¿Qué constituye el corazón de una fuerza armada?

Una historia verdadera para mis verdaderos camaradas
by

Juan Carlos Neves


Un encuentro casual con un joven camarada de la Armada, en una fiesta familiar, me permitió escuchar sus inquietudes y preocupaciones. Me habló de la decepción que generan la falta de presupuesto para volar y navegar, del precario estado de las unidades y del dolor que provoca la anulación de comisiones al extranjero, ascensos y comandos, a excelentes oficiales, por el solo hecho de tener un apellido vinculado a camaradas acusados de crímenes de lesa humanidad o por haber participado en cursos en el extranjero que hoy se consideran impropios para su formación. Terminó confesándome que su frustración profesional le había hecho considerar pedir un temprano retiro, a pesar de su cariño a la institución y su firme vocación de servicio.



Le recordé, entonces, una anécdota de mi vida naval que me resultó aleccionadora. Corría el año 1983 y me encontraba destinado en Alemania, formando parte de la comisión de recepción del destructor ARA "Heroína", en carácter de jefe de armamento. Era la tercera nave de una serie de cuatro de las unidades más modernas del mundo que pasarían a constituirse en el núcleo de la Armada nacional por muchos años. En los últimos días de mi estadía en Hamburgo, conocí a un maduro oficial retirado de la marina de guerra alemana, que sentía una particular simpatía por sus camaradas argentinos. En una larga charla, me comentó que el origen de sus sentimientos fue una experiencia vivida luego de finalizar la segunda guerra mundial.



En aquellos tiempos, me contó, a su país le habían sido confiscados todos sus buques de guerra, y sus astilleros y fábricas de producción de armamento estaban arrasados. Los oficiales de la armada, para poder mantener su habilitación náutica, se veían forzados a navegar en buques de la marina mercante. Según su relato, en la mayor parte de los puertos extranjeros a los que arribaban, se los trataba con encono y rechazo, por su condición de alemanes, pero una gran excepción era el puerto de Buenos Aires, adonde eran recibidos con respeto y consideración. Sin perjuicio de lo curiosa que resulta esa empatía entre dos pueblos tan diferentes en su cultura y actitud como argentinos y alemanes, que va más allá de las cuestiones políticas o las alianzas militares, su relato me hizo meditar largamente sobre una cuestión que me parece crucial. Allí estábamos los marinos argentinos, menos de cuarenta años después de la tremenda derrota alemana que destruyó toda su estructura de defensa y su armada en particular, comprando en ese país uno de los buques de diseño más moderno del mundo y recibiendo cursos e instrucción de su marina.

La pregunta que se me repitió durante muchos años fue: ¿Qué constituye el corazón de una armada? ¿Son sus buques, sus cañones y sus misiles? ¿Es su capacidad de producción de medios militares que puede generar o recuperar sus capacidades perdidas? ¿O son, simplemente, sus hombres, con sus conocimientos, su formación y su espíritu, que pueden hacer renacer todo lo demás, a pesar de cualquier circunstancia adversa?



Mi respuesta a esa pregunta es, sin duda, la tercera opción. Los marinos alemanes habían perdido sus buques y sus fábricas, eran poco queridos en el mundo y no gozaban de apoyo en su propio país, pero se levantaron porque conservaban su espíritu, sus valores, sus tradiciones y su capacidad de sacrificio. Esas virtudes están también presentes en la mayoría de los oficiales y suboficiales de nuestra Armada. Como director de Educación Naval que fui, siempre admiré la sabiduría de nuestros antecesores, que supieron basar la formación de los marinos en principios fundamentales de lealtad, honestidad, sinceridad, valentía, espíritu de sacrificio y amor a la Patria, al mar y a la institución. Esas virtudes son aun más importantes que la excelente capacidad profesional que brindan nuestras escuelas y constituyen el núcleo espiritual de la institución. Por eso aconsejé al oficial del comienzo de mi relato que aleje la idea del retiro. Que en los momentos difíciles es cuando los hombres con valores se resignan a ver postergadas sus justas y merecidas expectativas personales, guardando sus puestos para cuando llegue el momento de renacer, crecer y reconstruir.

