Riachuelo: prometen sacar este año todos los barcos abandonados
Operativos de la Prefectura Naval Argentina.
Suman 42 y los dueños los dejaron allí porque no están en condiciones de navegar, por antigüedad o falta de seguridad. Hay desde petroleros hasta barcazas y areneras. El año pasado terminaron de retirar 28 buques que estaban hundidos.
Turbio fondeadero donde van a recalar/ barcos que en el muelle para siempre han de quedar. Los barcos abandonados en el Riachuelo son tan clásicos en el panorama de La Boca que hasta fueron inmortalizados por Enrique Cadícamo en su tango "Niebla del Riachuelo", de 1937. Pero en poco tiempo, y si por una vez se cumplen las promesas sobre la limpieza del río más sucio de la Argentina, habría que cambiar la letra. Prefectura Naval Argentina puso en marcha un programa para remover los 42 barcos abandonados que aún quedan en el Riachuelo.
Se trata de un paso más en el demorado plan para sanear la Cuenca, presentado por Nación, provincia de Buenos Aires y Ciudad ante la Corte Suprema, luego de una demanda de vecinos. Por ese proyecto, Prefectura ya levantó, entre 2006 y 2007, los 28 cascos que había hundidos (ver Una causa...). Los que siguen a flote son desde petroleros hasta barcazas o areneras, que tienen entre 20 y 80 metros de largo (técnicamente se dice "eslora"). Están allí, como fantasmas, desde hace no menos de cinco años, incluso algunos hasta diez. Todos, en el tramo que va desde Puente Alsina hasta la desembocadura del Riachuelo, apenas pasando la altura de la autopista Buenos Aires-La Plata.
¿Por qué fueron abandonados? Problemas económicos de las empresas propietarias, por un lado. También, porque ya estaban demasiado viejos para navegar (la vida útil de un buque puede ser de 30 a 40 años). O bien porque Prefectura ya no les podía permitir la circulación, dado que cambiaban algunos parámetros internacionales de seguridad para las embarcaciones, que entonces quedaban obsoletas. Cualquiera sea la causa, el motivo siempre terminaba siendo el dinero: si retirar un buque y desguazarlo cuesta unos 50.000 pesos, por la venta de la chatarra se consigue menos de 20.000. En definitiva, es más barato dejarlo tirado en el agua mugrienta del río de La Boca, como si fuera un viejo auto en una calle.
A esto se sumaba un obstáculo legal. En Prefectura informaron que la ley de Navegación, sancionada en 1973, no les permitía retirarlos. Pero esa norma fue modificada por el Congreso en marzo, ya que pasó a tener en cuenta la protección del medio ambiente y el libre escurrimiento de las aguas.
Gracias a ese cambio en la normativa, Prefectura empezó a intimar a los dueños de las embarcaciones abandonadas. Si en 60 días hábiles no las retiraban, pasaban a manos del Estado, que entonces podía eliminarlas. Prefectura ya lo hizo, y de no mediar apelaciones o complicaciones legales, esos plazos vencerán en julio y agosto. "En cuanto se cumpla esa etapa, empezaremos con las remociones. Confiamos que para fin de año ya se notará el cambio. Los últimos buques los terminaremos de retirar en los primeros meses de 2009", aseguraron en Prefectura.
Para retirar cada barco hace falta que trabaje un equipo de entre 4 y 5 personas, incluidos buzos tácticos, más barcos de remolque y otros elementos. Si las condiciones climáticas no complican las cosas, tardan entre 8 y 10 días por barco.
La ventaja inmediata de eliminar los barcos inactivos es que se terminará la polución visual en una de las zonas de Capital más visitadas por el turismo, por ejemplo. Pero acaso lo más importante es que hoy los barcos actúan como barreras que impiden el libre fluir del agua, tanto en su línea de flotación como por los bancos de arena y sedimentos que se van acumulando debajo. Al removerlos, el agua podrá correr, y arrastrar naturalmente la basura que hoy se termina amontonando.
El otro tema es que si no se los saca, tarde o temprano los barcos se terminarán hundiendo, y el perjuicio será mayor: removerlos cuesta tres veces más caro, se tarda entre 20 y 30 días por barco, y además el combustible o los líquidos tóxicos que hubiera en la embarcación entrarían en contacto directo con el agua, aumentando la contaminación.
El otro cambio legal es que ya no estará permitido dejar que los barcos mueran en la ribera. Prefectura podrá negarles el amarre, o en todo caso retirarlos más rápidamente. Hoy sólo pueden navegar por el Riachuelo algunas areneras, los catamaranes que pasean turistas y las embarcaciones privadas, más los botes que cruzan gente entre La Boca y la Isla Maciel. Todos, con autorización de Prefectura.
El número
50.000
El costo en pesos de retirar cada buque y desguazarlo. Cada operativo demanda entre 8 y 10 días, según Prefectura.
Una causa que llegó a la Corte
En el marco de una demanda por daños y perjuicios iniciada por vecinos contra los estados de la Nación, la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, la Corte Suprema intimó a los tres Gobiernos a presentar un plan para sanear la cuenca Matanza-Riachuelo.
Ese plan fue presentado el 5 de setiembre de 2006 por la secretaria de Ambiente, Romina Picolotti. Incluía la construcción de una planta de procesamiento cloacal para parte de Capital Federal y los partidos de Avellaneda, Lanús y Lomas de Zamora, más la instalación de cloacas y red de agua corriente, las sanciones a empresas contaminantes y la eliminación de basurales. Otro de los puntos era la eliminación de los barcos hundidos o abandonados.
El plan tiene un plazo de más de diez años de ejecución. Y una inversión gigantesca: sólo para los primeros años, $ 5.672 millones. Y tiene cuestionamientos.
De todas formas, entre 2006 y 2007 Prefectura levantó 28 barcos hundidos. A todos los desguazó, y vendió la chatarra. Los recaudado fue donado a los hospitales pediátricos Garrahan y el de Niños de La Plata.
Los plazos del pobre Riachuelo
Guillermo Kellmer
El Riachuelo vive de promesas y plazos que nunca se cumplen. Sin ir más lejos, el pimer plan para limpiarlo es de 1811, cuando curtiembres y saladeras ya ensuciaban sus aguas. En 1993 fueron los míticos 1.000 días de María Julia Alsogaray. Y 15 años dice el Plan de Saneamiento del que hace ya dos presentaron conjuntamente los gobiernos Nacional, el de Buenos Aires y el porteño ante la Corte Suprema. Para que se cumpla este último plazo falta mucho aún y cuesta imaginar al Riachuelo limpio. Tanto como soñarlo sin los viejos barcos anclados que ya son parte del paisaje. Pero en este caso el compromiso es mayor. En Prefectura aseguran que están en condiciones de sacar los 42 barcos abandonados en lo que queda del año y, a lo sumo, dejar alguno para los primeros meses de 2009. El tiempo ya corre. Es una promesa a plazo fijo de las que no abundan en el historial del Riachuelo.
Por Pablo Novillo
23/06/08
CLARIN
NUESTROMAR
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