Mas sobre la masacre de fort hood
Exterior
Sábado 07.11.2009
La matanza en la base militar / Investigan el pasado del homicida
Estupor y dudas por la masacre de Texas
Revelan que el atacante había recibido tratamiento psicológico y que gritó un lema en árabe antes de disparar; son 13 los muertos
Noticias de Exterior: anterior | siguiente Sábado 7 de noviembre de 2009 | Publicado en edición impresa Comentar Ver comentarios de lectores (1)
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FORT HOOD, Texas.? Mientras las autoridades norteamericanas investigaban cuáles fueron las razones de la masacre en la mayor base militar del país, que anteayer dejó 13 muertos, ayer se reveló que el atacante, el mayor del ejército Malik Nadal Hasan, había recibido tratamientos psicológicos debido a su mala relación con los pacientes cuando estudiaba medicina.
Además, el general Robert Cone, comandante de la base de Fort Hood, en el estado de Texas, dijo que el atacante, un musulmán nacido en Estados Unidos e hijo de inmigrantes palestinos, gritó "¡Allahu Akbar!", que en árabe significa "¡Alá es grande!", antes de abrir fuego dentro de la instalación militar. Hasan rezaba al menos una vez por día.
En la matanza, la peor en una base norteamericana, 12 de los 13 muertos eran soldados, confirmó el comandante Steven Braverman, del hospital de la base. De los 30 heridos, 28 se mantienen "estables", añadió. Entre ellos está Hasan, que se encuentra inconsciente y conectado a un respirador artificial, tras recibir cuatro impactos de bala durante el tiroteo.
Los motivos del ataque aún no han sido establecidos, pero al parecer Hasan, psiquiatra, iba a ser enviado pronto a Afganistán y estaba molesto por las guerras en ese país y en Irak. "Estaba mortificado por la idea de tener que ir al frente. Era su peor pesadilla", reveló ayer uno de sus primos, Nader Hasan. "Era víctima de acoso por parte de sus compañeros" por ser musulmán, añadió.
Según su versión, el atacante había contratado a un abogado para retirarse del ejército, "pero había llegado al límite de sus posibilidades". Por su parte, un tío del tirador, Noel Hasan, dijo que su sobrino "no tenía muchos amigos" y que repetía con frecuencia que "el ejército era su vida".
En declaraciones a la cadena NBC, Cone dijo que nunca pensó que Hasan podría representar una amenaza para la base. El general rechazó descartar la hipótesis de un acto terrorista, "pero los elementos con los que se cuenta hasta el momento no se orientan en esa dirección".
Durante seis años, antes de ser destinado a la base de Fort Hood en julio, Hasan, de 39 años, trabajó en el hospital militar Walter Reed para completar sus estudios de psiquiatría como interno, residente y, en 2008, como becario. Había recibido su diploma médico en Bethesda, Maryland, en 2001.
Mientras trabajó en el Walter Reed, Hasan tuvo ciertas "dificultades" que derivaron en su sometimiento a tratamiento psicológico y supervisión adicional, señaló Thomas Grieger, director de capacitación de ese centro militar en aquel entonces.
Video: un militar norteamericano abrió fuego en la mayor base del país (Canal 13)
Grieger destacó que los problemas que tuvo Hasan fueron por las relaciones con los pacientes. Su tarea era tratar a los soldados que sufrían de estrés postraumático a su regreso de Irak y Afganistán.
Investigación
En tanto, hace seis meses, Hasan llamó la atención de la policía y de los servicios de seguridad debido a los comentarios que escribió en distintos sitios de Internet extremistas. En uno de ellos, Hasan equipara a los terroristas suicidas con un soldado que se arroja encima de una granada para salvar a sus compañeros.
Las autoridades federales confiscaron ayer la computadora de Hasan durante un registro de su departamento en la localidad texana de Killeen.
Según contó una vecina, Hasan retiró la mayoría de sus pertenencias del departamento en los días previos al tiroteo. Patricia Villa dijo que entre el miércoles y el jueves últimos el soldado le ofreció "algunas cosas, incluso un libro nuevo del Corán", y que le dijo que sería enviado a prestar servicios a otro país.
Un video tomado por una cámara de seguridad de un supermercado abierto las 24 horas, difundido por la CNN, muestra a Hasan el mismo día de la masacre, vestido con una túnica blanca típica de los musulmanes, al entrar a comprar su desayuno.
El propietario del local, que conocía desde hace años a quien él llama "Comandante Nadal", indicó que, como casi todos los días, Hasan compró su desayuno. "Lo encontré normal", dijo. Entró, compró un café y no hizo nada diferente que hiciera presagiar la tragedia, añadió.
