El caso Davidoff

  • Tema iniciado 3-A-202
  • Fecha de inicio
3

3-A-202

Recuerdos de la disputa en el Atlántico Sur

Por Laura Scian

Las heridas del conflicto por la soberanía en las islas del Atlántico Sur
parecen no querer cerrarse. En este artículo se analiza el incidente
producido en las Islas Georgias del Sur, poco antes de la guerra,
que tuvieron como protagonista al empresario Constantino Davidoff.

El 19 de marzo de 1982 desembarcó en la Isla Georgia del Sur un plantel de
39 obreros y técnicos argentinos enviados por el empresario
Constantino Davidoff, de la misma nacionalidad, en cumplimiento de
un contrato legal con una empresa particular escocesa, la Christian
Salvesen Ltd., vinculada a la Corona Británica.
Años anteriores, el empresario, por intermedio de un apoderado suyo, el
señor Collin Shap, británico naturalizado argentino, se contactó con la
empresa Salvensen de Edimburgo, la cual
era arrendataria de los alquileres de la Corona Británica. Tras
seis anos de estudios y tratativas, se concertó el negocio. El valor de
los equipos de las ex factorías alcanzaba a los 27 millones de dólares.
Davidoff viajó a Malvinas, entrevistándose con el gobernador de ellas en
ese momento, el señor Parker, antes de firmar contrato en Londres. Por su
parte, Salvensen se dirigió al gobernador de Malvinas por nota informándole
del negocio.
El cometido era desguazar tres aldeas factorías balleneras en
desuso, propiedad de dicha empresa, en las Bahías de Stromness,
Husvik y Leith, con opción de compra de éstas, su contenido y
naves en la Isla de San Pedro.


Al arribar a Puerto Leith, la expedición fue acusada por miembros del
Servicio
de Exploración Antártica Británica (BAS), dependiente del gobernador
de Malvinas, de incluir militares dentro del contingente y de realizar
actos de cuya naturaleza se infería una afirmación de soberanía argentina
en las Islas.


Previamente a este desembarco, en diciembre de 1981, Davidoff había viajado
a las Georgias
en un transporte naval (el ARA Almirante Irizar) para inspeccionar dicha
estación ballenera
en Puerto Leith. Ante este viaje, el gobierno británico, a instancias del
Gobernador Colonial
de Malvinas, el señor Rex Hunt, presentó una protesta a
nuestro gobierno, que fue desestimada. No obstante estos hechos,
la Embajada Británica no le puso al empresario obstáculos para el
posterior envío de la expedición a fin de cumplimentar el contrato con la
firma escocesa.
Al arribar a Puerto Leith, la expedición fue acusada por
miembros del Servicio de Exploración Antártica Británica (BAS),
dependiente del gobernador de Malvinas, de incluir militares dentro del
contingente, y de realizar actos de cuya naturaleza se infería
una afirmación de soberanía argentina en las Islas: disparo de armas de
fuego (algunos marineros
y franceses visitantes habían cazado un ciervo); izamiento de una bandera;
pertenencia de un buque a la Armada Argentina; rehusamiento de
los trabajadores a irse y a cumplir formalidades.
Al principio, la queja principal del BAS fue llevada al capitán del buque,
dando por sentado que el señor Davidoff era un subordinado de aquél y que
el viaje era un operativo encubierto.
El capitán, que sólo ejecutaba un contrato de fletamiento, toma en cuenta
la situación como un asunto de terceros y se retira con su navío el día
21.
Toda esta información, manejada por la prensa y el Parlamento de Gran
Bretaña, contribuyó
al empeoramiento de la situación y a diseminar propaganda
digitada, incitando la ira de la gente. De inmediato acusaron al
gobierno argentino de haber ordenado dicho desembarco, invadiendo
las islas, dando a entender que se trataba de una verdadera
amenaza para los habitantes de Malvinas (entre Malvinas y Georgia hay 800
millas de distancia).
El gobierno argentino negó toda vinculación con el Señor Davidoff y su
gente, con lo cual todo el proyecto reivindicatorio quedaba desautorizado,
y negó también que hubiera personal militar entre los obreros. El gobierno
británico insistió en su postura. Independientemente de ello, la
investigación posterior comprobó la falsedad de los datos.
No obstante, el carácter reivindicatorio de soberanía que los británicos
asignaron a estos actos,
no era tal en virtud de lo establecido en el acuerdo
anglo-argentino de comunicaciones de
1971. En el Art. 2 del mismo, se establece claramente que nada de lo que
hagan una u otra parte en el área en disputa de las Islas Malvinas,
significará una ventaja para el que lo hiciere
a la pretensión de soberanía sobre los territorios en disputa.
El 23 de marzo, el gobierno británico notificó al argentino que
expulsaría a los obreros, e invocando la defensa a los súbditos de su
Reino, envían el buque artillado Endurance, para desalojar a los
obreros, insinuando que su presencia era una amenaza a los
habitantes de Malvinas (lo cual es considerado según la Carta de
la ONU como un acto de agresión), a pesar de que la embajada
británica conocía perfectamente todo lo relativo a la expedición,
pues el señor Davidoff la visitó constantemente para consultar cómo debía
proceder. Más aún,
a requerimiento de la embajada, accedió a ampliar datos sobre su
expedición.


