La guerra en Ucrania hace evidente al Departamento de Defensa de EE.UU. que tiene que cambiar su forma de comprar armas.
La guerra en Ucrania es un tipo de guerra diferente. El tamaño del teatro de operaciones, el número de tropas y las tecnologías utilizadas en el conflicto son notablemente diferentes de los conflictos de Irak y Afganistán.
Ucrania es una verdadera guerra de tecnologías de “doble uso”; los productos comerciales son ampliamente utilizados por ambos bandos. Los drones de consumo detectan y rastrean los movimientos de las unidades, los mapas satelitales de Internet se utilizan para planificar las maniobras operativas y los satélites comerciales proporcionan servicios de Internet/comunicación.
La escala a la que se utilizan las tecnologías de “doble uso” debería hacernos replantear urgentemente la forma en que el Departamento de Defensa hace sus compras. Tenemos que acelerar el proceso de adquisición y permitir que las nuevas tecnologías se desarrollen, desplieguen y amplíen rápidamente.
Problemas con la base industrial de la defensa
Al principio de la guerra se hizo evidente que el consumo de munición, artillería y misiles era exponencialmente superior al que Ucrania y Estados Unidos estaban preparados.Un alto cargo militar ucraniano fue citado diciendo que el país estaba disparando entre 5.000 y 6.000 proyectiles al día; los gastos rusos son incluso mayores.
Mientras tanto, la producción anual de Estados Unidos de proyectiles de artillería de 155 mm es de aproximadamente 80.000 proyectiles, o lo suficiente para dos semanas de combate. El Wall Street Journal citó a un funcionario de defensa estadounidense diciendo que el inventario de proyectiles de artillería de Estados Unidos es “incómodamente bajo”.
Los proyectiles de artillería no son el único problema. Forbes señaló que hay informes de que Ucrania utilizó 300 misiles Javelins en la primera semana de la guerra; la producción anual de Estados Unidos es de 2.100 misiles o suficiente para siete semanas de lucha.
En 2018, el Departamento de Defensa insinuó estos problemas en un informe sobre el estado de la base industrial de defensa de la nación.
Los efectos negativos del parón y de los topes presupuestarios conmocionaron el mercado y aceleraron la tendencia a la baja de los recuentos de proveedores, lo que dio lugar a un descenso estimado del 20% en el número de proveedores principales”, según el informe. “La mejora de la capacidad de la base industrial solucionaría el problema a corto plazo, pero a largo plazo el problema persistiría. Una vez que los gastos de defensa disminuyan, la capacidad de fabricación seguirá. No es prudente tener una base industrial que esté en constante estado de tensión, ya sea enfrentándose a una rápida necesidad de ampliación o a una rápida necesidad de reducción.
La solución a largo plazo del problema es cambiar el proceso de adquisición. En concreto, hay que acelerar el proceso, fomentar las soluciones creativas y recompensar la innovación.
Rediseñar la adquisición
En la actualidad, el proceso de adquisición del DoD se rige por una lista de comprobación de requisitos detallados.En lugar de listas de comprobación, el proceso de adquisición debería definir: capacidad, requisitos clave de rendimiento, operadores y cantidades necesarias.
Por ejemplo, un sistema antitanque portátil debe penetrar un tanque ruso T-90, tener un alcance de 5 km. Será utilizado por las tropas de primera línea, y se necesitan inicialmente 2.000 unidades.
En segundo lugar, para fomentar la innovación, el Pentágono debería abordar el desarrollo de cada nuevo producto como una pizarra en blanco. En tercer lugar, la demostración del prototipo debería programarse entre 12 y 18 meses después de la fecha de inicio del proyecto y, en cuarto lugar, todos los prototipos presentados deberían someterse a pruebas de rendimiento y evaluarse en función de la relación coste-beneficio.
Por último, el DoD debería comprar las cantidades iniciales al “ganador”. Tal vez de forma contraria a la intuición, el Pentágono debería evitar conceder contratos o subvenciones de investigación y desarrollo y sólo empezar a compartir las lecciones aprendidas una vez que el producto esté en pruebas de campo.
Lo más probable es que las subvenciones de desarrollo del Pentágono acaben yendo a parar a empresas especializadas en atraerlas, lo que significa que los proveedores actuales superarían a los recién llegados. Queremos que las empresas compitan por sus competencias en el desarrollo de productos y no por su capacidad para gestionar el proceso de adquisición.
Este proceso poco definido y racionalizado permitirá a la industria desarrollar soluciones creativas de “doble uso”. Por ejemplo, la próxima arma antitanque podría no ser un misil lanzado desde el hombro, sino un dron comercial o un arma de energía dirigida. También es muy probable que el próximo sistema sea desarrollado por una empresa de nueva creación o por una compañía que no sea de defensa.
Los plazos reducidos deberían favorecer los productos y procesos de producción que pueden escalar rápidamente, resolviendo el problema a largo plazo de tener suficiente capacidad en línea en caso de necesidad. Las órdenes de compra garantizadas deberían hacer que los proyectos del Departamento de Defensa fueran financieramente atractivos para los inversores. Por último, tener una pizarra en blanco resolvería el problema del “caballo mejor”, en el que los nuevos productos sólo ofrecen mejoras incrementales.
Mislav Tolusic
La guerra en Ucrania hace evidente al Departamento de Defensa de EE.UU. que tiene que cambiar su forma de comprar armas. – Galaxia Militar
La guerra en Ucrania es un tipo de guerra diferente. El tamaño del teatro de operaciones, el número de tropas y las tecnologías utilizadas en el conflicto son notablemente diferentes de los conflictos de Irak y Afganistán.
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