El sol se asoma en los hangares de la Base Aeronaval Comandante Espora (BACE) donde se encuentra la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina (EA2S). La silueta de un Tracker se dibuja entre la tierra y el cielo aún naranja, y el ruido de sus turbinas ensordece la escena. Con luces y señales, el personal de la EA2S habilita el paso de la aeronave pronta a inspeccionar. Su estructura y capacidades son óptimas para la actividad antisubmarina. Al detenerse la aeronave, comienza a desplegar en un movimiento de flapeo, sus grandes alas.
Es la rutina diaria de la Escuadrilla: mantener los procedimientos en pre-vuelo, vuelo, y post-vuelo de la aeronave, inspeccionando sensores, equipos acústicos, y procesadores a bordo. Sus integrantes -pilotos, operadores y mecánicos-, se adiestran continuamente con instructores calificados con cursos que dicta el Centro de Adiestramiento de la Fuerza Aeronaval N° 2, el Adiestrador Táctico (ATLAS 2), la Escuela de Aviación Naval, otras bases y establecimientos aeronavales. Luego, el personal participa de ejercicios con unidades de la Flota de Mar, con otras Fuerzas Armadas y Armadas extranjeras; lo cual le permite estar lista a operar en caso de situaciones reales.
Adiestramiento y alistamiento
La Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina es una unidad de combate que pertenece a la Fuerza Aeronaval N° 2 (FAE2), dependiente del Comando de la Aviación Naval (COAN), con asiento en la BACE. Su Comandante, desde fines del 2019, es el Capitán de Fragata Aviador Naval Fernando Sebastián Gigena.
“La misión que tiene la Escuadrilla es procurar el máximo grado de adiestramiento de su personal, a efectos de mantener alistadas las aeronaves y los medios asignados, para ejecutar operaciones aéreas, ofensivas y defensivas -principalmente antisubmarinas-, en apoyo a las operaciones que realizan las unidades de superficie de la Flota de Mar”, introdujo el Capitán de Fragata Gigena.
“Otras misiones importantes de la unidad, que se desprenden del cumplimiento de las responsabilidades de la Armada, son las de Búsqueda y Rescate en salvaguarda de la vida en el Mar (Operaciones SAR), y las de Control del Espacio y Tráfico Marítimo en la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA)”, agregó el Comandante de la EA2S.
Respecto a estas tareas de control, mencionó que alrededor de 450 buques transitan la zona cercana a las ciudades de Trelew y Comodoro Rivadavia, en Chubut, para pescar al calamar illex, entre otros moluscos y peces. Son buques poteros, así referenciados por la pesca de la pota argentina (calamar), buques de pesca de arrastre, factorías, y proveedores. El número corresponde a la circulación promedio de ellos en los meses estivales, de mayor actividad pesquera. En este contexto, es que se habla de misiones de Vigilancia y Control de los Espacios y Tráfico Marítimo en la ZEEA; vuelos de exploración dentro de la milla 200 que realiza el Turbotracker S2-T de la Escuadrilla.
Vuelos en la milla 200
Los vuelos son ordenados por el Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada (COAA) y ejecutados a través del Comando del Área Naval Atlántica (ANAT).
El Comandante de la EA2S contó que la Escuadrilla realiza estos vuelos, tanto diurnos como nocturnos, desde diciembre hasta fines de junio. En la actualidad se trabaja en acción integrada, conjunta y combinada con buques de la Armada y la Prefectura Naval, y en Comodoro Rivadavia, con la 9° Brigada Aérea de Fuerza Aérea Argentina (FAA).
“La presencia aérea para el control de los espacios marítimos comienza con la asignación de un área de exploración, y continúa con el despliegue de una aeronave que opera siempre con un buque y con el apoyo desde tierra de las Estaciones Radioeléctricas, las que van monitoreando e informando en tiempo real la actividad, y todo el proceso de exploración”, explica el capitán Gigena.
