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Area Militar General
Malvinas 1982
Conferencias, entrevistas y programas de Nicolás Kasanzew.-
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<blockquote data-quote="Nicolas Kasanzew" data-source="post: 1920641" data-attributes="member: 6939"><p><strong>Alocución del héroe de Monte Tumbledown, Carlos Daniel Vázquez, el 25 de noviembre del 2015 en el Edificio Libertad. </strong></p><p></p><p>Señor jefe de Estado Mayor general de la Armada, Almirante Gastón Fernando Erice, Señor Subjefe del Estado Mayor General de la Armada, vicealmirante Álvaro Manuel González Lonzieme, autoridades navales y militares presentes, integrantes de la 4 Sección de la Compañía Nácar, Sra Hilda Acevedo, familiares de los integrantes de la 4 Sección, miembros de la Promoción 106 de la ESNM, Señoras y Señores invitados:</p><p></p><p>Agradezco en primer término al Señor Jefe de Estado Mayor que me permita dirigirme a mis hombres, como Jefe de la 4 Sección.</p><p></p><p>La última vez que lo hice fue un 15 de junio de 1982 en un corral de ovejas de la Estancia Fitz Roy, con dos guardias detrás mío apuntándome con sus armas.</p><p></p><p>En esa oportunidad pedí autorización para hablarles, a efectos de felicitarlos por su desempeño en el combate.</p><p></p><p>¿Qué era la 4 Sección?</p><p></p><p>Era un grupo de Infantes de Marina heterogéneo, en el que muchos de nosotros ni siquiera nos conocíamos, reunido a mediados del mes de abril en una montaña llamada Tumbledown, con la misión de formar parte del dispositivo de primera línea de la Compañía nácar del Batallón 5. Estos Infantes, ni siquiera eran escogidos, eran mas bien, un rejunte.</p><p></p><p>Se encontraban posicionados 1800 metros delante del resto del dispositivo de Compañía. Alejados y fuera del alcance del apoyo de las otras fracciones a nuestros flancos y retaguardia, en esa altura de paisaje pintoresco y hermoso que extendía a nuestros pies y nuestro frente.</p><p></p><p>Con el devenir de los acontecimientos comenzaron las privaciones, incomodidades, incertidumbre y miserias, propias de todas las guerras, desde los tiempos de los Césares hasta nuestros días y mas allá. Porque eso es la guerra.</p><p></p><p>A ello se sumaron progresivamente, los ataques aéreos, la artillería naval, la artillería de campaña, hasta que comenzamos a ser espectadores visuales de los primeros combates de infantería frente a nuestras posiciones.</p><p></p><p>Así fue que el 13 de junio, recibí en mi posición efectivos de nuestro querido Ejército Argentino, que replegándose de posiciones ya en manos del enemigo, pasaban por Tumbledown.</p><p></p><p>Incorporamos un grupo de estos bravos, alrededor de 15 hombres para reforzar nuestra 4 Sección. Estos hombres provenientes de varias Unidades, y cuyos nombres en su mayoría nunca supe, ni aún después de muertos, a partir de entonces fueron parte nuestra.</p><p></p><p>En la mañana del 13 de junio, recibí mi última orden para la defensa de nuestra posición. Sabíamos que esa noche sería nuestra prueba mas intensa.</p><p></p><p>Con las últimas luces de ese domingo 13 de junio, recorrí las posiciones de la 4 Sección, preguntándome qué quedaría de ella a la mañana siguiente.</p><p></p><p>A las 22 horas de esa noche un intenso fuego de artillería de campaña británica, sumado al fuego de los cañones navales en apoyo de ese ataque y a las armas de un escuadrón de vehículos blindados de exploración, cayó sobre nosotros durante una hora.</p><p></p><p>A las 2310 horas, comenzó un asalto a bayoneta ejecutado por el 2 Batallón de Guardias Escoces, sobre los menos de 40 hombres que componían la 4 Sección.</p><p></p><p>Hay escenas para las que no existen palabras capaces de describirlas, y ésta fue una de ellas. Fusiles, ametralladoras, pistolas, granadas de mano, proyectiles antitanque, bayonetas, todo surcaba el aire perforando y estallando en todas partes, mezclado con gritos de órdenes, pedidos de apoyo, dolor y coraje.</p><p></p><p>Esto se prolongó hasta la 0130 horas del lunes 14 de junio, donde viéndose la 4 Sección superada por el enemigo en número y poder de fuego en ese desigual combate, recurrió a usar su propio mortero para disparar sobre ella misma, en un intento de cobrar un alto precio al enemigo por su inminente Victoria.</p><p></p><p>Este desesperado acto logró inesperadamente el repliegue temporal del enemigo mezclado entre los pozos de la 4 Sección.