto para derogar esa ley. Y ese proyecto, que se está manejando hace un año o quizás un poco más, de repente se quedó en el aire. Pero creo que haría bien porque evidentemente esa compra de armamento preocupa.
¿Por qué se arma tanto un país?
¿Tiene usted una respuesta?
Es muy fácil. Si yo soy Fuerza Armada y recibo un porcentaje que crece enormemente porque el precio del cobre creció, y ese porcentaje es para comprar armas, entonces no voy a hacer otra cosa que comprar armas. Y voy a sentirme muy orgulloso de las armas que tengo, más allá de cualquier plan, hipótesis o lo que se llame. Por eso, lo sensato, lo inteligente sería que se derogase esa ley y que las compras fueran presupuestadas, como ocurre en cualquier país. Pero le voy a decir una cosa.
Dígame.
En este tema del general Donayre ha habido una sobredimensión que la hace el canciller Foxley. No sé por qué. Me ha desconcertado, porque si él quería realmente destituir a Donayre, hizo exactamente lo contrario para lograr ese objetivo. Nosotros hemos rechazado las expresiones de Donayre, pero no podemos aceptar que venga un canciller extranjero y nos diga qué debemos hacer. Como estoy seguro de que ellos no aceptarían eso de nuestra parte.
Hace poco vimos lo que ocurrió con el candidato a la Alcaldía de Santiago.
Cuando ocurrió eso, nosotros no hicimos un drama de esas expresiones que eran muy xenofóbicas. Muy xenofóbicas y racistas. No hicimos nada. ¿Por qué ahora? Hay un cálculo extraño que no sé a qué responde de parte de Foxley. Hay una irracionalidad en decir un día ‘está superado’ y tres días después ‘no, no está superado’.
¿Qué lección nos deja todo esto?
La lección que nos deja es que un tema que debió morir el miércoles de la semana pasada, nos ha acompañado diez días. Es una pena. Es una pena.
http://peru21.pe/impresa/noticia/entrevista21-foxley-me-ha-desconcertado/2008-12-07/232270