Determinado el punto de interés del área se designa a una aeronave, teniendo en cuenta aeropuertos y estaciones, para explotar al máximo la autonomía de la nave, las facilidades logísticas, y de comunicación. Los medios con el que cuenta la Armada para desarrollar esta tarea son el Beechcraft B-200 y el Turbotracker S2-T, sumándose próximamente los P3 Orion.
Cuando se despliega un Tracker desde Espora hacia la Base Aeronaval Almirante Zar en Trelew o a la Base de la FAA en Comodoro Rivadavia, va con tripulación completa de 4 miembros: un piloto aviador, quien es el comandante de la misión; un co-piloto táctico, en habilitación; un operador no acuático que se encarga del radar; y un mecánico de vuelo.
“El Tracker cumple con los requisitos solicitados para la tarea por las facilidades que tiene al ser una plataforma antisubmarina que cuenta con los sensores y controles para hacer comando y control, aunque no cuente con la mayor autonomía -permanencia en el área de operaciones- como el P3 Orión”, dijo el Capitán Gigena.
Rectora en la actividad antisubmarina que se desarrolla en un ambiente complejo de altura (aire) y profundidad (mar), el Comandante Gigena enfatizó: “La EA2S es pionera en adquirir el conocimiento de un ambiente exigente y hostil, desarrollarlo, perfeccionarlo, y hacerlo eficiente en la práctica”. Son años de conocimientos, transmitidos en ejercicios, adiestramientos y situaciones reales a las nuevas generaciones.
EA2S: 59 años de experiencia, su medio y personal
“De los 105 años recién cumplidos que componen la historia de la Aviación Naval, la EA2S cumple 59 años como parte de este relato”, sitúa el Comandante de la Escuadrilla. Fue creada el 31 de mayo de 1962 para contrarrestar la amenaza a las sucesivas apariciones de submarinos en el Mar Argentino.
A lo largo de estos años, la Escuadrilla operó con el mismo medio, el Tracker, en todas sus versiones, llegando al Turbotracker S2-T que en 1993 concretó un cambio de su Planta Motriz con el Proyecto TATA (Turbinización a Tracker Argentino).
El Tracker es un avión bimotor turbohélice de 4 plazas con tren de aterrizaje triciclo que posee fuselaje de alas altas plegables para facilitar las maniobras en los portaaviones. “Unifica armamento y sensores, y puede operar desde cubierta”, pondera el Capitán Gigena.
La Escuadrilla fue condecorada con la Medalla de Honor al Valor en Combate por su participación durante la guerra por las Malvinas, acumulando más de mil horas de vuelo en sus misiones. Entre sus operaciones más recientes se destaca el rescate durante el incendio del rompehielos ARA “Almirante Irízar” y la búsqueda del submarino ARA “San Juan” y sus 44 tripulantes; además de misiones SAR y Control Marítimo.
Hoy, la Escuadrilla continúa operando con el Turbotracker, con la máxima misión de adiestrar a su personal para mantener tanto a la aeronave y como a sus recursos, y cumplir con las operaciones asignadas. “La Escuadrilla es su medio y personal, el cual con profesionalismo y compromiso trabaja y se adiestra diariamente”, enfatizó el Comandante.
El Tracker es el último que vuela como aeronave militar; Taiwán dejó de usarlo hace 5 años y Canadá lo opera en el ámbito civil. La Armada Argentina es la única del mundo que mantiene operativa la aeronave, la escuadrilla, y adiestra al personal idóneo.
El elocuente pasado y la responsabilidad de mantener vigente el legado heredado, motiva al personal aeronaval de esta cincuentenaria Escuadrilla que tiene el privilegio de continuar operando militarmente el Tracker a la espera de un nuevo medio que marque su futuro, con la firme convicción de seguir sirviendo a la Patria desde el mar.
Créditos: Gaceta Marinera Digital