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Colombia y la guerra en tres frentes
Jun-12-08 - por Ignacio J. Osacar (Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM)
La acción táctica ejecutada en territorio ecuatoriano, por parte de la Fuerzas Armadas colombianas, en la cual dieron muerte al segundo jefe de las FARC, Raúl Reyes, generó una escalada de crisis no solo con Ecuador sino también con Venezuela, lo que obligó a desempolvar los planes correspondientes a la hipótesis de un conflicto bélico contra estos dos países en la zonas fronterizas y contra las fuerzas insurgentes en el interior del país en forma simultánea.
Esta situación hubiera sido muy complicada de haber ocurrido hace una década, cuando el poder de combate de las FARC, que sumaba más de 12.000 efectivos, contaba son la capacidad material y moral suficiente para operar con eficacia y producir importantes bajas en las líneas de abastecimientos y en la retaguardia de las fuerzas empeñadas en defensa del territorio de un ataque exterior.
En general casi toda la geografía colombiana favorece las operaciones de guerra de guerrillas, por lo accidentado del terreno y su cobertura selvática, lo que canaliza los desplazamientos terrestres a una red de caminos de doble concentración, que cruza con dirección general sur-norte y sudoeste-noreste, siguiendo la dirección de los valles en la región andina, uniendo así las principales ciudades mediterráneas y los puertos de la llanura caribeña. Estas especiales características de falta de vías transitables son muy destacables en las regiones orinóquia y amazónica, que constituyen la mitad del territorio, donde además de la tupida vegetación, esta obstaculizada por una intrincada red hidrográfica, lo que otorga primordial importancia al modo de transporte aéreo y fluvial. Podemos afirmar que el ambiente geográfico favorece sin duda la defensa en un ataque convencional desde el exterior, restringiendo el empleo de medios mecanizados y motorizados, pero también favorece las operaciones de fuerzas de operaciones especiales infiltradas que operen coordinadamente con elementos insurgentes locales.
A estas fuerzas irregulares habría que sumarles otras menos numerosas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) con 3000 efectivos, operando principalmente en el Noreste y Sudoeste, el Ejército Popular de Liberación (EPL) con 500 hombres, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) con 350 combatientes y el Ejército Revolucionario Guevarista (ERG) con unos 100 efectivos, este último opera localizadamente en la zona de Antioquia, Choco y Risralda.
Estas organizaciones continúan en la actualidad controlando importantes extensiones de territorio, con los efectivos indicados y a pesar de los serios reveses sufridos en combate, las deserciones de sus integrantes, algunos de ellos de jerarquía, y la desaparición de importantes figuras del liderazgo, incluso la del mismo jefe de las FARC, Manuel "Tirofijo" Marulanda.
Si bien la tensión con Colombia desde la asunción del presidente Chávez fue en aumento, principalmente por diferencias ideológicas, después de la eliminación de Reyes se intensificaron; con agresiones verbales directas en contra del presidente Uribe, por la orden impartida ante las cámaras de televisión para el desplazamiento de 10 batallones hacia la frontera con Colombia, la aseveración pública de que el departamento colombiano de La Guajira debiera ser recuperado porque perteneció históricamente a Venezuela y las recientes ejercitaciones aéreas y navales con el disparo de un costoso misil mar-mar italiano y de otros dos aire-superficie rusos.
Si bien todo lo anterior puede ser interpretado como una batería de artificios psicológicos, el hecho de que un suboficial de la Guardia Nacional de Venezuela haya sido capturado con un cargamento de 40.000 proyectiles 7,62x39 mm de fusil Kalashnikov para las FARC es algo suficientemente significativo tomado en este contexto. Aun cuando se tratare de un "negocio" privado de poco volumen, cosa que difícilmente pueda verificarse algún día, no deja de ser evidencia de probable vinculación y ayuda estatal con una organización no estatal, insurgente o terrorista, según sea la caracterización que se le quiera otorgar, que se encuentra ejecutando acciones armadas contra el gobierno de un país vecino desde hace 40 años. Esto despierta inquietud dado que existe la probabilidad de que esto sea una práctica habitual y no un hecho aislado.
