yarara
Colaborador
El país tendrá su cohete espacial en 2012
La Voz del Interior (19.10.08)
Se llama Tronador 2.2 y servirá para poner en órbita satélites. Se diseña en Falda del Carmen, sitio del misil Cóndor II.
Una década y media después del cierre del proyecto militar Cóndor, Argentina relanza su carrera en la fabricación de cohetes pero esta vez con el objetivo de colocar satélites pequeños en el espacio. Se trata una tecnología estratégica para el país y que puede generar buenos dividendos.
La nueva serie de lanzadores se llama Tronador. Diciembre de 2012 es la fecha clave para el primer lanzamiento de un cohete con un satélite de 200 kilogramos de peso.
Buena parte del proyecto es realizada en la estación terrena de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Falda del Carmen (en realidad, Falda del Cañete), a 39 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Es el mismo lugar en donde las Fuerzas Armadas diseñaron en secreto los misiles Cóndor en la década de 1980.
Sin embargo, el proyecto Tronador se parece poco a aquella aventura militar. "Es netamente un proyecto civil para ir al espacio. Argentina ha firmado todos los convenios sobre la no proliferación de armas destructivas. Además, yo soy pacifista. No participaría de un proyecto militar", asegura José Astigueta, director del proyecto.
El químico dio detalles del proyecto en el marco del Programa de Comunicación Pública de la Ciencia del Ministerio de Ciencia de Córdoba.
En el desarrollo intervienen varias instituciones civiles científicas del país como el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA) de Córdoba. Los ensayos de motores se realizan en la ex Fábrica Militar de Villa María, ahora perteneciente al Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas.
El Inyector Satelital de Cargas Útiles Livianas (Iscul), tal es su nombre, se encuentra en la mitad de su desarrollo. Ya se lanzaron dos cohetes argentinos de prueba.
El Tronador 1 fue lanzado en mayo de 2007 en el Puerto de Belgrano, a 30 kilómetros de Bahía Blanca. El Tronador 1b, más grande que su antecesor y con un combustible más moderno (hidracina en lugar de anilina), fue lanzado exitosamente en mayo de 2008.
Olvidar el Cóndor. En 1978, la Argentina comenzó el desarrollo del proyecto Cóndor. Los trabajos se realizaron a escondidas y con claros objetivos militares, a pesar de que se proyectó una versión civil.
El Cóndor II funcionaba con combustible sólido, tenía un alcance de mil kilómetros, pesaba seis toneladas y 16 metros del altura. La carga útil era de 500 kilogramos.
En 1993, el presidente Carlos Menem suspendió el proyecto, por presión de los Estados Unidos. Todos los planos y materiales fueron destruidos. El misil nunca voló. Todo ello ocurrió en Falda del Carmen, que debió ser abierta a inspecciones internacionales.
A diferencia del Cóndor, el Tronador es un cohete políticamente correcto porque admite poca carga útil y utiliza combustible líquido. "Los cohetes con combustible sólido son tecnologías bélicas. Los cohetes con combustible líquido tienen objetivos espaciales", explica Astigueta. Y agrega: "El motor sólido es como una cañita voladora, una vez que se enciende no se puede apagar. Un cohete líquido permite encendidos y apagados, lo que lo hace más preciso para programar órbitas en el espacio".
Las desventajas de los cohetes líquidos son una menor potencia y más inestabilidad en el momento del despegue.
En diciembre de 2012 se prevé lanzar el Tronador 2.2. Se trata de un cohete de 20 metros de alto y con una carga útil de 200 kilogramos, lo cual permitiría colocar en órbita satélites livianos a 500 kilómetros de la Tierra. En la base, el diámetro del lanzador será de 2,8 metros y en la parte superior, de 1,8 metro.
Pero antes de llegar al Tronador 2.2 habrá varias misiones de prueba. La primera será en julio de 2009, con el primer cohete con guiado y control de vuelo. Tendrá 10 metros de altura.
A fines de 2010 se lanzará otro con el objetivo de poner un objeto de un kilogramo en órbita. En 2011 tirarán otro de 30 toneladas con un satélite de 50 kilogramos.
Astigueta insiste en exorcizar cualquier fantasma del Cóndor en el Tronador: "Hay gente que ha quedado del proyecto Cóndor que nos ha dado una mano en las partes comunes como las toberas. Estamos usando las instalaciones de Falda del Carmen, pero no para su propósito anterior. Esta infraestructura es muy buena y nos permitió ahorrar mucho dinero, pero no estamos usando los mismos equipamientos porque es otra tecnología".
Hacia el final, agrega: "Es un proyecto que nos anima a tener fe en nosotros mismos. Lograr un proyecto de esta magnitud, realizado con jóvenes científicos argentinos y con materiales propios será un gran crecimiento como país".
