Don Felizalde
El relato donde fallece el señor Bottero y el comentario final luego de ser náufragos, resumen a mi entender perfectamente la vida del marino en guerra o en la paz, ya este sea civil o militar, traigo a colación esto por un pequeño inconveniente con un compañero infante de marina, que al inquirir si era VGM, me hizo un comentario burlón, hube de explicarle de que no teníamos la suerte de estar en un pozo de zorro a la espera de un designio que diga “te toca o no te toca”, la mención de los camadas idos en el crucero y el “Sobral”, 346 en dos disparos y 8 en uno marcan la diferencia, además de 25 posteriormente a causa de los elementos, y después cargar con el sentimiento de frustración, el cual imagino después del fatídico desenlace, como en mi caso al enterarme del de mis dos “pollos” como relato anteriormente sobre el “flaco” y “el tiernito”, el “¿y ahora que?” nunca dejara de acompañar a uno, por locuaz mis respetos.
EL SONAR, LAS BURLAS Y LAS DUDAS
Por esos tiempos revistaba a bordo de la “Trinidad” el suboficial primero electrónico radarista Humacata, un salteño, morocho y cabezón, muy particular, todos los días a horario de pabellón concurría a cubierta de vuelo para izado y saludar a la bandera, en esos momentos los cabos estábamos haciendo fila para sacar agua caliente con el termo para el mate, el pasaba y arreaba con todos a cubierta, “vamos manga de vagos que se las haga carne saludar a tan noble símbolo”, yo entre mi pensaba “que pesado y pavo”, cosas de joven.
El camarote donde dormía, quedaba en la sección F, banda de babor, contiguo al cuarto de operaciones. Una noche se apareció en el mismo a medio vestir y dirigiéndose al jefe de armamento le dijo:
“Estoy escuchando un sonar y nosotros no estamos emitiendo”, varios ahogaron las risas, pero la sensación fue “cagamos empezó la psicosis”, luego de conversar un rato y afirmarle que no había nada, no muy conforme se fue a dormir nuevamente. Durante los quince minutos subsiguientes los comentarios y burlas fueron increcendo a bordo, pero cesaron cuando el cabo sonarista Dulce (es el apellido encima se llamaba Jesús) informa “tenue contacto de sonar desconocido”
“repita”
“contacto sonar, tenue pero contacto”
Las maniobras y altas velocidades al son de alarma nos despertaron a todos.
Durante mucho tiempo continuaron las burlas por los piolas de siempre, en mi caso puede que tenga dudas, pero conocí a un yugoslavo en mi barrio que decía escuchar un retumbante zumbido cuando sonaban los silbatos para perros, por ende no me burlaba de el ni por lo bajo, y por otro lado se que algunos se fastidiaban conmigo por siempre que pude iba a saludar al pabellón por las mañanas, cosas de pavo que suelen decirle.
GEORGIAS EN MI MENTE
En estas líneas tratare de describir algunos sucesos acaecidos a la vista de un cabo, camada y amigo, al que la suerte le sonrió.
De acuerdo a los dichos del entonces TN Astiz, “existía la idea de que los ingleses se iban a rendir al primer cañonazo”, (Separata Nº 12, Pág. 34, revista “Desembarco”), pero la primera regla de un soldado fue desatendida, conocer perfectamente al enemigo.
Al momento de ingresar a Caleta capitán Vago , cubría el puesto del director óptico, desde allí podía ver el movimiento británico. Con los puestos cubiertos, la “Guerrico” avanzo pasando frente a Punta Coronel Zelaya (King Edward Point), por babor se apreciaban los aprestos, su primera comunicación fue:
“CIC, están cubriendo posiciones”
“Calma no va a pasar nada”
A medida que continuaban avanzando no se veia que tuviesen intenciones de replegarse
“CIC, están cargando ametralladoras, han aprestado un lanzacohetes y han quitado seguro a los morteros (proyectiles)”
“Tranquilo, tranquilo, no son boludos”
Al ratio el CIC lo llamo:
“Director, ¿Qué pasa?, ¿Qué es ese ruido?”
“Nos están cagando a tiros, señor”
Aprovecho para hacer algunas observaciones, el director óptico es una estructura cilíndrica de acero de casi unos tres metros de altura y un metro de diámetro, donde esta montada una especie de batea que contiene el aparato director propiamente dicho, entre los elementos que lo componen se encuentra un prismático de gran aumento que le permiten ver el objetivo de las armas bajo su control y controlar las armas de acuerdo al modo de tiro.
El esto de las comunicaciones que pudieran haber requerido desde el CIC, no tuvo respuesta pues se tiro a cubierta, poniéndose a resguardo detrás del cilindro base, en tanto fue enviado un guardiamarina a cubierta a ver que sucedía, Este termino planchado en cubierta tratando de evitar la balacera.
Estando acurrucado en cuclillas detrás del cilindro, sentía que los brazos y piernas eran cortados por hojas de afeitar, cuando se dio cuenta las mangas de la campera y el pantalón estaban hechos jirones por los disparos, además de arderle los brazos por los roces.
En el tomo X, pagina de Historia Marítima Argentina dice “Se trabaron las armas de 20 y 40 mm”, “Su cañón de 100 mm. se trabo después del primer disparo” , cabe destacar que había salido de dique de carena y no pudo probar armas debido al mal tiempo durante la travesía, sin embargo se abrió fuego con los cañones de 40 mm, este era un montaje doble de 40/56 N.A., la única que tenia B.B, 40/70 era la “Granville”, viejo montaje de la SGM, era descubierto, con dos apuntadores, dos cargadores y de dos a cuatro proveedores, la ”falla” se debió a que fueron ametrallados, el cabo Guanca yacía muerto en su puesto de apuntador de dirección, mientras el cabo Martínez trataba de sacarlo infructuosamente, tenia los pies trabados en los posapies, mientras el cabo Cuchiarelli le gritaba que se ponga a reparo recibió un impacto en la cabeza, de refilón, el casco atenuó el impacto dejándolo aturdido, entonces Martínez se puso a resguardo.
Los montajes de 20 mm corrieron misma suerte, el cabo Monzón sufrió una herida en el estomago, motivo que fuera operado en cinco oportunidades y le extirparan quince centímetros de intestino, el 100 mm logro hacer un disparo, pero al estar bajo control del CIC, a una distancia muy cercana no posibilita “solución”, plantándose, situación corregida al salir de la caleta, pero la rendición de la guarnición no permitió continuar con el fuego.
De acuerdo a la separata de la revista “Desembarco”, Pág. 63, la corbeta había encajado casi 1000 disparos.
Hoy día el “enano” sostiene cuan rápido y corto puede ser el infierno cuando se desata, el que para los participantes es una eternidad y mortal.