Reavivo este hilo, con algunos detalles más de la actuación de Garibaldi por estas zonas (incluido el Combate de Costa Brava), aportando un Trabajo del Instituto Nacional Browniano (http://www.inb.gov.ar/actividades/congresohistoria07/textos/htm/jl_picciuolo.htm):
CAMPAÑA DE BROWN CONTRA RIVERA Y GARIBALDI (1842).
EL COMBATE FLUVIAL DE COSTA BRAVA Y SUS CONSECUENCIAS
Por el Coronel (R) Dr. José Luis Picciuolo
7 Páginas A4
INDICE
1- Introducción y finalidad del trabajo
2- Continuación de la Guerra en Uruguay, después del Tratado de Paz con Francia, en octubre de 1840
3- José Garibaldi y su aventura americana. De la rebelión de los “Farrapos”, a la “Nueva Troya”
4- La designación de Garibaldi como nuevo jefe de la escuadra oriental
5- El combate fluvial y terrestre de Costa Brava (15 y 16 de Agosto de 1842)
6- Consecuencias políticas y militares de Costa Brava y Arroyo Grande. Nueva intervención extranjera
en el Río de la Plata
7- Garibaldi, participación en la “Guerra Grande” y retorno a Europa
Fuentes de Consulta y Bibliografía
1- Introducción y finalidad del trabajo
El hecho histórico del combate fluvial y terrestre de Costa Brava es bastante conocido en sus aspectos generales, al igual que la participación del Almirante Brown en el mismo. Sin embargo, la revisibilidad de la Ciencia Histórica permite que se puedan agregar nuevos aportes, a través de testimonios, no sólo de repositorios argentinos. También de otros países, tal es el caso del Uruguay y de Brasil, de manera de ampliar las fuentes y consecuentemente perfeccionar la hermenéutica sobre el suceso. Si bien centramos nuestros estudios en el año 1842, resulta conveniente remitirnos un tiempo antes, a los efectos de ubicar las circunstancias y el marco general en que se desarrolló.
Otro aspecto que deseamos puntualizar se refiere al erudito trabajo sobre este tema, incluido en la Historia Marítima Argentina, tomo VII – 1829-1870, publicada por el Departamento de Estudios Históricos Navales en 1989. Sus autores, Capitán de Navío Fermín Eleta y el Dr. Marcelo Barros, nos brindaron detallados informes sobre temas parcialmente conocidos hasta ese momento. A esta versión meritoria de la acción bélica y de la técnica fluvial de la época, nos atrevemos a agregarle algunas reflexiones que pueden ayudar a la mejor comprensión del hecho militar. En la moderna metodología de la historia militar, conviene que a tales hechos se los considere dentro de los múltiples factores que lo condicionan o impulsan. Nos referimos al ámbito político, social y cultural. Sin ello, la confrontación por las armas puede resultar de dudosa hermenéutica.
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(1) En un trabajo de nuestra autoría: Historia Militar: Nuevos caminos métodos y recursos de investigación en el siglo XXI – Revista de la Escuela Superios de Guerra –Tte. Gral. Luis María Campos. Abril-junio 2005, hemos intentado aportar enfoques para estudiar esta ciencia en este tiempo.
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2- Continuación de la Guerra en Uruguay, después del Tratado de Paz con Francia, en octubre de 1840
El Tratado Arana-MacKau dio término temporario al conflicto y guerra con Francia, cuyos antecedentes se iniciaron en 1838.
Está situación produjo la pérdida del dominio del Río de la Plata y el Paraná inferior, por parte del presidente Rivera del Uruguay. Como es conocido, dio amplio apoyo al bando unitario, opuesto al gobernador Juan Manuel de Rosas. Pero también recibió auxilios importantes de la flota francesa, bloqueadora del Río de la Plata.
La guerra interna dentro de la Confederación Argentina se intensificó en 1841. Lavalle, derrotado en Quebracho Herrado el 28 de noviembre de 1840, sufrió un nuevo contraste en Famaillá, el 19 de setiembre de 1841, muriendo luego en Jujuy el 8 de octubre del mismo año.
Al poco tiempo, Oribe (triunfador de Lavalle), fue reclamado en el litoral por el mismo Rosas. Es que el general Paz había triunfado sobre Echagüe en la batalla de Caa-Guazú, el 28 de noviembre de 1841 y amenazado con un avance desde Corrientes a Entre Ríos, sobre la misma ciudad de Paraná. Como sabemos esto obligó al gobernador Justo José de Urquiza a evacuar la capital provincial y refugiarse en la provincia de Buenos Aires, Isla del Tonelero.
