Aclaración: La intención de éste post no es otra que relatar cómo se gestó y sucedió el ataque colombiano al campamento de las FARC en Ecuador. Quiero dejar totalmente de lado cualquier tipo de consideración política y aunque es difícil, sólo me propongo relatar la operación aérea militar excluyendo el contexto político.
Las fuerzas armadas colombianas llevaban varios meses tratando de localizar al llamado “Comandante Raúl Reyes”. Ante la falta de datos firmes y confiables se decidió buscarlo electrónicamente y el resultado fue determinante. Tras la primera liberación de rehenes, la inteligencia colombiana apoyada por avanzados equipos electrónicos instalados en varias aeronaves, logró identificar el teléfono satelital que utilizaba Reyes. Ahora sólo faltaba un llamado que permitiera la localización geográfica y dar tiempo a realizar un ataque.
Durante Enero pasado varias comunicaciones de Reyes fueron detectadas y las señales indicaban que se encontraba en territorio ecuatoriano, puntualmente en la zona de Santa Rosa de los Cofanes, Sucumbíos; a escasos kilómetros de la frontera con Colombia. El permanente rastreo de las llamadas determinaron una zona en donde se movía Reyes, siempre lo hacía entre el borde de ambas fronteras.
La semana pasada nuevas llamadas permitieron localizar con mayor precisión la zona y así las fuerzas colombianas organizaron un grupo de operaciones que estaría en alerta permanente para actuar ante la detección de una nueva llamada.
El Viernes pasado el teléfono satelital de Reyes se activó. La llamada provenía desde el Palacio de Miraflores de Caracas (Venezuela) y quien estaba del otro lado del teléfono era nada menos que el presidente Hugo Chávez quien felicitó y agradeció a Reyes por la liberación de 4 rehenes sucedida el pasado 27 de Febrero. La llamada permitió a Colombia determinar la posición geográfica de Reyes, aparte de conocer quién lo estaba llamando.
Cuando el ministro del interior venezolano Ramón Rodríguez Chapín se enteró del llamado, se molestó con Chavez ya que le había pedido en varias oportunidades que no se comunicara con Reyes por cuanto tenía conocimiento que la inteligencia colombiana tenía la capacidad para detectar las comunicaciones. Hasta entonces los llamados desde Venezuela a Reyes se sucedían puntualmente a las 72 horas exactas de sucedida cada liberación de rehenes. Ese era el acuerdo entre ambas partes ya que se consideraba que era el tiempo en que la inteligencia colombiana dejaba de rastrear las llamadas.
Para entonces Colombia activaba la operación militar. En las últimas horas del Viernes y ya en plena noche, dos aviones Super Tucano armados con una bomba de guía láser Griffin se acercaron a la frontera con Ecuador rumbo a las coordenadas proporcionadas por inteligencia. Por detrás de ellos volaban varios helicópteros Blackhawk Arpía con tropas especiales.
En la posición indicada, los Super Tucano activaron su sensor infrarrojo (FLIR) y comenzaron a buscar señales térmicas en tierra. Todo indica que un par de pequeñas fogatas permitieron detectar el sitio donde se encontraba el grupo de las FARC. Se desconoce la altitud de los aviones pero se estima que lo hacían por encima de los 7.000 pies (2.200 mts) y siempre sobre el espacio aéreo colombiano. La posición detectada coincidía con las coordenadas de la llamada. El GPS de los aviones confirmó la posición y tras marcar con láser el sitio, dos bombas láser fueron lanzadas con un intervalo de 5 segundos entre una y otra.
Se estima que lanzamiento de ambas bombas se realizó desde el espacio aéreo colombiano y tras recorrer algo más de 4 kilómetros en caída libre, impactaron contra el campamento situado unos 1.800 metros dentro de territorio ecuatoriano. Las explosiones dejaron a varios miembros de la FARC muertos y otros seriamente heridos, incluyendo a Reyes quien recibió esquirlas en una de sus piernas.