El gobierno argentino dispuso entonces la protección militar de los obreros
e
hizo desembarcar, el 25 de marzo, a unos 15 Infantes de Marina
en las Islas
Georgias, trasladados por el Buque Mercante desarmado Bahía Paraíso.


Al producirse el incidente, la embajada no convocó al empresario para
pedirle explicaciones.
Éste, por su parte, no bien se enteró del suceso se apresuró a
acudir a dicha embajada acompañado por periodistas de la BBC que
lo habían visitado, a fin de deslindar su responsabilidad por el
desarrollo de los acontecimientos en las Geogias. Allí se negaron
a recibirlo. Davidoff les envió una carta documento.
El gobierno argentino dispuso entonces la protección militar
de los obreros e hizo desembarcar, el 25 de marzo, a unos 15
Infantes de Marina en las Islas Georgias, trasladados por el Buque Mercante
desarmado Bahía Paraíso.
Si la Argentina hubiera permitido que los británicos llevaran a cabo esta
medida sin ofrecer ningún tipo de resistencia, habría significado un
reconocimiento expreso de la supuesta “soberanía” británica sobre las
islas, según la denominada Doctrina “stoppel” (doctrina de los actos
propios).
La resistencia argentina en este caso fue el anteriormente mencionado buque
Bahía Paraíso, a
lo que Gran Bretaña responde intensificando su acción al enviar más buques
de guerra y al aliarse con el dictador chileno Augusto Pinochet,
cuya flota iba a recibir órdenes para desplegarse en formación de
combate.
Cómo en todo hecho histórico, se encuentra aquí un punto bastante
controvertido. Hay quienes sostienen que el gobierno británico propuso, a
fin de terminar con este episodio, que
los trabajadores sellaran las tarjetas blancas, a modo de visa, y que esto
fue rechazado por la
Junta militar que gobernaba nuestro país.
Otros sostienen que es el propio gobierno argentino quien propone esto.
Pero a todo esto debe tenerse en cuenta que ya habían partido hacia las
Georgias buques de guerra británicos como
el Biscoe, el Bransfield, el submarino nuclear Superb y el
destructor Exeter, tal como fue reconocido más tarde por la Sra.
Margaret Thatcher.
La República Argentina estaba ante un gran dilema. Por propuesta
del gobernador en Malvinas Rex Hunt, el gobierno británico exigió
arbitrariamente el sellado de pasaportes en Gritviken o el desalojo por
la fuerza. En Buenos Aires, mientras tanto, se llevaban a cabo
negociaciones. Una u otra exigencia habría significado la renuncia de ipso
y de jure por parte
de la Argentina a sus derechos en el Atlántico Sur. Entre tanto, la flota
inglesa avanzaba tras
el manto de las negociaciones.
Finalmente, la Argentina pone en práctica, el 25 de marzo, un plan
estratégico para recuperar
las islas, frustrando así el proyecto británico para construir la
“Fortaleza Malvinas”.
El 30 de marzo, el gobierno británico recibió el informe de sus espías
locales. En él se decía que ni la Junta había planeado el incidente en
Georgias, ni el Señor Davidoff tenía nada que
ver con los planes de la Junta.