La Armada, al igual que el Ejército y la Fuerza Aérea, no deberían perder un hombre más ganado por la decepción y el desánimo, porque todos hacen falta para sostener el fuego sagrado y harán más falta aun cuando el futuro lo demande.



Como decía Ortega y Gasset, en cada momento de la historia están el hombre y su circunstancia. A unos les tocaron los aciagos tiempos de los golpes de Estado, a otros enfrentar a la subversión, una generación enfrentó a los ingleses en Malvinas y otra sufre hoy los errores del pasado y las injusticias del presente. Pero no es de buen marino abandonar el barco en medio de la tormenta. A los que el destino les puso esta prueba les cabe continuar con hidalguía para llevar el barco a buen puerto; es el desafío de esta generación y confío que, como todas las demás, sabrá cumplir con su Dios y con su Patria.

Juan Carlos Neves contralmirante retiro efectivo, Veterano de Guerra de Malvinas.
 
Me permito responderle desde el llano de un civil que vivió la guerra de Malvinas desde la comodidad de su casa en una adolescencia "feliz y despreocupada".
Uno puede llegar a admirar a un montón de personas y profesiones, pero sentir admiración por una persona que "lo único que hizo fue combatir en una guerra que nadie pidió" es injusto. Yo creo que a mi como a muchos argentinos se nos hincha el pecho de orgullo por todos esos héroes que ofrendaron su vida en Malvinas. No tenemos solamente un presente injusto hacia uds.es además un presente irrespetuoso, avasallador, irreverente, y todo lo necio que se puede llegar a ser.
En todos los países serios se analizan aún hasta las derrotas militares para sacar conclusiones y dar un paso adelante en la formación de sus hombres. Los libros de historia no deben olvidar que mas allá de los resultados de las batallas, los héroes deben ser recordados en ellos. Mas allá de los sentimientos personales, y si a ud. le tocara ¿cómo explicaría a un extranjero que la guerra de Malvinas no figure en ningún programa escolar? y que sólo el 2 de Abril es recodado con un acto de nivel secundario (forma 2). Las nuevas generaciones de alumnos ven a Malvinas como un hecho tibio y lejano, y les enseñan a ver a los hombres que participaron en ella de la misma manera.
Hoy a mis 42 años, le juro que todavía se me cae una lágrima de impotencia al ver como se los ignora a todos los héroes que tanto nos enseñaron y nos dieron en Malvinas.
¿Cómo podemos ser tan imbéciles de ignorar todo eso que tanto le enseñó al mundo?. Sólo en el plano militar fueron muchas las lecciones que le dimos a las Fuerzas Armadas del planeta, como por ejemplo la validez de los ataques misilísticos ante una flota que era una de las mas avanzadas, pero también les ensañamos lo valioso y poderoso que podía ser el valor de un combatiente (ya sea marino, piloto o soldado) que con elementos muchas veces desfazados, superados, o incompletos, no dudaban en enfrentar a ese enemigo que venía a un pick-nick.
No dude Ud. Juan Carlos, que a todo aquel que conozca las vivencias en Malvinas, se le seguirá hinchando el pecho de orgullo por ser Argentino. Algún día tendremos una clase dirigente que piense un poco, ponga las cosas en su lugar, y entonces podremos gritar a viva voz: ¡Gloria a los héroes de Malvinas!.
 
Me sumo a las expresiones de locojames, por mi profesión, estoy muy en contacto con mis amigos militares, y siempre les pongo como ejemplo lo que hizo alemania entre ambas guerras, que pese a estar desarmados totalmente por haber perdido la primera guerra mundial, que muchos tomaban en forma peyorativa, como se entrenaban supliendo la falta de medios por la limitación del tratado de Versalles, con su propia imaginación, hasta que llego el momento, demostrando en el inicio de la segunda guerra, que su espíritu estaba vivo. Ellos (por nuestros heroes, primera y segunda invasión inglesa, en las guerras de la independencia y posteriormente para lograr mantener el territorio que hoy tenemos y de nuestras queridas Malvinas) nos enseñaron, que nuestras armas, como fueron las suyas, deben ser "la Fé, el sacrificio y una inquebrantable voluntad de vencer". Con esto que quiero decir, que si bien actualmente estamos en un periódo difícil, no va a ser eterno y que debemos estar preparados para cuando la voz del clarin suene, los argentinos bien nacidos vamos a defender nuestra querida patria, con lo que tengamos, pero estemos preparados, aún con los pocos o muchos medios que tengamos, según el momento de la historia que nos toque vivir. Saludos
 