La Voz del Interior (19.10.08)
Se llama Tronador 2.2 y servirá para poner en órbita satélites. Se diseña en Falda del Carmen, sitio del misil Cóndor II.
Una década y media después del cierre del proyecto militar Cóndor, Argentina relanza su carrera en la fabricación de cohetes pero esta vez con el objetivo de colocar satélites pequeños en el espacio. Se trata una tecnología estratégica para el país y que puede generar buenos dividendos.
La nueva serie de lanzadores se llama Tronador. Diciembre de 2012 es la fecha clave para el primer lanzamiento de un cohete con un satélite de 200 kilogramos de peso.
Buena parte del proyecto es realizada en la estación terrena de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Falda del Carmen (en realidad, Falda del Cañete), a 39 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Es el mismo lugar en donde las Fuerzas Armadas diseñaron en secreto los misiles Cóndor en la década de 1980.
Sin embargo, el proyecto Tronador se parece poco a aquella aventura militar. "Es netamente un proyecto civil para ir al espacio. Argentina ha firmado todos los convenios sobre la no proliferación de armas destructivas. Además, yo soy pacifista. No participaría de un proyecto militar", asegura José Astigueta, director del proyecto.
El químico dio detalles del proyecto en el marco del Programa de Comunicación Pública de la Ciencia del Ministerio de Ciencia de Córdoba.
En el desarrollo intervienen varias instituciones civiles científicas del país como el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA) de Córdoba. Los ensayos de motores se realizan en la ex Fábrica Militar de Villa María, ahora perteneciente al Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas.
El Inyector Satelital de Cargas Útiles Livianas (Iscul), tal es su nombre, se encuentra en la mitad de su desarrollo. Ya se lanzaron dos cohetes argentinos de prueba.
El Tronador 1 fue lanzado en mayo de 2007 en el Puerto de Belgrano, a 30 kilómetros de Bahía Blanca. El Tronador 1b, más grande que su antecesor y con un combustible más moderno (hidracina en lugar de anilina), fue lanzado exitosamente en mayo de 2008.
Olvidar el Cóndor. En 1978, la Argentina comenzó el desarrollo del proyecto Cóndor. Los trabajos se realizaron a escondidas y con claros objetivos militares, a pesar de que se proyectó una versión civil.
El Cóndor II funcionaba con combustible sólido, tenía un alcance de mil kilómetros, pesaba seis toneladas y 16 metros del altura. La carga útil era de 500 kilogramos.
En 1993, el presidente Carlos Menem suspendió el proyecto, por presión de los Estados Unidos. Todos los planos y materiales fueron destruidos. El misil nunca voló. Todo ello ocurrió en Falda del Carmen, que debió ser abierta a inspecciones internacionales.
A diferencia del Cóndor, el Tronador es un cohete políticamente correcto porque admite poca carga útil y utiliza combustible líquido. "Los cohetes con combustible sólido son tecnologías bélicas. Los cohetes con combustible líquido tienen objetivos espaciales", explica Astigueta. Y agrega: "El motor sólido es como una cañita voladora, una vez que se enciende no se puede apagar. Un cohete líquido permite encendidos y apagados, lo que lo hace más preciso para programar órbitas en el espacio".
Las desventajas de los cohetes líquidos son una menor potencia y más inestabilidad en el momento del despegue.
En diciembre de 2012 se prevé lanzar el Tronador 2.2. Se trata de un cohete de 20 metros de alto y con una carga útil de 200 kilogramos, lo cual permitiría colocar en órbita satélites livianos a 500 kilómetros de la Tierra. En la base, el diámetro del lanzador será de 2,8 metros y en la parte superior, de 1,8 metro.
Pero antes de llegar al Tronador 2.2 habrá varias misiones de prueba. La primera será en julio de 2009, con el primer cohete con guiado y control de vuelo. Tendrá 10 metros de altura.
A fines de 2010 se lanzará otro con el objetivo de poner un objeto de un kilogramo en órbita. En 2011 tirarán otro de 30 toneladas con un satélite de 50 kilogramos.
Astigueta insiste en exorcizar cualquier fantasma del Cóndor en el Tronador: "Hay gente que ha quedado del proyecto Cóndor que nos ha dado una mano en las partes comunes como las toberas. Estamos usando las instalaciones de Falda del Carmen, pero no para su propósito anterior. Esta infraestructura es muy buena y nos permitió ahorrar mucho dinero, pero no estamos usando los mismos equipamientos porque es otra tecnología".
Hacia el final, agrega: "Es un proyecto que nos anima a tener fe en nosotros mismos. Lograr un proyecto de esta magnitud, realizado con jóvenes científicos argentinos y con materiales propios será un gran crecimiento como país".