"No vamos a especular sobre los motivos del ataque", puntualizó John Rossi, vocero de Fort Hood. Por su parte, desde la Casa Blanca, el presidente Barack Obama pidió ayer a los estadounidenses que no saquen conclusiones apresuradas sobre las razones que motivaron el tiroteo, hasta conocer todos los hechos. "No conocemos todas las respuestas aún", afirmó. Además, comentó que se reunirá con el director del FBI, Robert Mueller, y con otros funcionarios.
Obama asistirá al funeral de las víctimas del tiroteo, aunque hasta el momento no se ha fijado la fecha.
Por su parte, un imán de la mezquita a la que solía acudir Hasan dijo que éste jamás manifestó tendencias extremistas ni deseos de venganza.
Agencias Reuters, AP, AFP y EFE
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El escenario
Se corre el velo sobre el costo humano de las dos guerras
Gabriele Chwallek
LA NACION
WASHINGTON.? También hubo una pizca de alivio en medio del horror por el baño de sangre: el tirador de Fort Hood actuó solo y, según todos los indicios, no era un sleeper, un terrorista a la espera de una orden para llevar a cabo un atentado.
Pero a medida que prosigue el goteo de información sobre Malik Nadal Hasan, hay otro aspecto que se presenta cada vez con mayor claridad: la tragedia pudo ser un acto desesperado de un único hombre, pero tiene también una dimensión política más amplia, que puede convertirse en un problema para Barack Obama.
El presidente lleva semanas discutiendo con sus asesores una nueva estrategia en Afganistán. El general a cargo de la misión, Stanley McChrystal, quiere 40.000 soldados más en la región. Obama no quiere arriesgar más vidas si no es imprescindible y si no hay una misión clara.
Estados Unidos acaba de vivir el mes más sangriento en Afganistán desde el inicio de la ofensiva, con 55 soldados muertos. Esto ya hace a Obama más difícil cualquier decisión.
Y sobre ese fondo revuelto llega la masacre en Fort Hood: un brote de violencia desatado por el pánico ante el envío a Afganistán (próximo destino de Hasan), por el rechazo a la guerra, la sensación de desesperación y, acaso, también por odio.
Después de todo, el autor era un psiquiatra encargado de tratar las perturbaciones postraumáticas de soldados que regresaban de la guerra. Según su familia, no soportaba las escenas narradas por sus pacientes, muchos de ellos mutilados, y la visión del horror que transmitían.
Nada de esto se confirmó como causa del incidente. Pero aunque se encuentre otra, la masacre fue un golpe repentino que volvió la mirada de la opinión pública hacia la carga de las dos terribles guerras que libra Estados Unidos y hacia un grupo de víctimas de las que casi nunca se habla: los heridos. Sólo durante los últimos tres meses, más de 1000 personas quedaron gravemente mutiladas en Afganistán.
Noel Hasan, tío del psiquiatra, relató que rara vez hablaba de su trabajo. Una vez, sin embargo, contó de los soldados que regresaban destrozados de Irak o Afganistán. Uno había sufrido quemaduras tan graves "que tenía la cara casi derretida", según Noel. "Me contó cuánto lo había afectado eso."
También se supo que Hasan trabajó seis años en el hospital Walter Reed en Washington, primer destino de los heridos en la mayor parte de los casos. "Tenía pesadillas", contó su primo Nader. Hasan ingresó en el ejército contra la voluntad de sus padres y, con el correr del tiempo, se volvía cada vez más en contra de las guerras en Irak y Afganistán.
Si la ira crecía en Hasan, ¿hubo señales de advertencia que permitieran esperar este final? Un ejército de expertos investiga no sólo el porqué de la masacre, sino también cómo pudo producirse. Todos coincidían ayer en que el psiquiatra acumulaba años de una desesperación creciente.
"Era psiquiatra, pudo haber reconocido las señales en sí mismo ?opinó un colega?. Pudo y debió haber buscado ayuda, pero no lo hizo. Eso hace todo aún más incomprensible."
Fort Hood se convierte así en una nueva llamada al ejército para que refuerce el apoyo a los soldados que vuelven afectados de la guerra. Se estima que un 30% de los efectivos estadounidenses que regresan a su país lo hacen con problemas psíquicos, como depresiones, pánico y ataques de ansiedad.
Pero muchos no confían en contar sus problemas. "Pedir ayuda no es señal de debilidad", dijo la senadora texana Kay Bailey Hutchison.
Según la Casa Blanca, también Obama quiere reforzar ese mensaje.