Es compatriota mío, de Junín, tiene su merecida calle llamada SOLDADO GURRIERI.
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Un joven marplatense de 18 años que va a la guerra a pelear contra el mismo adversario británico que le tocara enfrentar a su padre 40 años atrás. Esta es la historia del soldado conscripto Clase 63 Ricardo Gurrieri.
Era un pibe loco por el surf y el skate. Lo mismo se deslizaba colina abajo por las calles de Mar del Plata que se metía en las olas pos del fugas momento de montar en su cresta. Amaba los deportes y cuando le toco el servicio militar se puso contento, con la ilusión de que lo mandarían al Sur y podría aprender a esquiar. En verdad su destino eran unas islas bien al Sur, donde la muerte fue a buscarlo un 25 de mayo.
Sopla el viento malvinero, a soplado durante toda la noche. Durante el medio día el camión de suministros que trae el almuerzo de las tropas del sector ha llegado. Un soldado trae un cilindro térmico para llevarle ese guiso caliente a sus camaradas que aguardan en la trinchera. El soldado es un adolescente que se esta haciendo hombre, súbita y brutalmente como se madura en la guerra. El soldado pidió ser él quien vaya hasta el camión de suministros. Todo esta en calma y solo el incansable viento malvinero sigue soplando. El soldado ha dejado su casco en la trinchera y viene aspirando el aroma que desprende el recipiente que tal vez le recuerda la comida que amorosamente suele preparar su madre. Y el viento sigue soplando, si el soldado pudiera entender las voces del viento se alertaría. Este le esta diciendo que al soplar durante tantas horas ha cubierto ya totalmente con arena la bomba con espolera retardada que se enterró en el suelo durante el ataque nocturno. El soldado se llama Ricardo Mario Gurrieri. Camina indefenso y desprevenido. Bajo la arena, un diabólico mecanismo esta marcando los pocos instantes de vida que le quedan en este mundo...
INFORMACION SUMINISTRADA OIR EL GRUPO DE ARTILLERIA DEFENSA ANTIAREA.
“Nacido el 23 de julio de 1963 en la cuidad de Junín, provincia de Buenos Aires. Ingreso al ejército como soldado conscripto de la Batería “B” del GADA 601, desempeñándose como auxiliar del director de tiro de las Segunda Sección. El día 25 de mayo a las 12.45 Hs, en oportunidad en que se trasladaba a racionar en la zona de la pista del aeropuerto, como consecuencia del estallido de una bomba de quinientas libras con espoleta a retardo es alcanzado por una esquirla que le produjo la muerte”
TESTIMONIO DEL SOLDADO CONSCRIPTO WALTER CRUZ
“25 de Mayo. Nos levantamos, nos lavamos las caras y desayunamos. Ese día teníamos que presentarnos ante el jefe de la batería por ser día patrio. Todo hacia suponer que pasaríamos un buen día, pero por el contrario fue el peor día que vivimos. Cuando llegaron las doce del mediodía, el soldado Isuribehere tomo el cilindro y salio a buscar la comida, ya que se aproximaba el camión, cuando Ricardo lo paro, diciéndole: “ dejame a mí, que yo los conozco y puedo conseguir mas comida”. Minutos después venia un ataque y se produjo una fuerte explosión. En el techo del pozo se escucho un tremendo golpe. Pensamos enseguida que nos había caído una bomba y salimos corriendo desesperadamente. Tanto es así que algunos, no vieron el cuerpo de Ricardo que yacía a un costado de la perta del pozo.
Yo, en cambio, si lo ví, el cuerpo de Ricardo, sin saber de quien era. Me acerque y detrás de mí en ese momento el teniente primero Reyes y el subteniente Barri me dijeron que me retirara del lugar, cosa que hice sin saber a quien pertenecía ese cuerpo caído allí. A la media hora llegó una ambulancia, y se lo llevo a la enfermería sin dejar acercar a ningún soldado.
Transcurridas unas cuantas horas, nos reunieron a todos y nos comunicaros quien era el chico que había fallecido. En ese momento quedamos todos mudos, no lo podíamos creer. Eso nos causó un gran dolor y nos toco muy hondo...”.
