a esto me refiero, cuando hablo de contrabando de hojas de coca y drogas, debido a la Pandemia, puede ser una hipótesis que las cocinas de drogas, hayan bajado a la Puna Jujeña y salteña, ya a nivel nacional se venia investigando, pero bueno esperemos resultados , LA paga a las mulas y pasadores, locales se a incrementado ,ingresan sin control, se refugian en los pueblos de la pina, algunos tienen familiares y van pasando por la Capital Jujeña y salteña, hasta llegar a ciudades del Sur, donde es distribuida a otros paises o para consumo
Narcotráfico: el camino de las mulas entre los pueblos de la Puna
https://www.lanacion.com.ar/segurid...mulas-entre-los-pueblos-de-la-puna-nid2358345
26 de abril de 2020
SALTA.- El silencio jamás se interrumpe en los caseríos del final de la quebrada. Yavi es un pueblo jujeño, perdido entre montañas de 3500 metros de altura que tienen sus cimas aplanadas y en la tarde parecen ser el horizonte donde el mundo termina. Se trata de un punto clave para las organizaciones criminales de Bolivia y Perú que envían personas como correos humanos -las llamadas mulas- con cargas de cocaína.
En este pueblo y en otros caseríos cercanos a La Quiaca, de aspecto desolado, se coordinan traslados y también "descansa" la cocaína que las mulas logran pasar, antes de seguir su viaje. Es posible llegar hasta esa zona legal e ilegalmente, en vehículo y a pie, también desde Bolivia: la población es calma y ora religiosamente en una capillita dorada construida en el año 1700.
Los pasadores de droga se mezclan con el puñado de habitantes locales, y también con los visitantes de un precarísimo circuito turístico montado alrededor de unas ruinas originarias prehispánicas. En los alrededores, por el frío, poco crece en abundancia de la tierra. Sucede en realidad que este pueblo llamado Yavi nunca ha sido tranquilo. De hecho todas las noches caen tormentas eléctricas sobre una cadena de cerros que los lugareños llaman "ocho hermanos". Ya en los comienzos de la década de 1810, el ejército español fusiló a decenas de mujeres, ancianos y niños. Y del mismo modo, siempre ha sido un punto geográfico importante para el contrabando.
Muy pocos kilómetros separan a Yavi de La Quiaca, donde funciona un paso internacional que registra cada año según información oficial -entre ingresos y egresos del país- al menos 3,8 millones de traspasos de frontera legales. A este puesto, que actualmente tiene retenes del Ejército boliviano y de la Gendarmería Nacional, arriban las mulas que intentan evitar los pasos clandestinos. Se trata de personas arriesgadas al control porque no pueden transitar sendas ilegales donde otros delincuentes les robarán la droga; mulas que vienen desde Perú y Bolivia, con cargas de cocaína de entre uno a veinte kilos: en valijas, dentro del estómago Incluso se halló aquí cocaína adherida con cinta de embalaje al cuerpo de un bebé.
Tal como informó LA NACION en febrero pasado, una mujer llamada L.M.B.A, de 42 años, que pasaba mercadería de un lado a otro de la frontera, con un vehículo, fue capturada por la Policía Federal (PFA) luego de una investigación: trasladaba junto a su cómplice 27 kilos de cocaína, valuados en $30.000.000. Esta semana recibió una pena de cinco años de prisión.