En estas condiciones, Rosas advirtió, según Ricardo Piccirilli, la necesidad de organizar los medios navales que hasta entonces no había tenido. Requirió los servicios del Almirante Brown, “símbolo de la Armada Argentina”, que tantos días de gloria dio a la Nación. Con Brown fueron de alta otros marinos: Thorne, Erézcano, Jorge, Sinclair, Juan J. Seguí, Bathust, King y Pinedo. La escuadra quedó integrada, según los historiadores Eleta y Barros ya citados, por el bergantín “Echagüe”, el bergantín Goleta “Americano”, la barca “Chacabuco”, el bergantín goleta “Republicano” y la goleta “9 de julio”. A su vez, Rivera alistó su escuadra al mando de Coe con seis buques, algo inferiores a la de Buenos Aires. Después de un combate indeciso del 24 de mayo de 1841, Rivera reequipó su escuadra con barcos de origen brasileño, francés y griego, en total cinco buques y setenta cañones.
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La escuadra de la Confederación, según la misma fuente, aumentó sus efectivos a siete buques con cincuenta y cinco cañones. Ambas flotas combatieron el 3 de agosto de ese año 1841 durante tres horas. Relata el parte del combate que fue encarnizado y los buques orientales volvieron al puerto, con la baja de una nave hundida, el “Rivera” consecuencia de un choque. Sucedieron algunos contrastes a los orientales, luego de los cuales Rivera dio por terminado los servicios de Coe e incorporó a José Garibaldi, como nuevo jefe. Es tiempo entonces que demos una noticia biográfica de esta personalidad “intrépida y romántica”, héroe de dos mundos como a veces se lo denomina.
(2) Los datos de ambas escuadras los hemos tomado de la Historia Marítima Argentina ya citada, Tomo VII. Modifican en parte a otros autores menos recientes, como es el caso de Ricardo Piccirilli en Lecciones de Historia Naval Argentina, con prólogo del Capitán de Navío Cont (R.S.) Humberto F. Burzio. Departamento de Estudios Históricos Navales. Bs. As. 1967.
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3- José Garibaldi y su aventura americana. De la rebelión de los “”Farrapos”, a la “Nueva Troya”
Este año se ha cumplido el bicentenario del nacimiento de José Garibaldi, ocurrido el 4 de julio de 1807 en Niza, entonces territorio de Italia. Su padre, Doménico Garibaldi era hijo de un marino. Su madre, Rosa Ragiundo, le inculcó una educación cristiana y así lo reconoce el nizardo en sus memorias, que según algunos historiadores escribió Alejandro Dumas.
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Desde 1822 comenzó a navegar, manifestando sentimientos liberales en tiempos todavía de cerrado absolutismo en la Europa de entonces.
Conoció a Manzini en Marsella, entrevista que reforzó sus ideas liberales y republicanas.
Como en 1834 participó en un complot contra ciertos líderes que gobernaban y dicha conjura fracasó, su cabeza tuvo precio según el decreto que hizo conocer al gobernador de Génova, el 3 de junio de ese año. Desde Francia, el 16 de diciembre de 1835, se embarcó a Río de Janeiro.
En el Brasil de entonces, a partir de setiembre de 1835, había estallado la revolución independentista de Río Grande, popularmente conocida como “de los farrapos” (“harapientos”).
Su jefe, el coronel Bentos Gonçalvez da Silva fue apresado en octubre y encarcelado en Río, junto al Conde de Bolonia, Tito Livio Zambeccari, un carbonario amigo de Bentos que oficiaba de asesor y consejero – Garibaldi, siempre sosteniendo ideas libertarias, logró entrevistar a Zambeccari en la fortaleza de la Santa Cruz. Consiguió convencerlo que se le otorgase patente de corso a favor de los rebeldes, a efectos de perseguir a naves imperiales, ya que estas tenían dominio total de las aguas. El 7 de mayo de 1835 pudieron zarpar a bordo de una balandra de 20 toneladas. Llevaba también como símbolo la leyenda “Spidavo un imperio” (desafiamos un imperio) y un total de trece tripulantes. A partir de ese momento se sucedieron varios episodios importantes, que incluyeron la captura de presas y un enfrentamiento con fuerzas imperiales en el Río de la Plata. Combate del cual Garibaldi resultó gravemente herido y con suerte pudo llegar a Ibicuy, y ser atendido en Gualeguay por un médico que le salvó la vida. Pero también hubo un intento de fuga frustrado, una prisión humillante a la que puso fin el gobernador Echagüe de Entre Ríos, que al darle libertad permitió refugiarse en Montevideo en 1838 y encontrarse con algunos viejos amigos.
