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Copamiento del cuartel de La Tablada.
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<blockquote data-quote="TORDO79" data-source="post: 2358278" data-attributes="member: 3802"><p><strong>EL ABANICO, LAS VENTANAS Y LA COCA COLA...</strong></p><p></p><p><strong><em>"Hazañas silenciosas y huellas de pólvora y dulzura en postales de un día y de un país que se quiso olvidar</em></strong></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>¿Puede un evento conmemorativo desandar una historia violenta hasta encontrar ese brillo de luz que se hace evidente cuando atraviesa agujeros, hendiduras y grietas?</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>La poca atención social y el olvido generalizado hicieron de un acontecimiento sucedido hace casi tres décadas – y conmemorado por un puñado de personas cada año-, un suceso atemporal que, si se mira bien, puede convertirse en un faro de relevante magnitud social. Después de todo, de los pequeños gestos surgen los grandes cambios y enseñanzas. Si bien los recordatorios y homenajes son valiosos como noticia cuando coinciden en su efeméride, existen “hechos” que trascienden una fecha en particular. En eso pensé hace unos días cuando me encontré bajando fotos de mi viejo teléfono y vi una imagen que me llevó a recordar el acto de homenaje de hace dos años a los caídos durante el ataque al Regimiento de Infantería Mecanizada 3, "General Manuel Belgrano" en la localidad de La Tablada el 23 y 24 de enero de 1989.</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>Como en una contradicción que roza lo imposible -en una ironía del destino-, algunas actitudes sucedidas entre los concurrentes al recordatorio, se convirtieron en hazañas silenciosas, de una sencillez conmovedora que se polarizaron con las espectaculares imágenes de la barbarie que muestra Crónica TV cada año en esa fecha.</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>Aquel día encontré un predio donde el olvido, el abandono y la suciedad parecían sugerir ser la representación de la confusión, indiferencia, desgano y cleptocracia que han reinado en Argentina en las últimas décadas, cada vez, con mayor intensidad. Esos detalles, parecían escalones de un camino desquiciante hacia la desmemoria, la mentira y la injusticia, en nombre de la memoria, la verdad y la justicia. Pero, a contramano de éstas características, acontecieron sucesos efímeros, postales eternas que son y serán ofrenda a las voces silenciadas por el hito violento de hace 28 años.</strong></em></p><p><em><strong>La previa en el país del no me acuerdo</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>Cuando comenté que iba a participar del acto de homenaje a “los héroes de La Tablada”, con gesto de extrañeza algunos amigos coincidieron en preguntar: “¿Qué cosa?”, “¿Y para qué?”. No me sorprendió; por todos lados existen indicios de que nuestro país ha perdido la capacidad de reverenciar la vida cotidiana a través de los actos heroicos de personas que se jugaron todo por todos. Subestimación, ignorancia y apatía son regla general y naturalizada. Para quienes se muestran interesados en la historia y en la cultura, la acentuación en solo una parte de los hechos dolorosos y sangrientos de la década del 70 y principios de los 80, empañaron la relevancia histórica y moral de sucesos tan importantes como la gesta de Malvinas y la Batalla de La Tablada, enterrando así en una memoria quebrada, los ejemplos positivos de esas experiencias. Las acciones valiosas fueron exiliadas al “país del no me acuerdo” provocando gran dolor en los protagonistas. En el resto de la sociedad se erigió una amnesia colectiva que nos inmoviliza en el desgano, la ansiedad, la desconfianza y el miedo. La negación a reconocer que, justamente en esos ejemplos de vida que se opusieron al resentimiento, el odio, la división, la relativización de lo que está mal, la mentira, la cobardía, el engaño, el desorden y la suciedad, reside el progreso de nuestro país, es la cadena más pesada con la que fuimos atados al mástil de un barco sin rumbo definido.</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>Mugre, olvido, anacronismo y limpieza</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>Los primeros en llegar a la entrada del Regimiento sobre la Av. Crovara, nos encontramos con un lugar en grave estado de abandono. La suciedad de años abrazaba los cercos y paredones de lo que otrora fuera un espacio donde el orden convivía en armonía con la higiene, austeridad, belleza edilicia y paisajística. A través de las ruinas “que supimos conseguir”, en la tendencia cada vez mayor a la estigmatización de todo lo asociado a lo marcial, el fantasma de esos gestos de humanidad básica para la convivencia digna, asomaba borroso el espanto que brota del olvido. Asimismo, como una burla anacrónica, en uno de los paredones, un mural hacía alusión a la frase: “Memoria, Verdad y Justicia”, apelando en su gráfica a caricaturas grotescas del generalato de los últimos gobiernos de facto. El mensaje era claro: insertar el copamiento terrorista de civiles armados como un suceso macabro militarista contra el Estado y la democracia. El dibujo, puesto en ése lugar, parecía otro golpe a la memoria de las víctimas silenciadas, simplemente, por usar uniforme.</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><em><strong>En un acto de osteopatía histórica, un grupo de personas se dispuso a enderezar esa torcida columna que, en nombre de la memoria, generó un alzheimer socio cultural que respondió al claro objetivo de desestimar antes los ojos de la sociedad, el valor de las FF.AA en la constitución de un país soberano. Con escobas, guantes y bolsas de residuo en mano, la tarea de limpiar el lugar acompañó el nuevo gráfico que dejaría atrás un pasado representado en la balanza de una justicia mal usada grabando los nombres de aquellos que perdieron la vida en defensa de la democracia.