Pd: Te aseguro que todo eso que encuentran no sale de ninguna sala de armas del EA. Todo está inventariado, seriado y se controla exhaustivamente. De hecho, si se llega a perder un fusil, ni te imaginás el quilombo que se arma. Se entera hasta el JEMGE. Todo eso que sale, son cosas que andan dando vueltas desde hace años, muchos años.
Saludos!
Si ,si claro se armarà quilombo pero los FAL y las 9 mm desaparecen y van a parar a manos de delincuentes y no digas que no es cierto porque los juzgados estàn llenos de pruebas leè esto
Pena de 29 años por robar un blindado
La fijó un tribunal a uno de los tres autores que cometieron un asalto con una ametralladora antiaérea
El hecho sucedió en octubre de 2000, en el barrio de La Boca
Habían herido al chofer del camión de caudales y a dos custodios
Uno de los ladrones se había fugado de un hospital
Noticias de Información general: anterior | siguiente Sábado 9 de marzo de 2002 | Publicado en edición impresa
Los integrantes de una banda que intentó robar un camión de caudales en el barrio de La Boca, hace un año y medio, y que estaban armados con una ametralladora antiaérea, fueron condenados a penas de hasta casi 29 años de prisión.
El Tribunal Oral N° 9 aplicó las condenas a los acusados, entre ellos un ex militar y un presunto ex miembro de la banda de Luis "El Gordo" Valor, por el asalto -frustrado- que intentaron cometer el 10 de octubre de 2000 contra un camión de caudales de la empresa Juncadella que llevaba más de un millón de dólares.
La condena más grave recayó sobre Víctor Navarro, presunto miembro de la banda de Valor, a 15 años y nueve meses de prisión, que al unificársele con otras anteriores se transformó en una pena única de 28 años y nueve meses. Navarro, además, fue condenado porque, luego de simular que estaba parapléjico, se fugó a la carrera del hospital Roca, donde estaba internado, cuando fue liberado por sus cómplices, armados con pistolas con miras láser y protegidos por chalecos antibalas.
Juan Carlos Veltri fue condenado a 15 años, pero recibió 18 años y diez meses al serle unificada la condena con una anterior; el ex militar Luis Alejandro Olea, también a 15 años, en tanto que el cuarto acusado, Raúl Viera Chocho, fue absuelto pues no se pudo comprobar su participación en el asalto.
No obstante, permanecerá en prisión, ya que tiene causas pendientes por otros presuntos delitos.
Los jueces hallaron a los condenados "coautores penalmente responsables de los delitos de tentativa de robo calificado por el uso de armas y tentativa de homicidio agravado".
El episodio, que sorprendió a la opinión pública por la terrible violencia del ataque al camión de caudales y el poder de fuego de las armas utilizadas por la banda, ocurrió a las 6.20 de aquel 10 de octubre.
El camión de Juncadella transportaba 34 sacos con un total de 1.073.941,48 pesos, destinados a la empresa de caudales Brinks, cuando fue interceptado por una camioneta Ford F-100 y un Ford Escort gris, desde donde comenzaron a dispararle. La camioneta tenía montada en la caja una ametralladora antiaérea, oculta por una lona.
Los delincuentes poseían un FAP (fusil automático pesado), tres FAL (fusil automático liviano), 36 cargadores para FAL, una ametralladora MAG calibre 7.62, una ametralladora 9 milímetros, una pistola calibre 9 mm, dos pistolas 45, tres chalecos antibalas, un escudo de policarbonato y la poderosa ametralladora antiaérea Browning 50 BMG, que tiene un alcance de 7000 metros y puede penetrar el blindaje del camión.
Sin concretar el atraco, porque el camión, marcha atrás, logró eludirlos y un oficial de la Prefectura comenzó a disparar, los asaltantes huyeron, pero poco después fueron detenidos en una quinta de Paso del Rey: allí fue hallada la camioneta con la ametralladora antiaérea abulonada al piso.
El plan era matar con la ametralladora y los FAL al chofer del camión, Alvaro Maradona, que resultó gravemente herido. Otros dos custodios del camión de caudales, Marcelino Carrizo y Carlos Facundo Romero, fueron alcanzados por las balas.
Los delincuentes "comenzaron a efectuar disparos con una ametralladora antiaérea y dos fusiles FAL, con el objeto de detener la marcha del transporte, vencer su blindaje, desarticular la resistencia de su personal, dar muerte al mismo para acceder a su interior y a los caudales transportados", sostuvo el fallo del tribunal, firmado por los camaristas Luis María Cabral, Luis García y Fernando Ramírez.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=379553
y esto es por si decìs que no era del Ejèrcito:
Un día después de que el blindaje del camión 551 de Juncadella fuera transformado en un colador, la Bonaerense y el Ejército se trenzaron en una cruda polémica sobre el origen de las armas secuestradas. El eje del asunto pasó por la vedette del arsenal. “Esta vez el Ejército va a tener que decir de dónde salió la ametralladora antiaérea”, abrió fuego el comisario Eduardo Martínez, jefe de la Bonaerense. El Ejército respondió con un escueto comunicado de prensa en el que negaba que el armamento formara parte de la “dotación actual” y arrojó la hipótesis de que podría haber sido robada durante “hechos del pasado”: La Tablada y los levantamientos carapintadas. Mientras el cruce de opiniones prosiguió durante todo el día, Página/12 pudo averiguar que la ametralladora pesada tenía un perfecto estado de mantenimiento y que fue utilizada en varias oportunidades recientes. “Por su estado de conservación, no parece robada hace diez años”, señaló una alta fuente de la investigación. También se comprobó que tres de las armas tienen sello de Fabricaciones Militares. Por su lado, el sargento detenido Luis Alejandro Olea ayer perdió parte de su estado de conservación: pasó a ser ex sargento. Olea tiene demasiadas sombras de delitos comunes sobre sus antecedentes: faltó a su trabajo el 2 de octubre, el día del asalto a Aguas Argentinas, y los tres días siguientes.
