Susana Vietti de Peretti (San Francisco, Cba.)
Soy la madre del 1er. Teniente Marcos Alberto Peretti, cuyo fallecimiento se produjo el día 1 de mayo del 2007, en la base aérea de Tandil.
Quiero expresarle a usted mis sentimientos que desde lo ocurrido no puedo detener. Y contarle que mi hijo comenzó con la idea de ingresar a la Fuerza Aérea mientras estaba en cuarto año de su escuela secundaria.
En mi caso, soy profesora de Historia y me opuse tenazmente a ello por enseñar en los cursos a mi cargo la etapa de El Proceso, pero ganó su vocación y entonces me dediqué a monitorear desde afuera su enseñanza, y con orgullo puedo decirles que estos profesionales de ahora no tienen nada que ver con los anteriores. Gran amor a su patria, a su familia y hacia sus compañeros tanto civiles como militares.
Yo, ya perdí a mi hijo. Motiva esta carta la tristeza de ver a sus compañeros jóvenes casados, con hijos, con profundo amor a su profesión y temor por sus vidas debido a la antigüedad del material aéreo que utilizan. Esto es ajeno a lo que el peritaje del accidente de mi hijo determine, ya que a esta altura, sólo importa cuidar la vida de los demás y es indiscutible que el equipamiento es precario.
Le solicito a usted, que como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, destine el presupuesto suficiente a las mismas. Sé que hace más de 25 años que le han ido retaceando el mismo ¿No sería hora de revertir la situación? ¿Sirven a un país Fuerzas Armadas obsoletas o da lo mismo no tenerlas?
En sus discursos, advierto un manifiesto rencor hacia ellas. Sólo puedo decirle desde mi humilde lugar que ya concluyó la etapa de El Proceso, estas son generaciones nuevas y no olvide que el mundo se construye con amor y respeto y no con odio.
En estos días de mucha reflexión y dolor recordé que en mis clases de Formación Etica y Ciudadana enseñé siempre que uno de los pilares de la democracia es el respeto hacia los derechos humanos.
Comparto con usted su preocupación por las víctimas todas de la etapa que se extiende desde 1976 a 1983. Pero le pregunto señor presidente si los derechos humanos son para todos los ciudadanos o no; si entran en ese concepto los jóvenes que hacen del amor a su patria su profesión.
Siento que en esta democracia se ha perdido el derecho a la seguridad, la educación, la salud y al disenso.
Quiero aclararle que no pertenezco a ningún partido político. He votado siempre al candidato de acuerdo a sus proyectos e ideales.
Deseo de corazón que usted no tenga que vivir jamás la pérdida de un hijo y que Dios ilumine su accionar.
Lo saludo con mucho respeto.
9/5/07 - 10.20 horas
Soy la madre del 1er. Teniente Marcos Alberto Peretti, cuyo fallecimiento se produjo el día 1 de mayo del 2007, en la base aérea de Tandil.
Quiero expresarle a usted mis sentimientos que desde lo ocurrido no puedo detener. Y contarle que mi hijo comenzó con la idea de ingresar a la Fuerza Aérea mientras estaba en cuarto año de su escuela secundaria.
En mi caso, soy profesora de Historia y me opuse tenazmente a ello por enseñar en los cursos a mi cargo la etapa de El Proceso, pero ganó su vocación y entonces me dediqué a monitorear desde afuera su enseñanza, y con orgullo puedo decirles que estos profesionales de ahora no tienen nada que ver con los anteriores. Gran amor a su patria, a su familia y hacia sus compañeros tanto civiles como militares.
Yo, ya perdí a mi hijo. Motiva esta carta la tristeza de ver a sus compañeros jóvenes casados, con hijos, con profundo amor a su profesión y temor por sus vidas debido a la antigüedad del material aéreo que utilizan. Esto es ajeno a lo que el peritaje del accidente de mi hijo determine, ya que a esta altura, sólo importa cuidar la vida de los demás y es indiscutible que el equipamiento es precario.
Le solicito a usted, que como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, destine el presupuesto suficiente a las mismas. Sé que hace más de 25 años que le han ido retaceando el mismo ¿No sería hora de revertir la situación? ¿Sirven a un país Fuerzas Armadas obsoletas o da lo mismo no tenerlas?
En sus discursos, advierto un manifiesto rencor hacia ellas. Sólo puedo decirle desde mi humilde lugar que ya concluyó la etapa de El Proceso, estas son generaciones nuevas y no olvide que el mundo se construye con amor y respeto y no con odio.
En estos días de mucha reflexión y dolor recordé que en mis clases de Formación Etica y Ciudadana enseñé siempre que uno de los pilares de la democracia es el respeto hacia los derechos humanos.
Comparto con usted su preocupación por las víctimas todas de la etapa que se extiende desde 1976 a 1983. Pero le pregunto señor presidente si los derechos humanos son para todos los ciudadanos o no; si entran en ese concepto los jóvenes que hacen del amor a su patria su profesión.
Siento que en esta democracia se ha perdido el derecho a la seguridad, la educación, la salud y al disenso.
Quiero aclararle que no pertenezco a ningún partido político. He votado siempre al candidato de acuerdo a sus proyectos e ideales.
Deseo de corazón que usted no tenga que vivir jamás la pérdida de un hijo y que Dios ilumine su accionar.
Lo saludo con mucho respeto.
9/5/07 - 10.20 horas