Explicando el desarrollo de tácticas y probabilidades a pag. 124 Capitulo IV, Después del 2 de Mayo, B. Rotolo relata:
“(…) estábamos convencidos que el ataque de los primeros días de mayo podía haber tenido éxito. Estábamos confiados porque en lo ejercidos de Flota siempre obteníamos un buen nivel. En 1980 habíamos hecho unas prácticas muy parecidas, con resultados tremendamente favorables desde las estadísticas. Fueron prácticas con asesoramiento del departamento de Matemáticas de la Universidad Nacional del Sur, cuyo jede era el capitán de navío (RE) Gerardo Sylvester, ex Comandante de la Aviación Naval, estadístico matemático, que había escrito varios libros sobre la probabilidad y sistemas de armas. Con la colaboración del centro de análisis operativo de Puerto Belgrano, embarcamos durante esas emanas el equipo de personas para hacer una evaluación de todos los ataques de practica que realizábamos. El blanco era el ARA Hércules (…). Durante dos semanas, desde la escuadrilla, pusimos todos los A4Q en servicio a realizar ataques ya programados variándolos permanentemente, para ver si podíamos vulnerar la poderosa defensa aérea que ostentaba esa clase de buques. Hacíamos aproximaciones cruzadas, con dos aviones, con cuatro, con seis, todos los tipos de ataques posibles. Se anotaba cuanto tardaban en detectar a los aviones, a que distancia se los detectaba, cuales no eran detectados, a que altura volábamos…todo quedaba registrado para el posterior análisis de los equipos matemáticos. Esto nos dio una probabilidad interesante, porque descubrimos que la defensa de los buques no era impenetrable: la clave era llevar el avión pegado al agua hasta las 18 millas y luego se separaba con una curva ascendente que no detectaba las aeronaves rasantes que se aproximaban. Gracias a esta prueba supimos que si manteníamos nuestros A4 a muy baja altura, pegados al agua, podíamos acercarnos hasta las 18 millas sin ser detectados, y ese preaviso no era suficiente para lanzar los misiles Sea Dart, si los lanzaban antes, el misil se inhabilita por cercanía del buque lanzador. Otra vulnerabilidad de aquellos buques – y esto quedó demostrado en Malvinas- era que no tenían una defensa de punto eficaz dentro de las 10 millas, me refiero a cantidad de cañones automáticos y misiles de corto alcance.
Sabíamos, entonces, que existían grandes posibilidades de superar la barrera de las 18 millas, entrar por ese punto ciego, llegar al blanco y lanzar las bombas sin que este ejerciera una defensa efectiva. El resultado de aquellos ejercicios fue muy esclarecedor, puesto que se podía intentar el ataque rasante y con seis aviones se podían perder dos o tres en el intento y el resto lanzaría seis bombas en reguero cada uno. El resultado fue muy alentador y cuantas más simulaciones se jugaban, más se confirmaban los valores. En los sucesivos ejercicios, cuando navegaba la flota, a veces las probabilidades mejoraban por el efecto sorpresa y los ataques por distintos flancos del buque, que le causaban un efecto de saturación y dificultaban la defensa.
Mientras regresábamos (…). Recordaba la fascinación del técnico británico que había participado con nosotros de la pruebas, y que nos halago al momento de presentar los resultados:
-Esta evaluación en nuestro país no se ha hecho aún –dijo con sorpresa Peter Kerrinson, que representaba a la firma británica del sistema de armas en calidad de asistente, y acoto- : y difícilmente se vaya a hacer.
(…) Fuimos los primeros en descubrir estas vulnerabilidades. Ese es el examen que no pudimos dar los primeros días de mayo.”
José E. García Enciso y Benito Rotolo. “Malvinas, cinco días decisivos”, Sb. Editorial, Buenos Aires, mayo de 2021, Pag. 124 a 126