Edgar Calandin, el general que combatió al covid y busca fomentar el turismo argentino en la Antártida
Hitos de la gestión del ex jefe del Comando Conjunto Antártico que asumió en febrero de 2020 y fue reemplazado recientemente. La lucha contra la pandemia del virus, el desarrollo de laboratorios, los convenios con las universidades y la refuncionalización de la Base Petrel para atraer más visitantes locales
04 Jun, 2024 02:44 p.m. AREl general Edgar Calandin explica el funcionamiento del Comando Conjunto Antártico
Un trayecto de unos 4000 kilómentros separan aproximadamente a la ciudad de Río Segundo, en la provincia de Córdoba, con la Base Marambio, en la Antártida Argentina.
Esa destino era el sueño que anhelaba un, por entonces, joven Edgar Calandin, recién recibido de oficial en el Colegio Militar de la Nación, allá por 1987, y que -previamente- había cursado en el Liceo Militar General Paz en las afueras de la capital cordobesa, su provincia natal. El destino lo tendría marcado a hielo, y no a fuego.
Una vieja incursión de Calandin por el refugio Córdoba, ubicado a 200 km. al suroeste de la base Belgrano 2, uno de sus primeros destinos polares
En 1993, luego de seis años aplicando para la solicitud de viajar hacia esas tierras gélidas -y ya siendo subteniente en la Brigada Paracaidista en Córdoba-, el continente blanco lo recibiría con los brazos abiertos para la primera de sus tres “invernadas” en distintas bases argentinas, Belgrano 2, San Martín y Esperanza. Y así nació un inquebrantable vínculo que duró más de 30 años, la mitad de su vida.
“Uno de los años que inverné, en 2010, lo hice con mi mujer y cinco hijos, fue una experiencia maravillosa, ellos tenían que ir a la escuela en Base Esperanza”, recuerda quien vacaciona cada año en Santa Rosa de Calamuchita, de su querida Córdoba. “El verde, el olor de los árboles, eso extrañás cuando estás en la Antártida, porque al volver de un clima tan hostil realmente valorás lo que tenés”, afirma al teléfono con Infobae.
Calandin en la Antártida junto a su esposa e hijos, allá por 2010
Hoy, con más de 20 viajes hacia el continente helado, Calandin cerró su gestión -iniciada el 16 de febrero de 2020- como comandante del Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR), el máximo escalafón logrado en aquel territorio como responsable de la acción, planificación y ejecución de tres campañas antárticas consecutivas en el verano de 2022, 2023 y 2024. Su lugar fue ocupado hace días por el comodoro de Marina, Maximiliano Mangiaterra.
“Nadie quería ir a esos lugares, no sabía por qué quería ir”, reconoce este hoy sexagenario general de Brigada. Pero fue una foto, la que le mostró el teniente primero Sonzini Astudillo, atravesando una crudísima noche polar en carpa, con 43 grados bajo cero, la que le hizo el clic mental para animarse a enfrentar las inclemencias del frío antártico. “Eso me motivó”, recuerda.
Celebración del convenio entre el Comando Conjunto Antártico y PSA, el cual establece el servicio de purificación del agua para consumo humano mediante la provisión de equipos purificadores con carbón activado y luz
Calandin jamás se imaginaría que su debut en la jefatura del COCOANTAR tendría -entre 2020 y 2021- un enemigo invisible y letal: el covid. Y enfrentar al potente virus motorizó una de sus máximas proezas australes: evacuar por etapas -en un lapso de un año y medio (mayo a diciembre del año siguiente)- a toda la población antártica argentina (entre 1300 y 1500 personas), para su testeo y vacunación pertinente. ¿El resultado? Cero contagio hasta fines de 2021.
Vale recordar que Argentina administra 13 bases en el continente helado, de las cuales siete son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano). De ellas, dos son administradas directamente por la Cancillería: Carlini (permanente, ex base Jubany) y Brown (temporaria).
Las demás bases son administradas por el Comando Conjunto Antártico (Ministerio de Defensa). Ellas son Orcadas, Marambio, Esperanza, San Martín, Belgrano II y Petrel (permanentes); y las bases temporarias Melchior, Decepción, Cámara, Primavera, y Matienzo.
