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<blockquote data-quote="Nicolas Kasanzew" data-source="post: 2141477" data-attributes="member: 6939">Anoche estuve de nuevo en Malvinas en el 82. Me transportó allí la poderosa obra de teatro documental de Lola Arias, &quot;Campo Minado&quot;.Tres veteranos argentinos y tres del bando enemigo recrean esos días con una fuerza y un realismo que nunca había observado en una obra artística sobre el tema. La pieza es, entre muchas otras cosas, un alegato sobre la necesidad curativa y regenerativa de la recuperación de la memoria histórica, una tarea que la sociedad argentina se sigue mostrando remisa a cumplir. Si bien todo el elenco es excelente, excepto quizá el gurca (que parece haber sido incluido más que nada por el exotismo de su presencia), sobresale netamente la potente figura del soldado Marcelo Vallejo. Su descarnado relato sobre los quintos infiernos en que lo precipitó la posguerra, perfora el alma. Hay en este impresionante concierto, (nada en el mundo es perfecto) algunos bocadillos que se asemejan al chirrido de un clavo sobre vidrio. Como, por ejemplo, cuando un inglés dice que instalamos obuses en los jardines de los kelpers (falso de toda falsedad), o cuando asegura que un oficial argentino moribundo le dijo que no sabía por que causa estaba peleando (poco verosímil), pero la sumatoria es ciertamente positiva y terriblemente movilizadora. Siempre he fantaseado con que un film honesto podría ser el revulsivo que impulse a la sociedad argentina a interesarse en la historia completa de la guerra. Desde anoche me pregunto si ese efecto no lo podría lograr una obra teatral tan conmovedora como esta, presentada, claro, no en Sanchez de Bustamante 75, sino en plena avenida Corrientes.(Hoy es la última función)</blockquote>

[QUOTE="Nicolas Kasanzew, post: 2141477, member: 6939"] Anoche estuve de nuevo en Malvinas en el 82. Me transportó allí la poderosa obra de teatro documental de Lola Arias, "Campo Minado". Tres veteranos argentinos y tres del bando enemigo recrean esos días con una fuerza y un realismo que nunca había observado en una obra artística sobre el tema. La pieza es, entre muchas otras cosas, un alegato sobre la necesidad curativa y regenerativa de la recuperación de la memoria histórica, una tarea que la sociedad argentina se sigue mostrando remisa a cumplir. Si bien todo el elenco es excelente, excepto quizá el gurca (que parece haber sido incluido más que nada por el exotismo de su presencia), sobresale netamente la potente figura del soldado Marcelo Vallejo. Su descarnado relato sobre los quintos infiernos en que lo precipitó la posguerra, perfora el alma. Hay en este impresionante concierto, (nada en el mundo es perfecto) algunos bocadillos que se asemejan al chirrido de un clavo sobre vidrio. Como, por ejemplo, cuando un inglés dice que instalamos obuses en los jardines de los kelpers (falso de toda falsedad), o cuando asegura que un oficial argentino moribundo le dijo que no sabía por que causa estaba peleando (poco verosímil), pero la sumatoria es ciertamente positiva y terriblemente movilizadora. Siempre he fantaseado con que un film honesto podría ser el revulsivo que impulse a la sociedad argentina a interesarse en la historia completa de la guerra. Desde anoche me pregunto si ese efecto no lo podría lograr una obra teatral tan conmovedora como esta, presentada, claro, no en Sanchez de Bustamante 75, sino en plena avenida Corrientes.(Hoy es la última función) [/QUOTE]

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