Gran Bretaña tenía varias razones por las que necesitaba una guerra de este
tipo. Entre ellas se encuentra el desmantelamiento que estaba
padeciendo la
Marina, por lo que necesitaba urgente una excusa para seguir existiendo.


A pesar de esto, los buques británicos seguían navegando hacia el sur. El
gobierno argentino,
tras denunciar a Gran Bretana ante la ONU el 1º de abril, reconquistó las
Malvinas el día 2. Los buques británicos quedaron en medio del mar,
con 28.000 hombres. Por su parte, Pinochet pospuso su intervención,
y luego el gabinete británico le pidió al presidente de EE.UU.,
Ronald Reagan, la Isla de Ascensión, que éste aceptó, traicionando así la
Doctrina Monroe y el Tratado de Madrid.
Siguieron entonces los 74 días de cruentos combates, cesando el fuego el 14
de junio de 1982,
y finalizando formalmente la guerra en 1989, tras la firma de paz en los
acuerdos de Madrid. Cómo es arto conocido, Gran Bretaña tenía varias
razones por las que necesitaba una guerra
de este tipo. Entre una de ellas se encuentra el desmantelamiento que
estaba padeciendo la
Marina Inglesa, por lo que necesitaba urgente una excusa para seguir
existiendo.
Cabe señalar el papel decisivo de la prensa británica, como también el de
su Parlamento, en
el diseño de la propaganda destinada a enardecer a la opinión
pública inglesa, intentando justificar su acción bélica. Entre una de sus
curiosas estrategias, estuvo la difusión de un video copiado del izamiento
de la bandera del 3 de abril, en las Islas Georgias, en el que sí había
Infantes de Marina, presentándolo como si hubiera sido tomado el
19 de marzo por los propios hombres de Davidoff. Otra de las
estrategias utilizadas fue dar a entender que el desembarco de la
expedición había sido en Malvinas y no en Georgias. Estas falsas noticias
fueron difundidas por todos los órganos de prensa sin
intervención de las agencias periodísticas y sí al parecer por
parte de una multimillonaria empresa privada: la Malvinas Island
Co., cuyo personero era el Sr. Hunt, gobernador de las Malvinas.
Otras de las curiosidades fueron la actitud del grupo BAS, a
cargo de Steve Martin, denunciando haber visto personas con uniforme
militar entre otras denuncias ya mencionadas;
la actitud del gobernador Hunt negándose a atender a Davidoff y
acusando al gobierno argentino; y muchas otras que se evidenciaron a lo
largo del artículo.
La descripción detallada de este inconveniente, insignificante
quizás ante el de la sangre derramada por nuestros patriotas, tiene
como finalidad llegar a la deducción lógica, de que
fue utilizado como una burda excusa por parte del Gobierno Británico para
desencadenar el hecho histórico que todos, en mayor o menor medida,
conocemos: La Guerra del Atlántico Sur.

Bibliografía:
Asociación de Argentinos Descendientes de Británicos e Irlandeses: “Gesta
Brava”; Buenos
Aires, 1994.

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El vendedor de chatarra que provocó accidentalmente la guerra del Atlántico Sur

Daniel Schweimler

BBC, Buenos Aires

Constantino Davidoff y la guerra de Malvinas



Mientras Gran Bretaña ha estado involucrada en varios conflictos desde la guerra de las Malvinas, librada hace 28 años, ésta continúa siendo la única guerra para Argentina en varias decenas de años. Un vendedor de chatarra argentino le explicó a la BBC por qué el conflicto armado pudo evitarse.

Constantino Davidoff jugó un papel pequeño, pero significativo, en una pequeña pero significativa guerra.

A fines de marzo de 1982, un grupo de comerciantes de chatarra argentinos atracó en la distante e inhóspita isla de Georgia del Sur, también denominada San Pedro, a 900 kilómetros el este de las islas Malvinas.

