Tú también, Suiza?
Publicado por
@nsanzo ⋅ 07/10/2024 ⋅
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La cumbre de Suiza debía ser una escenificación de la unidad mundial en apoyo a Ucrania y a su forma de llevar la guerra al final y la pasada semana debía consolidar el
Plan de Victoria que Zelensky pretende imponer como única solución posible para que se convierta en la base de una futura segunda edición que fuera mucho más decisiva. El entorno del presidente ucraniano ha llegado incluso a sugerir que Ucrania trabajaba ya para organizar ese foro, algo desmentido rápidamente por el Gobierno de Suiza, país que albergó la primera reunión y donde se esperaba que se repitieran en el futuro. Más allá del documento que Zelensky ha presentado a Joe Biden y a las dos personas que aspiran a sustituirle, Kamala Harris y Donald Trump, el verdadero plan de la presidencia ucraniana pasa, como dejan claro sus declaraciones, por obtener suficiente apoyo político, diplomático, económico y militar para obligar a Rusia a aceptar las condiciones propuestas por Kiev como resolución del conflicto. A pesar de los rumores y los numerosos editoriales que, como el de
El País, anuncian que “Ucrania se prepara para una negociación”, la voluntad de la Oficina del Presidente negociar únicamente con sus aliados.
Hace tiempo que la dinámica está clara y que ninguno de los países que participó en la cumbre de Suiza puede sorprenderse. Aunque la falta de consenso obligó a Andriy Ermak a rebajar notablemente las expectativas y los temas que podían incluirse en la agenda para que no hubiera ninguna opinión disidente, el resultado del encuentro fue decepcionante para Kiev. Ucrania consiguió una foto de familia en la que realizaba una demostración de fuerza gracias a la presencia de jefes de Estado y de Gobierno de los países occidentales, pero no logró el apoyo del Sur Global al que aspiraba. Zelensky incluso tuvo que aguantar los repetidos comentarios de las diferentes delegaciones sobre la necesidad de invitar a la otra parte de la guerra, sin la que es imposible hablar de diplomacia. A esa postura se sumó también el país anfitrión, Suiza, que recientemente ha negado estar trabajando para preparar una próxima cumbre.
Tampoco la semana en Nueva York ha producido para Ucrania los resultados esperados. En sus discursos en el Consejo de Seguridad y en la Asamblea General, Zelensky ha denunciado un plan ruso -posiblemente imaginario- para bombardear tres centrales nucleares ucranianas y la invasión rusa fue comparada por el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, con la esclavitud que padecieron sus antepasados. En el primero de los casos, quedó sin mencionar que es Ucrania, no Rusia, quien ha bombardeado una central nuclear. En el segundo, que el culpable de la trata de personas que condenó a los antepasados del ministro a la explotación fue el Imperio Británico. Sin embargo, ambos argumentos se han dado por válidos por todo el bloque occidental, que ha incidido también en los daños causados por la guerra y los ataques contra la población civil mientras evitaba condenar la actuación de Israel en Gaza y Líbano. Pero pese al evidente apoyo que ha obtenido Kiev en la ONU, Zelensky tampoco ha cumplido con los objetivos, no solo porque aún no ha logrado que Estados Unidos levante las restricciones al uso de misiles occidentales en territorio de la Federación Rusa.
El principal revés de Ucrania ha venido del Sur Global al que Kiev aún intenta atraer hacia su postura. En una entrevista concedida a un medio brasileño, Zelensky había criticado días antes del inicio de la Asamblea General el plan de Brasil y China para la resolución de la guerra rusoucraniana. Hasta ahora, el principal argumento, al menos públicamente, había sido el de calificar de “vago” el plan de seis puntos que han impulsado los dos países y que no propone un final concreto ni define cuáles han de ser las fronteras, sino que aboga por la desescalada mutua, renuncia al uso de armas de destrucción masiva y propone una negociación en una cumbre aceptada por los dos países. “Rusia y Ucrania son vecinos y no pueden mover sus países para alejarse el uno del otro y la concordia es la única opción realista”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, en referencia a un plan que, pese a no imponer nada sobre Kiev, ha causado la ira de Ucrania.
“China y Brasil siguieron adelante el viernes con su esfuerzo por reunir a los países en desarrollo en torno a un plan para poner fin a la guerra de Rusia en Ucrania, a pesar de que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, rechazó la iniciativa por considerarla favorable a los intereses de Moscú. Zelensky criticó a China y Brasil en su discurso ante la ONU, afirmando que obligar a Ucrania a aceptar un acuerdo de paz era similar al colonialismo. Diecisiete países asistieron a una reunión paralela a la Asamblea General de las Naciones Unidas, presidida por el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, y el asesor de política exterior brasileño, Celso Amorim”, escribió
Reuters sobre el acto de presentación del plan, que se produjo a pesar de que Ucrania había mostrado su enfado y había llamado a que fuera cancelado por los países promotores.
La reacción ucraniana ha sido la esperada y refleja los planes e intenciones del entorno de Zelensky. El comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania afirmaba, en referencia a la participación en las negociaciones, que “no hay nada sobre Ucrania sin Ucrania”. Al contrario que Ucrania, que ha excluido específicamente a Rusia de las reuniones que, en su opinión, trabajan por la paz, el plan de China y Brasil no excluye a nadie, tampoco a Ucrania. Aparentemente, invitar a Rusia es equivalente a expulsar a Ucrania de las negociaciones. Toda aquella iniciativa “que no se acoja a la Carta de Naciones Unidas”, es decir, que no parta de la idea de que la única resolución posible es la recuperación de todos los territorios perdidos, incluidos Crimea y Donbass, perdidos antes de la invasión rusa, “solo crea la ilusión del diálogo, mientras que el agresor continúa sus actividades criminales”. La única negociación que Ucrania considera real es aquella en la que los participantes se ciñen estrictamente a sus exigencias y en la que no tiene que soportar la presencia de la otra parte de la guerra. Así ocurrió durante las conversaciones de Minsk, de ahí que Ucrania prefiriera el formato de Normandía, y lo mismo se repite ahora.
El modelo para una
negociación es, según Kiev, el de la cumbre de Suiza, en la que Ucrania negociaba consigo misma y que fue criticada incluso por el país que la organizó. Para disgusto del Gobierno de Zelensky, las críticas de la presidenta suiza a la exclusión de Rusia no fueron un caso aislado. Suiza no solo fue al acto organizado por China y Brasil, sino que se mostró favorable. “Suiza apoya los principios de la iniciativa de China y Brasil porque aboga por un alto el fuego y una solución política al conflicto, declaró el viernes Nicolas Bideau, portavoz del Departamento Federal de Asuntos Exteriores (DFAE), a la agencia de noticias Keystone-SDA”, escribía el fin de semana
swissinfo.ch.
“No vemos la lógica de esta decisión, sobre todo teniendo en cuenta que, junto con Suiza, celebramos la Primera Cumbre Mundial por la Paz los días 15 y 16 de junio en Bürgenstock, a la que asistieron representantes de 100 países y organizaciones internacionales”, afirmó Ucrania, que había apelado a los países a no participar en el acto de Brasil y China, en referencia a la participación suiza. Diplomacia es solo defender la postura de Ucrania, negociar es hacerlo sin invitar a la otra parte y neutralidad es limitarse a acudir a cumbres y actos previamente aprobados por Kiev.