Garibaldi regresó a Río Grande para continuar participando en la guerra separatista. Facilitó esta revolución el hecho que gobernaba el territorio Oriental el general Fructuoso Rivera, quien había desplazado a Manuel Oribe y mostraba la intención de concretar un tratado de alianza ofensiva y defensiva con los farrapos.
En Piratiny, capital de la rebelión, se encontró con Bentos Gonçalbes, después de atravesar a caballo el territorio uruguayo y riograndense. Una serie de episodios, algunos románticos como cuando conoció a Anita, su mujer, tuvieron lugar a continuación, tanto en tierra como en el agua.
Los separatistas, derrotados gradualmente por los imperiales, lo obligaron nuevamente a refugiarse en Montevideo en la primavera de 1841. Pero esta vez con mujer y su primer hijo Menotti, nacido el 16 de setiembre de 1840. La situación de Rivera y el estado oriental era ahora muy diferente, como consecuencia de la paz con Francia del 29 de octubre de 1840.
(3) Para esta noticia biográfica de Garibaldi hemos consultado, al Profesor Licenciado Fabián Melogno Vélez (historiador del Uruguay) y a las Memorias de Garibaldi, de Alejandro Dumas, versión portuguesa, traducción de Antonio Caruccio-Caporale. Río de Janeiro 2000. Además de otros autores como Yaben, Félix Best, Saldías, Danero y el mismo Mitre, quien fue testigo de las andanzas del italiano en Montevideo, durante la “Guerra Grande” (Mitre – Obras completas Volumen XII – I Historia – Buenos Aires – 1949).
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4- La designación de Garibaldi como nuevo jefe de la escuadra oriental
Rivera sólo pudo disponer de limitados recursos navales para disputar el dominio fluvial al Almirante Brown. La corbeta “Constitución” de dieciocho cañones, el bergantín “Pereyra” de dos cañones giratorios y la goleta “Prócida”, luego “Libertad”.
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La misión a cumplir no era fácil: remontar el Paraná, burlar el bloqueo de la Confederación y tomar contacto con la provincia de Corrientes, gobernada entonces por Ferré, irreconciliable enemigo de Rosas y de la hegemonía porteña, con firmes convicciones federalistas. No se podía desconocer que para tales fines tenía que superar, además de los buques de Brown, el obstáculo de la isla Martín García, bien artillada y probablemente algunos buques menores en la zona de Paraná. El 26 de junio de 1842 alcanzó la escuadrilla la isla, enarbolando la bandera Argentina como operación de engaño. Si bien inicialmente el paso fue atravesado, hubo un duelo de artillería sin mayores consecuencias, pudiendo Garibaldi encarar el rumbo al río Paraná. Mientras tanto, Brown levó anclas desde Buenos Aires, al tomar conocimiento de la presencia de la escuadrilla Oriental en el Río de la Plata.
La escuadrilla de Garibaldi logró el 19 de julio forzar el paso frente a Paraná, con acciones de combate que no le produjeran ninguna pérdida, a pesar de que una flotilla de la Confederación al mando de Seguí, tenía órdenes de impedir la navegación. Continuó su derrota hasta que la “Constitución” quedó varada.
Detrás venía navegando Brown que al pasar frente a la Bajada, incorporó cuatro buques más, entre ellos dos goletas.
(4) Ratifican estos datos los historiadores Eleta y Barros, además de Ricardo Piccirilli en el libro Lecciones de Historia Naval Argentina, citado.
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5- El combate fluvial y terrestre de Costa Brava (15 y 16 de Agosto de 1842)
En la zona limítrofe entre provincias de Entre Ríos y Corrientes, en el paraje llamado “Costa Brava”, en una estrechura del río, tuvo lugar el combate. Garibaldi no podía continuar la navegación por una bajante del curso de agua y ante la proximidad de Brown, decidió enfrentarlo en la tarde del 14 de agosto. Conocía a conciencia su inferioridad en armamento, cantidad de buques e incluso apoyo logístico integral.
La pelea duró toda la tarde del 15 de agosto, combatiendo desde los buques y también en tierra. Brown había desembarcado marinería al mando del teniente Mariano Cordero.
