Otro antecedente que se va incorporando por el cual ya no puede hablarse de guerra delegada (proxy).
La semana pasada escuchaba un especialista que hablaba de “guerra delegada externalizada”, entendiendo por externalidades distintos tipos de ataques (sea comandos, misiles o espías) fuera de la región donde se debieran circunscribir los combate (territorio ucraniano).
Hasta ahora, la totalidad de las externalidades afectando a Rusia.
Quizás, entender el nuevo escenario requiere repasar el concepto.
Durante la Guerra Fría ambas superpotencias (Estados Unidos y Unión Soviética) tenían un pequeño entendimiento. No era aceptable la destrucción mutua asegurada.
Si se enfrentaban, sería indirectamente. Apoyando Conflictos regionales. Si una superpotencia se involucraba en un conflicto regional en post de defender sus intereses, la otra apoyaría a los enemigos de la primera. Se mataban entre sí indirectamente. por ejemplo, los sovieticos apoyando a los vietnamitas contra Estados Unidos y estos últimos apoyando a los afganos contra los primeros. Los conflictos quedaban localizados a esas regiones específicas. No se tocaba a los titiriteros.
Pero este tipo de guerra tendría un acuerdo entre las partes. Ambos frenarían a sus aliados si intentaban extender el conflicto más allá. Si un Don proponía atacar China por enviar demasiados "voluntarios" a Corea, entonces el don se quedaba sin trabajo. Si los árabes e israelies se sacaban garrotazos, Estados Unidos se encargaba de aleccionar a los israelies de que ni se les ocurriera atacar la base de Tartús y los soviéticos condicionaban de igual manera a sus aliados árabes.
Las guerras árabes-israelíes son, justamente, los casos más estudiando por la bibliografía para explicar las guerras delegadas. Tanto estadounidenses como sovieticos apoyaban, pero también condicionaban, a sus respectivos aliados con objeto de atacar indirectamente a la superpotencia rival, pero a la vez evitar que escalen a un conflicto generalizado que apareje una confrontación directa y suicida entre ambas superpotencias. Tanto israelíes como árabes protestaban ante sus respectivos patrocinadores por restringirles la libertad de acción. Porque tanto árabes como israelíes, las limitaciones que les imponían sus respectivos aliados no eran aceptables y protestaban en consecuencia, Después de todo, eran ellos los que se jugaban sus vidas en sus ciudades.
La agenda de las superpotencias no necesariamente coincidía con la agenda de sus aliados.
Si la guerra es la continuación de la política por otros medios, las guerras delegadas son un buen ejemplo de cómo la política condiciona la estrategia tanto sobre aquellos que se puede y debe hacer, como aquello que estaba vedado.
La Guerra Fría termino pero las superpotencias nucleares susceptibles de debastarse mutuamente continúan existiendo. Moscú hereda ese poder nuclear por mutuo acuerdo con Estados Unidos, ya que ambos querían evitar la proliferación nuclear.
Como continúan existiendo dos superpotencias nucleares, se suponía que la teoría de guerra delegada continuaba vigente y no había que temer que un conflicto regional escalara a una tercera guerra. Siria podría considerarse el último gran ejemplo de la continuidad de esta practica. Rusos y estadounidenses podían llegar a chocar sus jeeps, pero no se matarían directamente entre sí.
Pero la guerra en Ucrania pone en duda este enfoque.
Ucrania parece estar haciendo esfuerzos exitosos para desarrollar acciones que van más allá de sus fronteras nacionales. No está claro si por iniciativa propia o incitada por sus aliados. No está claro si estrictamente con recursos propios, o con asesoramiento, asistencia y provisión de armas e inteligencia de sus aliados.
Es decir, parece que no sólo Ucrania no acepta autolimitarse, sino que sus aliados también la incitan en esa dirección, en vez de condicionarla.
Es más, algunas acciones (como los atentados a los gasoductos) parece una acción que puede haber sido llevada a cabo por aliados de Ucrania, sin participación directa de esta.
En la teoría de la guerra delegada la agenda de los países involucrados en un conflicto aparece supeditada y condicionada por la agenda de la superpotencias patrocinadoras. Cada superpotencia mantenida a sus propios perros atados. Si algún perro no entendía y lanzaba un mordisco inapropiado era amalayado por su amaestrador.
Si una parte no respetaba las reglas, la superpotencia rival hacía responsable de ello a la superpotencia patrocinadora. Es decir, Rusia debe entender que los aliados de Ucrania (es decir, Estados Unidos) está detrás de estas acciones -sea por acción u omisión- y no hay excusas para ello.
Esto es, evidentemente, muy peligroso. ¿Cuán sostenible es una “guerra delegada externalizada” en el tiempo? ¿que impide que sólo sea un escalón transicional de una guerra localizada a otra generalizada?
Por lo pronto, tanto Ucrania como sus aliados parecen festejar estas acciones. El festejo de los aliados es, justamente, lo que preocupa.
¿Rusia se verá obligada a responder sus propias “externalidades”? ¿O la respuesta continuará siendo la de escalar aún más el conflicto dentro de las fronteras nacionales ucranianas (cómo parecen constituir los crecientes bombardeos a infraestructura civil?
Si a cada externalidades ucraniana, Rusia responde con más bombardeos y eso no contribuye a desescalad ¿Puede terminar Rusia entendiendo que su estrategia no funciona y necesita otra cosa?