Por su lado, como consecuencia del incidente ocurrido en su propio país, el presidente Correa de Ecuador, también distanciado de Uribe por su posición ideológica, incrementó el despliegue de fuerzas militares y policiales en el límite internacional con un número aproximado no menor de 5000 efectivos, desmanteló puestos en la frontera Sur con su potencial enemigo Perú, para trasladar esas tropas al Norte, denunció violaciones efectuadas por helicópteros colombianos de su espacio aéreo y el cruce del límite internacional terrestre por tropas al mando de un extraviado Subteniente.
La sumatoria de incidentes genera normalmente fricciones que desembocan una crisis, que de no ser controlada oportunamente en su escalada, podría desencadenar un enfrentamiento armado, en principio localizado y posteriormente generalizado, con la consiguiente ejecución de operaciones combinadas de considerable magnitud, las que probablemente buscarían conquistar o destruir objetivos próximos al límite internacional. Estos objetivos quizás sean de mayor importancia psicológica que estratégico-militar, pero suficientemente defendibles hasta la paralización de las operaciones, que impondría la natural, aunque siempre demorada, intervención de organismos internacionales, como la ONU y OEA, o bien, si se encontrara dentro de sus competencias, y de crearse efectivamente, del futuro Consejo de Defensa de América del Sur, propuesto por Brasil, precisamente como consecuencia de este conflicto andino.
Es necesario observar que a pesar de la presunta superioridad del poder militar de Colombia en diversos aspectos, tanto en el orden cuantitativo como cualitativo, una hipotética Coalición Ecuador-Venezuela (CEV) reduciría marcadamente estas diferencias por la suma de sus fuerzas, las cuales obtendrían importantes ventajas a través de probables maniobras estratégicas convergentes, y la adopción de una actitud estratégica operacional ofensiva inicial en el Este desde Venezuela y defensiva en el Sur desde Ecuador, con alternancia de las mismas, de acuerdo al progreso de las operaciones en uno u otro frente.
El conflicto también involucraría a los países vecinos no beligerantes, imponiéndoles importantes pero necesarios esfuerzos para garantizar su propia seguridad estratégica, que incluirán desplazamientos de tropas para reforzar la zona de frontera con Colombia. El límite internacional con Brasil tiene una longitud de 1640 Km y con Perú 1400 Km, cifras que por sí solas expresan las dificultades que tendría el problema.
De todas maneras no es posible visualizar objetivos demasiado ambiciosos ni profundos, si consideramos las características del ambiente geográfico, con sus extensos y compartimentados espacios, en relación a los limitados medios disponibles por las fuerzas armadas involucradas. Probablemente en pocas semanas las operaciones se verían estancadas por restricciones logísticas, logrando tan solo consolidar defensivamente líneas discontinuas y puntos aislados; no obstante continuaría la lucha con periódicas acciones tácticas, llevadas a cabo en tierra por elementos de reducida magnitud e incursiones aéreas y navales aisladas y sin resultados definidos.
Se pueden destacar algunos aspectos puntuales para establecer comparaciones entre los efectivos, sin ponderar factores cualitativos fundamentales, como adiestramiento, experiencia, liderazgo o moral del personal y respecto a los sistemas de armas, sus prestaciones y el estado de mantenimiento de los mismos. En definitiva, el funcionamiento logístico es lo que realmente marca la diferencia y condiciona la continuidad de las operaciones.
Colombia cuenta con 208.600 efectivos activos en sus Fuerzas Armadas y 129.000 de la Policía Nacional, además de una Milicia Rural de 8000 efectivos. Las reservas totalizan 61.900 hombres con distintos niveles de adiestramiento. La CEV opondría un total de 138.800 tropas con una Reserva de 126.000. Esto sin considerar la reciente determinación de Venezuela para triplicar por si sola los efectivos de reservas en el mediano plazo.