Con la noche vino una pausa que Garibaldi aprovechó para lanzar dos brulotes, uno de los cuales fue interceptado eficazmente y otro mantuvo consecuencias.
También fue inútil un ataque al “Echagüe”, apoyado en la orilla y al amanecer del día 16 se renovó la lucha.
El ardor de las acciones fue motivo de que la escuadrilla Garibaldina consumiera todas sus municiones.
Entonces el líder italiano acoderó los barcos “Constitución” y “Pereyra”, los roció con pólvora y aguardiente y llevó la tripulación a la goleta “Prócida”.
Esto produjo una notable explosión; Garibaldi y su gente se prepararon para huir por tierra. Cuando los tripulantes de la Confederación se disponían a rematar a sus enemigos, un gesto de nobleza de Brown le salvó la vida al italiano. Dijo el Almirante: “Déjenlo que se salve, ese gringo es un valiente”.
El intento fluvial de Rivera fracasó, Brown regresó a Buenos Aires, donde como dice Piccirilli se le tributaron encendidos homenajes. Garibaldi, en otra aventura más, regresó a Montevideo donde lo aguardarían nuevos e importantes sucesos. En tanto, el complemento terrestre del triunfo en Costa Brava fue la batalla de Arroyo Grande, ganada por Oribe al mismo Rivera, el 6 de diciembre de ese año de 1842 (zona próxima a la actual ciudad de Concordia).
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6- Consecuencias políticas y militares de Costa Brava y Arroyo Grande. Nueva intervención extranjera en el Río de la Plata.
Mientras ocurrieron todos los sucesos políticos y militares narrados, ya en junio de 1842 el ministro británico Mandeville tenía instrucciones de intervenir con el gobierno francés en el Río de la Plata, mediante la mediación entre las partes. El objetivo de ambas potencias europeas era dar término a la guerra con una verdadera paz. Al mismo tiempo defender el territorio del Uruguay de todo ataque a su soberanía. Sean o no estos fines los verdaderos (porque no cabe duda que ambas potencias colonialistas tenían intenciones ocultas) Mandeville sugirió a Rosas que le convenía aceptar la mediación. El gobernador rechazó de plano esta idea, argumentando el consenso popular de la guerra contra Rivera.
Conocemos el episodio en que el jefe de las fuerzas británicas, J. Brett Purvis, se opuso al bloqueo de Brown a Montevideo y la presión sobre el Almirante, haciéndole notar que era un súbdito inglés al mando de buques de Buenos Aires. Esto entre otras causas, trajo la suspensión temporaria del bloqueo. También es conocido que Purvis alentó la gestión de Florencio Varela en Europa, en agosto de 1843, para informar a los gobiernos de Francia y Gran Bretaña de la situación y necesidad de intervenir en el Río de la Plata. Trabajado también por intereses comerciales, el conflicto se incrementó. La escuadra de Brown fue capturada por los interventores en agosto de 1845 y esto produjo el alejamiento del almirante, reemplazado por Thorne. La crisis alcanzó uno de sus picos en el combate fluvial de la vuelta de Obligado. Ese año de 1845, Urquiza derrotó a Rivera en la batalla de India Muerta (27 de marzo). Obligó al perdedor a emigrar al Brasil, asumiendo la presencia del Uruguay, con anterioridad al 1º de marzo, el Presidente del Senado Joaquin Suárez.
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7- Garibaldi, participación en la “Guerra Grande” y retorno a Europa
Después de Costa Brava, Garibaldi regresó a Montevideo. Organizó la “Legión Italiana”, integrada por 600 hombres y con el grado de coronel, recreó una escuadrilla, según Yaben para mantener el control de la bahía de la ciudad. Fueron también numerosos los hechos bélicos en los que continuó participando. El 30 de abril de 1843 rechazó los ataques de buques de Brown a la Isla de las Ratas. El 17 de noviembre de ese año rescató el cadáver ensangrentado del coronel Neira, caído fuera del sector del cordón defensivo, acción de combate riesgosa y valiente.
Cuando el general José María Paz, comandante general de las tropas de Montevideo y de la defensa, ordenó una salida (24 de abril de 1844), Garibaldi tuvo la jefatura de una de las tres columnas atacantes.