Davidoff era el propietario de una compañía contratada para desmantelar una estación ballenera en la isla de propiedad británica. Era un simple trato comercial, pero terminó provocando una guerra y arruinándole la vida.

Me reuní con Davidoff en su pequeño y pulcro departamento del barrio de clase obrera de Avellaneda, apenas al sur de Buenos Aires. Todavía comercia chatarra desde un garaje ubicado debajo de su casa. Se acerca a los setenta, viste un traje safari color crema y una gran cruz de oro le cuelga del cuello.

Las paredes de su hogar están cubiertas de mapas del Atlántico Sur y cartas de agradecimiento enmarcadas provenientes de grupos de veteranos argentinos con los que ha hablado para contarles su experiencia.

"Lo perdí todo, mi casa, mis aviones, mis barcos, mi compañía y, después de todo, mi familia. Simplemente, no fui capaz de defender mis intereses después de la guerra. Estaba demasiado enfermo", me dijo.
Invasión militar

Ha estado tratando de demandar al estado británico por US$200 millones de dólares, "pero los tribunales argentinos son demasiado lentos" - explica - y le dijeron, hace dos años, que tenía que presentar su reclamo ante cortes internacionales.

Me dijo que había hecho lo posible por evitar problemas con las autoridades británicas.

A fines de 1981, Davidoff visitó al embajador británico en Buenos Aires, habló con las autoridades de las islas Malvinas y firmó un contrato por US$270.000 con los propietarios escoceses de la estación ballenera abandonada. Después, volvió a conversar con el embajador británico para cerciorarse de que ya no había nada más que él debiera hacer.

Era un acuerdo comercial. Habría tenido que estar loco para permitir que me lo arruinaran.

Constantino Davidoff, comerciante de chatarra

Su versión está certificada por el informe del Comité Franks, de 1983, llevado a cabo por las autoridades británicas para explicar los sucesos que condujeron al conflicto.

Sin embargo, alguna gente en Londres pensó que el grupo de trabajadores de la chatarra eran la vanguardia de una invasión de la isla de Georgia del Sur por parte del entonces gobierno militar argentino.

Se informó que el grupo habría izado la bandera argentina, al son de su himno nacional.

Los comandos británicos no tardaron en ser despachados desde las islas Malvinas para llevar a cabo averiguaciones. Los treinta y nueve trabajadores de la chatarra fueron detenidos. Argentina mandó sus soldados a rescatarlos y, mientras estaban en eso, recuperaron las Malvinas.


Se declara la guerra

Margaret Thatcher, la primera ministra británica de la época, no vaciló en despachar fuerzas armadas al Atlántico Sur, y los dos países, previamente amigos, se enfrascaron en una guerra que dejó 900 muertos antes de que Argentina se rindiera el 14 de julio.

"No había militares entre mis trabajadores. Ni izaron la bandera ni cantaron ningún himno nacional. Era un acuerdo comercial. Habría tenido que estar loco para permitir que me lo arruinaran. Todo lo que hacía falta era una llamada de la embajada británica y habría retirado a mis trabajadores, habría cancelado mi contrato," dice Davidoff. "Se podría haber evitado una guerra"
Una confitería argentina

La situación de las Malvinas es una preocupación constante en Argentina.

Davidoff insiste en que Gran Bretaña empezó la guerra al enviar un contingente militar a enfrentar lo que era un asunto civil.

Asegura que, a pesar de su querella legal, no tiene ningún resentimiento hacia los británicos.

No obstante, como todo argentino que he conocido en los cuatro años que vivo aquí, y los veintitantos en que he venido de visita, cree firmemente que "las Malvinas son argentinas"
Una preocupación constante

Gran Bretaña está perforando en busca de petróleo en las aguas cercanas a las islas. Pero no es el petróleo ni los derechos de pesca lo que altera a la mayoría de los argentinos, sino algo así como un idealista sentido de justicia.

Argentina ha estado reclamando las Malvinas desde 1833. Las islas aparecen descritas como territorio argentino en todo atlas escolar. Calles y confiterías llevan el nombre de las islas y hay monumentos a los caídos en todo el territorio. Para Argentina es una preocupación constante.