permitanme acotar una cosilla que se les paso, los alemanes nazis hicieron una guerra atroz por donde se mire para grandeza de su pais y felicidad de su pueblo, cosa muy distinta a lo que nos todo vivir a los argentinos con el mal llamado "proceso", no solo por los crimenes de lesa humanidad, como torturas, desapariciones y robo de menores, sino por haber impuesto una politicia economica de los mas antipatria que se conocio con Alfredito Martinez de HOZ, no se olviden, en Brasil tambien cometieron las mismas tropelias pero en lo economico apostaron a un desarrollo industrial autonomo, no a la plata dulce y a quebrar empresas nacionales porque "eran ineficientes", ahi estan las diferencias.
El corazon de las fuerzas armadas de la patria debe ser la reconciliacion definitiva con su pueblo su razon de ser, sus leyes y estilo de vida democratico, ese profundo amor a su gente, "reserva de la nacion" que esta dispuesto al sacrificio ultimo por el pais, no a politicas proimperialistas y cipayas, y sobre todo, prepararse para mantener la libertad e integridad territorial a rajatabla incluyendo los territorios usurpados.
Resolver la dicotomia de imperialismo-nacion y no volver mas a una guerra contra el imperialismo sin una politica antimperialista(nacional).
 

Leutnant

Colaborador
Colaborador
(...)
El corazon de las fuerzas armadas de la patria debe ser la reconciliacion definitiva con su pueblo su razon de ser, sus leyes y estilo de vida democratico, ese profundo amor a su gente, "reserva de la nacion" que esta dispuesto al sacrificio ultimo por el pais, no a politicas proimperialistas y cipayas, y sobre todo, prepararse para mantener la libertad e integridad territorial a rajatabla incluyendo los territorios usurpados.
Resolver la dicotomia de imperialismo-nacion y no volver mas a una guerra contra el imperialismo sin una politica antimperialista(nacional).

:hurray::hurray::hurray::hurray:

Opino igual.


Saludos!!!
 
permitanme acotar una cosilla que se les paso, los alemanes nazis hicieron una guerra atroz por donde se mire para grandeza de su pais y felicidad de su pueblo, cosa muy distinta a lo que nos todo vivir a los argentinos con el mal llamado "proceso", no solo por los crimenes de lesa humanidad, como torturas, desapariciones y robo de menores, sino por haber impuesto una politicia economica de los mas antipatria que se conocio con Alfredito Martinez de HOZ, no se olviden, en Brasil tambien cometieron las mismas tropelias pero en lo economico apostaron a un desarrollo industrial autonomo, no a la plata dulce y a quebrar empresas nacionales porque "eran ineficientes", ahi estan las diferencias.
El corazon de las fuerzas armadas de la patria debe ser la reconciliacion definitiva con su pueblo su razon de ser, sus leyes y estilo de vida democratico, ese profundo amor a su gente, "reserva de la nacion" que esta dispuesto al sacrificio ultimo por el pais, no a politicas proimperialistas y cipayas, y sobre todo, prepararse para mantener la libertad e integridad territorial a rajatabla incluyendo los territorios usurpados.
Resolver la dicotomia de imperialismo-nacion y no volver mas a una guerra contra el imperialismo sin una politica antimperialista(nacional).

+1
 

Chan!

Colaborador
Una historia verdadera para mis verdaderos camaradas
by www.elmilico.com.ar

Juan Carlos Neves


Un encuentro casual con un joven camarada de la Armada, en una fiesta familiar, me permitió escuchar sus inquietudes y preocupaciones. Me habló de la decepción que generan la falta de presupuesto para volar y navegar, del precario estado de las unidades y del dolor que provoca la anulación de comisiones al extranjero, ascensos y comandos, a excelentes oficiales, por el solo hecho de tener un apellido vinculado a camaradas acusados de crímenes de lesa humanidad o por haber participado en cursos en el extranjero que hoy se consideran impropios para su formación. Terminó confesándome que su frustración profesional le había hecho considerar pedir un temprano retiro, a pesar de su cariño a la institución y su firme vocación de servicio.