El Ejército de Colombia dispone como elementos de maniobra de 113 Unidades Tácticas de Infantería (UTsI) y 9 de Caballería (UTsC) integradas en 30 Brigadas en tiempo de paz, mientras que la CEV cuenta con un total de 55 UTsI y 19 UTsC orgánicas de 17 Brigadas. La Unidad Táctica denominada comúnmente Batallón tiene normalmente un efectivo que oscila entre 500 y 800 hombres.
La CEV tiene 244 tanques (de batalla y ligeros), 545 Vehículos Blindados de Reconocimiento (VBR) y 228 Vehículos Blindados de Transporte o de Combate de Infantería (VBT/VCI) tanto a rueda como a orugas. Las fuerzas de Colombia no tienen tanques pero disponen de 135 VBR y 342 VBT/VCI.
La CEV dispone 220 bocas de fuego de artillería de campaña (170 de 105 mm, 56 de 155 mm) y sistemas de lanzadores de cohetes múltiples (20 de 160 mm). La artillería antiaérea cuenta con más de 200 misiles portátiles (Blowpipe, SA 7, SA 18) y 246 cañones (de 14.7, 20 y 40 mm), aunque en este último aspecto lo aportado por Venezuela es numéricamente dudoso, en especial la cantidad de misiles RBS-70 Mistral con que realmente cuenta. Por su lado, Colombia concentra 171 piezas (70 de 75 mm, 86 de 105 mm, 15 de 155 mm) y la artillería antiaérea es reduce a 3 sistemas misilisticos Skyguard/Sparrow y a unos 40 cañones (de 35 y 40 mm).
La Fuerza Aérea de Colombia (FAC) cuenta con un total de 90 aviones de combate y la CEV 109. Para la obtención de la superioridad aérea el sistema necesario es el caza y el caza bombardero, de características modernas y con altas prestaciones, de los cuales Colombia tiene 24, mientras que el CEV totaliza 98, algunos algo superados por su antigüedad pero algunos son de última generación. Sin discriminar sus características y capacidades, los aviones de transporte de la FAC y la Armada, vitales para los desplazamientos de tropas, suman 34, y los de la CEV suman 72.
Otro factor vital en esta difícil geografía es la disponibilidad de helicópteros. Se debe remarcar que Colombia totaliza entre todas sus fuerzas militares y policiales 37 helicópteros de transporte, 18 de apoyo, 313 utilitarios y 48 de entrenamiento, aunque ninguno de ataque. La CEV cuenta con 33 helicópteros de ataque, 16 de transporte, 77 utilitarios, 52 de apoyo y 7 de entrenamiento. Las bases aéreas colombianas, que constituirían el blanco principal de un ataque sorpresivo inicial, son las de Palanquero, Apiay, Barranquilla, Melgar (Tolima), Rio Negro (Antioquia), Tres Esquinas, San Andrés y El Dorado. Algunas de ellas al alcance de los nuevos Su30 de Venezuela con máxima carga de armamento.
Para montar la maniobra defensiva naval, la Armada de Colombia cuenta con 2 submarinos T 209/1200 alemanes y 2 pequeños SX-506 italianos para operaciones especiales. Los buques principales de combate están constituidos por 4 corbetas misilísticas FS 1500 alemanas. Los patrulleros y buques de combate costeros suman 96. La CEV tiene 4 submarinos T-209/1300, 2 fragatas misilísitcas clase Leander británicas, 6 corbetas misilisticas clase Wadi modificados italianas, 6 corbetas misilísticas clase Lupo, también italianas y 21 patrulleros y buques de combate costeros, de los cuales solo 3 son misilísticos. Los buques de la CEV están armados con misiles mar-mar Exocet MM40 franceses y Otomat Mk2 italianos, mientras que las naves colombianas cuentan solo con Exocet MM-40.