Para la mayoría en Gran Bretaña, la guerra de las Malvinas es una nota histórica al pie de página. Y Londres no negociará su soberanía mientras los más o menos 2.000 isleños digan que prefieren permanecer siendo británicos.

"Gran Bretaña ganó la batalla militar, pero está perdiendo la guerra diplomática," explica Davidoff.

En febrero, las naciones latinoamericanas y caribeñas votaron, en forma unánime, por respaldar la queja argentina, al tiempo que Buenos aires volvía a insistir en su reclamo ante Naciones Unidas.

El comerciante de chatarra cree que alcanzará a ver la bandera albiceleste de Argentina flameando sobre las islas, tal vez en un acuerdo de poder compartido con Gran Bretaña

"Argentina tiene mucho que darle a las islas. La guerra no concluyó cuando fue izada la bandera británica", dice Constantino Davidoff, hojeando los documentos sobre la mesa. "Creo en la verdad y la justicia. Cuando se sepa la verdad, tendremos justicia."

fuente: BBC Mundo
 

Sebastian

Colaborador
Gran Bretaña tenía varias razones por las que necesitaba una guerra de este tipo. Entre ellas se encuentra el desmantelamiento que estaba
padeciendo la Marina, por lo que necesitaba urgente una excusa para seguir existiendo.
Tambien estaba el hecho de que Margaret Thatcher no estaba muy bien "politicamente" y necesitaba de algo que le diera popularidad (como sucedio).
La dama de hierro queria la guerra, no queria una cuerdo diplomatico (por eso el hundimiento del Belgrano).
Aparte de las necesidades de prestigio que tenia la dictadura Argentina.
 
Este caso es clave, siempre me quise informar bien de el, pero siempre hay nebulosa, siempre hay confusiones, y siempre depende quien lo escribe y cómo lo leas.

Varias preguntas tengo, espero que me puedan desasnar:

Alguna vez ví un documental de la presencia ¿secreta? de militares (entre los que estaba Astiz) junto a los chatarreros en las Georgias. ¿Esto es por el desembarco de los 15 infantes de 25 de marzo o era de antes? ¿Se sabe o puede saber hoy a ciencia cierta de que Davidoff era ajeno TOTALMENTE a los planes o NO planes de la junta?

Otra:

"El 30 de marzo, el gobierno británico recibió el informe de sus espías
locales. En él se decía que ni la Junta había planeado el incidente en
Georgias, ni el Señor Davidoff tenía nada que
ver con los planes de la Junta."


¿Cual es la fuente de esto?

---

No conozco bien los hechos, pero todo me va llevando a pensar que el conflicto (teniendo a este caso como su fase inicial) fue planeado deliberadamente por el RU, PERO, fue fogoneado/impulsado militarmente por dirigentes (militares y civiles) que respondían a esos intereses externos, casi bajo ordenes. Entre estos 'malos' y los otros 'buenos' pero influenciables y pésimos estrategas/conductores... al RU el quedo como anillo al dedo.

Saludos.
 

auca

Forista Sancionado o Expulsado
No conozco bien los hechos, pero todo me va llevando a pensar que el conflicto (teniendo a este caso como su fase inicial) fue planeado deliberadamente por el RU, PERO, fue fogoneado/impulsado militarmente por dirigentes (militares y civiles) que respondían a esos intereses externos, casi bajo ordenes. Entre estos 'malos' y los otros 'buenos' pero influenciables y pésimos estrategas/conductores... al RU el quedo como anillo al dedo.

Saludos.

Lea la Separata que habla de la cronología y de la recuperación de las Georgias. A mi entender hay de las dos cosas, una entrega en bandeja, y una posibilidad de probar nuevas armas y generar mas dinero... como lo hacen todas las Guerras...

Cuando me refiero a la entrega en bandeja no lo hago en referencia a la gente que combatio, sino a los que dirigian el destino del Pais por el 82. Tanto militares como civiles.