A escasos segundos de producido el ataque llegaron los Blackhawk Arpía con tropas especiales que descendieron en el campamento equipados con equipos de visión nocturna y atacaron a los miembros de las FARC muchos de los cuales huían hacia el interior del territorio ecuatoriano. Tras un rápido enfrentamiento y a menos de 5 minutos de iniciada la operación, la misma se dio por concluída. Fueron 16 los miembros abatidos, incluyendo a Reyes y sólo sobrevivieron 3 guerrilleras que resultaron con distintas heridas, las cuales fueron rescatadas por personal del ejército ecuatoriano.
Este tipo de ataques ya han sido realizado por Israel y Estados Unidos: la detección de una llamada satelital permite localizar geográficamente al “blanco” y en cuestión de minutos montar un ataque sobre el mismo. La tecnología láser, los equipos de visión nocturna, las bombas guíadas por láser y los sistemas Comint/Sigint permiten montar operaciones de esta magnitud con una verdadera precisión quirúrgica.
Quizás la operación no revista el término de “espectacular” ya que solo fue realizada por un par de entrenadores avanzados “a hélice” con capacidad nocturna, pero la elección de la aeronave no fue circunstancial, el Super Tucano es una aeronave que no llama la atención, ya que el ruido de su motor se confunde fácilmente con cualquier avión civil o comercial ligero o mediano; dispone de plena capacidad operativa nocturna y está capacitada para detectar blancos en plena oscuridad y poder lanzar bombas guiadas. Su autonomía también ha sido determinante a la hora de su elección por cuanto puede permanecer mucho más tiempo en espera que cualquier reactor de combate para localizar el blanco y realizar el ataque. Que pueda operar desde cualquier pista también fue un factor determinante por cuanto debió operar desde una zona muy próxima a la frontera con Ecuador y desde una base secundaria para no levantar sospechas ni delatar la operación.
Mucho se habla de guerra asimétrica pero también debería hablarse de medios asimétricos ya que cada vez más queda en evidencia que aeronaves de prestaciones ligeras pero con equipos y armas de nueva generación, pueden volcar la balanza de un conflicto dando certeros golpes contra blancos de importancia a un costo muchísimo más bajo que las avanzadas y complejas aeronaves de combate. Hay que tomar nota de ello.
Las fuerzas armadas colombianas llevaban varios meses tratando de localizar al llamado “Comandante Raúl Reyes”. Ante la falta de datos firmes y confiables se decidió buscarlo electrónicamente y el resultado fue determinante. Tras la primera liberación de rehenes, la inteligencia colombiana apoyada por avanzados equipos electrónicos instalados en varias aeronaves, logró identificar el teléfono satelital que utilizaba Reyes. Ahora sólo faltaba un llamado que permitiera la localización geográfica y dar tiempo a realizar un ataque.
Durante Enero pasado varias comunicaciones de Reyes fueron detectadas y las señales indicaban que se encontraba en territorio ecuatoriano, puntualmente en la zona de Santa Rosa de los Cofanes, Sucumbíos; a escasos kilómetros de la frontera con Colombia. El permanente rastreo de las llamadas determinaron una zona en donde se movía Reyes, siempre lo hacía entre el borde de ambas fronteras.
La semana pasada nuevas llamadas permitieron localizar con mayor precisión la zona y así las fuerzas colombianas organizaron un grupo de operaciones que estaría en alerta permanente para actuar ante la detección de una nueva llamada.
El Viernes pasado el teléfono satelital de Reyes se activó. La llamada provenía desde el Palacio de Miraflores de Caracas (Venezuela) y quien estaba del otro lado del teléfono era nada menos que el presidente Hugo Chávez quien felicitó y agradeció a Reyes por la liberación de 4 rehenes sucedida el pasado 27 de Febrero. La llamada permitió a Colombia determinar la posición geográfica de Reyes, aparte de conocer quién lo estaba llamando.
