de las rebeliones, en las 4 , me toco estar en distintos lados, con toda la sinceridad el tema de las rebeliones, es muy largo, a veces dependia el destino que estabas ocupando, la Unidad a la que pertenecías.
por ejemplo en la primera rebelion carapintada, se empieza a gestar meses antes, cuando se citaban a los oficiales jefes a las indagatorias, mas el ataque sistematico a las FFAA, que lo veiamos en la parte profesional, economica y por supuesto tambien habia gente que llevaba agua para su molino, la mayoría por no decir todo el EA y creo las FFAA estaban de acuerdo a los pedidos realizados por Aldo Rico, es mas podras observar que no hubo represion por parte de los "leales".
Prácticamente Alfonsin tuvo que jugarse, porque no tenia tropas que le respondían, es la verdad y esa fue la realidad, Fijate , el mismo Alais comandante de las tropas Leales luego fue encarcelado por delitos de lesa humanidad . cuando llego a Campo de Mayo hablo con Aldo Rico , el pidió la renuncia de los altos mandos , flexibilidad en los juicios a los oficiales Jefes y Subalternos que habían recibido ordenes,
Antecedentes
24 de diciembre, 1986. Finalizando el tercer año de mandato del presidente Raúl Alfonsín, los legisladores radicales y peronistas sancionaron y promulgaron en el Congreso Nacional la ley Nº 23.492 que pretendía imponer un freno a la acción penal de los genocidas. Conocida como
Ley Punto Final permitía la extinción de “la acción penal respecto de toda persona por su presunta participación en cualquier grado... que no estuviere prófugo, o declarado en rebeldía, o que no haya sido ordenada su citación a prestar declaración indagatoria, por tribunal competente, antes de los sesenta días corridos a partir de la fecha de promulgación de la presente ley”, se exceptuaba a los responsables de secuestros de recién nacidos. El gobierno, que había surgido producto de la transición de la dictadura a una democracia burguesa, estaba apurado en cerrar la tapa representada por los “Juicios a los militares” e imponer finalmente la “Teoría de los dos demonios”. Fue el propio Alfonsín quien envío la ley al Congreso con el objetivo de salvar a los cuadros intermedios de las Fuerzas Armadas que presionaban desde las sombras para terminar.
30 de diciembre, 1986. La Corte Suprema de Justicia formada por los jueces José Severo Caballero, Augusto César Belluscio, Carlos Santiago Fayt, Enrique Santiago Petracchi y Jorge Antonio Bacqué, modificó la calificación de autores de los delitos a colaboradores consiguiendo la reducción de penas para Viola y a Agosti. El primero sería condenado a 16 años y seis meses de prisión, y tres años y nueve meses para el segundo.
Enero, 1987. La “Ley de Punto Final” generó una avalancha de denuncias presentadas por sobrevivientes y familiares de desaparecidos descontentos por los límites temporales que el gobierno había impuesto a los juicios. Miles de casos se presentaron ante la Justicia durante este mes, al contrario de las intenciones de Alfonsín y el arco político opositor, forzando incluso la suspensión de la feria judicial.
23 de febrero, 1987. Finalizado el plazo del “Punto Final” se registraron procesamientos a 300 oficiales de altos mandos, quince veces más de lo que había previsto el gobierno. Entre los acusados se encontraban también militares que ocuparon cargos importantes en la estructura militar designada por Alfonsín. La frágil relación política entre las FF. AA y Alfonsín comenzó a resquebrajarse más agudamente y los acusados comenzaron a resistirse a participar de las audiencias y arengaban a sus tropas que actuaron en forma corporativa rechazando los procesamientos a la oficialidad por los crímenes cometidos durante la dictadura militar y la modificación del Código Procesal Penal Militar que desde 1984 permitía la intervención del fuero civil en causas a personal militar.
La “Semana Santa” de 1987
Martes 14 de abril. El Mayor Ernesto “Nabo” Barreiro se negó a prestar declaración ante la Cámara Federal de Córdoba cuando fue imputado por torturas y asesinato a militantes secuestrados durante la última dictadura en el Centro Clandestino de Detención de La Perla, el más grande de la provincia gobernada por el radical Angeloz. Barreiro era un hombre de la inteligencia militar con mucha influencia en importantes sectores de la oficialidad y dirigía los interrogatorios.
Miércoles 15 de abril. Con asiento en el XIV Regimiento de Infantería Aerotransportada 14 del Tercer Cuerpo de Ejército y protegido por su superior el Teniente Coronel Luis Polo, Barreiro inició un amotinamiento entre sus sublevados. Cuando la policía intentó trasladarlo por la fuerza al Tribunal, 130 efectivos, entre ellos soldados y oficiales, se acuartelaron exigiendo el fin de los juicios y el cese de la persecución. Comienza el primer levantamiento carapintada.
Levantamiento en el regimiento de Córdoba, se inicia el levantamiento
Jueves 16 de abril. El Teniente Coronel Aldo Rico, que se encontraba hasta ese momento al mando del Regimiento de Infantería San Javier en Misiones) se trasladó a Campo de Mayo a dirigir la sublevación en la Escuela de Infantería que comenzaba esa madrugada. Aunque se levantaron diferentes regimientos en el país, Campo de Mayo se convirtió en el epicentro de la tensa situación política. La base del levantamiento fueron los oficiales y suboficiales genocidas que no se beneficiaron con la ley de Punto Final. Muchos de ellos eran ex combatientes de Malvinas y mantenían un alto nivel de cohesión. Los carapintadas armados hasta los dientes y se llamaron así porque se pintaban con betún la cara, una clara señal de combate.
Aldo Rico
Ese día, cientos de miles de personas salieron a las calles de todo el país, ocuparon la Plaza de los Dos Congresos, Plaza de Mayo. Alfonsín dio un discurso frente a las multitudes llamando a deponer la actitud de los sectores castrenses.
Viernes 17 de abril.
La tensión continuó durante todo el “Viernes Santo”. Desde muy temprano y a pesar del Feriado Nacional, miles de personas se agolparon en las puertas de Campo de Mayo y de la Escuela de Infantería. Una multitud de hombres y mujeres coreaban consignas como “Que se vayan, que se vayan” y “si se atreven, les quemamos los cuarteles”. La tensión continúo ese viernes y sábado.
Miles de personas rechazando el alzamiento militar en Campo de Mayo
Domingo 19 de abril. El domingo de Pascuas registró una de las movilizaciones más masivas de la historia argentina. Millones de personas salieron a las calles en todo el país a rechazar los levantamientos, miles de ellos se agolparon en los alrededores de Campo de Mayo y sobre la ruta 8 que bordea el enorme territorio castrense. Alfonsín fue personalmente a negociar con Rico y los carapintadas y, horas más tarde, volvería a Plaza de Mayo donde diría la famosa frase: “Felices Pascuas. Los hombres amotinados han depuesto su actitud. La casa está en orden”.