Anticipando la polémica, el martes, poco después de capturados cuatro integrantes de la banda, y cuando ya había trascendido que uno de los detenidos era el sargento Luis Alejandro Olea del 601 de Arsenales, el ministro de Seguridad bonaerense, Ramón Verón, reclamó que “ahora el Ejército tendrá que dar explicaciones”, después de asegurar que “en 40 años de servicio jamás vi semejante arsenal”.
Se refería, obviamente, a la ametralladora Browning calibre 50 BMG, de 115 kilos de peso, que utiliza proyectiles del grosor de un dedo pulgar regordete y de 15 centímetros de largo. Ayer, la “antiaérea” volvió al centro de la escena, cuando Martínez insistió: “El Ejército deberá dar explicaciones esta vez; tiene que decir de dónde salió esa ametralladora antiaérea, que carga proyectiles que el Grupo Halcón utiliza para derribar paredes”. Después, el comisario consideró que, por su volumen, la ametralladora “tiene que ser de fácil identificación para el Ejército”. De todos modos, se mostró escéptico: “Será prácticamente imposible individualizarla por su número de serie porque fue golpeado y punzado, y ni siquiera con un remiendo químico se logrará identificarla”, sostuvo.
Como respuesta, el Estado Mayor del Ejército envió un escueto comunicado en el que aseguraba que “el armamento empleado (por la banda) no forma parte de la dotación actual del Ejército, y en todos los controles realizados hasta el momento no se registran faltantes de material”. Acto seguido, el comunicado considera que “se puede llegar a especular” que el origen del arsenal estaría ligado a robos de armas en el copamiento “de La Tablada”, y en los levantamientos carapintadas de “Semana Santa y Villa Martelli u otros”.
Una fuente del Estado Mayor aportó un dato más en favor de la hipótesis oficial: “Este tipo de ametralladoras todavía está en uso, pero son muy viejas. Fueron utilizadas en la guerra de Corea, y las adquirió el Ejército hace más de una década. Por ahora, por la falta de numeración, sólo podemos asegurar que no es de la dotación actual. Apenas surja un número podremos decir que tal arma desapareció de tal unidad en tal fecha. Pero hasta ese momento sólo podemos confirmar que no pertenecen a las que están en uso”.
Pese a la desmentida oficiosa y oficial, un investigador del caso puso en duda la versión militar: “Los peritos dictaminaron que la ametralladora fue usada recientemente y en varias oportunidades”, señaló a Página/12. Detalló que estaba en perfecto estado de conservación, “sin herrumbre, con buen mantenimiento. No parece que haya sido robada hace diez años”. Para colmo, ayer, a las 17.30, la titular de la UFI 1 de Mercedes, MiryamMarcela Rodríguez, tomó declaración en la causa caratulada “acopio de armas y munición de guerra, disparo de arma de fuego agravado y sustitución de numeración de objeto registrable” al coronel Jorge Eduardo Gómez. Su testimonio es relevante: es el jefe del 601 de Arsenales donde cumplía funciones el sargento Olea. Durante una hora, Gómez prestó su testimonial y revisó las armas. Curiosamente, y en contradicción con el comunicado, confesó que aún no habían podido determinar “si pertenecen o no” al batallón.
También echó unos parrafitos sobre Olea. “Es un suboficial desastroso -declaró–. Tiene 81 días de arresto por ausencias y llegadas tarde.” Aclaró que el detenido no tenía acceso a los galpones donde se guardan las armas y que desde que asumió como jefe de la unidad, hace tres años, no se detectaron robos. “Los galpones tienen un sistema de custodia muy complejo.”
Pero el dato que más interesó a la fiscal fue el de un encadenamiento de fechas en el golpeado presentismo de Olea. El 2 de octubre pasado tuvo lugar el sangriento asalto a Aguas Argentinas, y el ex sargento curiosamente estuvo ausente a su puesto. Los tres días siguientes tampoco aportó por el cuartel. La última guardia cumplida fue el viernes 6 de octubre. El lunes volvió a faltar. El martes, obviamente, también. Estaba preso. Gómez declaró en la causa que no lo mandó a buscar a su casa, como exige el reglamento militar en caso de ausencia, porque esperaba a que se “haga desertor”, para darlo de baja. Olea igual logró su baja, con una velocidad inusitada y a prueba de la burocracia que suele florecer en casos críticos. Ayer ya tenía el rango de ex sargento.
Por parte del Ejército, no hubo otra mención pública que la del comunicado. Prefirieron echar un manto de olvido sobre la antiaérea y apartarse de la polémica con la Bonaerense. Martínez, en cambio, insistió: “No es la primera vez que secuestramos FAL con culata de madera, que son del Ejército, y no hemos tenido mucha información. Sería bueno que esta vez el Ejército nos informe”, se quejó. “Si el jefe policial tiene pruebas sobre el origen de las armas, que las aporte a la Justicia”, respondió en absoluto off the record la fuente militar.
http://www.pagina12.com.ar/2000/00-10/00-10-12/pag19.htm