Tiene 26 años y es de las pocas que existen en su rubro. Su especialidad es la sección hidráulica, como mecánica de sistemas. Trabaja en un grupo técnico de la Fuerza Aérea argentina. La curiosa historia.
Cuando Noelia Soledad Lugones decidió ser mecánica de aviones de combate, su mamá se quejó. Y sus amigas, que habían optado por las carreras universitarias clásicas, no entendieron cómo podía atraerle una profesión así.
Hoy, esta joven cordobesa está entre las pocas en el país en su género dedicadas a la reparación de este tipo de aeronaves y confiesa que siempre la "apasionó hacer esto" y que no es "la única".
Lugones se desempeña en la Fuerza Aerea argentina, en el Grupo Técnico III de la III Brigada en Reconquista, provincia de Santa Fe. Allí "somos 4 mujeres en la especialidad, luego hay otras especialidades como la mecánica de armamento".
"Tenía familiares que estaban en la Fuerza como mecánicos, primos, tíos, un hermano. Y de chiquita veía eso, siempre me gustó y decidí hacerlo. Una vez que terminé el secundario, estudié 3 años en la escuela de suboficiales de Córdoba y cuando egresé me mandaron a Reconquista", explicó a Infobae.com.
La mecánica indica no tener problemas en lidiar día a día con tantos hombres, mayoría en un rubro que siempre se caracterizó por su cupo varonil. "Soy la única hija mujer, tengo 6 hermanos varones y estoy acostumbrada a estar con ellos", contó.
"Al principio éramos dos mujeres solamente y ellos eran como 120 hombres. Eso costó un poco. Pero hace ya 6 años que trabajo en esto. Siempre trabajamos en equipo".
Entre las dificultades de su profesión Lugones señala el problema que implica "cuando se tiene que hacer un esfuerzo físico grande. Allí necesito que alguien me ayude".
Como auxiliar de sección, se encarga de todo lo que es el sistema hidráulico de las aeronaves militares tales como flaps, tren de aterrizaje y frenos. "Es un trabajo de mucha responsabilidad. Un error puede generar un accidente", recalcó.
La vida del mecánico de aviones militares no es sencilla. Debe pasarse meses fuera del hogar en una base; a diferencia del técnico que repara unidades comerciales que se encuentra en un aeropuerto, en una gran ciudad. "A eso todavía no me acostumbro", confesó.
De lo que posiblemente no se arrepentirá nunca -y al buen entender de quien la observa manejándose con visible pasión sobre la pista-, es de haberse plantado ante quienes se opusieron a su elección vocacional advirtiendo que, más allá del desacuerdo, "iba a estudiar eso o no iba a estudiar nada".
Cuando Noelia Soledad Lugones decidió ser mecánica de aviones de combate, su mamá se quejó. Y sus amigas, que habían optado por las carreras universitarias clásicas, no entendieron cómo podía atraerle una profesión así.
Hoy, esta joven cordobesa está entre las pocas en el país en su género dedicadas a la reparación de este tipo de aeronaves y confiesa que siempre la "apasionó hacer esto" y que no es "la única".
Lugones se desempeña en la Fuerza Aerea argentina, en el Grupo Técnico III de la III Brigada en Reconquista, provincia de Santa Fe. Allí "somos 4 mujeres en la especialidad, luego hay otras especialidades como la mecánica de armamento".
"Tenía familiares que estaban en la Fuerza como mecánicos, primos, tíos, un hermano. Y de chiquita veía eso, siempre me gustó y decidí hacerlo. Una vez que terminé el secundario, estudié 3 años en la escuela de suboficiales de Córdoba y cuando egresé me mandaron a Reconquista", explicó a Infobae.com.
La mecánica indica no tener problemas en lidiar día a día con tantos hombres, mayoría en un rubro que siempre se caracterizó por su cupo varonil. "Soy la única hija mujer, tengo 6 hermanos varones y estoy acostumbrada a estar con ellos", contó.
"Al principio éramos dos mujeres solamente y ellos eran como 120 hombres. Eso costó un poco. Pero hace ya 6 años que trabajo en esto. Siempre trabajamos en equipo".
Entre las dificultades de su profesión Lugones señala el problema que implica "cuando se tiene que hacer un esfuerzo físico grande. Allí necesito que alguien me ayude".
Como auxiliar de sección, se encarga de todo lo que es el sistema hidráulico de las aeronaves militares tales como flaps, tren de aterrizaje y frenos. "Es un trabajo de mucha responsabilidad. Un error puede generar un accidente", recalcó.
La vida del mecánico de aviones militares no es sencilla. Debe pasarse meses fuera del hogar en una base; a diferencia del técnico que repara unidades comerciales que se encuentra en un aeropuerto, en una gran ciudad. "A eso todavía no me acostumbro", confesó.
De lo que posiblemente no se arrepentirá nunca -y al buen entender de quien la observa manejándose con visible pasión sobre la pista-, es de haberse plantado ante quienes se opusieron a su elección vocacional advirtiendo que, más allá del desacuerdo, "iba a estudiar eso o no iba a estudiar nada".