Los Chilenos también
se quejan por la compras de armas:
Centro de Estudios Chilenos CEDECH
El armamentismo no es de Chile, sino de su clase política y la cúpula castrense. Es inaceptable la chilenofobia. Un pueblo no es su casta dominante. Conceptualicemos correctamente. Así, por ejemplo, es un contranegocio aludir al “sueño de Bolívar”. Lo militante es referirse al “proyecto de Bolívar”. Nada con “americanismo” porque, en un mismo saco metemos a los yanquis y los canadienses. Lo exacto es “latinoamericanismo”, “iberoamericanismo”, “suramericanismo” o “americoiberismo” . Sea cual fueren las etiquetas lo clave es marcar la diferencia con el lenguaje usado por quienes detentan el poder. Se trata de un esfuerzo por reflexionar sobre lo que parece un detalle. Digamos “hay detalles insignificantes y detalles significativos”. Lo anotado es “significativo”. Se integra a la guerra cultural no siempre suficientemente atendida.
Dicho lo anterior se debe manifestar que CEDECH hace ya —no menos de dos decenios— viene denunciando de modo público la transformación del país en un arsenal. Se ha exhortado a Palacio Quemado, a Casa de Pizarro y a Casa Rosada a reaccionar ante tan gravísimo problema. Ello porque con tal acumulación de artefactos bélicos se altera el equilibrio de poder en el Cono Sur y se genera, de modo, solapado una Guerra Fría entre repúblicas fraternas. En un país como el nuestro con un desempleo de dos dígitos, huelgas laborales crónicas, hospitales fiscales destartalados y atención deficiente, planteles escolares que se derrumban o llueven… esos gastos millonarios son un “crimen de lesa humanidad”. Sin embargo, aquí nadie, absolutamente nadie -con excepción de la entidad anotada- es capaz de protestar por tal perversión.
No hay que ver sólo influjo exterior en la compra de tanques Leopard, submarinos nucleares, lanchas misileras, aviones F-16, satélite artificial que permitirá espiar a los vecinos… Ahora mismo EE.UU. se queja porque La Moneda le compra a Rusia helicópteros y no recurre a la oferta de Washington. La misma gira de Bachelet a Europa es continuar en esa política de “paz armada” que prepara, en la vieja Europa de fines del XIX, la I Guerra Mundial. Se convence a la población que es un armamento disuasivo. No se denuncia el despilfarro, la naturaleza agresiva de los artilugios castrenses. Se destapan a cada rato viejas y nuevos escándalos por corrupción en dichas adquisiciones. Corrupción que mezcla a políticos y generales. El lubricante es el chauvinismo y la geopolítica expresada en el ABP -o HV3-, según la cual Argentina, Bolivia y Perú son nuestros enemigos.
Se manifesta en mi libro “FFAA: reflexión permanente” que la cúpula uniformada —de modo soterrado— suprime el Servicio Militar Obligatorio y, al mismo tiempo, en contubernio con la clase política —de derecha e izquierda— se embarca en compras millonarias de sofisticados artefactos de guerra. Ello mientras la alimentación y el equipamiento de reclutas es insuficiente y hasta deben ser apoyados por sus familias en la magra vida de cuartel a que son sometidos. En la cima de la pirámide están los negocios suculentos que convierten a un empleado público —ministro o general— en plutócrata con mansiones suntuosas y cuentas en bancos extranjeros. De allá hacia abajo “apretarse el cinturón porque estamos en crisis”. Mudos testigos de lo expresado son los conscriptos que mueren, como moscas, hace un par de años, congelados en Antuco.
En volumen la compra de armamento en 17 años de dictadura es pequeño comparado con la efectuada por la democracia restaurada en 1990. El supremo campeón del armamentismo es el “progre” Ricardo Lagos quien, por la ceguera que existe en nuestro mundo, es —después de su mandato— homenajeado con Doctorados Honoris Causa en Universidades que lideran personeros de avanzada. Quedamos perplejos de cómo se ignoran las actitudes antilatinoamericanas de políticos nuestros en países vecinos cuyos embajadores se supone informan de políticas agresivas como ese afán hitleriano renovar la flota, la FACH y el Ejército. No se hace la mismo con Carabineros —policía uniformada— y menos con el personal penitenciario. Ello mientras un tsunami delictual inunda ciudades y campos.
Se estima que no se pasará de esta caricatura de Guerra Fría impulsada por La Moneda a una Guerra Caliente. Se harán pantomimas de “gran potencia” como despachar antes que nadie soldados al pobre Haití ocultando que, en esa república, hubo un golpe de Estado francoyanqui que depuso al Presidente Aristide. O gestos como el protagonizado por el archipremiado “Richard Lakes” que humillara al Presidente Mesa de Bolivia en Monterrey. Mientras tanto hay despilfarros colosales y turbios negocios. También -no por mencionarse al final algo menos importante- se usan las armas para anestesiar a las FFAA a fin que olviden el cuartelazo de 1973 que depone a Allende, los 17 años de régimen militar y toleren persecusiones a quienes —vistiendo uniforme— participan en aquellos hechos. Así se deja conforme a la “europrogresía” y de yapa de consiguen los sufragios comunistas, comunizantes y criptocomunistas para triunfar en los comicios presidenciales.
Prof. Pedro Godoy P.
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