Menú
Inicio
Visitar el Sitio Zona Militar
Foros
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Qué hay de nuevo
Nuevos mensajes
Última actividad
Miembros
Visitantes actuales
Entrar
Registrarse
Novedades
Buscar
Buscar
Buscar sólo en títulos
Por:
Nuevos mensajes
Buscar en los foros
Menú
Entrar
Registrarse
Inicio
Foros
Area Militar General
Conflictos Contemporáneos
Conflictos étnicos en África
JavaScript is disabled. For a better experience, please enable JavaScript in your browser before proceeding.
Estás usando un navegador obsoleto. No se pueden mostrar estos u otros sitios web correctamente.
Se debe actualizar o usar un
navegador alternativo
.
Responder al tema
Mensaje
<blockquote data-quote="Sebastian" data-source="post: 1539839" data-attributes="member: 8629"><p><span style="font-size: 12px">Parte 1</span></p><p style="text-align: center"><span style="font-size: 22px"><strong>Genocidio en Ruanda: "El hombre más valiente que conocí"</strong></span></p><p></p><p>Mark Doyle</p><p>Kigali, BBC</p><p>Lunes, 7 de abril de 2014 </p><p></p><p><img src="http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/04/140404115352_diagne_mabye_624x351__nocredit.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Esta es la historia del hombre más valiente que haya conocido nunca.</p><p></p><p>He cubierto muchas guerras y he visto muchos actos de coraje. Pero, por sus agallas y su determinación, nunca he conocido a nadie que se compare con el capitán Mbaye Diagne, un integrante de las fuerzas de paz de Naciones Unidas en Ruanda.</p><p></p><p>Estuve ahí en 1994, cuando se dio muerte a 800.000 personas en 100 días, y regresé para reconstruir la historia de este notable y carismático oficial de Senegal, país de África occidental.</p><p></p><p>Ruanda cayó en un estado de guerra y genocidio el 6 de abril de 1994, cuando el avión que transportaba al presidente ruandés, miembro de la mayoría hutu, fue derribado. Todas las personas a bordo murieron. En pocas horas, extremistas hutus tomaron el poder y una ola de asesinatos se desató contra la minoría tutsi y contra cualquiera que se atreviera a defenderla.</p><p></p><p>El ejército fue en busca de la primera ministra Agathe Uwilingiyimana aquella primera noche.</p><p></p><p>En medio de una lluvia de balas, sus cinco hijos, el menor de sólo tres años, se escabulleron a través de una defensa para esconderse en la casa de un vecino.</p><p></p><p>Presas del miedo, tomaron refugio en la casa de ladrillos de un solo piso, por cuya ventana se asomaban ocasionalmente. Ahí vieron a los soldados entrar por sus padres.</p><p></p><p>"Hubo más disparos", dice Marie-Christine, hija de la primera ministra, quien tenía 15 años entonces.</p><p></p><p>"Después escuchamos a los solados gritar de alegría. Y después de eso, no hubo más que un espeluznante silencio".</p><p></p><p>Agathe Uwilingiyimana era una hutu moderada, pero la mataron porque estaba dispuesta a compartir el poder con los tutsis. Si los asesinos hubieran encontrado a los niños, también los habrían matado.</p><p></p><p>Horas después, cuando soldados de la ONU llegaron para recoger a trabajadores de organismos humanitarios de un complejo ubicado detrás de la residencia de la primera ministra, descubrieron a Marie-Christine y a sus hermanos todavía ocultos en la casa.</p><p></p><p>Comenzó una discusión feroz sobre qué hacer con los niños. No estaba claro si los soldados de la ONU estaban autorizados a trasladarlos, dice Adama Daff, uno de los trabajadores. "Pero sobre la base de argumentos humanitarios, definitivamente no podíamos dejarlos ahí", agrega.</p><p></p><p><img src="http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407101746_ruanda_genocidio_624x351_bbc.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>Los milicianos hutus de Interahamwe tenían la misión de matar a tutis con machetes, cuchillos y palos.</p><p></p><p>Era extremadamente peligroso moverse a cualquier parte. Los radicales hutus ya habían colocado varias barricadas, y los vehículos blindados que se suponía recogerían a los trabajadores humanitarios para ponerlos a salvo no habían aparecido.