Hay que buscar en el libro las cantidades trasladadas, pero no son pocas
“El repartimento de prisioneros indígenas en Mendoza y la teorización nativa
del “criollo”, décadas de 1880-1940”
Diego Escolar
http://www.estudiossobrepatagonia.com/Portals/0/Articulos/3raJornada/E3/Escolar.pdf
Según los testimonios que recaba Rusconi, los prisioneros fueron traídos desde
distintos puntos de los territorios recientemente sometidos: fundamentalmente Neuquén, Río Negro, sur de Mendoza y La Pampa. Asimismo se mencionan varios traslados, en distintas condiciones y medios de transporte.
Tomasa Culipis realizó el viaje entre sus tolderías y la localidad donde la ubicó el general Rufino Ortega a pie, a caballo y en carreta(Rusconi 1961:123-125). Por su parte Froilana Ochoa, una entrevistada no indígena, alcanzó a ver en la estación de Palmira grancantidad de indígenas traídos por el General Rufino Ortega en cinco trenes de carga, conexcepción del cacique que iba en el furgón. Luego llegaron a Rodeo del Medio, donde se distribuyeron en distintas familias de las fincas y la ciudad. Llegaron con taparrabos los hombres y las mujeres cubiertas con chales y adornos (ibid.:152). Muchos relatan marchas forzadas y muertos en su viaje (Unepeo y Calcuer, ibid.:185). En cuanto a las cantidades, es arriesgado asegurar un número preciso: si nos dejamos guiar por el limitado eco que ha dejadoel asunto en el sentido común histórico de los mendocinos, nos informaremos por ejemplo que Rodeo del Medio (actualmente 8268 hab.), estancia colonial, fue adquirida por Ortega en 1886 cuando era gobernador de la provincia (...) al terminar la segunda campaña en 1879 radicó en ella 300 aborígenes y caciques oriundos del sur contribuyendo a consolidar su poblamiento (Bórmida E. y M. Yanzón 1995:73).Sin embargo, los comentarios recogidos por Rusconi permiten suponer que la cantidad fue mucho mayor, y su localización no se redujo a Rodeo del Medio. Rusconi refiere que enlas propiedades de Rufino Ortega habrían quedado finalmente unos 1000 indígenas de Purrán y Caén (Rusconi, op. cit. 185), de las que quedarían a fines de la década de 1930 186
sobrevivientes. Otro informante menciona que fue trasladado con una “toldería completa” de 1666 indios, también sujetos a Caén (ibid.:131). Este testigo, Antonio Calcuer, menciona que su toldería era sólo una de tres que conformaban una unidad bajo la autoridad de Caen, en la zona de Salinas Grandes, cerca del límite con Chile en Neuquén. Cada una de ellas estaba
formada por
2500 personas aproximadamente.
Entre otras referencias que nos pueden dar la idea de cantidad, tenemos el comentario mencionado más arriba de uno de los traslados que ocupaba cinco trenes (o vagones?) de carga. Luego, varios de los entrevistados refieren una gran cantidad de traslados sucesivos,respondiendo a grandes agrupaciones como la mencionada, a lo largo de varios años, aunque sin precisar números. Rusconi mismo afirma que el traslado de indios a Mendoza fue de“varios millares” (ibid.).
Además de Rufino Ortega, entre otros responsables o beneficiarios de los traslados señalados explícitamente por los entrevistados se menciona a: Luis Saenz Peña (h), en su finca del departamento de Rivadavia,5 el Dr. Galigniana, en su casa particular,6 el Dr. Ortiz,en sus fincas de san Rafael y Tunuyán, el Dr. Lagomaggiore, en su casa de Mendoza,7 y el militar Angelino Arena.8 La modalidad de repartir los prisioneros capturados ciertamente no era nueva, pero continuó durante el siglo XIX. En la campaña de 1833 muchos aborígenes habrían sido repartidos por los militares en Cuyo, en forma más o menos disimulada pero implicando a los estamentos de gobierno: el gobernador de San Juan, por ejemplo, se quejaba el 4 de junio de
1833 de que “once indios y siete pequeños apenas han bastado para los primeros amigos”
(Gascón 1989: 139). Esto ocurría incluso con los “laguneros” de Guanacache,
alternativamente considerados criollos o indios en la segunda mitad del siglo XIX, como lo hemos registrado para el caso de niños y jóvenes apropiados en 1862 en los inicios de la
4 Este dato parece concordar con cifras referentes al tamaño de las poblaciones del área antes de la conquista militar aportadas por Olascoaga: atribuyéndoles un ambiguo origen “chileno-indio”, refiere que “...desde Nahuel
Huapi hasta el Río Barrancas (...) [se han formado] varias poblaciones de dos y tres mil almas que nunca han alcanzado sino a la categoría de tribus” (Olascoaga 1883:79).