Le recordé, entonces, una anécdota de mi vida naval que me resultó aleccionadora. Corría el año 1983 y me encontraba destinado en Alemania, formando parte de la comisión de recepción del destructor ARA "Heroína", en carácter de jefe de armamento. Era la tercera nave de una serie de cuatro de las unidades más modernas del mundo que pasarían a constituirse en el núcleo de la Armada nacional por muchos años. En los últimos días de mi estadía en Hamburgo, conocí a un maduro oficial retirado de la marina de guerra alemana, que sentía una particular simpatía por sus camaradas argentinos. En una larga charla, me comentó que el origen de sus sentimientos fue una experiencia vivida luego de finalizar la segunda guerra mundial.



En aquellos tiempos, me contó, a su país le habían sido confiscados todos sus buques de guerra, y sus astilleros y fábricas de producción de armamento estaban arrasados. Los oficiales de la armada, para poder mantener su habilitación náutica, se veían forzados a navegar en buques de la marina mercante. Según su relato, en la mayor parte de los puertos extranjeros a los que arribaban, se los trataba con encono y rechazo, por su condición de alemanes, pero una gran excepción era el puerto de Buenos Aires, adonde eran recibidos con respeto y consideración. Sin perjuicio de lo curiosa que resulta esa empatía entre dos pueblos tan diferentes en su cultura y actitud como argentinos y alemanes, que va más allá de las cuestiones políticas o las alianzas militares, su relato me hizo meditar largamente sobre una cuestión que me parece crucial. Allí estábamos los marinos argentinos, menos de cuarenta años después de la tremenda derrota alemana que destruyó toda su estructura de defensa y su armada en particular, comprando en ese país uno de los buques de diseño más moderno del mundo y recibiendo cursos e instrucción de su marina.

La pregunta que se me repitió durante muchos años fue: ¿Qué constituye el corazón de una armada? ¿Son sus buques, sus cañones y sus misiles? ¿Es su capacidad de producción de medios militares que puede generar o recuperar sus capacidades perdidas? ¿O son, simplemente, sus hombres, con sus conocimientos, su formación y su espíritu, que pueden hacer renacer todo lo demás, a pesar de cualquier circunstancia adversa?



Mi respuesta a esa pregunta es, sin duda, la tercera opción. Los marinos alemanes habían perdido sus buques y sus fábricas, eran poco queridos en el mundo y no gozaban de apoyo en su propio país, pero se levantaron porque conservaban su espíritu, sus valores, sus tradiciones y su capacidad de sacrificio. Esas virtudes están también presentes en la mayoría de los oficiales y suboficiales de nuestra Armada. Como director de Educación Naval que fui, siempre admiré la sabiduría de nuestros antecesores, que supieron basar la formación de los marinos en principios fundamentales de lealtad, honestidad, sinceridad, valentía, espíritu de sacrificio y amor a la Patria, al mar y a la institución. Esas virtudes son aun más importantes que la excelente capacidad profesional que brindan nuestras escuelas y constituyen el núcleo espiritual de la institución. Por eso aconsejé al oficial del comienzo de mi relato que aleje la idea del retiro. Que en los momentos difíciles es cuando los hombres con valores se resignan a ver postergadas sus justas y merecidas expectativas personales, guardando sus puestos para cuando llegue el momento de renacer, crecer y reconstruir.

La Armada, al igual que el Ejército y la Fuerza Aérea, no deberían perder un hombre más ganado por la decepción y el desánimo, porque todos hacen falta para sostener el fuego sagrado y harán más falta aun cuando el futuro lo demande.



Como decía Ortega y Gasset, en cada momento de la historia están el hombre y su circunstancia. A unos les tocaron los aciagos tiempos de los golpes de Estado, a otros enfrentar a la subversión, una generación enfrentó a los ingleses en Malvinas y otra sufre hoy los errores del pasado y las injusticias del presente. Pero no es de buen marino abandonar el barco en medio de la tormenta. A los que el destino les puso esta prueba les cabe continuar con hidalguía para llevar el barco a buen puerto; es el desafío de esta generación y confío que, como todas las demás, sabrá cumplir con su Dios y con su Patria.

Juan Carlos Neves contralmirante retiro efectivo, Veterano de Guerra de Malvinas.

