Porque un observador va volando a 900 km/h y otro está navegando a un máximo de 60 km/h. La capacidad de visión de unos y otros es completamente diferente.
Hay videos en que se ve a buques a toda máquina con humo saliendo de la chimenea con gran profusión. Videos donde se ve a un cañón naval disparar en continuo y la tremenda nube de humo que se forma. De hecho en el ataque a la Ardent del capitán Carballo, los observadores de la ROA en Monte Cantera confundieron un cañonazo del cañón de proa (el mismo que el de la Avenger), con la explosión de la bomba de Carballo, creyendo que la había alcanzado.
El humo generado por el lanzamiento continuo de cohetes de chaff es igualmente muy abundante. Esos factores pueden perfectamente causar que un barco quede parcialmente tapado. En especial las zonas cercanas a los emisores de humo.
Para mi lo interesante es la coincidencia con un testigo visual (tripulante del buque) con el que tuve contacto hace años: Martin Carroll. El detalle del Skyhawk que se estrella, y las bombas cayendo a proa son plenamente coincidentes.
Pero bueno, creo que estos puntos de vista están ya expuestos a lo largo del hilo.
Lo más interesante es el detalle del Wessex. Jamás lo había oído. Y la verdad es que lanzar los Sea Dart estando en vuelo fue bastante temerario. Aunque el 25 de mayo pasó lo mismo. El Invincible lanzó varios y al parecer alguno pasó demasiado cerca de algún Sea King. Además había en vuelo un Sea Lynx con ECM.
Del mismo post, pongo la versión de Sandy Woodward:
Versión de Sandy Woodward del ataque 30 de mayo
Para ese entonces habíamos sido reforzados por el Cardiff (D-108), un destructor con misiles guiados Tipo 42 de tres años, al mando de otro Oficial ex submarinista, el Capitán Mike Harris. Dos ancianas naves gemelas de nuestra fragata clase Leander, el Argonaut (F-56), el Minerva (F-45) y el Penelope (F-127). Cada noche enviábamos nuestros pequeños convoyes de suministros hacia la zona de operaciones anfibias, guiados por barcos de guerra y cada noche bombardeábamos las posiciones Argentinas en las islas, sus bases y sus pistas de aterrizaje. El 30 de mayo, sin embargó, la escena cambio. El Alto Mando Argentino decidió disparar lo que era su último Exocet y una vez más tomaron la firme decisión de tratar de apuntar al Hermes (R-12) o al Invincible (R-05). Con los antecedentes de aciertos de Exocet que hasta ese momento tenían muchas posibilidades de darle a algo, pero muy pocas de darle a un portaaviones. A nuestro favor, aparte de las lecciones dejadas por los dos últimos ataques de Exocet, nosotros teníamos la más reciente versión del sistema Sea Dart de toda la Marina, el que venía en el Exeter (D-89), el Tipo 42 al mando de Hugh Balfour. En verdad se trataba de un hombre bastante suave, algo así como un dandy, pero con una manera
de pensar muy moderna y, como oficial de comunicaciones, era un experto en satélites y en guerra electrónica... Era un agudo especialista del sistema Sea Dart instalado en el Exeter. Con el que ahorraban 15 segundos de vital importancia en los momentos de
compromisos comparado con lo mejor que podían hacer el Glasgow y el Coventry, gracias a los nuevos programas para la computadora. De todas maneras los argentinos decidieron enviar dos Super Etendard, uno con el misil, el otro para adicional ayuda con el radar. Irían acompañados por 4 Skyhawk de la 4 Brigada Aérea, cada
uno armado con dos bombas de 250 kg. Sus órdenes eran usar al Exocet como guía al portaaviones, mientras los Etendard daban la vuelta para regresar a su base. Por supuesto, yo ignoraba todos estos planes de buenas noches, Woodward que ellos tenían. Tampoco conocía yo la ruta que tenían pensado usar, que debía dirigirse al Este por
400 millas (741 km) desde Río Grande y luego girar al Noroeste, con la esperanza de sorprendernos por atrás. Como una seria misión de ataque, no estaba mal pensada, si bien se requería un largísimo viaje de rodeo.
