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Area Militar General
Malvinas 1982
Conferencias, entrevistas y programas de Nicolás Kasanzew.-
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<blockquote data-quote="Nicolas Kasanzew" data-source="post: 3253926" data-attributes="member: 6939"><p>Luego del posteo de la entrevista que le hice al teniente primero Enrique Neirotti, quien combatió en Monte Longdon, un seguidor me hizo la siguiente pregunta. ¿Por qué la artillería argentina no hizo su trabajo durante esas once horas que los británicos estuvieron pegados al piso inmóviles, frenados por nuestra infantería?</p><p></p><p>Es que había limitantes. La artillería en su misión de apoyo directo de las tropas de primera línea, tira a requerimiento de ellas a través de los observadores adelantados asignados y con depuración de los blancos (es decir, selección de las armas a asignar, ya sea morteros de ese regimiento, artillería en apoyo o aviación). El requerimiento lo hace el oficial de enlace destacado al regimiento, que está en contacto directo con el jefe del mismo. En el caso del Regimiento 7 de Infantería eran el teniente Ramos, heroicamente caido en combate, y el mayor Nanni. Son ellos los que conocen la ubicación exacta de las tropas propias. Por lo general se evita hacer fuego a menos de 600 metros de las propias tropas. Esa noche del 11 al 12 de junio se descubre el asalto del Parac 3, cuando ya los tenían encima. Es clara la descripción de Ramos en su última comunicación, donde dice: "Esto es un gran despelote, se recibe fuego de todas direcciones, de armas livianas, morteros y artillería, bengalas de iluminación...".</p><p></p><p>Luego se perdió contacto con el teniente Ramos y la información de la ubicación de las tropas en Longdon no la proporcionaban del Regimiento 7 (en este caso, ni el oficial de enlace, ni el jefe de la compañía donde estaba destacado Ramos). Haber tirado a ciegas sin conocer la ubicación de las propias tropas podía ser de alto riesgo para ellas, por lo que se abrió fuego cuando se replegaron los que estaban allí, incluso los hombres del teniente Castañeda, que el jefe del 7 envió en un contraataque. Era todo una gran confusión. Falló la detección temprana del asalto (se detectó el asalto cuando un inglés pisó una mina antipersonal) y lo que me dijo el jefe de la Batería A del Grupo de Artillería 3, el por entonces teniente primero Luis Caballero, en general en aquella época los oficiales de infantería no sabían dirigir el tiro de artillería en reemplazo del observador adelantado, como si lo hizo el teniente Roberto Estévez en Darwin (los comandos en su formacion tenían instrucción para ello).</p><p></p><p>Aclarada la situación, se hizo fuego sobre la zona ocupada, durante unas 12 horas, (fue allí que tuve el honor de disparar un Oto Melara contra los británicos) lo que impidió que el Parac 3 se reorganizara. Necesitaba urgentemente reemplazar las bajas, reabastecerse, consolidar las posiciones tomadas y prepararse para continuar el ataque sobre el siguiente cerro, que tenía planificado para la noche de ese sábado, por la presión que recibían de Londres para que se logrará la rendición argentina antes de la publicación de los periódicos del lunes en Gran Bretaña. Eso por necesidades políticas de la Thatcher.</p><p></p><p>Con buen tino, el general Jeremy Moore decide hacerlo recien en la noche del domingo 13 al lunes 14 de junio. Lo hace en todo el frente en forma coordinada, ya que la situación en que quedaron los ingleses no era la más propicia de continuar el sábado para minimizar las bajas y tener una buena probabilidad de éxito. A su regreso, luego de los festejos, esa decision se la hicieron pagar aMoore. Como asimismo al jefe de la flota, el almirante Woodward.</p><p></p><p>El contraataque del capitán Rodrigo Soloaga, como las incursiones de los comandos, fueron apoyados por la artillería, pese a algunos errores de Rico que en una oportunidad pidió fuego sobre ellos por haber confundido su propia ubicación.</p><p></p><p>Es desde el centro de coordinación de fuego de artillería donde se tiene un panorama más completo de la situación de todo el frente a partir de la información que recibe desde cada sector. Las tropas deben referir su ubicación exacta para no exponerse a ser batidas por los propios cañones. Son muy conocidos los casos de los infantes batidos por la propia artillería durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. Hay una película dramática que trata sobre el juicio que se le hizo a un jefe de una batería de la artillería francesa, culpándolo de la muerte de muchos infantes durante una operación. El oficial solamente hizo fuego sobre la zona que le ordenaron, pero sus comandantes no se hicieron cargo de lo sucedido, culpando a este hombre, pese a que les había advertido que esos sectores aún estaban ocupadas por tropas propias.</p><p></p><p>Existe una frase muy conocida: "La artillería siempre bate a la infantería; si es la del enemigo, mejor".</p><p></p><p>(En mi foto, el jefe de la Batería A del Grupo de Artillería 3, teniente primero Luis Antonio Caballero, (a la derecha), promoción 104 del Colegio Militar de la Nación, dirigiendo el fuego de sus Oto Melara el día 12 de junio, junto al soldado Mango. Sus oficiales eran: teniente Acosta, subteniente Sedano, teniente primero Santamaría, subteniente Capanegra y subteniente Tedesco. Los 3 últimos como observadores adelantados. En los últimos días a Caballero le fue agregado el subteniente Córdoba, uno de cadetes que estaba cursando el último año en el Colegio Militar).