pulqui
Colaborador
Rusia refuerza su política de defensa
Con la mira puesta en EE.UU., anunció una nueva doctrina militar para hacer frente a la expansión de la OTAN
MOSCU.- En medio de las crecientes advertencias sobre el peligro del desencadenamiento de otra Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia, Moscú anunció ayer que está desarrollando una nueva doctrina militar, para contrarrestar el fortalecimiento y la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en sus fronteras.
El anuncio se produjo en un momento de creciente tensión entre Moscú y Washington, por los planes de la Casa Blanca de emplazar un escudo antimisiles en Europa del Este, antigua área de influencia del Kremlin, iniciativa que Rusia considera una amenaza directa para su seguridad. La controversia por el polémico escudo llevó al presidente Vladimir Putin a criticar recientemente el uso "desmedido" de la fuerza por parte de Estados Unidos en el mundo.
Los planes rusos se conocieron, además, un día después de que China anunció un drástico aumento de su gasto militar para este año, lo que reavivó los temores de que se desate una carrera armamentista entre las grandes potencias. A principios del mes pasado, el gobierno de Estados Unidos también presentó un presupuesto récord para el área de defensa para los próximos dos años.
"El análisis de la situación internacional muestra que el recurso de la fuerza militar en la política de Estados líderes crece en el mundo", señaló el Consejo de Seguridad de Rusia, en un comunicado dado a conocer ayer, en el que anunció la preparación de una nueva doctrina militar.
El Consejo de Seguridad está encabezado por el presidente ruso y agrupa a los principales ministros y jefes de ambas cámaras parlamentarias.
"La política militar de los principales países consagra cada vez más energía a la modernización de las fuerzas militares", dice el comunicado. "Se fortalecen las alianzas militares, especialmente la OTAN", subraya.
La expansión de la alianza liderada por Estados Unidos hacia las fronteras rusas es la principal preocupación del Kremlin. La OTAN ya incorporó a Polonia, la República Checa, Hungría, Letonia, Lituania y Estonia, y está analizando las candidaturas de Georgia y Ucrania.
En ese sentido, el general Yuri Baluyevsky, jefe del Estado mayor de Rusia, dijo el mes pasado que la expansión política, económica y militar de Estados Unidos en las zonas de tradicional influencia rusa se había convertido en la mayor amenaza para la seguridad de su país.
Baluyevsky afirmó que Rusia enfrentaba ahora amenazas más grandes que durante la Guerra Fría y que, por eso, el país necesitaba una nueva doctrina militar.
La actual doctrina fue promulgada por Putin poco después de asumir la presidencia, en 2000. Su principal cláusula es el uso en primera instancia del armamento nuclear en caso de una grave amenaza para el país, incluso ante un ataque con armas convencionales.
Además, la doctrina vigente ya establece la "agresiva" expansión de la OTAN hacia las fronteras de Rusia y postula la política militar del Kremlin en Asia central, territorio por cuya influencia también pujan Estados Unidos y China.
El principal patrocinador de la actual doctrina, el actual viceprimer ministro Serguei Ivanov, fue sustituido el mes pasado al frente del ministerio de Defensa por Anatoli Serdiukov.
La noticia sobre la nueva doctrina militar se conoce un mes después de que el gobierno ruso anunciara un ambicioso programa de modernización de sus armamentos para el período 2007-2015, a un costo de 190.000 millones de dólares.
El anuncio del Consejo de Seguridad ruso se produjo en momentos en que Putin intenta devolver a su país al primer plano de la escena internacional y propugna un "mundo multipolar", para contrarrestar la influencia global de Estados Unidos.
Rusia considera una amenaza directa contra su seguridad los planes de Estados Unidos de instalar en Polonia y la República Checa -y probablemente en el Cáucaso meridional-, elementos del escudo antimisiles, cuyo propósito es prevenir ataques con misiles por parte de países como Irán y Corea del Norte. La disputa por este tema alcanzó un nuevo pico ayer, cuando la fuerza aérea rusa afirmó que podría destruir sin problemas el polémico escudo.
Críticas de Putin
Como un indicador de la escalada de tensión en las relaciones entre los históricos enemigos de la Guerra Fría, Putin hizo una declaración sorprendentemente dura contra Washington en febrero pasado. "Estados Unidos ha sobrepasado sus fronteras nacionales en todos los sectores, lo que es muy peligroso, pues las personas ya no pueden sentirse seguras", disparó Putin, para después condenar las acciones "unilaterales" e "ilegítimas" de Washington en el mundo.
Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia también se han visto afectadas en los últimos meses por sus diferencias sobre cómo enfrentar la crisis nuclear iraní y las acusaciones de Washington respecto de la falta de garantías democráticas en el ex país comunista, todos factores que han alentado los temores de que se desencadene una nueva Guerra Fría.
Agencias AP, AFP y EFE
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/888932
--------------------------------------------------------------------
El escudo antimisiles de EE.UU., en el centro de la controversia
Provoca choques con Moscú y dentro de la OTAN; Rusia amenaza con destruirlo
PARIS.- El proyecto de Estados Unidos de utilizar a Europa del Este como primera línea de fuego de su escudo antimisiles amenaza con provocar a corto plazo una crisis mayor con Rusia.
"Una Guerra Fría fue más que suficiente", proclamó el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, para serenar al presidente ruso, Vladimir Putin, durante una conferencia sobre seguridad realizada el 11 de febrero pasado en Munich.