Se debe destacar que la capacidad de proyección anfibia se ve severamente restringida por la falta de medios adecuados para su desembarco en alistamiento para el combate y por estar más enfocadas a las operaciones fluviales. Se debe puntualizar que la importante fuerza de Infantería de Marina de Colombia, de 23.000 efectivos, cuenta con solo 8 buques anfibios (1 mediano y 7 ligeros) y la CEV, con 8700 hombres, dispone de apenas 5 buques anfibios (ligeros) y 14 lanchas anfibias.
La continuidad del litoral marítimo colombiano esta interrumpida por el istmo de Panamá, lo que impide el desplazamiento de fuerzas navales de un océano al otro sin la utilización del Canal, cosa de dudosa factibilidad en caso de guerra, a menos que Panamá favoreciera abiertamente a alguno de los bandos. Hay una única base naval colombiana en el Pacífico, que es Puerto Leguizamo, en Buenaventura, mientras que la mayoría se localizan sobre el Caribe, en los puertos de Cartagena, Barrancabermeja, Puerto Carreño, Leticia, Puerto Orocue y Puerto Intrida.
Se puede afirmar que si se ejecutaren operaciones ofensivas convencionales por parte de una eventual coalición ecuatoriano-venezolana, la progresiva pérdida de capacidad de combate de las FARC y otras organizaciones insurgentes de menor magnitud, disminuye la probabilidad de conformar un frente consolidado de apoyo en el interior colombiano, con el cual se pudiere aferrar e impedir el desplazamiento de fuerzas cuando se dirijan hacia los teatros de operaciones vía terrestre.
Considerando las particulares dificultades que se presentan en el ambiente operacional, el limitado poder militar y la evaluación de recursos del potencial nacional de los países agresores, aun cuando estos contaren con la sorpresa estratégica y algunas fortalezas cuantitativas y cualitativas puntuales, es muy improbable que pudieran conquistar objetivos estratégicos significativos sin obligarse a asumir altos costos militares, políticos y económicos.
Fuentes:
- "Military Balance 2006-2007" Instituto Internacionales de Estudios Estratégicos, Londres.
- "Balance Militar de América del Sur" Nueva Mayoría, Buenos Aires.
Jun-12-08 - por Ignacio J. Osacar (Coordinador de la Comisión de Defensa del CENM)
La acción táctica ejecutada en territorio ecuatoriano, por parte de la Fuerzas Armadas colombianas, en la cual dieron muerte al segundo jefe de las FARC, Raúl Reyes, generó una escalada de crisis no solo con Ecuador sino también con Venezuela, lo que obligó a desempolvar los planes correspondientes a la hipótesis de un conflicto bélico contra estos dos países en la zonas fronterizas y contra las fuerzas insurgentes en el interior del país en forma simultánea.
Esta situación hubiera sido muy complicada de haber ocurrido hace una década, cuando el poder de combate de las FARC, que sumaba más de 12.000 efectivos, contaba son la capacidad material y moral suficiente para operar con eficacia y producir importantes bajas en las líneas de abastecimientos y en la retaguardia de las fuerzas empeñadas en defensa del territorio de un ataque exterior.
En general casi toda la geografía colombiana favorece las operaciones de guerra de guerrillas, por lo accidentado del terreno y su cobertura selvática, lo que canaliza los desplazamientos terrestres a una red de caminos de doble concentración, que cruza con dirección general sur-norte y sudoeste-noreste, siguiendo la dirección de los valles en la región andina, uniendo así las principales ciudades mediterráneas y los puertos de la llanura caribeña. Estas especiales características de falta de vías transitables son muy destacables en las regiones orinóquia y amazónica, que constituyen la mitad del territorio, donde además de la tupida vegetación, esta obstaculizada por una intrincada red hidrográfica, lo que otorga primordial importancia al modo de transporte aéreo y fluvial. Podemos afirmar que el ambiente geográfico favorece sin duda la defensa en un ataque convencional desde el exterior, restringiendo el empleo de medios mecanizados y motorizados, pero también favorece las operaciones de fuerzas de operaciones especiales infiltradas que operen coordinadamente con elementos insurgentes locales.