</p><p></p><p>Al final, dice Daff, se decidió que el capitán Mbaye, un observador militar no armado, los llevaría en su automóvil normal a la relativa seguridad del cercano Hotel des Mille Collines, resguardado por la ONU.</p><p></p><p>"Decidió cargar con los niños", dice el general Romeo Dalliare, el comandante canadiense de la fuerza de pequeña y mal equipada fuerza de la ONU. "Los escondió bajo una lona y simplemente salió manejando como loco".</p><p></p><p>"Una acción increíblemente valiente. No hay límites para describir cuán corajudo había sido".</p><p></p><p>Los niños fueron los primeros de muchos que Mbaye llevó al Hotel des Mille Collines, un edificio común y corriente de vidrio y concreto ubicado en lo alto de una montaña que daba hacia la capital, Kigali, pero también uno de los pocos santuarios para los tutsis en la ciudad.</p><p></p><p>El capitán Mbaye Diagne tenía unos 35 años, provenía de un pequeño poblado del norte de Senegal y era un hombre inmensamente encantador. Alto, de dientes separados y lentes oscuros de aviador, su humor hacía que la gente se relajara en medio de uno de los capítulos más sombríos de la historia moderna.</p><p></p><p><span style="font-size: 18px"><strong>2. Sin refugio</strong></span></p><p>Los primeros y sangrientos días del genocidio se sintieron como un pandemonio.</p><p></p><p>Había plomo caliente volando en todas direcciones y cuerpos regados, algunas veces apilados, a ambos lados de las calles.</p><p></p><p><img src="http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407093238_iglesia_sainte_famille_304x171_bbc.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>La iglesia de Sainte Famille fue refugio de muchos tutsis. Pero incluso ahí no estaban seguros.</p><p></p><p>Las temibles barricadas eran atendidas principalmente por la milicia hutu de <em>Interahamwe</em>. La palabra significa "aquellos que trabajan juntos". La labor consistía en matar a tutsis con machetes, cuchillos y palos. Una vez vi a un hombre atacar a otro golpeándolo en la cabeza con un destornillador.</p><p></p><p>Las estaciones de radio los instigaban, pidiendo la muerte de las "cucarachas tutsis".</p><p></p><p>El derribo del avión presidencial había reavivado una guerra civil entre el ejército y fuerzas rebeldes del Frente Patriótico Ruandés (RPF, por sus siglas en inglés), que había entrado en una breve pausa tras un acuerdo de paz tentativo. Liderado por el tutsi Paul Kagame, el RPF avanzaba sobre la capital, diciendo que iba a detener la masacre.</p><p></p><p>En medio de los dos bandos se encontraba la asediada fuerza de la ONU. A veces su vehículos eran atacados por los hutus, especialmente si la milicia creía que había tutsis adentro.</p><p></p><p>En las primeras 48 horas, muchos observadores desarmados como Mbaye -especialmente aquellos fuera de la capital- se esfumaron. "Nos tomó casi un mes encontrar a algunos que habían ido a diferentes países", dice Dallaire. "Algunos terminaron en Nairobi".</p><p></p><p>Virtualmente desamparados, decenas de miles de tutsis buscaron refugio en iglesias, pero incluso ahí no estaban seguros. Uno de ellos, Concilie Mukamwezi, fue con su esposo e hijos a la iglesia Sainte Famille, un complejo religioso grande en el centro de Kigali. Ella recuerda ese período con claridad.</p><p></p><p>"Acababa de comprar un poco de jabón para lavar de un puesto en la calle cuando un sacerdote en uniforme militar se me acercó", dice.</p><p></p><p>"Lo acompañaban cuatro milicianos y estaba armado con un rifle Kalashnikov, una pistola y granadas. El sacerdote me acusó de colaborar con los rebeldes".</p><p></p><p>"Me apuntó con su Kalashnikov de esta manera -continúa, recogiendo un palo del piso y empuñándolo como un rifle- y dijo que iba a disparar".</p><p>Aunque pueda parecer increíble, algunos clérigos hutus estaban colaborando con el genocidio. Algunos de ellos incluso participaron directamente.</p><p></p><p>Uno de los trabajos de Mbaye era ser los ojos y oídos de la misión de la ONU en Ruanda, y se dedicó á la tarea de chequear ocasionalmente cómo se encontraban los refugiados en Sainte Famille.