Despegaron e hicieron su encuentro para reabastecerse de combustible y luego se dirigieron hacia el Grupo de Batalla británico, en el que el Cardiff (D-108) y el Exeter (D-89) ocupaban la posición de avanzada en la línea de Piquete hacia el Oeste, con la fragata Tipo 21, Avenger (F-185), del Capitán Hugo White, en gran medida por
casualidad, navegando a 12 millas (22 km) Sur Sudeste de ellos, 20 millas (37 km) atrás, hacia el Este, estaban ubicados los Auxiliares de la Flota y 3 millas más atrás de ellos estaban los portaaviones, el Hermes a 7 millas (13 Km) al Norte el Invincible. Los argentinos volaban, como siempre, por debajo del radar, hasta que se mostraron, a las 16:31 hora Zulú para que los Etendard pudieran registrar el mar con sus radares, en búsqueda de la flota Británica. Cuando lo hicieron, el llamado de atención de un salón de operaciones más notorio en todo el Atlántico Sur fue irradiado desde el Exeter.
- ¡Freno de mano ¡ Dos- dos - cinco. A los pocos segundos el Exeter había lanzado la alerta por las redes de comunicaciones y el Cardiff, el Avenger y el Exeter, dieron vuelta para enfrentar el ataque que venía del Sudoeste. Los Etendard se mostraron una vez más, 3 minutos más tardes. Las tres naves británicas los vieron en las pantallas de sus radares y todas sabían que un misil Exocet, disparado a una distancia de 21 millas (39 km), estaba en camino y que además detrás de él venían 4 aviones.
El Capitán Balfour ordenó disparar su primer Sea Dart. El misil paso cerca del Avenger y, 5 millas (9 km) más adelante, eliminó al líder de los Skyhawk, matando al piloto, Primer Teniente Vázquez. Los otros tres pilotos continuaron pero o bien el segundo Sea Dart del Exeter, o bien el cañón de 4,5 pulgadas del Avenger, eliminó al
otro piloto (Castillo).
Mientras tanto el Exocet, sea porque estuvo mal apuntado o porque no funcionaba bien, paso sin hacer daño entre el Exeter y el Avenger, con varias millas libres a cada lado. Con inmensa valentía, los otros dos pilotos argentinos (Ureta y Isaac), sintiéndose sumamente ya a esa altura de los acontecimientos, continuaron a toda velocidad
hacia delante, decididos a continuar con su ataque. Se dirigieron al Avenger, ya envuelto por el humo del cañón que continuaba disparando a los Skyhawk. Sus bombas, sin embargó, se perdieron al sobrevolar la fragata y atravesaron el humo a una velocidad superior a los 400 nudos (720 km), en dirección a sus bases, con los pelos de punta al
suponer que los Sea Harrier caerían sobre ellos por detrás con los Sidewinder listos para ser disparados, pero pudieron llegar a salvo a sus bases, para regalar a sus Comandantes con el relato menos preciso de toda la guerra: el de que habían bombardeado al
Invincible, alcanzado por un Exocet, y que ellos habían visto el humo, siendo testigos del daño causado.
Así y todo jóvenes tan valientes como esos merecen sus fantasías y el los días siguientes protesté contra ellos al ver la imagen de la primera pagina en un diario argentino, dibujada hábilmente por un artista, en la que se mostraba al Invincible ardiendo ferozmente en el Atlántico Sur. La verdad era que éste estaba a 7 millas de la
acción y casi tan brillante e inmaculado como un pañuelo blanco del Capitán Balfour. Personalmente, termine el día con una sonrisa de alivio. Como el lector ya se habrá dado cuenta, yo trataba de preocuparme solo de los hechos que yo conocía me resultaban buenos. Los Argentinos habían comenzado su juego con 5 Exocet, 5 ases, y ya los había jugado, indiscutiblemente, a todos ellos, el 4, 25 y 30 de mayo. En cada una de esas oportunidades los lanzaron a la primera señal de radar que vieron, un grupo de tres tropiezos incompetentes que muy bien podría costarles esta guerra.
De esta lo mejor es que da posiciones relativas de buques.
Un saludo