Los ascensos de fin de año de generales y coroneles, a los que el Senado prestó acuerdo la semana pasada por unanimidad, dejó heridos en el Ejército y la convicción dentro de la fuerza de que todavía continúa la "guerra" de baja intensidad entre la ministra de Defensa, Nilda Garré, y el ex jefe del Ejército, Roberto Bendini.
Garré había elevado a principios de diciembre a la presidenta Cristina Kirchner su propuesta para el nuevo cuadro de oficiales superiores, basada en la que le hizo llegar el actual jefe del Ejército, general de división Luis Pozzi.
Pero la Casa Rosada le devolvió el listado a Garré con varios nombres vetados, que lógicamente no formaron parte de los pliegos que aprobó el Senado.
Fuentes castrenses y oficiales dijeron a Clarín que el rancho quedó espeso en el Ejército, donde relacionan esos vetos con la influencia que conserva Bendini en la Casa Rosada. Están convencidos de que el ex jefe militar --que pidió su relevo en setiembre tras ser procesado por la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia por el manejo de una cuenta corriente con fondos oficiales-- hizo valer su opinión sobre los oficiales propuestos ante el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, con quien tiene una larga relación.
"La sorpresa es que se ha visto que Bendini tiene un grado de influencia. Sigue enfrentado con la ministra y Pozzi ha quedado en el medio prisionero de su designación por Bendini", sostuvo una fuente militar. Se refería a que Bendini fue el gran elector de Pozzi, cuando los Kirchner lo consultaron a él y no a Garré para nombrar un sucesor.
Uno de los nombres rebotados por la Casa Rosada fue el del comandante del V Cuerpo, Juan Manuel Durante, propuesto por Garré para ascender a general de división. Garré lo había designado en el V Cuerpo a fines de agosto en el cargo dejado vacante por el general Oscar Gómez, un hombre de Bendini al que la ministra relevó de un plumazo por la fuga del represor Julián Corres en Bahía Blanca. En fuentes militares se asegura que Durante pidió su retiro.
La Casa Rosada sacó también de la lista de propuestos a general de brigada a los coroneles Ernesto Salvador Canaves (h), Claudio Sergio Montero y Horacio Falcón. Canaves era el número uno de la lista que Pozzi llevó a Garré. Es del arma de Caballería, igual que Bendini, pero no tenía la estima del ex jefe del Ejército. Se dice que el veto de Canaves --que seguiría en actividad -- causó un revuelo mayúsculo en la Caballería.
Desde que asumió en Defensa hace tres años, Garré empezó a incidir en los ascensos y llevó al generalato a oficiales que por distintos motivos no estaban en los planes de Bendini.
En noviembre, Defensa formalizó esta potestad al dictar una resolución, que se tomó de un decreto de 1984 de Raúl Alfonsín nunca puesto en práctica, que delega en Defensa la facultad presidencial de "disponer los nombramientos y cambios del personal superior".
Que la autoridad civil tenga la última palabra hace al pregonado "control civil" de las FF.AA. en una democracia. Es positivo si evita injusticias respecto de oficiales que no son de la "interna" del jefe militar de turno; y negativo si se privilegian ascensos por razones políticas y no por méritos profesionales.
Cuando elevó su propuesta a la Rosada, Garré no suponía que le bajarían nombres. La ministra no tenía diálogo con Bendini, que reposaba en el apoyo de los Kirchner desde tiempos que comandaba la XI Brigada en Santa Cruz. La última gran pelea fue la auditoría que hizo Defensa por presunta corrupción en el Ejército, que derivó en el pase a disponibilidad de 4 generales y más de 40 militares denunciados a la Justicia.
"El Ejército no tiene peso y no hará nada. Lo que perturba son los cambios donde se nota que mete la mano quien no la tendría que meter", señaló una fuente militar. Y no se refería a Garré.
Los nuevos generales
Entre los nueves coroneles ascendidos a general de brigada se cuentan Gustavo Giacosa, quien fue edecán de Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, y luego por cuatro años jefe de la Casa Militar del gobierno de Kirchner; también llegó al generalato Antonio Eduardo Serrano, cuñado del ex jefe del Ejército, Martín Balza.Los otros siete nuevos generales son Jorge Enrique Altieri, Carlos Ignacio Barchuk, Gustavo Adolfo Landa, Carlos María Marturet, Víctor Ramón Paoli, Julio Cayetano Pelagatti y Roberto Enrique Pritz.
El jefe del II Cuerpo, Sergio Fernández, pasará a retiro. De liderazgo reconocido, se lo mencionaba como posible candidato a jefe de la fuerza, pero al parecer cayó en desgracia luego de declarar como testigo en el juicio en Corrientes donde fueron condenados varios militares por la represión ilegal. Sus dichos -se habría estudiado si incurrió en falso testimonio -- llegaron a oídos de la Casa Rosada. También pasa a retiro el general Rafael Barni, comandante de Educación y Doctrina.
A general de división ascendieron los generales de brigada Eduardo Lugani, Eduardo Federico Anschutz y Carlos Pedro Artuso.
