Las FF.AA. sin hipótesis de conflicto ¡porque el enemigo ya está adentro!
La presidenta de la Nación dijo, en su discurso inaugural de las sesiones del Congreso, que las fuerzas armadas tienen su rol en la Argentina que viene. “Fabricaciones Militares fabricará lanchas y radares, repararán barcos, etc. La fuerza aérea construirá nuevos aviones en Córdoba”. ¿Qué se esconde detrás de sus palabras? ¿Otra engañifa como la de los nuevos trenes que se construirían en los renovados talleres de Tafí Viejo (y donde todavía no se fabricó ni un bulón), según el pomposo discurso que pronunció hace dos años en esa ciudad tucumana?
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Cuatro episodios de gran relevancia que tuvieron como protagonista a la ministra de Defensa, Nilda Garré, en las últimas semanas, hacen pensar que sus errores al mando del ministerio de Defensa, no son casuales. “Argentina no tiene hipótesis de conflicto”, ha expresado en más de una ocasión la ministra montonera. Claro, porque es el propio organismo que ella conduce el que destruye las columnas básicas de la defensa nacional.
La Argentina, territorialmente hablando, es uno de los siete países más grandes del mundo, comparte sus fronteras con un poderoso Brasil, quien es hoy por hoy el país más poderoso y próspero de la región; Chile, necesitado de recursos naturales de la Patagonia y al acecho de una porción de territorio antártico; y por último y no menos importante; Gran Bretaña en frente de nuestras narices, usurpando las Islas Malvinas y parte del Mar Argentino, y que pretende además usurpar la Antártida nacional.
Y no hay que olvidar tampoco que Argentina posee grandes reservas de recursos naturales, y es necesaria una buena capacidad defensiva para evitar cualquier tipo de maniobra por parte de poderosas potencias. Ante este panorama básico que cualquier persona puede llegar a deducir, no puede comprenderse cómo es que no exista una sola hipótesis de conflicto con terceros. Todos deseamos la paz y queremos llegar a ella, pero en un momento en el que nuestros países vecinos duplican su arsenal bélico, y han emprendido a tiempo la carrera por poseer más recursos naturales en un mundo donde son cada día más escasos, es imposible defender las fronteras con un mensaje de paz.
“Nuestro objetivo es consolidar Latinoamérica como una zona de paz, mediante la intensificación del diálogo y la cooperación bilateral y multilateral”, explican algunos funcionarios del Ministerio de Defensa. Pero mientras aquí se habla de paz, el resto de las naciones vecinas ha duplicado su arsenal armamentístico y no por ello significa que quieran la guerra, sino que están protegiendo su soberanía, ante un hipotético conflicto. Argentina destruye sus hipótesis de conflicto, pero no así el resto de las naciones, llevándola a un estado de indefensión total.
Las palabras de la ministra Garré son parte de un ya conocido plan de desmantelamiento total de las fuerzas armadas, que comenzó al finalizar la guerra de Malvinas. Sin embargo, desde la presidencia de Néstor Kirchner en 2003, se inició un nuevo objetivo: desarmar a las fuerzas armadas por completo. Esa misión es la que se le ha encomendado a Garré. Pese a que se hable de una “modernización” aquí sólo hay destrucción desembozada.
Para 2011, se pretende dar por finalizado ese largo objetivo de destrucción. Y dejar el camino libre para que el poder extranjero pueda no sólo extraer a través de sus empresas los recursos naturales, como ya lo está haciendo, sino que intentará darle una garantía mayor, que es evitar que cualquier gobierno o grupo político intente evitar el saqueo y entrega de los recursos naturales.
Al no existir poder de cohesión, no puede existir garantía para defender a la población ni a sus recursos. Una Argentina indefensa es susceptible de perder sus más preciados territorios y recursos, quedando fuera de su alcance la defensa de su Antártida y de su gran y extenso Mar Argentino. Pero expliquemos porqué decimos que el enemigo está adentro. Desde permitir el funcionamiento del aeropuerto inglés en la Patagonia, desmantelar y cerrar bases militares, llamar a nuestras Islas Malvinas “Malvinas”, congelar el plan de radarización del espacio aéreo, dejar sin combustible a los buques y aviones de la Armada, todo parece indicar que dichas acciones no son casuales, sino que son parte de un mismo objetivo.
Nuestra Patria está indefensa, es incapaz de defender a su población de un ataque externo o socorrerla en caso de alguna emergencia o conmoción interna. Mucho se ha hablado, pocos han informado, y Garré ha actuado permitiendo que el aeropuerto entrase en operaciones desde hace ya un año, pese a los pedidos de informes a la ministra por parte de algunos diputados, comunicándole que dicho aeropuerto colocaba al país en situación de peligro.
Ella, suponiendo que siguiendo órdenes precisas de sus mandones, ratificó la legalidad y el control de la habilitación de la pista de aterrizaje, y sostuvo que la ubicación, construcción, puesta en marcha y uso del aeropuerto “están conforme a derecho, habiéndose controlado para su habilitación el efectivo cumplimiento de toda la legislación vigente en el país”. Entonces, con esa respuesta, Garré permite con total impunidad que un empresario inglés construya un aeropuerto privado en una zona de frontera en el corazón del sur argentino, con control aéreo nulo, pudiendo aterrizar aviones de gran porte sin ningún tipo de control aduanero (dando pié al tráfico de droga, armas, etc.).
El “error”, de mandar a publicar un mapa de Argentina con las Malvinas bajo la denominación Malvinas Islands, se suma a una seguidilla de supuestas equivocaciones, que no son casualidad. Ya en 2007, al cumplirse los 25 años de la recuperación de Malvinas, la ministra intentó realizar los festejos centrales el día 14 de junio, día de la rendición. Luego se retractó, modificando la resolución alegando un error. Desde que está al mando del ministerio, se han vendido y cerrado bases de las tres fuerzas, como nunca antes en la historia argentina. Con el cierre de las bases, también se han desactivado unidades militares como los Embraer-Aermacchi y los aviones Pampa. Los altos mandos -por sumisos o comprados- no se oponen y aceptan desmantelar por completo y como nunca antes en la historia, el sistema de defensa nacional.
En los ‘80, las fuerzas armadas estaban compuestas por más de 100.000 reservistas. Hoy no son más de 15.000 conscriptos, conformando entre oficiales y suboficiales un número no mayor a 36.000. Desde entonces ésta es la historia “oficial”: se cierra la Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque, se vendió el ex Batallón 141 del Ejército Argentino, el Ministerio de Defensa transfiere terrenos de las fuerzas armadas a Parques Nacionales, Argentina se despide de los aviones Pampa (admirados y apetecidos por todo el mundo), el Hospital Naval de Buenos Aires hace dos años que intenta funcionar sin gas, la Armada no tiene combustible para patrullar el Mar Argentino, y etcéteras varios.
La última “perlita”: en un audio difundido en exclusiva por el programa Sumario VIP, que se emite por la FM Global Station 93.1 de 18 a 20 y de lunes a viernes, conducido por Gustavo Mura y Néstor Dib, la ministra montonera reconoce sin vergüenza alguna que en caso de una agresión externa “el país tiene municiones para dos horas”. Las tristes declaraciones fueron efectuadas por la funcionaria el martes pasado por la mañana, en el Club Europeo, piso 21 del edificio de avenida Corrientes al 300, y reproducidas en el espacio mencionado
¿Hacen falta más pruebas para verificar dónde está el enemigo?
fuente:
http://www.diariopanorama.com/diario/noticias/2010/03/11/a-59112.html