El Ejército desaparece
Por Rosendo Fraga
No habrá oficiales ni soldados
¿No hay espíritu? ¿No habrá Ejército? La baja en la tasa de desempleo, los bajos salarios que perciben y el clima de hostilidad política que se ha generado en los años K, está dejando al Ejército vacío.
El reclutamiento de las Fuerzas Armadas argentinas está dando señales de dificultades crecientes, las que responden a tres causas: la baja en la tasa de desempleo, los bajos salarios que perciben y el clima de hostilidad política que se ha generado en los últimos años.
Tomando el caso del Ejército, en 2002 se presentaron 1.321 postulantes para ingresar al Colegio Militar, que forma los oficiales, y en 2007 sólo 591, menos de la mitad, implicando sólo 1,2 postulante por vacante; en el caso de la Escuela de Suboficiales, la cantidad de postulantes descendió 25% respecto del año pasado, con 1,9 por cada vacante a cubrir, y en caso de los soldados voluntarios, los aspirantes cayeron 43% en comparación con 2006, con 1,6 por cada plaza a cubrir.
Paralelamente, el pedido de baja es creciente entre los oficiales y suboficiales jóvenes. En lo que va del año, en los oficiales subalternos, quienes han dejado la carrera este año fueron 229% más que en el año pasado; en los suboficiales, 40% más y en los soldados voluntarios, 20% más.
A partir de que la Argentina eliminó el servicio militar obligatorio y estableció la tropa voluntaria, en lo que hace al reclutamiento, el modelo pasa a ser el anglosajón en cuanto a cuáles son los mecanismos, los incentivos para el reclutamiento, sobre todo en tiempos de dificultades, aunque ello no haya sido asumido como tal.
Gran Bretaña tiene hoy 200.000 hombres en sus Fuerzas Armadas regulares, con una población de 60 millones. Como la Argentina la tiene de 38 millones, si tuviera fuerzas armadas equivalentes en personal, las tendría de casi 140.000 hombres, algo más del doble de lo que tiene actualmente.
No sería nada fácil hoy reclutar en la Argentina el doble del personal militar que recluta el Reino Unido.
A ello hay que agregar que el desempleo en el Reino Unido es menos de la mitad que en la Argentina -no llega a 5%- y que el país atraviesa el período más largo con desempleo tan bajo. Es decir que el reclutamiento británico debe realizarse en condiciones socioeconómicas mucho más difíciles que en la Argentina, en términos de facilidad o dificultad para reclutar. Pero si a ello sumamos que desde 2003 hasta hoy casi 120.000 hombres de las Fuerzas Armadas británicas han pasado por las misiones de Irak y Afganistán, sufriendo niveles de bajas proporcionalmente similares a las de EE.UU. -161 muertos en Irak y casi más de un millar de heridos y otro tanto en Afganistán-, cabe preguntarse cómo hacen para cumplir con las necesidades de reclutamiento.
El tema, en síntesis, es: ¿cómo haría la Argentina para reclutar el doble del personal militar que está reclutando, con menos desempleo que el que tiene hoy y teniendo además los militares todos los riesgos que implican las misiones de Irak y Afganistán?
Además, para incorporarse como soldado profesional a las Fuerzas Armadas británicas -como a las de EE.UU.- se firma un contrato por el cual se asume el compromiso de servir durante determinada cantidad de años, no como en la Argentina, que se abandona el servicio cuando se quiere, lo que carece de racionalidad alguna en un sistema de tropa voluntaria. En la comparación que intentamos realizar, es una dificultad adicional más que tiene el reclutamiento británico en comparación con el argentino.
Una primera respuesta a la diferencia podría estar en el salario, argumentando que el que se paga en las Fuerzas Armadas británicas es superior al de la Argentina. Ello es cierto en términos absolutos, pero no en términos relativos. En realidad, los soldados británicos -no los oficiales-cobran los mismos salarios que en la Argentina, considerados sobre el promedio que se paga en el país: ligeramente por debajo de la media.
Concretamente, nadie entra a las Fuerzas Armadas británicas hoy por el salario, ya que con la economía en el proceso de crecimiento más prolongado y el desempleo más bajo de la historia, hay opciones salariales mejores.
Un soldado raso de infantería que presta servicios en Basora en la conflictiva provincia del sur de Irak no gana más que alguien que vende diarios en la salida del subterráneo de la esquina de Hyde Park o Picadilly Circus.
Entonces, ¿por qué ese joven que tiene entre 18 y 24 años se encuentra en Basora arriesgando la vida y no está vendiendo diarios por un salario algo mayor en el centro de Londres?
Omisión
La respuesta comienza a percibirse cuando se entra a una de las oficinas de reclutamiento de las Fuerzas Armadas británicas, que están en todas las ciudades del país.
Tomando como ejemplo el folleto con el cual se trata de obtener reclutas para la infantería del ejército y la infantería de marina de la armada -las dos especialidades con más bajas mortales en Irak y Afganistáncomienza la respuesta.
No se habla de salario, ni de ninguna ventaja en la vida civil o posibilidad de tener educación paga.
Se busca ante todo despertar la vocación por lo militar específicamente. La presentación de lo militar va acompañada en ambos casos con un fuerte sentido de elección. Es decir, si se quiere elegir la infantería blindada, ligera, de asalto aéreo o mecanizada. Lo mismo en la infantería de marina, si el postulante prefiere el asalto anfibio, las fuerzas de reacción rápida, o la montaña y el clima frío o los comandos.
En conclusión, lo militar aparece como el primer atractivo para el reclutamiento en el sistema militar británico, que está logrando resolver con éxito el desafío que implica competir con la mejor economía y el menor desempleo de la historia y la exigencia y los riesgos que implican operaciones como las de Irak y Afganistán, y ello debe ser una referencia para el problema que ya han comenzado a enfrentar las Fuerzas Armadas argentinas.