IMÁGENES EN EL TIEMPO
Un salto que marcó un hito en la historia del paracaidismo nacional
Hace 45 años se graduó la primera promoción de mujeres paracaidistas del Ejército. Se trató de un grupo de colegialas, estudiantes universitarias, secretarias y amas de casa. Aquí la historia.
20/9/2020
Raúl Borda
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1 El 21 de setiembre de 1975, en Lomo de Corvina, un arenal al sur de Villa El Salvador, fue un día de demostración de valor y coraje: 226 mujeres “
bajaron del cielo para vencer” y abrirse espacio en un campo hasta entonces destinado solo a los hombres: el paracaidismo.
La primera en cumplir la misión fue
Rebeca Palma Caldas, una estudiante del quinto año de secundaria del colegio Juana de Arco. Ella y sus compañeras se lanzaron por grupos de un avión
Buffalo de la
Fuerza Área del Perú desde unos 400 metros de altura.
Era el primer salto de los tres que por entonces exigía la
Escuela de Paracaidistas del Ejército para otorgar el brevete de paracaidista.
Mientras las jóvenes se lanzaban al vacío y los paracaídas se abrían cual estela de hongos, sus familiares seguían la secuencia con angustia y ansiedad reflejada en sus rostros. Cuando por fin tocaron tierra, invadieron la zona de caída y a paso ligero fueron al encuentro de las paracaidistas para confundirse en abrazos y lágrimas de felicidad.
La nota emotiva la puso doña
Julia Chávez, una dama de 85 años, quien sin poder contener la emoción abrazó y lloró sobre el paracaídas de reserva de su nieta,
Martha Wong, de 18 años.
2 Para las hermanas
Maritza y Ruth Basth el salto fue una experiencia maravillosa. “
Al salir del avión el viento choca en la cara y después uno tiene la sensación de estar sentada en el espacio”, dijo Maritza.
De acuerdo con el diario La Crónica, ninguna de ellas rechazó el salto y en todo momento exteriorizaron su alegría con cantos. Saltaron colegialas, estudiantes universitarias, secretarias y amas de casa. Y con ellas la campeona nacional de ciclismo,
Luisa Espinoza Mascaraqui, y
Mirtha Liendo Martínez, jugadora del equipo de basquetbol de Universitario de Deportes.
3 Las que saltaron aquella mañana de hace 45 años fueron seleccionadas de un total de 640 jóvenes que ingresaron a la
Escuela de Paracaidismo, tras un intenso entrenamiento que incluyó defensa personal, manejo de armas de fuego, operación de radio y telefonía, y primeros auxilios.
“L
as alumnas han puesto toda clase de voluntad, dedicación y esfuerzo”, dijo el teniente coronel Luis Romaní Ponce, director de la escuela, refiriéndose a la instrucción iniciada a fines de julio y que tuvo su punto culminante en el salto sobre Lomo de Corvina.
Dos días después, el 23 de setiembre de ese año, mientras las Fuerzas Armadas rendían homenaje a Jorge Chávez, entre
y canciones volvieron a subir a los halcones de metal.
En el interior, ellas gritaban con energía: “
Para las empresas temerarias, valientes como el león y duras como el acero: paracaidistas peruanas”. A la voz de “¡Enganchen!”, todas fueron desapareciendo por la rampa de la cola del avión.
Como en la primera oportunidad saltó con ellas el general Guillermo Schroth Carlín, comandante general de la
División Aerotransportada del Ejército. Las jóvenes usaron paracaídas de instrucción T-10, de 14 kilos de peso, que por entonces eran los más utilizados por las tropas en todo el mundo. Tras el descenso, algunas de ellas sufrieron luxaciones menores.
4 El tercer salto, el de la graduación y de adrenalina pura, fue el 25 de setiembre. En un lanzamiento masivo desde cinco aviones, considerado el primero de su género en la historia del paracaidismo nacional, las jóvenes saludaron a los dioses del viento. Superaron todos los riesgos y maniobraron en el aire para no chocar entre sí ni enredarse con las sedas. Descendieron en el lugar señalado sin mayores percances como en los saltos anteriores.
Al final,
225 mujeres se graduaron en el primer curso femenino de paracaidismo militar del Ejército Peruano. Las jóvenes “
están listas ahora para intervenir en operaciones de rescate o ser empleadas cuando el Perú las necesite. Tienen un alto sentido de responsabilidad y amor a la Patria”, dijo el comandante Luis Romaní.
Al día siguiente, Rosa Pedraglio de Morales Bermúdez, esposa del presidente de la República y madrina de la promoción, entregó en forma simbólica la insignia y el brevete de paracaidista a
Rebeca Palma Caldas.
En la ceremonia de graduación, en Chorrillos, el general Leonidas Rodríguez Figueroa, comandante de la II Región Militar, destacó el valor de las jóvenes señalando que “
la mujer, al igual que ha sido incorporada a las actividades militares, puede participar cada vez más y con igual derecho que los hombres en el quehacer social, económico y cultural del país”.
En representación de sus compañeras de la
promoción Micaela Bastidas, herederas de la gloria de
Quiñones, hermanas en el viento y en la tierra, la paracaidista Carola Bayón señaló firme que “
en momentos en que el Perú realiza un proceso de cambios, las mujeres dicen: ¡presente!”.
https://www.elperuano.pe/noticia-un...istoria-del-paracaidismo-nacional-104016.aspx