</strong></em></p><p><em><strong></strong></em></p><p><strong><em>CONTINUA....</em></strong></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="TORDO79, post: 2358278, member: 3802"] [B]EL ABANICO, LAS VENTANAS Y LA COCA COLA...[/B] [B][I]"Hazañas silenciosas y huellas de pólvora y dulzura en postales de un día y de un país que se quiso olvidar[/I][/B] [I][B] ¿Puede un evento conmemorativo desandar una historia violenta hasta encontrar ese brillo de luz que se hace evidente cuando atraviesa agujeros, hendiduras y grietas? La poca atención social y el olvido generalizado hicieron de un acontecimiento sucedido hace casi tres décadas – y conmemorado por un puñado de personas cada año-, un suceso atemporal que, si se mira bien, puede convertirse en un faro de relevante magnitud social. Después de todo, de los pequeños gestos surgen los grandes cambios y enseñanzas. Si bien los recordatorios y homenajes son valiosos como noticia cuando coinciden en su efeméride, existen “hechos” que trascienden una fecha en particular. En eso pensé hace unos días cuando me encontré bajando fotos de mi viejo teléfono y vi una imagen que me llevó a recordar el acto de homenaje de hace dos años a los caídos durante el ataque al Regimiento de Infantería Mecanizada 3, "General Manuel Belgrano" en la localidad de La Tablada el 23 y 24 de enero de 1989. Como en una contradicción que roza lo imposible -en una ironía del destino-, algunas actitudes sucedidas entre los concurrentes al recordatorio, se convirtieron en hazañas silenciosas, de una sencillez conmovedora que se polarizaron con las espectaculares imágenes de la barbarie que muestra Crónica TV cada año en esa fecha. Aquel día encontré un predio donde el olvido, el abandono y la suciedad parecían sugerir ser la representación de la confusión, indiferencia, desgano y cleptocracia que han reinado en Argentina en las últimas décadas, cada vez, con mayor intensidad. Esos detalles, parecían escalones de un camino desquiciante hacia la desmemoria, la mentira y la injusticia, en nombre de la memoria, la verdad y la justicia. Pero, a contramano de éstas características, acontecieron sucesos efímeros, postales eternas que son y serán ofrenda a las voces silenciadas por el hito violento de hace 28 años. La previa en el país del no me acuerdo Cuando comenté que iba a participar del acto de homenaje a “los héroes de La Tablada”, con gesto de extrañeza algunos amigos coincidieron en preguntar: “¿Qué cosa?”, “¿Y para qué?”. No me sorprendió; por todos lados existen indicios de que nuestro país ha perdido la capacidad de reverenciar la vida cotidiana a través de los actos heroicos de personas que se jugaron todo por todos. Subestimación, ignorancia y apatía son regla general y naturalizada. Para quienes se muestran interesados en la historia y en la cultura, la acentuación en solo una parte de los hechos dolorosos y sangrientos de la década del 70 y principios de los 80, empañaron la relevancia histórica y moral de sucesos tan importantes como la gesta de Malvinas y la Batalla de La Tablada, enterrando así en una memoria quebrada, los ejemplos positivos de esas experiencias. Las acciones valiosas fueron exiliadas al “país del no me acuerdo” provocando gran dolor en los protagonistas. En el resto de la sociedad se erigió una amnesia colectiva que nos inmoviliza en el desgano, la ansiedad, la desconfianza y el miedo. La negación a reconocer que, justamente en esos ejemplos de vida que se opusieron al resentimiento, el odio, la división, la relativización de lo que está mal, la mentira, la cobardía, el engaño, el desorden y la suciedad, reside el progreso de nuestro país, es la cadena más pesada con la que fuimos atados al mástil de un barco sin rumbo definido. Mugre, olvido, anacronismo y limpieza Los primeros en llegar a la entrada del Regimiento sobre la Av. Crovara, nos encontramos con un lugar en grave estado de abandono. La suciedad de años abrazaba los cercos y paredones de lo que otrora fuera un espacio donde el orden convivía en armonía con la higiene, austeridad, belleza edilicia y paisajística. A través de las ruinas “que supimos conseguir”, en la tendencia cada vez mayor a la estigmatización de todo lo asociado a lo marcial, el fantasma de esos gestos de humanidad básica para la convivencia digna, asomaba borroso el espanto que brota del olvido. Asimismo, como una burla anacrónica, en uno de los paredones, un mural hacía alusión a la frase: “Memoria, Verdad y Justicia”, apelando en su gráfica a caricaturas grotescas del generalato de los últimos gobiernos de facto. El mensaje era claro: insertar el copamiento terrorista de civiles armados como un suceso macabro militarista contra el Estado y la democracia. El dibujo, puesto en ése lugar, parecía otro golpe a la memoria de las víctimas silenciadas, simplemente, por usar uniforme. En un acto de osteopatía histórica, un grupo de personas se dispuso a enderezar esa torcida columna que, en nombre de la memoria, generó un alzheimer socio cultural que respondió al claro objetivo de desestimar antes los ojos de la sociedad, el valor de las FF.AA en la constitución de un país soberano. Con escobas, guantes y bolsas de residuo en mano, la tarea de limpiar el lugar acompañó el nuevo gráfico que dejaría atrás un pasado representado en la balanza de una justicia mal usada grabando los nombres de aquellos que perdieron la vida en defensa de la democracia. [/B][/I] [B][I]CONTINUA....[/I][/B] [/QUOTE]
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