La diferencia es que desde el Zollverein (inicio del proceso de unificación alemana en base a aranceles aduaneros consensuados) que ya vienen tirando todos para el mismo lado... Justamente, ellos tuvieron esa capacidad para reconstruirse porque los trabajadores mismos eran los que cedían parte de sus sueldos para ayudar a pagar las deudas del país y financiar su reconstrucción. Eran conscientes de que eso era INVERTIR... invertir en su propio desarrollo y bienestar. Acá siguen existiendo posturas muy polarizadas y heterogéneas que imposibilitan que todos rememos para el mismo lado. Va más allá de lo netamente militar y trasciende al ámbito social en general. ESA es la real diferencia entre lo que pasó en Alemania y lo que aconteció acá. No se trata de "gobierno pro-FFAA", sino de "gobierno pro-Estado". La defensa no puede resultar algo totalmente ajeno a cualquier médico o profesor universitario, así como a mi tampoco me puede resultar algo ajeno o que me "desentienda" de los aspectos de salud, educación, etc. porque antes de militar, obrero, maestro o ingeniero naval somos ciudadanos argentinos.

Saludos...
 
Creo que acá está la papa:

cosa muy distinta a lo que nos todo vivir a los argentinos con el mal llamado "proceso", no solo por los crimenes de lesa humanidad, como torturas, desapariciones y robo de menores, sino por haber impuesto una politicia economica de los mas antipatria que se conocio con Alfredito Martinez de HOZ, no se olviden, en Brasil tambien cometieron las mismas tropelias pero en lo economico apostaron a un desarrollo industrial autonomo, no a la plata dulce y a quebrar empresas nacionales porque "eran ineficientes", ahi estan las diferencias.
El corazon de las fuerzas armadas de la patria debe ser la reconciliacion definitiva con su pueblo su razon de ser, sus leyes y estilo de vida democratico, ese profundo amor a su gente, "reserva de la nacion" que esta dispuesto al sacrificio ultimo por el pais, no a politicas proimperialistas y cipayas, y sobre todo, prepararse para mantener la libertad e integridad territorial a rajatabla incluyendo los territorios usurpados.
Resolver la dicotomia de imperialismo-nacion y no volver mas a una guerra contra el imperialismo sin una politica antimperialista(nacional).

101% de acuerdo.
 
Así como en algunas cosas no coincidimos, en otras sí, como en todo esto que ha planteado.

cosa muy distinta a lo que nos todo vivir a los argentinos con el mal llamado "proceso", no solo por los crimenes de lesa humanidad, como torturas, desapariciones y robo de menores, sino por haber impuesto una politicia economica de los mas antipatria que se conocio con Alfredito Martinez de HOZ, no se olviden, en Brasil tambien cometieron las mismas tropelias pero en lo economico apostaron a un desarrollo industrial autonomo, no a la plata dulce y a quebrar empresas nacionales porque "eran ineficientes", ahi estan las diferencias.

Algo similar puede decirse del Chile actual, que emerge desde la base que dejó su dictadura, en cambio, de este lado somos un caso de diván, todo al revés, todo diferente sin saber por que -o sí, lo que es peor-, en fin...

El corazon de las fuerzas armadas de la patria debe ser la reconciliacion definitiva con su pueblo su razon de ser, sus leyes y estilo de vida democratico, ese profundo amor a su gente, "reserva de la nacion" que esta dispuesto al sacrificio ultimo por el pais, no a politicas proimperialistas y cipayas, y sobre todo, prepararse para mantener la libertad e integridad territorial a rajatabla incluyendo los territorios usurpados.
Resolver la dicotomia de imperialismo-nacion y no volver mas a una guerra contra el imperialismo sin una politica antimperialista(nacional).

Sobre el primer resaltado, cabe preguntarse si, en el último tiempo, esa reconciliación se ha consolidado inequívoca y definitivamente, o si en cambio, se ha diluído consciente y aviesamente, debido a revanchismos personales de quienes se olvidan que actúan en nombre del pueblo argentino, y por tanto deben dejar de pensar a la Argentina desde su particular y parcial visión.

