Derruido
Colaborador
¿Un acuerdo entre Bolivia y Chile?
Jun-02-08 - por Fabián Calle
Los estudios estratégicos y geopolíticos han incorporado el término "black swan" (cisne negro) para hacer referencia a eventos profundamente impactantes y sorpresivos en el tablero de la política regional o mundial. Con ello, se recuerda el hecho que el saber convencional durante mucho tiempo negó la existencia de cisnes negros hasta que el mismo apareció. Hasta el momento ha sido aplicado a circunstancias que se desarrollaron en otras zonas del mundo, como por ejemplo el acuerdo entre la Alemania nazi y la Unión Soviética de Stalin en Agosto de 1939. No obstante, en interconexión entre el Cono Sur y la región andina se podría estar gestando un evento de este tipo y que podría saltar a la luz pública dentro de los próximos 2 ó 3 años. Nos referimos a las negociaciones secretas que vendrían desarrollando desde hace ya tiempo el presidente boliviano Evo Morales y Bachelet, su par de Chile, con vistas a articular una fórmula que resuelva el añejo litigio fronterizo y la "rivalidad duradera" entre ambos países.
Desde ya, esta versión andina de "cisne negro" convive con un escenario interno de Bolivia que tiene en estos días algunos de sus más dramáticos desarrollos y que nada hace esperar que se atenúen a lo largo del presente año. Si bien de manera infinitamente menos crítica, las circunstancias políticas que le ha tocado vivir en estos años a la primera mandataria mujer de Chile, tales como la masiva huelga estudiantil, la violencia callejera, las huelgas en el sector minero, la crisis energética, la pérdida de la mayoría en el Senado y el colapso del transporte público en la zona de Santiago, han obligado a la misma a dedicar parte sustancial del tiempo a encauzar estas turbulencias y evitar de esta forma potenciar aun más la posibilidad los sectores de centro-derecha y derecha de Chile triunfen por primera vez desde el regreso de la democracia en una contienda presidencial.
Esta "diplomacia presidencial" tiene como base estructural sed chilena en general y de su industria minera en particular, del gas y recursos hídricos de Bolivia. Asimismo, el encauzamiento del vínculo entre La Paz y Santiago afectaría también a Perú. Cabe recordar las tensiones bilaterales existentes entre Chile y ese país andino, a partir de la decisión de Lima de desconocer el límite marítimo entre ambos países así como una parte de la frontera terrestre. En los últimos meses, tales cuestiones han sido elevadas la Corte Internacional de la Haya.
Por su parte, para Bolivia implicaría la tan ansiada salida al Pacífico y un círculo virtuoso en materia comercial, económica, de exploración y exportación de energía y desarrollo de infraestructura. En el caso de Argentina, el eventual acuerdo entre los dos países vecinos vendría a sumar nuevos demandantes al gas boliviano que nuestro país ve como una fuente estratégica de abastecimiento (en especial a partir del 2012). Para el influyente Brasil, un cierto debilitamiento de su rol de "gran hermano" de la frágil Bolivia.
Desde ya, los impactos cruzados de este "cisne negro" distan de limitarse a este listado. Claro está que su eventual concreción depende, entre otros tantos factores concurrentes, de que las facciones bolivianas en disputa por temas como las autonomías, la distribución de las regalías de las materias primas, las diferencias ideológicas y raciales, logren un espacio de negociación, como por ejemplo el Parlamento con la colaboración de la Iglesia, OEA, Argentina y Brasil, para superar los escenarios más extremos y violentos.
La propia perspectiva del acuerdo con Chile y sus efectos socioeconómicos y de "causa nacional" (la salida al mar) podrían ser un acicate más a este acercamiento entre los que hoy son enemigos y no meramente rivales.
Jun-02-08 - por Fabián Calle
Los estudios estratégicos y geopolíticos han incorporado el término "black swan" (cisne negro) para hacer referencia a eventos profundamente impactantes y sorpresivos en el tablero de la política regional o mundial. Con ello, se recuerda el hecho que el saber convencional durante mucho tiempo negó la existencia de cisnes negros hasta que el mismo apareció. Hasta el momento ha sido aplicado a circunstancias que se desarrollaron en otras zonas del mundo, como por ejemplo el acuerdo entre la Alemania nazi y la Unión Soviética de Stalin en Agosto de 1939. No obstante, en interconexión entre el Cono Sur y la región andina se podría estar gestando un evento de este tipo y que podría saltar a la luz pública dentro de los próximos 2 ó 3 años. Nos referimos a las negociaciones secretas que vendrían desarrollando desde hace ya tiempo el presidente boliviano Evo Morales y Bachelet, su par de Chile, con vistas a articular una fórmula que resuelva el añejo litigio fronterizo y la "rivalidad duradera" entre ambos países.
Desde ya, esta versión andina de "cisne negro" convive con un escenario interno de Bolivia que tiene en estos días algunos de sus más dramáticos desarrollos y que nada hace esperar que se atenúen a lo largo del presente año. Si bien de manera infinitamente menos crítica, las circunstancias políticas que le ha tocado vivir en estos años a la primera mandataria mujer de Chile, tales como la masiva huelga estudiantil, la violencia callejera, las huelgas en el sector minero, la crisis energética, la pérdida de la mayoría en el Senado y el colapso del transporte público en la zona de Santiago, han obligado a la misma a dedicar parte sustancial del tiempo a encauzar estas turbulencias y evitar de esta forma potenciar aun más la posibilidad los sectores de centro-derecha y derecha de Chile triunfen por primera vez desde el regreso de la democracia en una contienda presidencial.
Esta "diplomacia presidencial" tiene como base estructural sed chilena en general y de su industria minera en particular, del gas y recursos hídricos de Bolivia. Asimismo, el encauzamiento del vínculo entre La Paz y Santiago afectaría también a Perú. Cabe recordar las tensiones bilaterales existentes entre Chile y ese país andino, a partir de la decisión de Lima de desconocer el límite marítimo entre ambos países así como una parte de la frontera terrestre. En los últimos meses, tales cuestiones han sido elevadas la Corte Internacional de la Haya.
Por su parte, para Bolivia implicaría la tan ansiada salida al Pacífico y un círculo virtuoso en materia comercial, económica, de exploración y exportación de energía y desarrollo de infraestructura. En el caso de Argentina, el eventual acuerdo entre los dos países vecinos vendría a sumar nuevos demandantes al gas boliviano que nuestro país ve como una fuente estratégica de abastecimiento (en especial a partir del 2012). Para el influyente Brasil, un cierto debilitamiento de su rol de "gran hermano" de la frágil Bolivia.
Desde ya, los impactos cruzados de este "cisne negro" distan de limitarse a este listado. Claro está que su eventual concreción depende, entre otros tantos factores concurrentes, de que las facciones bolivianas en disputa por temas como las autonomías, la distribución de las regalías de las materias primas, las diferencias ideológicas y raciales, logren un espacio de negociación, como por ejemplo el Parlamento con la colaboración de la Iglesia, OEA, Argentina y Brasil, para superar los escenarios más extremos y violentos.
La propia perspectiva del acuerdo con Chile y sus efectos socioeconómicos y de "causa nacional" (la salida al mar) podrían ser un acicate más a este acercamiento entre los que hoy son enemigos y no meramente rivales.