Muere una militar en el ataque de Sendero Luminoso a un helicóptero
Al mismo tiempo que el presidente Ollanta Humala declaraba sus esperanzas de que el secuestro de los trabajadores del consorcio gasífero de Camisea tuviera "un coste cero"en vidas humanas, moría de un disparo en el pecho la capitana Nancy Flores Paucar (32).
Flores Paucar era la copiloto de un helicóptero de la policía que participaba en las labores de rescate y que fue atacado por francotiradores con armamento de largo alcance. Fruto del ataque, resultaron heridos el piloto del helicóptero, Roberto Samos, el suboficial Luis Guerrero y un civil, Elver Huamán, que actuaba de guía.
Según el comunicado oficial del Ministerio de Defensa, el "alevoso ataque por parte de delincuentes terroristas" tuvo lugar a las 15.20 de la tarde del jueves.
La aeronave de la policía recibió los disparos cuando sobrevolaba la zona de Alto Kepashiato, un sector de la selva cercano al escenario del secuestro en la madrugada del pasado lunes de al menos 40 personasque trabajaban en la construcción de una planta compresora de gas en una zona selvática de la provincia de La Convención, en la región de Cuzco.
El reciente ataque agrava la crisis de los rehenes, cuyo número todavía es incierto. Las dos empresas contratistas del consorcio gasífero, Skanska y Contrucciones Modulares, afirman que son 36 sus trabajadores secuestrados, mientras que la alcaldesa provincial de La Convención sostiene que son 40 y la Defensoría del Pueblo tiene información de que serían 38.
Los familiares de los secuestrados, muchos de los cuales han viajado hasta Kiteni, han exigido al gobierno que negocie con los remanentes de Sendero Luminosoy no realice un operativo militar.
Los miembros de este grupo, que pervive en el Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE) aliado con el narcotráfico, piden 10 millones de dólares, una "cuota de guerra" de 1,2 millones de dólares más y explosivos.
"Así como rescataron a los mineros, pido al presidente Ollanta Humala, a su esposa Nadine Heredia, que nos ayuden a encontrar a mi esposo. ¿Acaso ellos no valen igual?", pedía en declaraciones a la prensa Giovanna Apaza junto a sus dos hijos.
Monseñor Salvador Piñeiro, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, se ha ofrecido como mediador en el caso de un supuesto proceso de negociación.
A cuatro días del secuestro, no existe certeza sobre el paradero de los rehenes, que habrían sido separados en diferentes grupos durante la huída a pie en esta agreste zona de la selva peruana.
Un secuestro en tierra de nadie
En la madrugada del pasado lunes, los trabajadores fueron sacados de los tres hostales en los que se alojaban en el centro poblado menor de Kepashiato por un centenar de supuestos integrantes de las huestes del 'Camarada Gabriel', el mando senderista de la zona.
Antes de huir del pequeño pueblo, que no cuenta con comisaría de la policía, los senderistas concentraron a parte de su población y les repartieron panfletos en los que insultaban a Ollanta Humala y afirmaban que la reciente captura de "Artemio", el último mando senderista histórico en libertad, no era un "golpe mortal" para la "sagrada Guerra Popular Democrática".
Parapetados en cinco camionetas robadas a las dos empresas, abandonaron Kepashiato con los rehenes. Cuatro de los vehículos fueron encontrados a pocos kilómetros del lugar del secuestro sin sus ocupantes. El quinto volvió a Kepashiato con tres de los rehenes (un chófer, una enfermera y una doctora), quienes portaban la carta del rescate.
El fiscal del distrito de Echarate, Javier Soto Laserna, confirmó a ELMUNDO.es que a partir del centro poblado de Kiteni, donde existe una comisaría con ocho policías, hasta la frontera con la región de Ayacucho, la carretera es "zona liberada".
"Existe presencia subversiva por doquier", denuncia el fiscal. "Es una tierra de nadie donde la presencia policial es nula".
El 'Camarada Gabriel', el hermano menor de los Quispe Palomino, quienes comandan a los remanentes de Sendero Luminoso, campa a sus anchas en esta zona estratégica para el tráfico de cocaína que pasa por Kepashiato hacia el bajo Urubamba rumbo a Brasil o Bolivia.
En esta provincia, los atentados son recurrentes. El último de ellos tuvo lugar en la comisaría de Pujiura, en el distrito de Vilcabamba, el pasado 6 de febrero, y se saldó con cuatro suboficiales heridos.
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