TESTIMONIO DEL SOLDADO INSCRIPTO MIGUEL RESSIA
“ Una vez en el lugar, nos formaron. Al poco tiempo, llegaba la ambulancia con unos enfermos. Guillermo Duverni y yo, le dimos sepultura al cuerpo de Ricardo. Eso fue algo que jamás olvidare. Después casa uno de los allí presentes tiramos un puñado de tierra. Una vez cubierto, se procedió a colocarle una cruz y flores. Era como querer embellecer aquel lugar donde yace una gran persona, que a pesar de lo sucedido quedo para siempre en nuestro ser u en todos los que lo conocieron...”.
CARTA DE RICARDO
Isla Soledad, 19 de abril de 1982
Queridos padres:
Espero que hayan recibido la carta que les mande de Comorodo Rivadavia. Como les puse, estuve tres días en comodoro durmiendo en un cuartel buenísimo, con agua caliente y buena comida, aunque con pan duro. Además contaba con una cantina con música y montones de cosas para comprar, pasados esos tres días, nos dispusimos a partir a Río Gallegos, donde según nos habían dicho pasaríamos un tiempo. Pero no fue así, puesto que una vez arriba del avión ( un jet de Aerolíneas Argentinas sin asientos) nos dijeron que haríamos escala allí para cambiar de avión, puesto que este era muy grande para aterrizar en un aeropuerto tan chico como en de las Islas Malvinas. Bueno, llegamos a Río Gallegos nos pasaron a un avión de LADE, más pequeño, y a las 10 de la noche del viernes salimos para las islas. Luego de una hora de viaje, aterrizamos en Malvinas, de noche y con un frío que cortaba la tierra. Nos hicieron tomar todos los equipos y comenzamos a caminar por una ruta hacia el lugar donde íbamos a acampar.
Llegamos en pleno descampado y a unos diez metros de la playa (que es hielo) armamos las carpas de noche, sin luz ni nada. Bueno, esa noche fue la peor de todas las que pase hasta ahora. Al otro día, o sea el sábado, nos despertaron a las ocho de la mañana (aca a esa hora todavía es de noche) y nos tuvieron acomodando las carpas y las ropas hasta que amaneció.
Les digo con orgullo que me sentí emocionado ante el paisaje que estaba mirando. Que era espectacular, el sol saliente por el mar, la playa blanca de nieve. Bueno una maravilla.
Bueno, tomaron a un grupo de nosotros y sin desayunar ni nada nos llevaron al aeropuerto a esperar el avión que traía nuestras cosas. Menos mal que me llevaron allí porque pude afanar un montón de comida, galletitas, bolsas de caramelos, chocolates, latas de Coca, pan, remedios, etc. Te pongo “afanar” porque acá tenés que hacer así, porque de todas las donaciones que se hacen, no nos dan nada.
Bueno, ya esa noche dormí mejor, más calentito, puesto que me puse tres pares de medias, un calzoncillo largo, un suéter, un gorro de abrigo, la bolsa de dormir y tres frazadas, y con el estomago lleno de comida.
Ya el domingo levantamos campamento y nos fuimos al Teatro de Operación (así se llama), que es donde estoy ahora y de donde no nos vamos a mover hasta que nos vayamos de acá. Es una ladera de una montaña donde hay viento de 140 kilómetros por hora, a tres kilómetros de Puerto Argentino y a ochocientos metros del aeropuerto.
Lo del viento ya lo superamos porque estamos en trincheras de dos metros de profundidad, tomando mate, puesto que acá no pasa nada. Tengo barba porque aquí no hay agua potable y la poco agua que hay la usamos para el mate.
Te digo que acá hay una riqueza en petróleo impresionante (te doy un ejemplo: cortas un pedazo de tierra, lo dejas secar, una vez seco le prendes fuego y te dura un día entero prendido).
Bueno, por ahora los dejo porque se me termino el tiempo. Espero haberlos tranquilizado al saber que estoy bien y espero que me contesten pronto y me cuenten como están ustedes, que espero que bien. Bueno un beso y un abrazo grande para vos, mama y otro para vos, papa. Los quiero mucho. Besos y saludos a José, Daniel, Ana y las ladillas; los tíos de Mar del Plata y de Junín. Chau
P.D.: Mamá, mantenete fuerte y con fe. Papá, espero que tengas trabajo, salud y fe. Los quiero. Un abrazo
Ricardo.
http://masarmientoalmiron.galeon.com/morirun.htm