A estas fuerzas irregulares habría que sumarles otras menos numerosas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) con 3000 efectivos, operando principalmente en el Noreste y Sudoeste, el Ejército Popular de Liberación (EPL) con 500 hombres, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) con 350 combatientes y el Ejército Revolucionario Guevarista (ERG) con unos 100 efectivos, este último opera localizadamente en la zona de Antioquia, Choco y Risralda.
Estas organizaciones continúan en la actualidad controlando importantes extensiones de territorio, con los efectivos indicados y a pesar de los serios reveses sufridos en combate, las deserciones de sus integrantes, algunos de ellos de jerarquía, y la desaparición de importantes figuras del liderazgo, incluso la del mismo jefe de las FARC, Manuel "Tirofijo" Marulanda.
Si bien la tensión con Colombia desde la asunción del presidente Chávez fue en aumento, principalmente por diferencias ideológicas, después de la eliminación de Reyes se intensificaron; con agresiones verbales directas en contra del presidente Uribe, por la orden impartida ante las cámaras de televisión para el desplazamiento de 10 batallones hacia la frontera con Colombia, la aseveración pública de que el departamento colombiano de La Guajira debiera ser recuperado porque perteneció históricamente a Venezuela y las recientes ejercitaciones aéreas y navales con el disparo de un costoso misil mar-mar italiano y de otros dos aire-superficie rusos.
Si bien todo lo anterior puede ser interpretado como una batería de artificios psicológicos, el hecho de que un suboficial de la Guardia Nacional de Venezuela haya sido capturado con un cargamento de 40.000 proyectiles 7,62x39 mm de fusil Kalashnikov para las FARC es algo suficientemente significativo tomado en este contexto. Aun cuando se tratare de un "negocio" privado de poco volumen, cosa que difícilmente pueda verificarse algún día, no deja de ser evidencia de probable vinculación y ayuda estatal con una organización no estatal, insurgente o terrorista, según sea la caracterización que se le quiera otorgar, que se encuentra ejecutando acciones armadas contra el gobierno de un país vecino desde hace 40 años. Esto despierta inquietud dado que existe la probabilidad de que esto sea una práctica habitual y no un hecho aislado.
Por su lado, como consecuencia del incidente ocurrido en su propio país, el presidente Correa de Ecuador, también distanciado de Uribe por su posición ideológica, incrementó el despliegue de fuerzas militares y policiales en el límite internacional con un número aproximado no menor de 5000 efectivos, desmanteló puestos en la frontera Sur con su potencial enemigo Perú, para trasladar esas tropas al Norte, denunció violaciones efectuadas por helicópteros colombianos de su espacio aéreo y el cruce del límite internacional terrestre por tropas al mando de un extraviado Subteniente.
La sumatoria de incidentes genera normalmente fricciones que desembocan una crisis, que de no ser controlada oportunamente en su escalada, podría desencadenar un enfrentamiento armado, en principio localizado y posteriormente generalizado, con la consiguiente ejecución de operaciones combinadas de considerable magnitud, las que probablemente buscarían conquistar o destruir objetivos próximos al límite internacional. Estos objetivos quizás sean de mayor importancia psicológica que estratégico-militar, pero suficientemente defendibles hasta la paralización de las operaciones, que impondría la natural, aunque siempre demorada, intervención de organismos internacionales, como la ONU y OEA, o bien, si se encontrara dentro de sus competencias, y de crearse efectivamente, del futuro Consejo de Defensa de América del Sur, propuesto por Brasil, precisamente como consecuencia de este conflicto andino.
Es necesario observar que a pesar de la presunta superioridad del poder militar de Colombia en diversos aspectos, tanto en el orden cuantitativo como cualitativo, una hipotética Coalición Ecuador-Venezuela (CEV) reduciría marcadamente estas diferencias por la suma de sus fuerzas, las cuales obtendrían importantes ventajas a través de probables maniobras estratégicas convergentes, y la adopción de una actitud estratégica operacional ofensiva inicial en el Este desde Venezuela y defensiva en el Sur desde Ecuador, con alternancia de las mismas, de acuerdo al progreso de las operaciones en uno u otro frente.
