La compra de aviones F-16: un caza versátil con armas de última generación que sella una relación con EE.UU. y Occidente
Aunque este tipo de aeronave nació a fines de los 70, se mantiene vigente y ha incorporado con el paso de los años tecnología de los aviones más modernos de quinta generación
16 de abril de 2024
09:06
Rafael Mathus Ruiz
CORRESPONSAL EN EE.UU.
WASHINGTON.-
La compra de aviones caza F-16 estrechará la relación entre la Argentina y Estados Unidos y sus aliados occidentales, y le dará a las Fuerzas Armadas acceso a tecnología militar de última generación, aun cuando se trate de aviones usados con varios años de servicio. Un alto oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos dijo a
LA NACION que el caza es un avión de “cuarta generación
plus”, capaz de incorporar avances y tecnología de los jets más modernos pese a que se trata de un modelo de fines de los 70.
El F-16 “Fighting Falcon” es un avión caza compacto, relativamente pequeño y liviano, altamente maniobrable, capaz de volar armado más de 860 kilómetros y regresar a su punto de partida –su “radio de combate” supera el de sus competidores, según Estados Unidos–, localizar blancos en cualquier condición climática, ejecutar misiones aire-aire y ataques aire-tierra, alcanzar una velocidad de 2500 kilómetros por hora o “Mach 2″, y soportar hasta nueve “G”, o nueve veces la fuerza de gravedad. Nació a fines de los 70, y su versatilidad le dio popularidad, y también longevidad. Testimonio de sus años, el avión llegó al cine en los 80, en películas como “Águilas de Acero” y “La Joya del Nilo”.
El avión fue desarrollado bajo un acuerdo de consorcio entre Estados Unidos y cuatro aliados europeos: Bélgica, Dinamarca, los Países Bajos y Noruega. Hoy, Estados Unidos tiene más de 700 aviones F-16 en servicio, y la edad promedio de su flota es de 31 años, según información de la Fuerza Aérea. Ucrania los quiere para combatir a Rusia, y varios países de la OTAN lo tienen en su inventario. La Argentina pasará a formar parte de esa familia, un salto que tiene profundas ramificaciones para la política exterior, y la cooperación militar, tecnológica y de seguridad del país con Estados Unidos y otras potencias occidentales. Más aún si se tiene en cuenta que el otro país que ofreció aviones caza fue China.
El oficial de la Fuerza Aérea norteamericana remarcó dos beneficios vinculados a la incorporación de los F-16 a la flota argentina. El primero es la “interoperabilidad” que ganará la Argentina con el resto de los países que utilizan el avión. Los aviones F-16, indicó van a estar operando con aliados y socios que utilizarán los F-16 y otros activos de quinta generación durante varios años más, hasta bien entrado 2040.
“Sumar a la Argentina ahora a esa familia de cazas solo amplifica el grado de interoperabilidad y cooperación en el que ahora podemos incluir a la Argentina. Ese es realmente el beneficio y la capacidad del F-16″, completó el oficial.
El segundo rasgo que destacan en Estados Unidos
es la capacidad de modificar y modernizar el avión para preservar su vigencia, nutriéndolo en el tiempo de los avances tecnológicos militares norteamericanos. La compra también sella una relación a futuro. Estados Unidos ve al F-16 como una “plataforma” de última generación “actualizable”, y ubica a los aviones daneses a la par de los F-16 que se han desplegado activamente en todo el mundo y en situaciones de conflicto, pese a sus años.
Y es que si bien el F-16 integra la familia de cazas de cuarta generación, como el F-14 “Tomcat”, el F-15 “Eagle” o el F-18 “Hornet”, que nacieron entre fines de los 70 y principios de los 80, la aeronave ha incorporado tecnología y armamento utilizado en los aviones más modernos de quinta generación, como el F-22 o el F-35. La cabina estilo burbuja está diseñada para que el piloto pueda procesar información fácil y rápidamente para transformarla en acciones concretas. Los F-16 que incorpora la Argentina incluyen misiles aire-aire AIM-120 AMRAAM y AIM-9, tal como informó
LA NACION a fines del año anterior cuando
Estados Unidos aprobó la operación, los dos principales misiles aire-aire utilizados por la Fuerza Aérea norteamericana.
“En última instancia, querés un avión con el que puedas crecer y que pueda incorporar ese armamento y ese instrumental altamente avanzado, y el F-16 posee esa arquitectura”, explicó el oficial norteamericano.
“Lo que espero que haga la Argentina es que, después de un breve período inicial de implementación, muy probablemente comience a buscar actualizaciones de la plataforma que les permitan continuar creciendo desde una cuarta generación hasta una cuarta generación
plus”, continuó.
Esa cooperación tecnológica llegará con la cooperación en información. El F-16 opera con un sistema, llamado “Link 16″, al que el oficial describe como un “lago de información”, una red militar utilizada por los miembros de la OTAN que conecta al avión con centros de comando, radares, buques marítimos y otros aviones y permite compartir información en tiempo real para desarrollar una capacidad de maniobra total en combate. Y a eso se suma el entrenamiento que recibirán los pilotos argentinos, que incluirá tácticas de combate, y llevará a una doctrina compartida para que puedan operar con socios y aliados.
“Lo más importante para la interoperabilidad es la gente”, indica el oficial norteamericano. “Y es por eso que querés tener entrenamiento y tácticas compartidas, que en última instancia equivale a una comprensión doctrinal compartida para que se pueda operar con aliados y socios, si alguna vez surgiera la necesidad”, completó.
Aunque este tipo de aeronave nació a fines de los 70, se mantiene vigente y ha incorporado con el paso de los años tecnología de los aviones más modernos de quinta generación
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