Orden fragmentaria 2309, una lección de vida…
Día 7 de Junio de 1982
El Texto tiene Copiright
Hace ya un tiempo, tuve el gusto de conocer, y reunirme por primera vez con Leandro de la Colina, tesorero y miembro de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e islas del Atlántico Sur. Leandro es Hijo de un héroe de Malvinas, su padre fue el Vicecomodoro Rodolfo de la Colina, (Hoy, Comodoro post mortem) Su memoria y su espíritu de sacrificio han quedado para siempre sellado en el suelo Malvinense.
Leandro me ha contado su historia…
La Fuerza Aérea Sur (FAS) había dispuesto para el día 7 de Junio de 1982, una serie de operaciones aéreas a realizarse sobre territorio insular. El Vicecomodoro de la Colina era el jefe del escuadrón Fénix, Un escuadrón de pilotos, navegantes y técnicos; civiles y militares que volaban aviones comerciales, entre ellos; el Lear Jet LR35 avión ejecutivo sin armamento, sin asientos eyectables, ni paracaídas, pero adaptado con mejores recursos de navegación que los aviones de combate de la Fuerza Aérea. (Radares, sistemas de alerta temprana). Ese día la orden fragmentaria 2309 se hacía presente en la sala de pilotos del escuadrón. Las tareas de estos bravos compatriotas, con “cojones” de acero, consistía en salir en sus máquinas a realizar diverso tipo de misiones, tales como, obtener las posiciones de las naves enemigas, hacer reconocimiento fotográfico, realizar enlaces de retransmisión y distraer la atención de la flota Británica realizando misiones que se conocen en la jerga aeronáutica como de “Diversión” (Misiones de diversificación). Obviamente que no tenían nada de “divertido”, porque estos hombres, la mayor parte de la veces actuaban como “señuelo” para que los aviones ingleses salgan a interceptarlos, mientras que por otra ruta de acceso nuestros aviones de combate penetraban en las entrañas de la flota inglesa a muy baja altura para no ser detectados por los radares, y así poder incrustarle sus bombas a los buques de la reina.
En una de esas tantas misiones, el Vicecomodoro de la Colina y su tripulación, (cuatro hombres más), junto con otra aeronave que lo escoltaba, bajo el indicativo “Nardos”, despegaron a las 08:08 horas de la base de Comodoro Rivadavia con rumbo este.
Su objetivo era, obtener posiciones de la flota y probar equipos de comunicación.
A las 09:00 horas ambas aeronaves tomaron dirección hacia la isla de Borbón. Concentrados en su misión, los minutos en el reloj transcurrían vorazmente. A máxima velocidad y a una cota de 42.000 pies, los “Nardos” se adentraron demasiado en el corazón de la flota imperial, para provocar que desde sus portaaviones la fuerza de tareas británica envíe a sus aves de guerra a interceptarlos.
Sobrevolando los primeros islotes de nuestras Malvinas, y sin preverlo; Sorprendidos, los “nardos” descubrieron sobre la superficie de nuestro mar argentino, a varios buques del imperio con el destructor “HMS Exeter” a la cabeza.
Las naves de guerra Inglesas los habían detectado en sus radares. Al advertirlo, el Comodoro de la Colina dio la orden a su escolta el 1º teniente Bianco de virar rápidamente hacia el continente, y en un viraje ligero y muy cerrado ambos aviones cambiaron su curso... Pero la misión ya tenía el destino marcado; Dos misiles Sea Dart (superficie aire) lanzados por el Exeter habían partido en busca de nuestros Cóndores...
El piloto del avión escolta quedó en el viraje de ciento ochenta grados en la posición de guía (adelante) y el avión de, de la Colina cubriéndole las espaldas. Este, sabiendo que los misiles estaban buscándolos en el cielo, le pregunto a su jefe si lo venía siguiendo, y el comodoro de la Colina respondió:
- Acelere y escapen ya!!, el escolta repitió la pregunta asegurándole no tener contacto visual, y la respuesta de la Colina fue:
- “Nos dieron ya no tenemos nada que hacer”... Lo último que el 1º Teniente Bianco y su tripulación recuerdan, fue que unos segundos mas tarde, por una ventanilla del Lear, divisaron al avión guía precipitándose en tirabuzón. Simultáneamente junto con su copiloto el 1º teniente Bonaz se aferraron a los comandos del avión para escapar prestamente, mientras que al mismo tiempo un auxiliar de la tripulación, corroboraba la escena por una ventanilla lateral por última vez, con la impotencia de no poder hacer nada, y el terror de saber que el segundo misil impactaría en cualquier momento en su avión…
El otro Sea Dart se perdió en la inmensidad de los cielos del sur. La tripulación escolta quedó atónita y enmudecida durante todo el viaje de regreso, luego de volar durante un tiempo, aterrizaron...