El conflicto también involucraría a los países vecinos no beligerantes, imponiéndoles importantes pero necesarios esfuerzos para garantizar su propia seguridad estratégica, que incluirán desplazamientos de tropas para reforzar la zona de frontera con Colombia. El límite internacional con Brasil tiene una longitud de 1640 Km y con Perú 1400 Km, cifras que por sí solas expresan las dificultades que tendría el problema.
De todas maneras no es posible visualizar objetivos demasiado ambiciosos ni profundos, si consideramos las características del ambiente geográfico, con sus extensos y compartimentados espacios, en relación a los limitados medios disponibles por las fuerzas armadas involucradas. Probablemente en pocas semanas las operaciones se verían estancadas por restricciones logísticas, logrando tan solo consolidar defensivamente líneas discontinuas y puntos aislados; no obstante continuaría la lucha con periódicas acciones tácticas, llevadas a cabo en tierra por elementos de reducida magnitud e incursiones aéreas y navales aisladas y sin resultados definidos.
Se pueden destacar algunos aspectos puntuales para establecer comparaciones entre los efectivos, sin ponderar factores cualitativos fundamentales, como adiestramiento, experiencia, liderazgo o moral del personal y respecto a los sistemas de armas, sus prestaciones y el estado de mantenimiento de los mismos. En definitiva, el funcionamiento logístico es lo que realmente marca la diferencia y condiciona la continuidad de las operaciones.
Colombia cuenta con 208.600 efectivos activos en sus Fuerzas Armadas y 129.000 de la Policía Nacional, además de una Milicia Rural de 8000 efectivos. Las reservas totalizan 61.900 hombres con distintos niveles de adiestramiento. La CEV opondría un total de 138.800 tropas con una Reserva de 126.000. Esto sin considerar la reciente determinación de Venezuela para triplicar por si sola los efectivos de reservas en el mediano plazo.
El Ejército de Colombia dispone como elementos de maniobra de 113 Unidades Tácticas de Infantería (UTsI) y 9 de Caballería (UTsC) integradas en 30 Brigadas en tiempo de paz, mientras que la CEV cuenta con un total de 55 UTsI y 19 UTsC orgánicas de 17 Brigadas. La Unidad Táctica denominada comúnmente Batallón tiene normalmente un efectivo que oscila entre 500 y 800 hombres.
La CEV tiene 244 tanques (de batalla y ligeros), 545 Vehículos Blindados de Reconocimiento (VBR) y 228 Vehículos Blindados de Transporte o de Combate de Infantería (VBT/VCI) tanto a rueda como a orugas. Las fuerzas de Colombia no tienen tanques pero disponen de 135 VBR y 342 VBT/VCI.
La CEV dispone 220 bocas de fuego de artillería de campaña (170 de 105 mm, 56 de 155 mm) y sistemas de lanzadores de cohetes múltiples (20 de 160 mm). La artillería antiaérea cuenta con más de 200 misiles portátiles (Blowpipe, SA 7, SA 18) y 246 cañones (de 14.7, 20 y 40 mm), aunque en este último aspecto lo aportado por Venezuela es numéricamente dudoso, en especial la cantidad de misiles RBS-70 Mistral con que realmente cuenta. Por su lado, Colombia concentra 171 piezas (70 de 75 mm, 86 de 105 mm, 15 de 155 mm) y la artillería antiaérea es reduce a 3 sistemas misilisticos Skyguard/Sparrow y a unos 40 cañones (de 35 y 40 mm).
La Fuerza Aérea de Colombia (FAC) cuenta con un total de 90 aviones de combate y la CEV 109. Para la obtención de la superioridad aérea el sistema necesario es el caza y el caza bombardero, de características modernas y con altas prestaciones, de los cuales Colombia tiene 24, mientras que el CEV totaliza 98, algunos algo superados por su antigüedad pero algunos son de última generación. Sin discriminar sus características y capacidades, los aviones de transporte de la FAC y la Armada, vitales para los desplazamientos de tropas, suman 34, y los de la CEV suman 72.