</p><p></p><p>Recuerdo los gritos de Victoria y coraje de estos hombres, que pocos minutos antes daban por perdidas sus vidas. “Viva la Infantería de Marina”, “Vengan que somos Infantes de Marina…”</p><p></p><p>¿Puede alguien olvidar esas voces?</p><p></p><p>Media hora después una nueva Compañía británica repite el asalto anterior, y se reinicia un combate similar, que se prolongaría en esas condiciones hasta poco antes del amanecer del 14 de junio.</p><p></p><p>En ese tiempo la Sección, ya no disponiendo de munición en su propio mortero, requiere sobre si misma el fuego de los morteros del batallón y la Batería BRAVO de Artillería de Campaña. Se suma a ese fuego el Grupo de Artillería Aerotransportado 4 de nuestro hermano Ejército Argentino.</p><p></p><p>Se logra alivio, a un alto precio, pero no la victoria.</p><p></p><p>A las 0715 horas del 14 de junio, y por órdenes mías, los pocos integrantes de la 4 Sección que aún mantenían sus posiciones, dejan las armas.</p><p></p><p>La 4 Sección combatió en un combate desigual sin ninguna posibilidad de Victoria.</p><p></p><p>La 4 Sección, no se replegó nunca.</p><p></p><p>La 4 Sección cayó en su posición.</p><p></p><p>Hoy están en este salón de nuestra querida Armada Argentina, algunos de esos hombres.</p><p></p><p>Muchos quedaron para siempre en su posición en Malvinas.</p><p></p><p>Otros regresaron.</p><p></p><p>Algunos de ellos están hoy aquí.</p><p></p><p>Está hoy aquí la Señora Hilda Acevedo, mamá de Félix Aguirre, conocido en la 4 Sección como “Lanzallamas”.</p><p></p><p>La Señora Acevedo es maestra. Pero también fue maestra como madre, porque supo educar a un hijo, en los valores del amor a la Patria, el Cumplimiento del Deber y el sentido de lo humano.</p><p></p><p>El Conscripto Félix Aguirre, perteneciente al Grupo del Suboficial Castillo, también muerto en combate, acude en ayuda del mortalmente herido Subteniente Silva, y tratando de protegerlo, cae abatido por la infantería británica.</p><p></p><p>Ejemplo de soldado, ejemplo de camarada, ejemplo de patriota, ejemplo de hombre.</p><p></p><p>Dios la bendiga Señora Hilda, cuántas madres y maestras como usted yo quisiera para mi Patria.</p><p></p><p>Aquí están también algunos hombres hoy, soldados ayer, que serán distinguidos por su desempeño durante ese combate.</p><p></p><p>El entonces Cabo Segundo de Infantería de Marina Amílcar Tejada, el entonces Dragoneante Ramón Rotela, el entonces Dragoneante Víctor Julio Gasko, el entonces Conscripto Jorge Ricardo Sánchez, el entonces Conscripto Héctor Horacio Cháves, el entonces conscripto Pablo Daniel Rodríguez.</p><p></p><p>Todos ellos serán hoy reconocidos por acciones particulares durante el combate.</p><p></p><p>Pero el mérito no es sólo de ellos.</p><p></p><p>El mérito es de cada uno de los hombres de la 4 Sección que combatió aquella noche, manteniendo su posición, cumpliendo órdenes, tomando decisiones propias ante la muerte,</p><p></p><p>En el Oeste de Tumbledown, la 4 Sección se encontró con la máxima expresión de la igualdad entre soldados, que es la Igualdad ante el Deber.</p><p></p><p>Y rindiendo tributo a esa Igualdad, cayeron bajo fuego, sin distinción de jerarquías ni de Fuerzas, el Dragoneante José Luis Galarza, el Conscripto Félix Aguirre, el Conscripto Héctor Abel Cerles, el Suboficial Julio Saturnino Castillo, el Conscripto Juan Carlos Gonzáles, el Subteniente Oscar Augusto Silva, el Conscripto Alfredo Gregorio, el Conscripto Ramón García. y el resto cuyos nombres no supe ni sabré.</p><p></p><p>Me permito también, ahora como Soldado, expresar mi respeto a aquellos contra quienes combatimos y sus caídos, ya que el coraje y la dignidad militar, no reconocieron fronteras ni banderas en el Oeste de Tumbledown.</p><p></p><p>Con estas palabras retribuyo a ellos los repetidos homenajes que tributaron y tributan a la 4 Sección.</p><p></p><p>De joven me enseñaron que la Disciplina es la voluntaria disposición al cumplimiento de las órdenes, para el bien del Servicio.</p><p></p><p>Y resalto acá las palabras <strong>“Voluntaria disposición al cumplimiento de las órdenes…”</strong></p><p></p><p>Todos estos hombres, los caídos, los heridos, los aquí presentes y quienes no están en este salón, todos ellos hicieron posible Tumbledown, pero lo hicieron por propia convicción, por creer en la Patria, por creer en lo que hacían,</p><p></p><p>A todos estos hombres integrantes de la 4 Sección, a los de mi querida y gloriosa Infantería de Marina, y sus hermanos, los bravos soldados del nuestro Ejército Argentino, pido a Dios que los tenga a su lado, y a nuestra Armada, que cobije por siempre en su memoria, a todos estos hombres que escribieron una pequeña página de historia para la Gloria de la Infantería de Marina y nuestra Armada Argentina.