Saludos
 
Recuerdos de la disputa en el Atlántico Sur

El 19 de marzo de 1982 desembarcó en la Isla Georgia del Sur un plantel de
39 obreros y técnicos argentinos enviados por el empresario
Constantino Davidoff, de la misma nacionalidad, en cumplimiento de
un contrato legal con una empresa particular escocesa, la Christian
Salvesen Ltd., vinculada a la Corona Británica.
Años anteriores, el empresario, por intermedio de un apoderado suyo, el
señor Collin Shap, británico naturalizado argentino, se contactó con la
empresa Salvensen de Edimburgo, la cual
era arrendataria de los alquileres de la Corona Británica. Tras
seis anos de estudios y tratativas, se concertó el negocio. El valor de
los equipos de las ex factorías alcanzaba a los 27 millones de dólares.
Davidoff viajó a Malvinas, entrevistándose con el gobernador de ellas en
ese momento, el señor Parker, antes de firmar contrato en Londres. Por su
parte, Salvensen se dirigió al gobernador de Malvinas por nota informándole
del negocio.
El cometido era desguazar tres aldeas factorías balleneras en
desuso, propiedad de dicha empresa, en las Bahías de Stromness,
Husvik y Leith, con opción de compra de éstas, su contenido y
naves en la Isla de San Pedro.

Bueno las factorias estaban desde el año 50 y 60







balleneros piratas.......


--- merged: Oct 21, 2011 1:37 AM ---






la ultima 3 banderas ?

 

fepago

Colaborador
un profesor que tuve en el colegio, termine en el 86, habia formado parte de esa empresa.
no recuerdo ahora el nombre voy a ver si lo rastreo, era ingeniero.
lo que si recuerdo era que el valor solo en maquinaria que habia en la isla era considerable.
habia talleres navales completos, varios y de distinta epoca, con tornos verticales y de ejes de tamaño considerable.
esta gente no guardaba un buen recuerdo de Astiz, habian minado todo y los mando de noche a las montañas para alejarlos de la "batalla".
en el camino fueron capturados por ingleses y decia que no entendian como se habian salvado.
nos conto de un juicio por las perdidas, un cranemovil ,mas de cien tubos de acetileno y demas materiales.
ahoa me fijo si esta el nombre en algun certificado.

saludos.
 

Nito

Colaborador
un profesor que tuve en el colegio, termine en el 86, habia formado parte de esa empresa.
no recuerdo ahora el nombre voy a ver si lo rastreo, era ingeniero.
lo que si recuerdo era que el valor solo en maquinaria que habia en la isla era considerable.
habia talleres navales completos, varios y de distinta epoca, con tornos verticales y de ejes de tamaño considerable.
esta gente no guardaba un buen recuerdo de Astiz, habian minado todo y los mando de noche a las montañas para alejarlos de la "batalla".
en el camino fueron capturados por ingleses y decia que no entendian como se habian salvado.
nos conto de un juicio por las perdidas, un cranemovil ,mas de cien tubos de acetileno y demas materiales.
ahoa me fijo si esta el nombre en algun certificado.

saludos.

Estimado Fepago, dicho profesor formó parte de la empresa que fue a desinstalar la ballenera abandonada ? Me interesa saber de quién se trata. Gracias
 

fepago

Colaborador
Estimado Fepago, dicho profesor formó parte de la empresa que fue a desinstalar la ballenera abandonada ? Me interesa saber de quién se trata. Gracias
si , estoy llamando a mis excompañeros a ver si alguien lo recuerda el nombre, la materia era "equipos y apratos de movimientos de materiales" y fue una suplencia en el "Enet nº1 Alemania" de Villa Ballester.
hace tanto fue que todavia habia ENET.
 

bagre

2º inspector de sentina
estimados foristas
las estaciones balleneras antiguos refugios de cazadores de focas, comienzan en mitad del sigo XIX, posteriormente siguen como leith hasta fines de 1965, hubo algún "barquero" de mi familia que trabajo alli.
saludos
bagre
 

bagre

2º inspector de sentina
estimado cosmiccomet74
son pinguinos y hablan ingles, rapean y dicen mamble o algo asi en vez de mambo, seguro son agentes encubiertos del bas...:D solo el emperador que les pide piedras puede haber quedado del grupo de davidoff...roftlmaoroftlmaoroftlmaomarcandoles el camino, cobrandoles por decirles que deben hacer...:D
cordiales saludos
bagre
 
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