Calandin recorriendo en el año 1994 los alrededores de la base San Martin
“Ni me quiero acordar de aquella época”, dice el militar quien vive en el barrio de Belgrano y reconoce extrañar “su” Antártida (”tara antártica”, la llama) luego de años y años conviviendo con temperaturas bajo cero. “Es como un club de fútbol, te picó y no lo soltás más, allá valorás todo distinto, el comportamiento de los hielos, las piedras, la capacidad de asombro está siempre adentro nuestro y allá no la perdés jamás”, se sincera.
Calandin, además, tuvo el privilegio de cuidar al general Hernán Pujato, quien atravesaba el final de su vida (NdR: falleció en 2003) y creó y dirigió el Instituto Antártico Argentino como así también instaló las bases científicas y poblacionales en la Antártida. “Me hice amigo de él”, remarcó sobre su prestigioso vínculo.
Comienzo pandémico
Las primeras dos campañas de Calandin fueron bajo la sombra de la pandemia lo que, según él, resultó “demasiado coercitivo”, por la ardua tarea de trasladar a cientificos y la población antártica en rompehielos y buques de transporte para realizar los cruces logísticos. Y a eso sumarle las cuarentenas de quienes estaban en territorio helado.Una de las acciones implementadas fue la Campaña Antártica 2020-2021, en la cual -cumpliendo con un estricto protocolo sanitario-, la tripulación del rompehielos ARA ‘Almirante Irizar’ (RHAI), el personal del Comando Conjunto Antártico y de la Dirección Nacional del Antártico, se encontró cumpliendo una cuarentena operativa de 14 días a bordo de la nave. Allí se realizaron tres exámenes de PCR a todos los integrantes del buque para descartar la presencia del virus, manteniéndoselos aislados durante el periodo previo a la zarpada.
Calandin durante una videoconferencia en diciembre de 2021 informando los avances de su gestión
“En mayo de 2020 no habíamos sacado a los últimos contingentes, entonces tuvimos que movilizar a unas 1000 personas a tierra para que se vacunen bajo un protocolo muy rígido, hacer los PCR y esperar los resultados, como así también tener acuartelados a los científicos. No queríamos ser el primer país en llevar el covid en la Antártida”, rememora con cierto dolor el ex titular del COCOANTAR.
Ya en diciembre de 2021, a Calandin lo sorprendió la “explosión” de la inefable variante Omicron. Lo encontró con un barco esperando en base Marambio a que llegara el avión para trasladar a los pasajeros de vuelta al continente. “Por entonces no había más PCR y les hicimos test de antígenos a todos. Uno dio positivo, entonces aislamos al resto por temor a un contagio, ya que ante las bajas temperaturas las defensas disminuyen mucho”, agregó el general. Como resultado, el primer caso se detectó en enero 2022, luego de un año y medio sin contagios.
Resultados de campaña
A pesar de las dificultades del comienzo de la gestión de Calandin, Argentina pudo establecer los cimientos institucionales en la Antártida, con más de 50 convenios con universidades, ONGs como así también las reformas de las mayoría de las viviendas de las bases, las plantas de tratamientos de residuos cloacales e incinerados de materiales.El general de Brigada, que también participó en foros, fue jefe de Concurso Antártico como así también agregado militar en México y responsable de realizar los trámites para que la Fuerza Aérea de aquel país pudiese aterrizar en Base Marambio. “El cuidado del medio ambiente es clave en la gestión antártica: residuos cero. De las 13 bases, hoy, 12 no tienen residuos y solo queda Marambio, con un cuarto de desechos”, afirmó Calandin a este medio.
Trabajos científicos en Base Esperanza
Durante la campaña 2022, se construyeron tres laboratorios multidisciplinarios en Base Esperanza, San Martín y Orcadas. También un laboratorio seco, otro húmedo, un sector de procesamiento de animales, un frigorífico para aislar muestras y un parque para guardar piezas geológicas. “Todo sustentable y con materiales hechos en Argentina”, resaltó el militar.
