Lo que Michelun sostiene (creo) y yo comparto, es que ninguna de las armadas de la región tiene capacidad real para ocupar y controlar el mar argentino por tiempo prolongado, en ese aspecto, la unica amenaza en ese sentido puede provenir de potencias militares con capacidad de proyección, en cuyo caso, sabemos que es imposible disputar el control.
... de ahí que buscar la capacidad de control propia con poco presupuesto y con una unica hipótesis en ese aspecto (control por parte de una potencia) a la cual no le podemos competir, es un derroche de recursos que bien puede conducirse para el objetivo de la negación.
que me parece concuerda con lo explicado más arriba sobre la planificación brasilera.
Bueno, señores parece claro que aquí tenemos al menos dos puntos de vista sobre cómo abordar la validez de los medios válidos y aquellos que mejor servirían a ARA y a las demás armadas de la región por analogía.
Por tanto, no pretendo convencer a quienes piensan diferente y defienden el mantenimiento de una flota basada en una fuerza de superficie como medio de defensa (¿y ataque?), y como el pilar principal de la estructura de la flota dentro de sus atribuciones conceptuales tradicionales que se basan en; Control del Espacio Marítimo, Protección de Líneas de Suministro y/u composición de grupos de batalla en la escolta a buques capitales o de alto valor proporcionando defensa antiaéreo, ASW y ASuW para la flota en misiones como proyectar poder del mar para tierra en las clásicas misiones anfibias entre otras, por nombrar algunas de las que me vienen a mente como principales en un contexto plausible para ARA.
Por otro lado, tenemos a quienes consideran que el tiempo y los recursos necesarios para construir una flota hipotéticamente capaz de afrontar las posibles amenazas que podría tener la ARA son tan elevados o incluso inalcanzables que sería mejor invertir en una flota basada en un fuerza de submarinos apoyada principalmente por la aviación naval en segundo plano sobre todas las demás como la fuerza de superficie, la fuerza anfibia y sus medios de desplazamiento y apoyo y que obviamente no dejaría de existir pero no sería la prioridad.
Para mí la cuestión depende en gran medida de si la ARA tiene o no una estrategia definida en línea con la estrategia de defensa del Estado argentino para demostrar claramente qué roles se desempeñarán y qué objetivos se desean que eventualmente pueda lograrse dentro de este contexto de amenazas futuras con las que se planifica.
Una vez que tengamos esto claramente definido, analicemos cuál de las opciones sería la más adecuada, pero hay un problema y es aquí donde considero especialmente a quienes defienden una fuerza no tradicional basada en una fuerza submarina como una cuestión de pragmatismo y realismo desde esta perspectiva.
Así pues, partiendo de un punto en el que hoy la ARA prácticamente tendría que ser reconstruida en prácticamente todos sus medios de combate y creyendo que las amenazas e hipótesis de conflicto no incluyen sólo a la región sino a todas y cada una de las posibles formas de amenaza globales, concebir un enfrentamiento convencional que proponga igualdad de fuerzas o al menos capacidades y medios no tan dispares no tendría sentido desde el punto de vista económico, logístico y táctico-estratégico militar y que pensar en cualquier forma de enfrentamiento que no fuera disruptiva y que no se base en el concepto de disuasión.
Por lo tanto, invertir ponele "20 mil millones de dólares en 20 años para reconstruir una fuerza naval equilibrada en todos sus aspectos sería inútil si la amenaza a enfrentar en 2044", es un task force de un Estado con una armada muy poderosa que pueda, de un solo golpe o en apenas unas semanas, "colocar toda la flota de superficie en el fondo del mar", quizás sin siquiera infligir daños importantes al adversario (o hacerlo sólo por medios submarinos y aeronavales), y por tanto disuadir con el único sistema de armas verdaderamente eficaz en el más amplio espectro naval contra todo lo que se mueve en la superficie marina y que requiere que se asignen demasiados recursos para anular la amenaza submarina (y la aviación naval en menor medida), de tal manera que resulte demasiado costoso y complejo llevar a cabo una agresión, y aún que si se trate de una cuestión capital donde el atacante no considere o no pueda renunciar llevar a cabo el ataque tener la certeza de pesados daños, no sólo sería un elemento disuasivo real sino también un primer paso estratégico importante en una guerra de resistencia a largo plazo.
Como bien dijo
@eze22, es la lógica brasileña y que se basa en parte en las lecciones aprendidas sobre los acontecimientos durante la Guerra de Malvinas.
Saludos cordiales.