</p><p></p><p></p><p><img src="http://nashastrana.net/wp-content/uploads/Caballero-y-soldado-Mango-copy.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Nicolas Kasanzew, post: 3253926, member: 6939"] Luego del posteo de la entrevista que le hice al teniente primero Enrique Neirotti, quien combatió en Monte Longdon, un seguidor me hizo la siguiente pregunta. ¿Por qué la artillería argentina no hizo su trabajo durante esas once horas que los británicos estuvieron pegados al piso inmóviles, frenados por nuestra infantería? Es que había limitantes. La artillería en su misión de apoyo directo de las tropas de primera línea, tira a requerimiento de ellas a través de los observadores adelantados asignados y con depuración de los blancos (es decir, selección de las armas a asignar, ya sea morteros de ese regimiento, artillería en apoyo o aviación). El requerimiento lo hace el oficial de enlace destacado al regimiento, que está en contacto directo con el jefe del mismo. En el caso del Regimiento 7 de Infantería eran el teniente Ramos, heroicamente caido en combate, y el mayor Nanni. Son ellos los que conocen la ubicación exacta de las tropas propias. Por lo general se evita hacer fuego a menos de 600 metros de las propias tropas. Esa noche del 11 al 12 de junio se descubre el asalto del Parac 3, cuando ya los tenían encima. Es clara la descripción de Ramos en su última comunicación, donde dice: "Esto es un gran despelote, se recibe fuego de todas direcciones, de armas livianas, morteros y artillería, bengalas de iluminación...". Luego se perdió contacto con el teniente Ramos y la información de la ubicación de las tropas en Longdon no la proporcionaban del Regimiento 7 (en este caso, ni el oficial de enlace, ni el jefe de la compañía donde estaba destacado Ramos). Haber tirado a ciegas sin conocer la ubicación de las propias tropas podía ser de alto riesgo para ellas, por lo que se abrió fuego cuando se replegaron los que estaban allí, incluso los hombres del teniente Castañeda, que el jefe del 7 envió en un contraataque. Era todo una gran confusión. Falló la detección temprana del asalto (se detectó el asalto cuando un inglés pisó una mina antipersonal) y lo que me dijo el jefe de la Batería A del Grupo de Artillería 3, el por entonces teniente primero Luis Caballero, en general en aquella época los oficiales de infantería no sabían dirigir el tiro de artillería en reemplazo del observador adelantado, como si lo hizo el teniente Roberto Estévez en Darwin (los comandos en su formacion tenían instrucción para ello). Aclarada la situación, se hizo fuego sobre la zona ocupada, durante unas 12 horas, (fue allí que tuve el honor de disparar un Oto Melara contra los británicos) lo que impidió que el Parac 3 se reorganizara. Necesitaba urgentemente reemplazar las bajas, reabastecerse, consolidar las posiciones tomadas y prepararse para continuar el ataque sobre el siguiente cerro, que tenía planificado para la noche de ese sábado, por la presión que recibían de Londres para que se logrará la rendición argentina antes de la publicación de los periódicos del lunes en Gran Bretaña. Eso por necesidades políticas de la Thatcher. Con buen tino, el general Jeremy Moore decide hacerlo recien en la noche del domingo 13 al lunes 14 de junio. Lo hace en todo el frente en forma coordinada, ya que la situación en que quedaron los ingleses no era la más propicia de continuar el sábado para minimizar las bajas y tener una buena probabilidad de éxito. A su regreso, luego de los festejos, esa decision se la hicieron pagar aMoore. Como asimismo al jefe de la flota, el almirante Woodward. El contraataque del capitán Rodrigo Soloaga, como las incursiones de los comandos, fueron apoyados por la artillería, pese a algunos errores de Rico que en una oportunidad pidió fuego sobre ellos por haber confundido su propia ubicación. Es desde el centro de coordinación de fuego de artillería donde se tiene un panorama más completo de la situación de todo el frente a partir de la información que recibe desde cada sector. Las tropas deben referir su ubicación exacta para no exponerse a ser batidas por los propios cañones. Son muy conocidos los casos de los infantes batidos por la propia artillería durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. Hay una película dramática que trata sobre el juicio que se le hizo a un jefe de una batería de la artillería francesa, culpándolo de la muerte de muchos infantes durante una operación. El oficial solamente hizo fuego sobre la zona que le ordenaron, pero sus comandantes no se hicieron cargo de lo sucedido, culpando a este hombre, pese a que les había advertido que esos sectores aún estaban ocupadas por tropas propias. Existe una frase muy conocida: "La artillería siempre bate a la infantería; si es la del enemigo, mejor". (En mi foto, el jefe de la Batería A del Grupo de Artillería 3, teniente primero Luis Antonio Caballero, (a la derecha), promoción 104 del Colegio Militar de la Nación, dirigiendo el fuego de sus Oto Melara el día 12 de junio, junto al soldado Mango. Sus oficiales eran: teniente Acosta, subteniente Sedano, teniente primero Santamaría, subteniente Capanegra y subteniente Tedesco. Los 3 últimos como observadores adelantados. En los últimos días a Caballero le fue agregado el subteniente Córdoba, uno de cadetes que estaba cursando el último año en el Colegio Militar). 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