</p><p></p><p>Conocía a Concilie de vista, porque antes del genocio había trabajado en la oficina de la compañía nacional de teléfonos, Rwandatel, donde pagaba su cuenta telefónica. Por casualidad, iba hacia la iglesia en el momento en que ella más lo necesitaba.</p><p></p><p>"El capitán Mbaye corrió y se interpuso entre el cura y yo", dice Concilie. "Gritó: '¿Por qué están matando a esta mujer? No deben hacerlo, porque si lo hacen se va a enterar el mundo entero'". El sacerdote retrocedió.</p><p></p><p>No hubo una masacre dentro de Sainte Famillia en parte debido a los esfuerzos de Mbaye y otros integrantes de la fuerza de paz de la ONU, aunque muchos fueron asesinados enfrente de ella.</p><p></p><p>En muchas iglesias donde la gente había buscado refugio, soldados y milicianos irrumpieron y masacraron a las personas en los bancos.</p><p></p><p><img src="http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407093624_concile_304x171_bbc_nocredit.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>"El capitán Mbaye corrió y se interpuso entre el cura y yo. Gritó: '¿Por qué están matando a esta mujer? No deben hacerlo, porque si lo hacen se va a enterar el mundo entero'"</p><p>Concilie Mukamwezi, auxiliada por Mbaye en el momento de mayor necesidad</p><p></p><p><span style="font-size: 18px"><strong>3. Huida</strong></span></p><p>Otros ruandeses desesperados intentaron aprovechar las operaciones de rescate organizadas por la comunidad de expatriados.</p><p>Ancilla Mukangira, una ruandesa que trabajaba para una organización humanitaria alemana, se dirigió al Club Americano creyendo, erróneamente, que los estadounidenses le darían un puesto en uno de los automóviles que abandonaban el país.</p><p></p><p>"Fui a registrarme con el convoy", me dice, en las afueras del viejo club, hoy convertido en restaurante de comida china. "Pero dijeron que no se permitían ruandeses y me ordenaron salir".</p><p></p><p><img src="http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407093846_hotel_des_milles_304x171_bbc.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>En hotel de Milles Collines (en una foto de 2014) los refugiados terminaron tomando el agua de la piscina.</p><p></p><p>Ancilla estaba de pie, llorando, en el pavimento, cuando Mbaye se le acercó.</p><p>"¿Qué haces aquí", le preguntó. "Si te ven, te matan".</p><p>Le contó que la habían echado. Estaba consternado y apenas podía creerlo, dice Ancilla. Entonces ofreció ayudarla él mismo.</p><p></p><p>"Mbaye estaba conmocionado por el comportamiento de los wazungu (blancos)", afirma Andre Guichaoua, un académico que se quedaba en el Hotel des Mille Collines y quien conoció a Mbaye durante los primeros días del genocidio.</p><p></p><p>Tropas francesas, belgas e italianas estaban volando a Kigali, pero sólo para salvar a sus propios connacionales.</p><p>Para un hombre que era soldado de la ONU esta evacuación de europeos por parte de europeos era un escándalo absoluto.</p><p></p><p>"Porque si hubieras puesto a los soldados franceses y belgas junto a las tropas de Naciones Unidas, hubiera sido perfectamente posible confrontar al ejército y la milicia, que estaban directamente involucrados en las masacres", dice Guichaoua.</p><p></p><p><img src="http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407094116_ancilla_304x171_bbc_nocredit.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /></p><p>"Me vio leyendo la Biblia. Me dijo que debía rezar por mi país, pues cosas horribles estaban ocurriendo"</p><p>Ancilla Mukangira, rescatada por Mbaye</p><p></p><p>"No había coordinación y esto horrorizaba profundamente a Mbaye".</p><p></p><p>De hecho, había muy poca coordinación dentro del sistema de Naciones Unidas. Mientras oficiales como Mbaye estaban protegiendo valientemente a aquellos que podían, los jefes de la ONU en Nueva York seguían discutiendo cómo, e incluso si debían, apoyarlos. De hecho, poco después de que comenzaron las hostilidades, redujeron el número de soldados de la ONU en el terreno, de 2.500 a menos de 300.