5 Antonio Ortiz (Rusconi, op. cit.:126).
6 Marciana Fernández, Rusconi (ibid.:127).
7 María Isabel Unepeo (ibid.:128).
8 Antonio Calcuer, (ibid.: 130).
7 represión a las insurrecciones montoneras acaudilladas por Angel Vicente Peañaloza (El Chacho”) por orden del gobernador de Mendoza Luis Molina (Escolar 2007: 142-143).
Los indígenas del sur de Mendoza, interactuando con una sociedad colonial desde hace tres siglos, eran concientes de esta dinámica. En 1846 Caepí, uno de los principales caciques pehuenches o picunches rechazaba una propuesta de tratado de paz porque “Lo que quiere el gobierno de Mendoza es concluir por traición con los indios de las Barrancas y seguir después aprisionando sus familias para hacerlos servir en las casas de la ciudad” (Hux 1991:45). Luego de las campañas del Desierto y Los Andes, los testimonios de indígenas del sur de Mendoza, Neuquén, Río Negro y La Pampa citados por Rusconi, confirman cabalmente el amargo pronóstico de Caepí.
Uno de los aspectos más notables en el caso mendocino, es hasta qué punto se vio comprometido el alto mando del ejército, y en especial la acumulación directa de un número tan alto de indígenas por parte del más importante militar y luego gobernador de la provincia.
El General Rufino Ortega aparece como el principal responsable de los traslados y distribución de indios sometidos hacia Mendoza. Militar y terrateniente de gran actuación en la frontera sur, Ortega fue el más importante pionero de Malargüe, paraje del sur de Mendoza poblado en la época principalmente por grupos indígenas, donde estaba asentado el fuerte San Martin o El Alamito. Desde 1858, en que Ortega se instala en Malargüe con el entonces Regimiento I de Caballería de Línea, va obteniendo concesiones de gran cantidad de tierras ocupadas para ganadería.
En 1879 Ortega es uno de los comandantes que, junto con Napoleón Uriburu, parte del Alamito con la cuarta división en el marco de la campaña al Río Negro de Roca. En enero de ese año, Ortega atacó desde Malargüe y fuerte San Martin al cacique Udalman apresando hacendados chilenos, varios indígenas y recogiendo mucha hacienda (Hux 1991:57, 71;Olascoaga 1883:114). Finalmente se produce el avance del ejército sobre el Río Agrio donde capturan herido y luego muere el cacique Baigorrita.
El fuerte IV división en el norte neuquino, futuro poblado de Chos Malal, es fundado por el Coronel Napoleón Uriburu, proveniente de Mendoza (ibid: 57). Después, el Teniente Coronel Ortega queda como jefe de las fuerzas de la IV división de Chos Malal. En 1880 y luego de un sostenido hostigamiento apresan al cacique Feliciano Purrán y reducen a varias “tribus” (Scunio 1980:224). Ortega fue el encargado de llevar a los prisioneros, incluso a
Purrán, a un campo de concentración ubicado en Rodeo del Medio próximo a la ciudad de Mendoza (El Constitucional, Mendoza 13-03-80, en Mateu 1988), que luego sería apropiado por Ortega cuando es gobernador.
Hasta 1882 se prolongó la expedición de la IV división comandada por R. Ortega,incursionando en los cajones Cordilleranos para atacar las últimas tolderías hasta Aluminé.
Entre 1884 y 1887 Rufino Ortega se desempeña como gobernador de Mendoza siendo sucedido por Tiburcio Benegas (Mateu:159). Luego Rufino Ortega mantendrá su influencia en la provincia a través de su hijo homónimo, quien gobernará Mendoza desde 1910 hasta 1914.
Al evocar estos testimonios Carlos Rusconi invariablemente cita que sus informantes hablan “con mucho desagrado” del General Ortega y su “actitud”, a quien responsabilizan de todos sus males.
Agrega que personas ancianas que fueron traídas a Mendoza desde La Pampa, del Chadí Leuvú, de Río Negro, Neuquén, etc. en la primera mitad de la década de 1880, aún 9 Entre esta fecha y 1864, se le conceden tierras en Malargüe (Mateu 1989: 151). En 1874 como una política para atraer colonos a Malargüe bajo gestiones del padre Manuel Marco y Ballofet, principales colonos de San Rafael, se le dan en concesión temporaria los campos del Chacay de 48.000 ha., donde ya había explotación
ganadera. Luego de sus actuaciones, en 1891 se le acordaron títulos definitivos de propiedad.creían que allí existían tolderías habitadas por aborígenes (1961:336): “A Unepeo le gustaba conversar cosas de su tierra y las recordaba con mucha tristeza. Creía ella de que existían aún,
tolderías en los parajes en donde habitó desde joven”. También comenta Rusconi que Manquel se quejaba de no saber nada de “los cachiques de mi país” y reiteraba con nostalgia que “de muchos años no saber nada de mi país y no ver ahora los caciques que mandaban
tierra mía, ni mis familias” (ibid.:135)