Sin la reserva que suele imponer el lenguaje diplomático, Putin había acusado a Estados Unidos de querer lanzar una nueva carrera armamentista en el dominio nuclear y de utilizar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para imponer su influencia en Europa y -en particular- en los países del Este que antes integraban el Pacto de Varsovia.
Putin, que vivió la Guerra Fría como espía de la KGB en Alemania, sabía de qué estaba hablando.
Además del gesto de desconfianza que significó el discurso de Gates ante el Congreso -donde usó la "amenaza rusa" como pretexto para justificar un aumento del presupuesto militar-, Putin y los militares observan con recelo los preparativos diplomáticos y militares de George W. Bush para ubicar algunas instalaciones de su escudo antimisiles en el antiguo santuario comunista. Polonia aceptó recibir 10 baterías de interceptores de misiles y la República Checa alojará una estación de radar.
El Kremlin interpreta esos proyectos como otro paso de la expansión de la OTAN, cuya influencia llega hasta las fronteras de Rusia.
"La expansión de la OTAN ( ) representa una provocación grave que disminuye el nivel de confianza recíproca", sostuvo Putin en Munich, mirando a los ojos a Gates.
Los generales rusos, formados en la academia militar del Ejército Rojo, también comienzan a sentirse "acorralados", admitió, por su parte, Nikolai Solovtsov, comandante en jefe de las fuerzas estratégicas rusas.
El sistema de detección y destrucción de misiles de Estados Unidos, dijo, no está dirigido a prevenir ataques de países hostiles, como Irán o Corea del Norte, ni un eventual ataque terrorista con cohetes cargados con cabezas ABC (atómicas, biológicas o químicas).
"Nuestra doctrina militar debe tener en cuenta que la máquina militar de la OTAN se acerca cada vez más a nuestras fronteras", declaró el ex ministro de Defensa Serguei Ivanov, recientemente promovido a primer viceprimer ministro.
"Nuestro sistema no está dirigido contra Rusia", aseguró el general Henry Obering, director de la Agencia de Defensa Antimisiles de Estados Unidos.
El escudo antimisiles desató tensiones incluso entre los aliados de la OTAN. Ayer, el gobierno checo defendió sus negociaciones con Washington sobre la instalación del sistema en su país, después de que el canciller de Luxemburgo, Jean Asselborn, dijera que ese plan amenaza con causar nuevos problemas con Rusia.
A diferencia de la "guerra de las estrellas" concebida por el Pentágono durante la presidencia de Ronald Reagan -en plena Guerra Fría-, el escudo antimisiles de Estados Unidos funciona parcialmente a partir de un centro de comando en Colorado, que dirige dos sitios de alerta en Noruega y Japón e instalaciones de intercepción basadas en California y Alaska.
El proyecto actual prevé ampliar esa red a partir de 2011 mediante la modernización de bases en Gran Bretaña, una estación de radar en la República Checa y 10 baterías interceptoras de misiles en Polonia. Para más adelante prevé implantar algunas instalaciones en Uzbekistán, otro santuario ruso en Asia Central.
Prevención frente a China
Ese complejo dispositivo permitiría destruir un misil enemigo en la etapa de ascensión, la fase balística o durante su reingreso a la atmósfera. Con los 50 a 100 interceptores que tendrá esa "burbuja de protección", como la llama el general Obering, sólo se puede neutralizar una agresión limitada a unos pocos cohetes. Pero ningún escudo puede resistir un "ataque por saturación" con decenas de proyectiles capaces de transportar centenares de ojivas. Rusia y China son los únicos que poseen arsenales de esa dimensión.
Aunque la Casa Blanca no lo confiesa, el escudo antimisiles también está pensado en prevención de la amenaza que representará China en el futuro: en septiembre de 2006, un láser chino "iluminó" un satélite norteamericano, según admitió la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO, según sus siglas en inglés) de Estados Unidos, encargada del espionaje por satélite.
El 11 de enero pasado, China destruyó un satélite meteorológico obsoleto que volaba a 7 km por segundo, a 864 km de altura.
Para mostrar su disgusto frente al escudo antimisiles, Rusia anunció un refuerzo de su arsenal de cohetes intercontinentales (con un alcance de más de 5000 km), advirtió que apuntará sus misiles de mediano alcance sobre las dos bases que Estados Unidos proyecta instalar en República Checa y Polonia y amenazó con romper el tratado de 1987 sobre Fuerzas Nucleares Intermedias (NIF).
Ayer, la fuerza aérea rusa fue más allá, al afirmar que tiene la capacidad de destruir "sin problemas" el escudo antimisiles que Estados Unidos planea instalar en esos países.
"Teniendo en cuenta que los componentes del sistema de defensa antimisiles están débilmente protegidos, todos nuestros aparatos son capaces de usar medidas electrónicas en su contra y destruirlos físicamente", dijo el general Igor Jvorov, comandante de la aviación estratégica rusa.
Putin, según algunos expertos occidentales, busca cualquier pretexto para justificar el rearme de Rusia, que ambiciona con reconstruir un mundo bipolar y recuperar el lugar que antes ocupaba la URSS. Esa es, tal vez, la nueva partida de ajedrez planetario que comenzaron a jugar las dos grandes potencias, aunque por ahora sólo se ven los alfiles y peones que se mueven en el escenario europeo.
Por Luisa Corradini
Para LA NACION
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/888933