Otro factor vital en esta difícil geografía es la disponibilidad de helicópteros. Se debe remarcar que Colombia totaliza entre todas sus fuerzas militares y policiales 37 helicópteros de transporte, 18 de apoyo, 313 utilitarios y 48 de entrenamiento, aunque ninguno de ataque. La CEV cuenta con 33 helicópteros de ataque, 16 de transporte, 77 utilitarios, 52 de apoyo y 7 de entrenamiento. Las bases aéreas colombianas, que constituirían el blanco principal de un ataque sorpresivo inicial, son las de Palanquero, Apiay, Barranquilla, Melgar (Tolima), Rio Negro (Antioquia), Tres Esquinas, San Andrés y El Dorado. Algunas de ellas al alcance de los nuevos Su30 de Venezuela con máxima carga de armamento.
Para montar la maniobra defensiva naval, la Armada de Colombia cuenta con 2 submarinos T 209/1200 alemanes y 2 pequeños SX-506 italianos para operaciones especiales. Los buques principales de combate están constituidos por 4 corbetas misilísticas FS 1500 alemanas. Los patrulleros y buques de combate costeros suman 96. La CEV tiene 4 submarinos T-209/1300, 2 fragatas misilísitcas clase Leander británicas, 6 corbetas misilisticas clase Wadi modificados italianas, 6 corbetas misilísticas clase Lupo, también italianas y 21 patrulleros y buques de combate costeros, de los cuales solo 3 son misilísticos. Los buques de la CEV están armados con misiles mar-mar Exocet MM40 franceses y Otomat Mk2 italianos, mientras que las naves colombianas cuentan solo con Exocet MM-40.
Se debe destacar que la capacidad de proyección anfibia se ve severamente restringida por la falta de medios adecuados para su desembarco en alistamiento para el combate y por estar más enfocadas a las operaciones fluviales. Se debe puntualizar que la importante fuerza de Infantería de Marina de Colombia, de 23.000 efectivos, cuenta con solo 8 buques anfibios (1 mediano y 7 ligeros) y la CEV, con 8700 hombres, dispone de apenas 5 buques anfibios (ligeros) y 14 lanchas anfibias.
La continuidad del litoral marítimo colombiano esta interrumpida por el istmo de Panamá, lo que impide el desplazamiento de fuerzas navales de un océano al otro sin la utilización del Canal, cosa de dudosa factibilidad en caso de guerra, a menos que Panamá favoreciera abiertamente a alguno de los bandos. Hay una única base naval colombiana en el Pacífico, que es Puerto Leguizamo, en Buenaventura, mientras que la mayoría se localizan sobre el Caribe, en los puertos de Cartagena, Barrancabermeja, Puerto Carreño, Leticia, Puerto Orocue y Puerto Intrida.
Se puede afirmar que si se ejecutaren operaciones ofensivas convencionales por parte de una eventual coalición ecuatoriano-venezolana, la progresiva pérdida de capacidad de combate de las FARC y otras organizaciones insurgentes de menor magnitud, disminuye la probabilidad de conformar un frente consolidado de apoyo en el interior colombiano, con el cual se pudiere aferrar e impedir el desplazamiento de fuerzas cuando se dirijan hacia los teatros de operaciones vía terrestre.
Considerando las particulares dificultades que se presentan en el ambiente operacional, el limitado poder militar y la evaluación de recursos del potencial nacional de los países agresores, aun cuando estos contaren con la sorpresa estratégica y algunas fortalezas cuantitativas y cualitativas puntuales, es muy improbable que pudieran conquistar objetivos estratégicos significativos sin obligarse a asumir altos costos militares, políticos y económicos.
Fuentes:
- "Military Balance 2006-2007" Instituto Internacionales de Estudios Estratégicos, Londres.
- "Balance Militar de América del Sur" Nueva Mayoría, Buenos Aires.