Por su parte, en la campaña 2023, se montó un laboratorio de hidrógeno verde en Base Esperanza y otro de rayos cósmicos en San Martín, ya que el primero está ubicado en la Base Orcada. “La energía que se utliza es apoyada por paneles solares y un aero-generador”, destacó el general.
Edgar Calandin, en una recorrida antártica junto al ex presidente de la Nación, Alberto Fernández, y el ex ministro de Defensa, Jorge Taiana, ocurrida en febrero de 2023
También, durante el año pasado, se habilitaron las enfermerías de las 13 bases y efectivizó la modernización de equipamiento. Y además, bajo la gestión de Calandin, se inició un plan de hidroponia junto con el INTI en las bases Esperanza, Belgrano II y Marambio. “Es un viejo anhelo antártico el de cultivar legumbres, verduras frescas e investigar como se comportan ciertos materiales con el frío”, subrayó el general.
En cuanto a la base Belgrano II -la más austral de todas, ubicada a tan solo 1300 km del Polo Sur- comenzaron los trabajos de instalación de una antena para el satélite SAOCOM II -regenteado por la Comisión Nacional de Actividad Espacial (CONAE)- para recibir información en zonas remotas.
Calandin recibió al presidente Javier Milei durante la visita a la base Marambio y Esperanza en enero de este año
Petrel, la base insignia
La estrella, y principal desafío de la COCOANTAR, era la reconstrucción y puesta en funcionamiento de la base temporaria Petrel, ubicada en la isla Dundee, cuya casa principal se incendió en 1974.La decisión de abrirla y comenzar un trabajo profundo de remodelación ya lleva una década y, según Calandin, es la “plataforma de lanzamiento hacia la Antártida media y profunda”.
El cartel de bienvenida a la Base Petrel, en noviembre 2023
Hoy, la base -reinaugurada en 2022- cuenta con dos pistas de aterrizaje (el sábado pasado llegó el primer avión, un SAAB 340 de la FAA) y, según el militar, “va a ser la más moderna al norte de la península con capacidad para albergar a 200 personas: en invierno hay 30 personas y la campaña de verano (noviembre a fines de marzo) hasta 100 personas trabajan allí”.
Petrel, ubicada a 80 km de Marambio y a 57 de Esperanza, posee 250 paneles solares (en noviembre se instalarán 250 más) y es, en palabras de Calandin, la “puerta de entrada de la actividad antártica, un nodo multimodal que incluye centro de emergencia medio ambientales, buques de rescate, apoyo hospitalario (el hospital está en proceso para ser construído) como así también ya tiene firmado convenios con la Universidad Austral y la Universidad Abierta Interamericana”.
Una de las pistas de aterrizaje de la base Petrel
A diferencia de la base Marambio, ubicada sobre una meseta elevada sobre el nivel del mar, las dos pistas en Petrel están a ras del agua lo que genera una fluidez en cuanto a transporte y navegación. Y esto desemboca en una ambiciosa meta para 2025-2026: la apertura turística hacia Argentina. “Ushuaia está a 1050 km de Petrel, es la base con mayor cercanía al continente, el cruce en barco tarda -con buena meteorología- entre tres y cuatro días sorteando inclusive el intempestivo Pasaje de Drake, una de las rutas marítimas más peligrosas del mundo”, sostiene Calandin.
La idea, según el general, es ir en barco a la Antártida y volver en avión, con costos menores a los actuales y que el turismo argentino se promueva (hoy el valor ronda entre 15 y 20 mil dólares el viaje). “La idea es establecer la cultura antártica ya que tenemos presencia allí desde 1904, y somos el país que más bases tiene de todo el mundo. Petrel va a ser la base insignia de Argentina”, finalizó.
En Petrel se han construído uno de los campos de paneles solares fotovoltáicos más grande que tienen las bases antárticas (Gentileza Martín Sakamoto)
Edgar Calandin, el general que combatió al covid y busca fomentar el turismo argentino en la Antártida
Hitos de la gestión del ex jefe del Comando Conjunto Antártico que asumió en febrero de 2020 y fue reemplazado recientemente. La lucha contra la pandemia del virus, el desarrollo de laboratorios, los convenios con las universidades y la refuncionalización de la Base Petrel para atraer más...
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