</p><p></p><p>Mientras tanto, Estados Unidos estaba decidido a evitar tener que enviar tropas al terreno. Habían pasado apenas seis meses desde un humillante incidente de sus fuerzas en Somalia, en el que 18 de sus <em>rangers </em>murieron en un episodio que pasó conocerse como "Black Hawk Down".</p><p>Así que Mbaye llevó a Ancilla Mukangira al Hotel des Milles Collines, frente a cuya puerta estaban apostados milicianos que esperaban para matar a los tutsis adentro.</p><p></p><p>Le dijo que se quedara en su habitación y no le abriera la puerta a nadie. No volvió hasta tarde en la noche, con un colchón extra para ella.</p><p>"Me vio leyendo la Biblia", recuerda Ancilla. "Me dijo que debía rezar por mi país, pues cosas horribles estaban ocurriendo".</p><p><a href="http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140406_ruanda_genocidio_valiente_yv.shtml">http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140406_ruanda_genocidio_valiente_yv.shtml</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Sebastian, post: 1539839, member: 8629"] [SIZE=3]Parte 1[/SIZE] [CENTER][SIZE=6][B]Genocidio en Ruanda: "El hombre más valiente que conocí"[/B][/SIZE][/CENTER] Mark Doyle Kigali, BBC Lunes, 7 de abril de 2014 [IMG]http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/04/140404115352_diagne_mabye_624x351__nocredit.jpg[/IMG] Esta es la historia del hombre más valiente que haya conocido nunca. He cubierto muchas guerras y he visto muchos actos de coraje. Pero, por sus agallas y su determinación, nunca he conocido a nadie que se compare con el capitán Mbaye Diagne, un integrante de las fuerzas de paz de Naciones Unidas en Ruanda. Estuve ahí en 1994, cuando se dio muerte a 800.000 personas en 100 días, y regresé para reconstruir la historia de este notable y carismático oficial de Senegal, país de África occidental. Ruanda cayó en un estado de guerra y genocidio el 6 de abril de 1994, cuando el avión que transportaba al presidente ruandés, miembro de la mayoría hutu, fue derribado. Todas las personas a bordo murieron. En pocas horas, extremistas hutus tomaron el poder y una ola de asesinatos se desató contra la minoría tutsi y contra cualquiera que se atreviera a defenderla. El ejército fue en busca de la primera ministra Agathe Uwilingiyimana aquella primera noche. En medio de una lluvia de balas, sus cinco hijos, el menor de sólo tres años, se escabulleron a través de una defensa para esconderse en la casa de un vecino. Presas del miedo, tomaron refugio en la casa de ladrillos de un solo piso, por cuya ventana se asomaban ocasionalmente. Ahí vieron a los soldados entrar por sus padres. "Hubo más disparos", dice Marie-Christine, hija de la primera ministra, quien tenía 15 años entonces. "Después escuchamos a los solados gritar de alegría. Y después de eso, no hubo más que un espeluznante silencio". Agathe Uwilingiyimana era una hutu moderada, pero la mataron porque estaba dispuesta a compartir el poder con los tutsis. Si los asesinos hubieran encontrado a los niños, también los habrían matado. Horas después, cuando soldados de la ONU llegaron para recoger a trabajadores de organismos humanitarios de un complejo ubicado detrás de la residencia de la primera ministra, descubrieron a Marie-Christine y a sus hermanos todavía ocultos en la casa. Comenzó una discusión feroz sobre qué hacer con los niños. No estaba claro si los soldados de la ONU estaban autorizados a trasladarlos, dice Adama Daff, uno de los trabajadores. "Pero sobre la base de argumentos humanitarios, definitivamente no podíamos dejarlos ahí", agrega. [IMG]http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407101746_ruanda_genocidio_624x351_bbc.jpg[/IMG] Los milicianos hutus de Interahamwe tenían la misión de matar a tutis con machetes, cuchillos y palos. Era extremadamente peligroso moverse a cualquier parte. Los radicales hutus ya habían colocado varias barricadas, y los vehículos blindados que se suponía recogerían a los trabajadores humanitarios para ponerlos a salvo no habían aparecido. Al final, dice Daff, se decidió que el capitán Mbaye, un observador militar no armado, los llevaría en su automóvil normal a la relativa seguridad del cercano Hotel des Mille Collines, resguardado por la ONU. "Decidió cargar con los niños", dice el