</p><p></p><p>Viva la Patria!</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Nicolas Kasanzew, post: 1920641, member: 6939"] [B]Alocución del héroe de Monte Tumbledown, Carlos Daniel Vázquez, el 25 de noviembre del 2015 en el Edificio Libertad. [/B] Señor jefe de Estado Mayor general de la Armada, Almirante Gastón Fernando Erice, Señor Subjefe del Estado Mayor General de la Armada, vicealmirante Álvaro Manuel González Lonzieme, autoridades navales y militares presentes, integrantes de la 4 Sección de la Compañía Nácar, Sra Hilda Acevedo, familiares de los integrantes de la 4 Sección, miembros de la Promoción 106 de la ESNM, Señoras y Señores invitados: Agradezco en primer término al Señor Jefe de Estado Mayor que me permita dirigirme a mis hombres, como Jefe de la 4 Sección. La última vez que lo hice fue un 15 de junio de 1982 en un corral de ovejas de la Estancia Fitz Roy, con dos guardias detrás mío apuntándome con sus armas. En esa oportunidad pedí autorización para hablarles, a efectos de felicitarlos por su desempeño en el combate. ¿Qué era la 4 Sección? Era un grupo de Infantes de Marina heterogéneo, en el que muchos de nosotros ni siquiera nos conocíamos, reunido a mediados del mes de abril en una montaña llamada Tumbledown, con la misión de formar parte del dispositivo de primera línea de la Compañía nácar del Batallón 5. Estos Infantes, ni siquiera eran escogidos, eran mas bien, un rejunte. Se encontraban posicionados 1800 metros delante del resto del dispositivo de Compañía. Alejados y fuera del alcance del apoyo de las otras fracciones a nuestros flancos y retaguardia, en esa altura de paisaje pintoresco y hermoso que extendía a nuestros pies y nuestro frente. Con el devenir de los acontecimientos comenzaron las privaciones, incomodidades, incertidumbre y miserias, propias de todas las guerras, desde los tiempos de los Césares hasta nuestros días y mas allá. Porque eso es la guerra. A ello se sumaron progresivamente, los ataques aéreos, la artillería naval, la artillería de campaña, hasta que comenzamos a ser espectadores visuales de los primeros combates de infantería frente a nuestras posiciones. Así fue que el 13 de junio, recibí en mi posición efectivos de nuestro querido Ejército Argentino, que replegándose de posiciones ya en manos del enemigo, pasaban por Tumbledown. Incorporamos un grupo de estos bravos, alrededor de 15 hombres para reforzar nuestra 4 Sección. Estos hombres provenientes de varias Unidades, y cuyos nombres en su mayoría nunca supe, ni aún después de muertos, a partir de entonces fueron parte nuestra. En la mañana del 13 de junio, recibí mi última orden para la defensa de nuestra posición. Sabíamos que esa noche sería nuestra prueba mas intensa. Con las últimas luces de ese domingo 13 de junio, recorrí las posiciones de la 4 Sección, preguntándome qué quedaría de ella a la mañana siguiente. A las 22 horas de esa noche un intenso fuego de artillería de campaña británica, sumado al fuego de los cañones navales en apoyo de ese ataque y a las armas de un escuadrón de vehículos blindados de exploración, cayó sobre nosotros durante una hora. A las 2310 horas, comenzó un asalto a bayoneta ejecutado por el 2 Batallón de Guardias Escoces, sobre los menos de 40 hombres que componían la 4 Sección. Hay escenas para las que no existen palabras capaces de describirlas, y ésta fue una de ellas. Fusiles, ametralladoras, pistolas, granadas de mano, proyectiles antitanque, bayonetas, todo surcaba el aire perforando y estallando en todas partes, mezclado con gritos de órdenes, pedidos de apoyo, dolor y coraje. Esto se prolongó hasta la 0130 horas del lunes 14 de junio, donde viéndose la 4 Sección superada por el enemigo en número y poder de fuego en ese desigual combate, recurrió a usar su propio mortero para disparar sobre ella misma, en un intento de cobrar un alto precio al enemigo por su inminente Victoria. Este desesperado acto logró inesperadamente el repliegue temporal del enemigo mezclado entre los pozos de la 4 Sección. Recuerdo los gritos