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Area Militar General
Malvinas 1982
Explotación y usurpación de recursos en las Malvinas por Gran Bretaña
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<blockquote data-quote="Derruido" data-source="post: 659735" data-attributes="member: 30"><p>20/11/2005 02:17</p><p>La Nación - Exterior - Pág. 6</p><p></p><p>Según el psicoanalista de Mitterrand </p><p>Thatcher amenazó con la bomba atómica en la Guerra de Malvinas </p><p></p><p>misión en el Atlántico Sur, la mujer</p><p>amenaza con lanzar una bomba atómica</p><p>contra la Argentina... si yo no</p><p>le suministro los códigos secretos que</p><p>dejan sordos y ciegos a los misiles que</p><p>les vendimos a los argentinos. Margaret</p><p>me ha dado instrucciones muy precisas</p><p>por teléfono.”</p><p>Esta escena es la más impactante</p><p>del libro de Magoudi, “Rendez-vous: El</p><p>psicoanálisis de François Mitterrand”,</p><p>que será publicado en Francia el viernes</p><p>próximo. El volumen, que relata los</p><p>encuentros de Mitterrand y Magoudi</p><p>durante once años, desde 1982 hasta</p><p>1993, es por lejos el más revelador de la</p><p>oleada de obras que preceden al décimo</p><p>aniversario de la muerte de Mitterrand,</p><p>el 8 de enero de 1996.</p><p>El psicoanalista ha asegurado a su</p><p>editor que todas las citas atribuidas a</p><p>Mitterrand son genuinas, pero que no</p><p>puede garantizar que todo lo que el presidente</p><p>le dijo fuera cierto.</p><p>Magoudi dice que su libro fue escrito</p><p>por expreso pedido del propio Mitterrand,</p><p>quien sabía que no viviría para</p><p>verlo publicado. Es un testamento extraño,</p><p>íntimo e inquietante. Sobre todo,</p><p>arroja nueva luz sobre la ayuda que Mitterrand</p><p>le prestó a Thatcher.</p><p>Fue a principios de mayo de 1982,</p><p>después de haber estado un año en su</p><p>cargo, que Mitterrand estableció contacto</p><p>con Magoudi para pedirle que</p><p>fuera su terapeuta. Al día siguiente, 4</p><p>de mayo, dos aviones Super Etendard,</p><p>de fabricación francesa, pertenecientes</p><p>a la Fuerza Aérea argentina, atacaron</p><p>el HMS Sheffield, un destructor de la</p><p>fuerza británica que se dirigía hacia</p><p>las Islas Malvinas.</p><p>Un misil Exocet acertó al Sheffield en</p><p>mitad del casco y mató a 20 tripulantes.</p><p>El barco se fue a pique y los comandantes</p><p>navales británicos concluyeron rápidamente</p><p>que este proyectil de fabricación</p><p>francesa era tan efectivo</p><p>que toda la operación destinada</p><p>a expulsar de la islas</p><p>a los argentinos estaba</p><p>en riesgo.</p><p>Mitterrand ya le había</p><p>prometido cooperación a</p><p>Thatcher. Jacques Attali,</p><p>su ex asistente, escribió</p><p>que el presidente la había</p><p>llamado el día después</p><p>de la invasión para decirle:</p><p>“Estoy con usted”. Según</p><p>Attali, “ella se asombró</p><p>porque no lo esperaba”.</p><p>Mitterrand había acudido</p><p>en su auxilio, mientras</p><p>Ronald Reagan aún vacilaba.</p><p>“Mujer desenfrenada”</p><p>Ahora, Magoudi agrega un giro</p><p>nuclear a esta alianza aparentemente</p><p>desinteresada. Escribe que las bajas del</p><p>Sheffield no parecieron impresionar</p><p>demasiado a Mitterrand. “En la guerra,</p><p>cuando hay una sola muerte ya es</p><p>demasiado”, dijo el presidente en una</p><p>sesión terapéutica tres días más tarde.</p><p>“Pero, después de todo, esos soldados</p><p>eran profesionales.” Y siguió hablando,</p><p>diciéndole a Magoudi que había</p><p>ordenado que los secretos del Exocet</p><p>fueran entregados a los británicos</p><p>ante la insistencia de Thatcher.</p><p>“Ella está furiosa”, dijo. “Me culpa a</p><p>mí, personalmente, de este nuevo Trafalgar.</p><p>Me vi obligado a ceder. Ella tiene</p><p>ahora los códigos. Si nuestros clientes</p><p>descubren que los franceses inutilizan</p><p>las armas que venden, eso no será nada</p><p>bueno para nuestras exportaciones.”