Con los ascensos aprobados, en los próximos días se darán a conocer los nuevos destinos y antes de fin de año los nuevos generales, almirantes y brigadieres recibirán las insignias de sus nuevos grados de manos de la presidenta Cristina Kirchner.
Fuente Clarin
Garré había elevado a principios de diciembre a la presidenta Cristina Kirchner su propuesta para el nuevo cuadro de oficiales superiores, basada en la que le hizo llegar el actual jefe del Ejército, general de división Luis Pozzi.
Pero la Casa Rosada le devolvió el listado a Garré con varios nombres vetados, que lógicamente no formaron parte de los pliegos que aprobó el Senado.
Fuentes castrenses y oficiales dijeron a Clarín que el rancho quedó espeso en el Ejército, donde relacionan esos vetos con la influencia que conserva Bendini en la Casa Rosada. Están convencidos de que el ex jefe militar --que pidió su relevo en setiembre tras ser procesado por la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia por el manejo de una cuenta corriente con fondos oficiales-- hizo valer su opinión sobre los oficiales propuestos ante el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, con quien tiene una larga relación.
"La sorpresa es que se ha visto que Bendini tiene un grado de influencia. Sigue enfrentado con la ministra y Pozzi ha quedado en el medio prisionero de su designación por Bendini", sostuvo una fuente militar. Se refería a que Bendini fue el gran elector de Pozzi, cuando los Kirchner lo consultaron a él y no a Garré para nombrar un sucesor.
Uno de los nombres rebotados por la Casa Rosada fue el del comandante del V Cuerpo, Juan Manuel Durante, propuesto por Garré para ascender a general de división. Garré lo había designado en el V Cuerpo a fines de agosto en el cargo dejado vacante por el general Oscar Gómez, un hombre de Bendini al que la ministra relevó de un plumazo por la fuga del represor Julián Corres en Bahía Blanca. En fuentes militares se asegura que Durante pidió su retiro.
La Casa Rosada sacó también de la lista de propuestos a general de brigada a los coroneles Ernesto Salvador Canaves (h), Claudio Sergio Montero y Horacio Falcón. Canaves era el número uno de la lista que Pozzi llevó a Garré. Es del arma de Caballería, igual que Bendini, pero no tenía la estima del ex jefe del Ejército. Se dice que el veto de Canaves --que seguiría en actividad -- causó un revuelo mayúsculo en la Caballería.
Desde que asumió en Defensa hace tres años, Garré empezó a incidir en los ascensos y llevó al generalato a oficiales que por distintos motivos no estaban en los planes de Bendini.
En noviembre, Defensa formalizó esta potestad al dictar una resolución, que se tomó de un decreto de 1984 de Raúl Alfonsín nunca puesto en práctica, que delega en Defensa la facultad presidencial de "disponer los nombramientos y cambios del personal superior".
Que la autoridad civil tenga la última palabra hace al pregonado "control civil" de las FF.AA. en una democracia. Es positivo si evita injusticias respecto de oficiales que no son de la "interna" del jefe militar de turno; y negativo si se privilegian ascensos por razones políticas y no por méritos profesionales.
Cuando elevó su propuesta a la Rosada, Garré no suponía que le bajarían nombres. La ministra no tenía diálogo con Bendini, que reposaba en el apoyo de los Kirchner desde tiempos que comandaba la XI Brigada en Santa Cruz. La última gran pelea fue la auditoría que hizo Defensa por presunta corrupción en el Ejército, que derivó en el pase a disponibilidad de 4 generales y más de 40 militares denunciados a la Justicia.
"El Ejército no tiene peso y no hará nada. Lo que perturba son los cambios donde se nota que mete la mano quien no la tendría que meter", señaló una fuente militar. Y no se refería a Garré.
Los nuevos generales
Entre los nueves coroneles ascendidos a general de brigada se cuentan Gustavo Giacosa, quien fue edecán de Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, y luego por cuatro años jefe de la Casa Militar del gobierno de Kirchner; también llegó al generalato Antonio Eduardo Serrano, cuñado del ex jefe del Ejército, Martín Balza.Los otros siete nuevos generales son Jorge Enrique Altieri, Carlos Ignacio Barchuk, Gustavo Adolfo Landa, Carlos María Marturet, Víctor Ramón Paoli, Julio Cayetano Pelagatti y Roberto Enrique Pritz.
El jefe del II Cuerpo, Sergio Fernández, pasará a retiro. De liderazgo reconocido, se lo mencionaba como posible candidato a jefe de la fuerza, pero al parecer cayó en desgracia luego de declarar como testigo en el juicio en Corrientes donde fueron condenados varios militares por la represión ilegal. Sus dichos -se habría estudiado si incurrió en falso testimonio -- llegaron a oídos de la Casa Rosada. También pasa a retiro el general Rafael Barni, comandante de Educación y Doctrina.
A general de división ascendieron los generales de brigada Eduardo Lugani, Eduardo Federico Anschutz y Carlos Pedro Artuso.
Con los ascensos aprobados, en los próximos días se darán a conocer los nuevos destinos y antes de fin de año los nuevos generales, almirantes y brigadieres recibirán las insignias de sus nuevos grados de manos de la presidenta Cristina Kirchner.
Fuente Clarin