Hacia 1845, ocurrió la intervención franco inglesa y también del Brasil. La escuadrilla fue reforzada con buques argentinos capturados y ello permitió que Garibaldi ocupase la Isla de Martín García el 5 de setiembre. Incursionó en el río Uruguay y atacó Gualeguaychú, que según algunos autores fue saqueada. El 6 de octubre ocupó Salto y más tarde, el 8 de febrero de 1846, combatió y derrotó a Servando Gómez en los campos de San Antonio. El gobierno de Montevideo lo ascendió a general, grado que rechazó. El 25 de junio de 1847, recibió el nombramiento de comandante de las fuerzas de la defensa de la Plaza. Pero por poco tiempo, porque el mes siguiente retornó a Italia con la intención de sumar esfuerzos para lograr la unificación en un solo estado.
En diciembre de 1848 prestó servicios en el gobierno provisorio de Roma y cuando los franceses recuperaron la ciudad para el Papa, escapó a Toscana, aunque perseguido por los austríacos. Obligado nuevamente a dejar Italia, viajó a Tánger y los estados Unidos, regresando en 1854.
La vida azarosa y aventurera no terminó allí. En 1860 según directivos de Cavour, desembarcó en Sicilia procedente de Génova, al frente de mil revolucionarios “camisas rojas”, en lucha contra un gobierno dictatorial y a favor de Víctor Manuel. Continuó por Calabria en dirección a Nápoles, que ocupó el 7 de setiembre. En la guerra contra Austria de 1866 comandó un grupo de quince mil voluntarios y continuó pensando en ocupar Roma. El 3 de noviembre de 1867 fue derrotado en Montana por franceses y tropas pontificias, volviendo a la isla de Caprera, donde escribió sus ”Memorias” y otros trabajos literarios.
Hacia 1870 estuvo con Francia, atacada por Prusia y los estados alemanes. Participó con sus hijos Menotti y Riciotti. En 1874 se lo eligió diputado y marchó a Roma, ya en ese momento capital de Italia, recibiendo numerosos homenajes.
Murió en su isla de Caprera el 2 de junio de 1882 y según cuenta Yaben, se casó tres veces. Con Ana María de Ribeiro y Jesús (con la que tuvo tres hijos), natural de Rio Grande, de la cual enviudó, casándose nuevamente en 1860 con la marquesa Josefina Raimondi, que también falleció. Contrajo nuevas nupcias en 1880 con Francisca Arnurino. Curiosa la tragedia de este héroe de dos mundos, no siempre conocido en nuestro país, aunque para el Uruguay y también en Brasil, además de algunos paises europeos, representa una parte importante de sus historias.
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(5) Garibaldi fue visitado por Brown en Montevideo, durante la Guerra Grande y cuentan los historiadores que allí contemporizaron, esto ocurrió después del citado “robo de las escuadras de 1845”. El prócer italiano, como manifestación de aprecio hacia el Almirante, bautizó a uno de sus nietos con el nombre de Guillermo. Algún autor recuerda también la visita que hizo Garibaldi, en viaje de América hacia el Oriente, a Manuela Saénz, compañera de Bolívar, exiliado en el Perú.
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Fuentes de consulta y bibliografía
1- Inéditas: Profesor Licenciado Fabián Melogno Vélez (Uruguay) – El pensamiento de algunos historiadores contemporáneos del Uruguay sobre Fructuoso Rivera, José Garibaldi y Guillermo Brown. (Agosto 2007). El profesor Melogno Vélez integra la Comisión de Historia del Ejército del Uruguay –Departamento de Estudios Históricos del Estado Mayor del Ejército.
2- Fuentes documentales: Academia Nacional de la Historia. Partes de Batallas de las Guerras Civiles. 1840-1852 – Introducción, recopilación y notas de Julio Arturo Benencia. Tomo III – Buenos Aires – 1977.
3- Bibliografía:
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Best Félix – Historia de las Guerras Argentinas. De la Independencia, Internacional, Civiles y en el mundo – Tomo II – Edición ordenada por la Comisión del Arma de Caballería San Jorge. Buenos Aires. Abril 1983
Danero E. M. S. Garibaldi y su amor americano. Todo es Historia Nº 47. Marzo 1971.
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Piccirilli Ricardo. Lecciones de Historia Naval Argentina. Departamento de Estudios Históricos Navales. Serie B. Nº 7. Buenos Aires. 1967
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Picciuolo José Luis. Historia Militar: nuevos caminos, métodos y recursos de investigación en el siglo XXI. Revista Escuela Superior de Guerra. Abril-junio. 2005
Pivel Devoto J.E. Uruguay Independiente. Primera edición Salvat Editores. Madrid. Buenos Aires. 1949 (de la Historia de América y de los pueblos americanos, dirigida por Antonio Ballesteros y Beretta).
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