</p><p>“Le pido que se guarde todo esto</p><p>para sí mismo. Me han dicho que los</p><p>psicoanalistas no saben cómo callarse</p><p>la boca. ¿Es cierto?” Magoudi no</p><p>respondió. En cambio, le preguntó:</p><p>“¿Cómo reacciona usted ante una mujer</p><p>tan intransigente?” Mitterrand replicó:</p><p>“¿Cómo espera que</p><p>reaccione? No se puede</p><p>ganar la lucha contra</p><p>el síndrome insular</p><p>de una mujer inglesa</p><p>desenfrenada. ¡Provocar</p><p>una guerra nuclear por</p><p>unas pequeñas islas</p><p>pobladas por tres ovejas</p><p>peludas y congeladas!</p><p>Afortunadamente, cedí</p><p>ante ella. Le garantizo</p><p>que, de otro modo, el</p><p>metálico dedo de la</p><p>dama hubiera oprimido</p><p>el botón”.</p><p>Magoudi quiso saber</p><p>cómo se sentía su paciente por haber</p><p>sido “simbólicamente emasculado”, tal</p><p>como lo expresó el psicoanalista. “Yo</p><p>tendré la última palabra”, respondió</p><p>Mitterrand. “Su isla... yo seré quien la</p><p>destruirá. Juro que su isla muy pronto</p><p>dejará de serlo. Tendré mi venganza.</p><p>Ataré Inglaterra a Europa, a pesar</p><p>de su natural tendencia al aislamiento.</p><p>¿Cómo? Construiré un túnel bajo el canal.</p><p>Tendré éxito en lo que Napoleón</p><p>III fracasó.”</p><p>¿Qué debemos entender a partir de</p><p>este relato? Lo que sí sabemos es que</p><p>había armas nucleares británicas en la</p><p>zona de conflicto de las Malvinas. Según</p><p>sir Lawrence Freedman, profesor</p><p>de estudios bélicos del King’s College de</p><p>Londres, las fuerzas británicas estaban</p><p>equipadas con cargas de profundidad</p><p>nucleares. Pero advirtió que no tenían</p><p>intenciones de usarlas. Barcos que hacían</p><p>prácticas en la costa de Gibraltar</p><p>recibieron la orden de dirigirse hacia el</p><p>Sur con cargas de profundidad nucleares</p><p>a bordo, para evitar perder tiempo</p><p>descargándolas.</p><p>Córdoba, en la mira</p><p>“El gobierno estaba desesperado por</p><p>sacárselas a las fuerzas destacadas, pero</p><p>las demoras que esto hubiera</p><p>causado en un momento</p><p>en el que se deseaba</p><p>causar el mayor impacto</p><p>diplomático posible significó</p><p>que se decidiera que</p><p>era mejor que llevaran las</p><p>armas”, dijo. “Las colocaron</p><p>en los lugares más seguros</p><p>posibles. No tenían</p><p>intención de usarlas, pero</p><p>por cierto las llevaron.”</p><p>No ha habido informes</p><p>creíbles sobre submarinos</p><p>Polaris con armas</p><p>nucleares en el área.</p><p>Pero dos años después de</p><p>la guerra, el Partido Laborista exigió</p><p>una investigación por un informe que</p><p>afirmaba que Gran Bretaña había enviado</p><p>un Polaris a la Isla Ascensión, base</p><p>de las fuerzas destacadas, para que estuviera</p><p>preparado para un ataque nuclear</p><p>contra Córdoba si el combate no</p><p>era exitoso.</p><p>Los almirantes retirados que estuvieron</p><p>a cargo de la Marina Real durante</p><p>el conflicto negaron la acusación. El almirante</p><p>sir Terence Lewin, quien era</p><p>entonces jefe de la Junta de Defensa, dijo</p><p>que un ataque nuclear “nunca figuró</p><p>siquiera entre nuestras más remotas</p><p>ideas”. El almirante Henry Leach, jefe</p><p>de la Marina en ese momento, dijo: “No</p><p>contemplamos la posibilidad de un ataque</p><p>nuclear y ni siquiera hicimos movimientos</p><p>potencialmente preparatorios</p><p>para una acción semejante”.</p><p>¿Thatcher engañó entonces a Mitterrand?</p><p>¿O estaba exagerando su crueldad?</p><p>Sin duda, Mitterrand le dio los</p><p>códigos del Exocet, a pesar de la resistencia</p><p>de sus ministros y jefes militares,</p><p>quienes querían proteger los secretos</p><p>franceses y se hubieran sentido felices</p><p>de ver a Inglaterra humillada.</p><p>En los 90, algunas investigaciones revelaron</p><p>que Francia proporcionó a Inglaterra</p><p>mucha asistencia</p><p>técnica. La información</p><p>más valiosa fue la referida</p><p>al radar del Exocet.</p><p>Funcionarios de Aerospatiale,</p><p>el fabricante, negaron</p><p>haber tenido tratos</p><p>con los ingleses, pero esa</p><p>empresa estaba dirigida</p><p>por Jacques Mitterrand,</p><p>hermano del presidente,</p><p>lo que puede haber facilitado</p><p>un acuerdo.