Descendieron de la aeronave, y se juntaron con sus pares en tierra...
Todos lloraron, todos rezaron, todos sintieron el mismo dolor, el mismo desgarro, el mismo sufrimiento de perder a cinco bravos compatriotas, que ofrecieron sus vidas, sólo, en cumplimiento de su deber…
En la actualidad al Comodoro Rodolfo de la Colina, se lo recuerda como un digno ejemplo al valor y a la vocación profesional, teniendo en cuenta que siendo el Jefe del escuadrón Fénix, no tenía la obligación de volar, ni la de cumplir misiones de alto riesgo.
Sin embargo él y toda su tripulación han grabado en la historia de nuestra patria una página de gloria, junto a tantos héroes que dejaron su vida en nuestro Atlántico Sur.
Hoy su hijo tiene el mismo espíritu para afrontar las circunstancias de la vida, en lo cotidiano...
Evidentemente hay una convicción que los une; “El amor por defender y respetar lo que es nuestro”.
Ese fatídico 7 de Junio también regaron nuestras islas con su sangre, El Mayor Juan José Falconier ; el Capitán Marcelo Lotufo ; el suboficial ayudante Francisco T. Luna ; y el suboficial auxiliar Guido A. Marizza.
A similitud del Teniente Coronel Británico Herbert Jones, el Comodoro de la Colina se constituiría así en el oficial Argentino de mayor rango que moriría en combate...
Comodoro (PM) Rodolfo de la Colina
Vicecomodoro (PM) Juan José Falconier
Mayor (PM) Marcelo Pedro Lotufo
Subof. Ayte (PM) Guido Antonio Marizza
Subof. Ppal. Francisco Tomas Luna
El Comodoro (PM) Rodolfo de la Colina (Parado) coordinando una misión de su escuadrón.
Una sección de Lear jet formados rumbo a Malvinas en misión de diversión.
La aeronave que se aprecia detrás del Lear matrícula T 23 es el avión matrícula T 24 que el Comodoro de la Colina comando el 7 de Junio.
Día 7 de Junio de 1982
El Texto tiene Copiright
Hace ya un tiempo, tuve el gusto de conocer, y reunirme por primera vez con Leandro de la Colina, tesorero y miembro de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e islas del Atlántico Sur. Leandro es Hijo de un héroe de Malvinas, su padre fue el Vicecomodoro Rodolfo de la Colina, (Hoy, Comodoro post mortem) Su memoria y su espíritu de sacrificio han quedado para siempre sellado en el suelo Malvinense.
Leandro me ha contado su historia…
La Fuerza Aérea Sur (FAS) había dispuesto para el día 7 de Junio de 1982, una serie de operaciones aéreas a realizarse sobre territorio insular. El Vicecomodoro de la Colina era el jefe del escuadrón Fénix, Un escuadrón de pilotos, navegantes y técnicos; civiles y militares que volaban aviones comerciales, entre ellos; el Lear Jet LR35 avión ejecutivo sin armamento, sin asientos eyectables, ni paracaídas, pero adaptado con mejores recursos de navegación que los aviones de combate de la Fuerza Aérea. (Radares, sistemas de alerta temprana). Ese día la orden fragmentaria 2309 se hacía presente en la sala de pilotos del escuadrón. Las tareas de estos bravos compatriotas, con “cojones” de acero, consistía en salir en sus máquinas a realizar diverso tipo de misiones, tales como, obtener las posiciones de las naves enemigas, hacer reconocimiento fotográfico, realizar enlaces de retransmisión y distraer la atención de la flota Británica realizando misiones que se conocen en la jerga aeronáutica como de “Diversión” (Misiones de diversificación). Obviamente que no tenían nada de “divertido”, porque estos hombres, la mayor parte de la veces actuaban como “señuelo” para que los aviones ingleses salgan a interceptarlos, mientras que por otra ruta de acceso nuestros aviones de combate penetraban en las entrañas de la flota inglesa a muy baja altura para no ser detectados por los radares, y así poder incrustarle sus bombas a los buques de la reina.
