Triunfo a la medida de todos
El referéndum revocatorio aseguró la continuidad del presidente y del vicepresidente de Bolivia, pero también la de los prefectos rebeldes de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.
Evo Morales seguirá en el poder. Los bolivianos lo ratificaron ayer con más del 60% de los votos, según sondeos a boca de urna difundidos por los medios locales. El porcentaje supera en casi siete puntos el obtenido por Morales en las elecciones de 2005, cuando se convirtió en el primer presidente indígena elegido en el país andino. Sin embargo, el referéndum revocatorio que debía ser una salida a la crisis política del país también ratificó con una amplia mayoría a los cuatro prefectos opositores de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, promotores de una mayor autonomía para los ricos departamentos de la “media luna” oriental. Otros tres líderes regionales, dos opositores y un oficialista, fueron revocados.
Bolivia confirmó ayer que la división ideológica tiene su correlato territorial. La foto que muestra los resultados de la consulta tiene dos colores definidos: el azul del oficialismo en La Paz, Oruro y Potosí, departamentos del Altiplano de mayoría indígena, y Cochabamba, tierra cocalera que fue cuna política del presidente. En tanto que el verde autonomista se consolidó en las ricas regiones del Oriente boliviano, erigidas hoy en motores económicos del país gracias a sus recursos energéticos. En La Paz, en una Plaza Murillo cubierta de banderas azules, blancas y negras, Morales optó por un discurso conciliador y llamó al diálogo al poder regional. “Convoco a todos los prefectos de Bolivia a trabajar por la unidad de los bolivianos respetando las normas bolivianas”, dijo el presidente, sin olvidar una alusión a la ilegalidad de los estatutos autonómicos aprobados en reférendum por “la “media luna”, entre mayo y junio pasado. Para el presidente, la solución pasará por “unir el proyecto de nueva Constitución con los estatutos autonómicos, pero siempre en el marco de la legalidad”.
El llamado a la reconciliación del presidente fue la contracara del discurso beligerante enarbolado por el prefecto de Santa Cruz, Rubén Costas. En la Plaza 24 de septiembre de la capital departamental, el prefecto dijo que “aquí se venció al más cruel de los terrorismos de Estado de los últimos tiempos y a un fraude montado por la corrupción del MAS y la intervención extranjera”. El destinatario de esta última alusión es, naturalmente, el venezolano Hugo Chávez.
El gobierno ya había anticipado sus intenciones de diálogo, pero tal vez no encontrará el escenario que esperaba. Ayer, en un desayuno con la prensa, el vicepresidente Álvaro García Linera dijo que “el mandato del pueblo obligará a las fuerzas minoritarias a no ejercer la dictadura del veto, como ha ocurrido en el último año y medio”. García Linera hizo referencia así a la resistencia de los prefectos opositores a someterse al referéndum, con huelgas de hambre, paros cívicos y el boicot violento a las visitas del presidente Morales a sus regiones. “Los resultados –según el vicepresidente- crearán el mejor escenario para un diálogo, porque las autoridades podrán acudir a la mesa de diálogo con lo que son realmente y no con una hiperinflación de expectativas.” Morales podrá estar en parte satisfecho, porque una eventual negociación con la oposición lo encontrará más fortalecido que en 2005. Pero deberá reconocer que las “fuerzas minoritarias” no lo son tanto: los prefectos de “la media luna” habrían sido ratificados con más del 55% de los votos.
Hubo en cambio dos grandes derrotados: los prefectos de La Paz, José Luis Paredes, y de Cochabamba, Manfred Reyes Villa. El primero reconoció su derrota y anunció ayer que dejará la prefectura “cuando el señor presidente nombre al prefecto interino que deberá reemplazarme”. El segundo, en cambio, advirtió que dará batalla legal a su revocación. En diálogo con Crítica de la Argentina, el canciller David Choquehuanca dijo que “tenemos una ley y aprobada por el Parlamento y vamos a aplicar esa ley”. Consultado sobre la posibilidad de utilizar a la Fuerzas Armadas contra los prefectos revocados que se nieguen a abandonar su cargos limitó a contestar con un “veremos, veremos”.
En todo caso, Evo dijo que “ahora que el pueblo boliviano expreso el cambio al modelo económico”, los prefectos deberían sumarse “a esta revolución democrática”. No sólo Costas ya anticipó que no será fácil llegar a un acuerdo. El prefecto de Tarija, Mario Cossío, anunció “la hora de ejecutar la autonomía departamental”, basada en estatutos que el gobierno considera secesionistas. La nueva Constitución promovida por el Ejecutivo reconoce las autonomías, pero las superpone a instancias comunales e indígenas que los departamentos no están dispuestos a aceptar. Como anunció Evo Morales ayer, la guerra por la nueva Constitución es la batalla por venir.
Voto a voto con el cocalero
Vestido con una camisa blanca de manga corta, pantalón negro y zapatillas, el presidente de Bolivia, Evo Morales, votó ayer a las 9.15 de la mañana en la escuela de la Villa 14 de Septiembre, en pleno Chapare, provincia del departamento de Cochabamba donde empezó su carrera política como líder sindical cocalero.
Morales llegó a la mesa acompañado por sus dos hijos, dirigentes de las federaciones cocaleras, y su vocero Iván Canelas. Así, fue el primer presidente boliviano en votar en una zona rural. Todos los anteriores lo hicieron en La Paz, sede del gobierno. Apegado a los rituales aimaras, Evo repitió la agenda del 18 de diciembre de 2005, día en que ganaba las elecciones que lo llevaron al Palacio Quemado y anunciaba una “nueva historia de Bolivia con igualdad, justicia social, paz y equidad” .