</p><p>Sir John Nott, ministro</p><p>de Defensa durante la</p><p>guerra, reveló que los</p><p>franceses suministraron</p><p>aeronaves similares a las vendidas a la</p><p>Argentina para que los pilotos británicos</p><p>pudieran combatirlas más eficazmente.</p><p>“En muchísimos aspectos –escribió</p><p>Nott–, Mitterrand y los franceses fueron</p><p>nuestros mayores aliados”.</p><p>En sus memorias, Thatcher escribió</p><p>que el presidente francés fue “absolutamente</p><p>incondicional” en su ayuda. “Yo</p><p>tendría muchas disputas con Mitterrand</p><p>más tarde”, escribió. “Pero nunca olvidé</p><p>mi deuda con él por su apoyo durante</p><p>la crisis de las Malvinas.”</p><p>Continuación</p><p></p><p></p><p>Traducción: Mirta Rosenberg </p><p></p><p><a href="http://prensa.cancilleria.gov.ar/noticia.php?id=12211848">http://prensa.cancilleria.gov.ar/noticia.php?id=12211848</a></p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Derruido, post: 659735, member: 30"] 20/11/2005 02:17 La Nación - Exterior - Pág. 6 Según el psicoanalista de Mitterrand Thatcher amenazó con la bomba atómica en la Guerra de Malvinas misión en el Atlántico Sur, la mujer amenaza con lanzar una bomba atómica contra la Argentina... si yo no le suministro los códigos secretos que dejan sordos y ciegos a los misiles que les vendimos a los argentinos. Margaret me ha dado instrucciones muy precisas por teléfono.” Esta escena es la más impactante del libro de Magoudi, “Rendez-vous: El psicoanálisis de François Mitterrand”, que será publicado en Francia el viernes próximo. El volumen, que relata los encuentros de Mitterrand y Magoudi durante once años, desde 1982 hasta 1993, es por lejos el más revelador de la oleada de obras que preceden al décimo aniversario de la muerte de Mitterrand, el 8 de enero de 1996. El psicoanalista ha asegurado a su editor que todas las citas atribuidas a Mitterrand son genuinas, pero que no puede garantizar que todo lo que el presidente le dijo fuera cierto. Magoudi dice que su libro fue escrito por expreso pedido del propio Mitterrand, quien sabía que no viviría para verlo publicado. Es un testamento extraño, íntimo e inquietante. Sobre todo, arroja nueva luz sobre la ayuda que Mitterrand le prestó a Thatcher. Fue a principios de mayo de 1982, después de haber estado un año en su cargo, que Mitterrand estableció contacto con Magoudi para pedirle que fuera su terapeuta. Al día siguiente, 4 de mayo, dos aviones Super Etendard, de fabricación francesa, pertenecientes a la Fuerza Aérea argentina, atacaron el HMS Sheffield, un destructor de la fuerza británica que se dirigía hacia las Islas Malvinas. Un misil Exocet acertó al Sheffield en mitad del casco y mató a 20 tripulantes. El barco se fue a pique y los comandantes navales británicos concluyeron rápidamente que este proyectil de fabricación francesa era tan efectivo que toda la operación destinada a expulsar de la islas a los argentinos estaba en riesgo. Mitterrand ya le había prometido cooperación a Thatcher. Jacques Attali, su ex asistente, escribió que el presidente la había llamado el día después de la invasión para decirle: “Estoy con usted”. Según Attali, “ella se asombró porque no lo esperaba”. Mitterrand había acudido en su auxilio, mientras Ronald Reagan aún vacilaba. “Mujer desenfrenada” Ahora, Magoudi agrega un giro nuclear a esta alianza aparentemente desinteresada. Escribe que las bajas del Sheffield no parecieron impresionar demasiado a Mitterrand. “En la guerra, cuando hay una sola muerte ya es demasiado”, dijo el presidente en una sesión terapéutica tres días más tarde. “Pero, después de todo, esos soldados eran profesionales.” Y siguió hablando, diciéndole a Magoudi que había ordenado que los secretos del Exocet fueran entregados a los británicos ante la insistencia de Thatcher. “Ella está furiosa”, dijo. “Me culpa a mí, personalmente, de este nuevo Trafalgar. Me vi obligado a ceder. Ella tiene ahora los códigos. Si nuestros clientes descubren que los franceses inutilizan las armas que venden, eso no será nada bueno para nuestras exportaciones.” “Le pido que se guarde todo esto para sí mismo. Me han dicho que los psicoanalistas no saben cómo callarse la boca. ¿Es cierto?” Magoudi no respondió. En