de Victoria y coraje de estos hombres, que pocos minutos antes daban por perdidas sus vidas. “Viva la Infantería de Marina”, “Vengan que somos Infantes de Marina…” ¿Puede alguien olvidar esas voces? Media hora después una nueva Compañía británica repite el asalto anterior, y se reinicia un combate similar, que se prolongaría en esas condiciones hasta poco antes del amanecer del 14 de junio. En ese tiempo la Sección, ya no disponiendo de munición en su propio mortero, requiere sobre si misma el fuego de los morteros del batallón y la Batería BRAVO de Artillería de Campaña. Se suma a ese fuego el Grupo de Artillería Aerotransportado 4 de nuestro hermano Ejército Argentino. Se logra alivio, a un alto precio, pero no la victoria. A las 0715 horas del 14 de junio, y por órdenes mías, los pocos integrantes de la 4 Sección que aún mantenían sus posiciones, dejan las armas. La 4 Sección combatió en un combate desigual sin ninguna posibilidad de Victoria. La 4 Sección, no se replegó nunca. La 4 Sección cayó en su posición. Hoy están en este salón de nuestra querida Armada Argentina, algunos de esos hombres. Muchos quedaron para siempre en su posición en Malvinas. Otros regresaron. Algunos de ellos están hoy aquí. Está hoy aquí la Señora Hilda Acevedo, mamá de Félix Aguirre, conocido en la 4 Sección como “Lanzallamas”. La Señora Acevedo es maestra. Pero también fue maestra como madre, porque supo educar a un hijo, en los valores del amor a la Patria, el Cumplimiento del Deber y el sentido de lo humano. El Conscripto Félix Aguirre, perteneciente al Grupo del Suboficial Castillo, también muerto en combate, acude en ayuda del mortalmente herido Subteniente Silva, y tratando de protegerlo, cae abatido por la infantería británica. Ejemplo de soldado, ejemplo de camarada, ejemplo de patriota, ejemplo de hombre. Dios la bendiga Señora Hilda, cuántas madres y maestras como usted yo quisiera para mi Patria. Aquí están también algunos hombres hoy, soldados ayer, que serán distinguidos por su desempeño durante ese combate. El entonces Cabo Segundo de Infantería de Marina Amílcar Tejada, el entonces Dragoneante Ramón Rotela, el entonces Dragoneante Víctor Julio Gasko, el entonces Conscripto Jorge Ricardo Sánchez, el entonces Conscripto Héctor Horacio Cháves, el entonces conscripto Pablo Daniel Rodríguez. Todos ellos serán hoy reconocidos por acciones particulares durante el combate. Pero el mérito no es sólo de ellos. El mérito es de cada uno de los hombres de la 4 Sección que combatió aquella noche, manteniendo su posición, cumpliendo órdenes, tomando decisiones propias ante la muerte, En el Oeste de Tumbledown, la 4 Sección se encontró con la máxima expresión de la igualdad entre soldados, que es la Igualdad ante el Deber. Y rindiendo tributo a esa Igualdad, cayeron bajo fuego, sin distinción de jerarquías ni de Fuerzas, el Dragoneante José Luis Galarza, el Conscripto Félix Aguirre, el Conscripto Héctor Abel Cerles, el Suboficial Julio Saturnino Castillo, el Conscripto Juan Carlos Gonzáles, el Subteniente Oscar Augusto Silva, el Conscripto Alfredo Gregorio, el Conscripto Ramón García. y el resto cuyos nombres no supe ni sabré. Me permito también, ahora como Soldado, expresar mi respeto a aquellos contra quienes combatimos y sus caídos, ya que el coraje y la dignidad militar, no reconocieron fronteras ni banderas en el Oeste de Tumbledown. Con estas palabras retribuyo a ellos los repetidos homenajes que tributaron y tributan a la 4 Sección. De joven me enseñaron que la Disciplina es la voluntaria disposición al cumplimiento de las órdenes, para el bien del Servicio. Y resalto acá las palabras [B]“Voluntaria disposición al cumplimiento de las órdenes…”[/B] Todos estos hombres, los caídos, los heridos, los aquí presentes y quienes no están en este salón, todos ellos hicieron posible Tumbledown, pero lo hicieron por propia convicción, por creer en la Patria, por creer en lo que hacían, A todos estos hombres integrantes de la 4 Sección, a los de mi querida y gloriosa Infantería de Marina, y sus hermanos, los bravos soldados del nuestro Ejército Argentino, pido a Dios que los tenga a su lado, y a nuestra Armada, que cobije por siempre en su memoria, a todos estos hombres que escribieron una pequeña página de historia para la Gloria de la Infantería de Marina y nuestra Armada Argentina. Viva la Patria! [/QUOTE]
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