general Romeo Dalliare, el comandante canadiense de la fuerza de pequeña y mal equipada fuerza de la ONU. "Los escondió bajo una lona y simplemente salió manejando como loco". "Una acción increíblemente valiente. No hay límites para describir cuán corajudo había sido". Los niños fueron los primeros de muchos que Mbaye llevó al Hotel des Mille Collines, un edificio común y corriente de vidrio y concreto ubicado en lo alto de una montaña que daba hacia la capital, Kigali, pero también uno de los pocos santuarios para los tutsis en la ciudad. El capitán Mbaye Diagne tenía unos 35 años, provenía de un pequeño poblado del norte de Senegal y era un hombre inmensamente encantador. Alto, de dientes separados y lentes oscuros de aviador, su humor hacía que la gente se relajara en medio de uno de los capítulos más sombríos de la historia moderna. [SIZE=5][B]2. Sin refugio[/B][/SIZE] Los primeros y sangrientos días del genocidio se sintieron como un pandemonio. Había plomo caliente volando en todas direcciones y cuerpos regados, algunas veces apilados, a ambos lados de las calles. [IMG]http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407093238_iglesia_sainte_famille_304x171_bbc.jpg[/IMG] La iglesia de Sainte Famille fue refugio de muchos tutsis. Pero incluso ahí no estaban seguros. Las temibles barricadas eran atendidas principalmente por la milicia hutu de [I]Interahamwe[/I]. La palabra significa "aquellos que trabajan juntos". La labor consistía en matar a tutsis con machetes, cuchillos y palos. Una vez vi a un hombre atacar a otro golpeándolo en la cabeza con un destornillador. Las estaciones de radio los instigaban, pidiendo la muerte de las "cucarachas tutsis". El derribo del avión presidencial había reavivado una guerra civil entre el ejército y fuerzas rebeldes del Frente Patriótico Ruandés (RPF, por sus siglas en inglés), que había entrado en una breve pausa tras un acuerdo de paz tentativo. Liderado por el tutsi Paul Kagame, el RPF avanzaba sobre la capital, diciendo que iba a detener la masacre. En medio de los dos bandos se encontraba la asediada fuerza de la ONU. A veces su vehículos eran atacados por los hutus, especialmente si la milicia creía que había tutsis adentro. En las primeras 48 horas, muchos observadores desarmados como Mbaye -especialmente aquellos fuera de la capital- se esfumaron. "Nos tomó casi un mes encontrar a algunos que habían ido a diferentes países", dice Dallaire. "Algunos terminaron en Nairobi". Virtualmente desamparados, decenas de miles de tutsis buscaron refugio en iglesias, pero incluso ahí no estaban seguros. Uno de ellos, Concilie Mukamwezi, fue con su esposo e hijos a la iglesia Sainte Famille, un complejo religioso grande en el centro de Kigali. Ella recuerda ese período con claridad. "Acababa de comprar un poco de jabón para lavar de un puesto en la calle cuando un sacerdote en uniforme militar se me acercó", dice. "Lo acompañaban cuatro milicianos y estaba armado con un rifle Kalashnikov, una pistola y granadas. El sacerdote me acusó de colaborar con los rebeldes". "Me apuntó con su Kalashnikov de esta manera -continúa, recogiendo un palo del piso y empuñándolo como un rifle- y dijo que iba a disparar". Aunque pueda parecer increíble, algunos clérigos hutus estaban colaborando con el genocidio. Algunos de ellos incluso participaron directamente. Uno de los trabajos de Mbaye era ser los ojos y oídos de la misión de la ONU en Ruanda, y se dedicó á la tarea de chequear ocasionalmente cómo se encontraban los refugiados en Sainte Famille. Conocía a Concilie de vista, porque antes del genocio había trabajado en la oficina de la compañía nacional de teléfonos, Rwandatel, donde pagaba su cuenta telefónica. Por casualidad, iba hacia la iglesia en el momento en que ella más lo necesitaba. "El capitán Mbaye corrió y se interpuso entre el cura y yo", dice Concilie. "Gritó: '¿Por qué están matando a esta mujer? No deben hacerlo, porque si lo hacen se va a enterar el mundo entero'". El sacerdote retrocedió. No hubo una masacre dentro de Sainte Famillia en parte debido a los esfuerzos de Mbaye y otros integrantes de la fuerza de paz de la ONU, aunque