Todos ya conocemos al Sukhoi Su-30MK. En ZM hemos debatido en docenas de oportunidades sus puntos a favor y sus puntos en contra; y me voy a permitir realizar una aproximación sobre el impacto que generará su incorporación en la Fuerza Aérea Venezolana. Aclaro que toco de oído, que no es el análisis de un experto ni mucho menos, sino que sólo se trata de un análisis muy ligero.
Si el anuncio realmente se cumple, la FAV dispondrá de 24 cazabombarderos Su-30MK Super Flanker que reemplazarán a los F-16 Fighting Falcon. Aquí ya tenemos el primer elemento a considerar: un bimotor medio/pesado reemplazará a un monomotor ligero, un factor que influirá directamente en la flexibilidad operativa de la FAV, por cuanto va a requerir una mayor cantidad de horas de mantenimiento por hora de vuelo; o sea algo más del doble que la requerida para los F-16, y al tratarse de un estándar de tecnología distinta a la que está acostumbrada la FAV, durante la primera fase es inevitable que surjan algunos inconvenientes típicos de una transición de tecnología occidental a rusa, especialmente en el mantenimiento de los motores y la corta vida útil o período de revisión de sus partes calientes o todo el componente electrónico que representa un desafío para los técnicos venezolanos.
Dentro de ésa transición tecnológica debe incluírse también el armamento, ya que los Su-30MK seguramente llegarán a Venezuela con lo último en sistemas aire-aire y aire-suelo. La variedad de éste, tiene su equivalencia en la adaptación de toda la logística y entrenamiento que requiere desde un modelo de cañón desconocido, hasta nuevos modelos de misiles aire-aire y aire-suelo.
En relación a los roles de los Su-30MK, por tratarse de un avión polivalente y al reemplazar a los F-16, el mayor porcentaje de entrenamiento se centrará en el combate aire-aire. Aquí la FAV adquiere capacidad de combate aéreo a media distancia (BVR) y seguramente dispondrá de nuevas capacidades en cuanto a armamento aire-suelo, ya que actualmente no dispone de misiles aire-suelo, más allá de los AM-39 Exocet que portan los Mirage M.50. A todo esto se debe sumar la nueva capacidad de realizar una proyección ofensiva/defensiva a distancias muy superiores a las empleadas con los F-16 o M.50, ello a consecuencia del gran radio de acción del Sukhoi.
Y aquí conviene detenerse. Según la carga y el perfil de vuelo, los Su-30MK pueden multiplicar por dos, tres o cuatro el radio de acción de la FAV. Esto suena fantástico, aunque para que realmente sea así, la FAV debería incorporar otro medios complementarios a ésta nueva capacidad: sea un avión de alerta temprana ó un avión de reconocimiento de largo alcance que le permitan tener un conocimiento lo más detallado posible sobre la situación del objetivo y la ruta hacia el mismo. Aunque el Su-30MK dispone de suficientes equipos ESM y ECM, es un avión grande, con una alta firma radar y realizar misiones de combate a grandes distancia de su base es un tema muy complejo, mucho más hoy en día donde los escenarios se modifican minuto a minuto.
Aún es muy temprano para mayores análisis, hasta aquí y – en mi opinión- la balanza es muy pareja: la FAV adquiere nuevas e importantes capacidades, podrá defender o golpear con nuevas armas y ente dos y tres veces más lejos de lo que puede hacerlo actualmente. El contrapeso, es que deberá afrontar una aeronave cuyo costo de mantenimiento, operación y firma radar triplica o cuadriplica al F-16, además de nueva tecnología y nueva filosofía técnica como es la rusa.
La primera lectura del Su-30MK en Venezuela, es eminentemente política y esto es indudable. La historia indica que éste tipo de adquisiciones a modo “de desafío” nunca han dado buen resultado. Los pilotos y técnicos de la FAV tienen un nivel de excelencia, pero todos sabemos que los “fierros son fierros” y el tiempo dirá si tal capacidad humana podrá ser acompañada por la capacidad técnica de los Sukhoi.
Si el anuncio realmente se cumple, la FAV dispondrá de 24 cazabombarderos Su-30MK Super Flanker que reemplazarán a los F-16 Fighting Falcon. Aquí ya tenemos el primer elemento a considerar: un bimotor medio/pesado reemplazará a un monomotor ligero, un factor que influirá directamente en la flexibilidad operativa de la FAV, por cuanto va a requerir una mayor cantidad de horas de mantenimiento por hora de vuelo; o sea algo más del doble que la requerida para los F-16, y al tratarse de un estándar de tecnología distinta a la que está acostumbrada la FAV, durante la primera fase es inevitable que surjan algunos inconvenientes típicos de una transición de tecnología occidental a rusa, especialmente en el mantenimiento de los motores y la corta vida útil o período de revisión de sus partes calientes o todo el componente electrónico que representa un desafío para los técnicos venezolanos.
Dentro de ésa transición tecnológica debe incluírse también el armamento, ya que los Su-30MK seguramente llegarán a Venezuela con lo último en sistemas aire-aire y aire-suelo. La variedad de éste, tiene su equivalencia en la adaptación de toda la logística y entrenamiento que requiere desde un modelo de cañón desconocido, hasta nuevos modelos de misiles aire-aire y aire-suelo.
En relación a los roles de los Su-30MK, por tratarse de un avión polivalente y al reemplazar a los F-16, el mayor porcentaje de entrenamiento se centrará en el combate aire-aire. Aquí la FAV adquiere capacidad de combate aéreo a media distancia (BVR) y seguramente dispondrá de nuevas capacidades en cuanto a armamento aire-suelo, ya que actualmente no dispone de misiles aire-suelo, más allá de los AM-39 Exocet que portan los Mirage M.50. A todo esto se debe sumar la nueva capacidad de realizar una proyección ofensiva/defensiva a distancias muy superiores a las empleadas con los F-16 o M.50, ello a consecuencia del gran radio de acción del Sukhoi.
Y aquí conviene detenerse. Según la carga y el perfil de vuelo, los Su-30MK pueden multiplicar por dos, tres o cuatro el radio de acción de la FAV. Esto suena fantástico, aunque para que realmente sea así, la FAV debería incorporar otro medios complementarios a ésta nueva capacidad: sea un avión de alerta temprana ó un avión de reconocimiento de largo alcance que le permitan tener un conocimiento lo más detallado posible sobre la situación del objetivo y la ruta hacia el mismo. Aunque el Su-30MK dispone de suficientes equipos ESM y ECM, es un avión grande, con una alta firma radar y realizar misiones de combate a grandes distancia de su base es un tema muy complejo, mucho más hoy en día donde los escenarios se modifican minuto a minuto.
Aún es muy temprano para mayores análisis, hasta aquí y – en mi opinión- la balanza es muy pareja: la FAV adquiere nuevas e importantes capacidades, podrá defender o golpear con nuevas armas y ente dos y tres veces más lejos de lo que puede hacerlo actualmente. El contrapeso, es que deberá afrontar una aeronave cuyo costo de mantenimiento, operación y firma radar triplica o cuadriplica al F-16, además de nueva tecnología y nueva filosofía técnica como es la rusa.
La primera lectura del Su-30MK en Venezuela, es eminentemente política y esto es indudable. La historia indica que éste tipo de adquisiciones a modo “de desafío” nunca han dado buen resultado. Los pilotos y técnicos de la FAV tienen un nivel de excelencia, pero todos sabemos que los “fierros son fierros” y el tiempo dirá si tal capacidad humana podrá ser acompañada por la capacidad técnica de los Sukhoi.