Y sobre el segundo resaltado, hay que preguntarse si la lamentable situación de nuestra defensa es el emergente de una coyuntura económica -poco creíble argumento, por otra parte-, o de una inexplicable e injustificable dialéctica que deviene de lo expuesto en el párrafo anterior, establecida desde 2 o 3 mentes atormentadas por sus propios demonios de naftalina...
 
UN SALUDO COMPASS, y a todos tambien claro esta, ser critico es para mejorar lo NUESTRO no para destruir.

De hecho su crítica fue absolutamente procedente y constructiva. Las Fuerzas Armadas están para la defensa de la Soberanía Nacional, para constituirse en el brazo armado del Pueblo Argentino. Quien pretenda de ellas su degradación y transformación en una policía facciosa de un régimen totalitario que aplique políticas económicas anti industrialistas y antinacionales (tal como ocurrió en el Proceso, la Revolución "Argentina", la "Libertadora", etc.), allá él. El ideal sanmartiniano es claro, nunca sacar la espada por cuestiones políticas internas. Así lo hizo San Martín, así lo hizo también el Ejército del Norte de la mano del Grl. Bustos.
Acerca del reciente pasado impresentable, determinados dinosaurios pueden justificarse en prácticas similares de por ejemplo, el ejército francés en Argelia. Y sin querer yo justificar excesos de ese país europeo en su colonia, se olvidan estos dinosaurios que esa doctrina "contrainsurreccional" la aplicaron contra un enemigo externo, acá en cambio fue a argentinos dando por tierra con todo el honor militar, parte del cual es recuperado en Malvinas desde el grado de oficial jefe hacia abajo.
Creo que mas allá, las deudas del pasado han sido ya zanjadas. Es hora de mirar hacia adelante, es estúpido e injusto obligar a un subteniente/alférez/guardiamarina/cabo recién egresado de la respectiva institución para que pida disculpas por algo que no hizo. También es injusto pedírselo a un Tcnl./Vcom./CF, ya que ellos hacia 1983 gracias si habían egresado, así que ellos también tienen su conciencia limpia. Por otra parte, todos los militares en los grados mencionados sufren al igual que todos los argentinos las consecuencias de este modelo económico entregador que inauguró el Proceso y los gobiernos civiles que continuaron con su política. Una gran mayoría de los militares hoy, tienen ingresos que están bajo la línea de pobreza, están sometidos a los vejámenes de un país vencido en guerra, a la total falta de presupuesto y a la consiguiente utilización de equipos obsoletos. Todos los argentinos en mayor o en menor medida, civiles y militares, somos víctimas de un Proceso de Reorganización Nacional que dejó un país en ruinas. Tenemos que reconstruirlo entre todos y confío en que vamos a poder hacerlo. No hay mal que dure 100 años.
 

thunder

Veterano Guerra de Malvinas
Miembro del Staff
Moderador
Sin lugar a dudas lo mas importante es el factor humano. Son los integrantes quienes la componen y sin ellos no existen.
Lo curioso de este fenómeno es que lo mas importante es el conjunto de sus individuos pero no sucede lo mismo con los individuos considerados separadamente quienes son sacrificados.
Me atrevería a decir que lo han sido mas por la misma estructura de las FFAA que por el poder político.
 
El corazón de una fuerza armada es el espíritu militar. Cuando el corazón se para el cuerpo se muere y se corrompe, de la misma manera que si el espíritu militar se extingue la fuerza armada se muere y se corrompe. Todo lo demás es circuntancial, aunque no por ello falto de importancia. Un cuerpo inactivo propicia un corazón débil, de la misma manera que en una fuerza armada inactiva (o lo que es lo mismo, distraída en actividades que no son su razón de ser) se debilita su espíritu.
Un militar joven debe vivir pensando en el combate, puro, simple, bello y romántico. EL militar antiguo debe aprovechar todo ese ímpetu y sacarle el máximo rendimiento, logrando que el subalterno aprenda.
Qué cosas favorecen al Espíritu Militar?
La forma militar, el orden cerrado, que predispone al espíritu para la acción y el esfuerzo.
El terreno.
La Educación Militar.
La disciplina.
El ejemplo de los superiores.
El reconocimiento al esfuerzo.
El respeto de la Nación hacia las propias glorias militares.


El Poder Militar pertenece a la Nación. Un estado que atenta contra él, está atentando contra sí mismo.
 
Arriba