muchos fueron asesinados enfrente de ella. En muchas iglesias donde la gente había buscado refugio, soldados y milicianos irrumpieron y masacraron a las personas en los bancos. [IMG]http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407093624_concile_304x171_bbc_nocredit.jpg[/IMG] "El capitán Mbaye corrió y se interpuso entre el cura y yo. Gritó: '¿Por qué están matando a esta mujer? No deben hacerlo, porque si lo hacen se va a enterar el mundo entero'" Concilie Mukamwezi, auxiliada por Mbaye en el momento de mayor necesidad [SIZE=5][B]3. Huida[/B][/SIZE] Otros ruandeses desesperados intentaron aprovechar las operaciones de rescate organizadas por la comunidad de expatriados. Ancilla Mukangira, una ruandesa que trabajaba para una organización humanitaria alemana, se dirigió al Club Americano creyendo, erróneamente, que los estadounidenses le darían un puesto en uno de los automóviles que abandonaban el país. "Fui a registrarme con el convoy", me dice, en las afueras del viejo club, hoy convertido en restaurante de comida china. "Pero dijeron que no se permitían ruandeses y me ordenaron salir". [IMG]http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407093846_hotel_des_milles_304x171_bbc.jpg[/IMG] En hotel de Milles Collines (en una foto de 2014) los refugiados terminaron tomando el agua de la piscina. Ancilla estaba de pie, llorando, en el pavimento, cuando Mbaye se le acercó. "¿Qué haces aquí", le preguntó. "Si te ven, te matan". Le contó que la habían echado. Estaba consternado y apenas podía creerlo, dice Ancilla. Entonces ofreció ayudarla él mismo. "Mbaye estaba conmocionado por el comportamiento de los wazungu (blancos)", afirma Andre Guichaoua, un académico que se quedaba en el Hotel des Mille Collines y quien conoció a Mbaye durante los primeros días del genocidio. Tropas francesas, belgas e italianas estaban volando a Kigali, pero sólo para salvar a sus propios connacionales. Para un hombre que era soldado de la ONU esta evacuación de europeos por parte de europeos era un escándalo absoluto. "Porque si hubieras puesto a los soldados franceses y belgas junto a las tropas de Naciones Unidas, hubiera sido perfectamente posible confrontar al ejército y la milicia, que estaban directamente involucrados en las masacres", dice Guichaoua. [IMG]http://wscdn.bbc.co.uk/worldservice/assets/images/2014/04/07/140407094116_ancilla_304x171_bbc_nocredit.jpg[/IMG] "Me vio leyendo la Biblia. Me dijo que debía rezar por mi país, pues cosas horribles estaban ocurriendo" Ancilla Mukangira, rescatada por Mbaye "No había coordinación y esto horrorizaba profundamente a Mbaye". De hecho, había muy poca coordinación dentro del sistema de Naciones Unidas. Mientras oficiales como Mbaye estaban protegiendo valientemente a aquellos que podían, los jefes de la ONU en Nueva York seguían discutiendo cómo, e incluso si debían, apoyarlos. De hecho, poco después de que comenzaron las hostilidades, redujeron el número de soldados de la ONU en el terreno, de 2.500 a menos de 300. Mientras tanto, Estados Unidos estaba decidido a evitar tener que enviar tropas al terreno. Habían pasado apenas seis meses desde un humillante incidente de sus fuerzas en Somalia, en el que 18 de sus [I]rangers [/I]murieron en un episodio que pasó conocerse como "Black Hawk Down". Así que Mbaye llevó a Ancilla Mukangira al Hotel des Milles Collines, frente a cuya puerta estaban apostados milicianos que esperaban para matar a los tutsis adentro. Le dijo que se quedara en su habitación y no le abriera la puerta a nadie. No volvió hasta tarde en la noche, con un colchón extra para ella. "Me vio leyendo la Biblia", recuerda Ancilla. "Me dijo que debía rezar por mi país, pues cosas horribles estaban ocurriendo". [url]http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140406_ruanda_genocidio_valiente_yv.shtml[/url] [/QUOTE]
Insertar citas…
Verificación
¿Cuanto es 2 mas 6? (en letras)
Responder
Inicio
Foros
Area Militar General
Conflictos Contemporáneos
Conflictos étnicos en África
Este sitio usa cookies. Para continuar usando este sitio, se debe aceptar nuestro uso de cookies.
Aceptar
Más información.…
Arriba