Cuando el ministro del interior venezolano Ramón Rodríguez Chapín se enteró del llamado, se molestó con Chavez ya que le había pedido en varias oportunidades que no se comunicara con Reyes por cuanto tenía conocimiento que la inteligencia colombiana tenía la capacidad para detectar las comunicaciones. Hasta entonces los llamados desde Venezuela a Reyes se sucedían puntualmente a las 72 horas exactas de sucedida cada liberación de rehenes. Ese era el acuerdo entre ambas partes ya que se consideraba que era el tiempo en que la inteligencia colombiana dejaba de rastrear las llamadas.
Para entonces Colombia activaba la operación militar. En las últimas horas del Viernes y ya en plena noche, dos aviones Super Tucano armados con una bomba de guía láser Griffin se acercaron a la frontera con Ecuador rumbo a las coordenadas proporcionadas por inteligencia. Por detrás de ellos volaban varios helicópteros Blackhawk Arpía con tropas especiales.
En la posición indicada, los Super Tucano activaron su sensor infrarrojo (FLIR) y comenzaron a buscar señales térmicas en tierra. Todo indica que un par de pequeñas fogatas permitieron detectar el sitio donde se encontraba el grupo de las FARC. Se desconoce la altitud de los aviones pero se estima que lo hacían por encima de los 7.000 pies (2.200 mts) y siempre sobre el espacio aéreo colombiano. La posición detectada coincidía con las coordenadas de la llamada. El GPS de los aviones confirmó la posición y tras marcar con láser el sitio, dos bombas láser fueron lanzadas con un intervalo de 5 segundos entre una y otra.
Se estima que lanzamiento de ambas bombas se realizó desde el espacio aéreo colombiano y tras recorrer algo más de 4 kilómetros en caída libre, impactaron contra el campamento situado unos 1.800 metros dentro de territorio ecuatoriano. Las explosiones dejaron a varios miembros de la FARC muertos y otros seriamente heridos, incluyendo a Reyes quien recibió esquirlas en una de sus piernas.
A escasos segundos de producido el ataque llegaron los Blackhawk Arpía con tropas especiales que descendieron en el campamento equipados con equipos de visión nocturna y atacaron a los miembros de las FARC muchos de los cuales huían hacia el interior del territorio ecuatoriano. Tras un rápido enfrentamiento y a menos de 5 minutos de iniciada la operación, la misma se dio por concluída. Fueron 16 los miembros abatidos, incluyendo a Reyes y sólo sobrevivieron 3 guerrilleras que resultaron con distintas heridas, las cuales fueron rescatadas por personal del ejército ecuatoriano.
Este tipo de ataques ya han sido realizado por Israel y Estados Unidos: la detección de una llamada satelital permite localizar geográficamente al “blanco” y en cuestión de minutos montar un ataque sobre el mismo. La tecnología láser, los equipos de visión nocturna, las bombas guíadas por láser y los sistemas Comint/Sigint permiten montar operaciones de esta magnitud con una verdadera precisión quirúrgica.
Quizás la operación no revista el término de “espectacular” ya que solo fue realizada por un par de entrenadores avanzados “a hélice” con capacidad nocturna, pero la elección de la aeronave no fue circunstancial, el Super Tucano es una aeronave que no llama la atención, ya que el ruido de su motor se confunde fácilmente con cualquier avión civil o comercial ligero o mediano; dispone de plena capacidad operativa nocturna y está capacitada para detectar blancos en plena oscuridad y poder lanzar bombas guiadas. Su autonomía también ha sido determinante a la hora de su elección por cuanto puede permanecer mucho más tiempo en espera que cualquier reactor de combate para localizar el blanco y realizar el ataque. Que pueda operar desde cualquier pista también fue un factor determinante por cuanto debió operar desde una zona muy próxima a la frontera con Ecuador y desde una base secundaria para no levantar sospechas ni delatar la operación.
Mucho se habla de guerra asimétrica pero también debería hablarse de medios asimétricos ya que cada vez más queda en evidencia que aeronaves de prestaciones ligeras pero con equipos y armas de nueva generación, pueden volcar la balanza de un conflicto dando certeros golpes contra blancos de importancia a un costo muchísimo más bajo que las avanzadas y complejas aeronaves de combate. Hay que tomar nota de ello.