cambio, le preguntó: “¿Cómo reacciona usted ante una mujer tan intransigente?” Mitterrand replicó: “¿Cómo espera que reaccione? No se puede ganar la lucha contra el síndrome insular de una mujer inglesa desenfrenada. ¡Provocar una guerra nuclear por unas pequeñas islas pobladas por tres ovejas peludas y congeladas! Afortunadamente, cedí ante ella. Le garantizo que, de otro modo, el metálico dedo de la dama hubiera oprimido el botón”. Magoudi quiso saber cómo se sentía su paciente por haber sido “simbólicamente emasculado”, tal como lo expresó el psicoanalista. “Yo tendré la última palabra”, respondió Mitterrand. “Su isla... yo seré quien la destruirá. Juro que su isla muy pronto dejará de serlo. Tendré mi venganza. Ataré Inglaterra a Europa, a pesar de su natural tendencia al aislamiento. ¿Cómo? Construiré un túnel bajo el canal. Tendré éxito en lo que Napoleón III fracasó.” ¿Qué debemos entender a partir de este relato? Lo que sí sabemos es que había armas nucleares británicas en la zona de conflicto de las Malvinas. Según sir Lawrence Freedman, profesor de estudios bélicos del King’s College de Londres, las fuerzas británicas estaban equipadas con cargas de profundidad nucleares. Pero advirtió que no tenían intenciones de usarlas. Barcos que hacían prácticas en la costa de Gibraltar recibieron la orden de dirigirse hacia el Sur con cargas de profundidad nucleares a bordo, para evitar perder tiempo descargándolas. Córdoba, en la mira “El gobierno estaba desesperado por sacárselas a las fuerzas destacadas, pero las demoras que esto hubiera causado en un momento en el que se deseaba causar el mayor impacto diplomático posible significó que se decidiera que era mejor que llevaran las armas”, dijo. “Las colocaron en los lugares más seguros posibles. No tenían intención de usarlas, pero por cierto las llevaron.” No ha habido informes creíbles sobre submarinos Polaris con armas nucleares en el área. Pero dos años después de la guerra, el Partido Laborista exigió una investigación por un informe que afirmaba que Gran Bretaña había enviado un Polaris a la Isla Ascensión, base de las fuerzas destacadas, para que estuviera preparado para un ataque nuclear contra Córdoba si el combate no era exitoso. Los almirantes retirados que estuvieron a cargo de la Marina Real durante el conflicto negaron la acusación. El almirante sir Terence Lewin, quien era entonces jefe de la Junta de Defensa, dijo que un ataque nuclear “nunca figuró siquiera entre nuestras más remotas ideas”. El almirante Henry Leach, jefe de la Marina en ese momento, dijo: “No contemplamos la posibilidad de un ataque nuclear y ni siquiera hicimos movimientos potencialmente preparatorios para una acción semejante”. ¿Thatcher engañó entonces a Mitterrand? ¿O estaba exagerando su crueldad? Sin duda, Mitterrand le dio los códigos del Exocet, a pesar de la resistencia de sus ministros y jefes militares, quienes querían proteger los secretos franceses y se hubieran sentido felices de ver a Inglaterra humillada. En los 90, algunas investigaciones revelaron que Francia proporcionó a Inglaterra mucha asistencia técnica. La información más valiosa fue la referida al radar del Exocet. Funcionarios de Aerospatiale, el fabricante, negaron haber tenido tratos con los ingleses, pero esa empresa estaba dirigida por Jacques Mitterrand, hermano del presidente, lo que puede haber facilitado un acuerdo. Sir John Nott, ministro de Defensa durante la guerra, reveló que los franceses suministraron aeronaves similares a las vendidas a la Argentina para que los pilotos británicos pudieran combatirlas más eficazmente. “En muchísimos aspectos –escribió Nott–, Mitterrand y los franceses fueron nuestros mayores aliados”. En sus memorias, Thatcher escribió que el presidente francés fue “absolutamente incondicional” en su ayuda. “Yo tendría muchas disputas con Mitterrand más tarde”, escribió. “Pero nunca olvidé mi deuda con él por su apoyo durante la crisis de las Malvinas.” Continuación Traducción: Mirta Rosenberg [url]http://prensa.cancilleria.gov.ar/noticia.php?id=12211848[/url] [/QUOTE]
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