En una de esas tantas misiones, el Vicecomodoro de la Colina y su tripulación, (cuatro hombres más), junto con otra aeronave que lo escoltaba, bajo el indicativo “Nardos”, despegaron a las 08:08 horas de la base de Comodoro Rivadavia con rumbo este.
Su objetivo era, obtener posiciones de la flota y probar equipos de comunicación.
A las 09:00 horas ambas aeronaves tomaron dirección hacia la isla de Borbón. Concentrados en su misión, los minutos en el reloj transcurrían vorazmente. A máxima velocidad y a una cota de 42.000 pies, los “Nardos” se adentraron demasiado en el corazón de la flota imperial, para provocar que desde sus portaaviones la fuerza de tareas británica envíe a sus aves de guerra a interceptarlos.
Sobrevolando los primeros islotes de nuestras Malvinas, y sin preverlo; Sorprendidos, los “nardos” descubrieron sobre la superficie de nuestro mar argentino, a varios buques del imperio con el destructor “HMS Exeter” a la cabeza.
Las naves de guerra Inglesas los habían detectado en sus radares. Al advertirlo, el Comodoro de la Colina dio la orden a su escolta el 1º teniente Bianco de virar rápidamente hacia el continente, y en un viraje ligero y muy cerrado ambos aviones cambiaron su curso... Pero la misión ya tenía el destino marcado; Dos misiles Sea Dart (superficie aire) lanzados por el Exeter habían partido en busca de nuestros Cóndores...
El piloto del avión escolta quedó en el viraje de ciento ochenta grados en la posición de guía (adelante) y el avión de, de la Colina cubriéndole las espaldas. Este, sabiendo que los misiles estaban buscándolos en el cielo, le pregunto a su jefe si lo venía siguiendo, y el comodoro de la Colina respondió:
- Acelere y escapen ya!!, el escolta repitió la pregunta asegurándole no tener contacto visual, y la respuesta de la Colina fue:
- “Nos dieron ya no tenemos nada que hacer”... Lo último que el 1º Teniente Bianco y su tripulación recuerdan, fue que unos segundos mas tarde, por una ventanilla del Lear, divisaron al avión guía precipitándose en tirabuzón. Simultáneamente junto con su copiloto el 1º teniente Bonaz se aferraron a los comandos del avión para escapar prestamente, mientras que al mismo tiempo un auxiliar de la tripulación, corroboraba la escena por una ventanilla lateral por última vez, con la impotencia de no poder hacer nada, y el terror de saber que el segundo misil impactaría en cualquier momento en su avión…
El otro Sea Dart se perdió en la inmensidad de los cielos del sur. La tripulación escolta quedó atónita y enmudecida durante todo el viaje de regreso, luego de volar durante un tiempo, aterrizaron...
Descendieron de la aeronave, y se juntaron con sus pares en tierra...
Todos lloraron, todos rezaron, todos sintieron el mismo dolor, el mismo desgarro, el mismo sufrimiento de perder a cinco bravos compatriotas, que ofrecieron sus vidas, sólo, en cumplimiento de su deber…
En la actualidad al Comodoro Rodolfo de la Colina, se lo recuerda como un digno ejemplo al valor y a la vocación profesional, teniendo en cuenta que siendo el Jefe del escuadrón Fénix, no tenía la obligación de volar, ni la de cumplir misiones de alto riesgo.
Sin embargo él y toda su tripulación han grabado en la historia de nuestra patria una página de gloria, junto a tantos héroes que dejaron su vida en nuestro Atlántico Sur.
Hoy su hijo tiene el mismo espíritu para afrontar las circunstancias de la vida, en lo cotidiano...
Evidentemente hay una convicción que los une; “El amor por defender y respetar lo que es nuestro”.
Ese fatídico 7 de Junio también regaron nuestras islas con su sangre, El Mayor Juan José Falconier ; el Capitán Marcelo Lotufo ; el suboficial ayudante Francisco T. Luna ; y el suboficial auxiliar Guido A. Marizza.
A similitud del Teniente Coronel Británico Herbert Jones, el Comodoro de la Colina se constituiría así en el oficial Argentino de mayor rango que moriría en combate...
El Comodoro (PM) Rodolfo de la Colina (Parado) coordinando una misión de su escuadrón.
Una sección de Lear jet formados rumbo a Malvinas en misión de diversión.
La aeronave que se aprecia detrás del Lear matrícula T 23 es el avión matrícula T 24 que el Comodoro de la Colina comando el 7 de Junio.
