IA-37P
Forista Sancionado o Expulsado
CONTRAALMIRANTE GUSTAVO LEPRÓN, DIRECTOR GENERAL DE MATERIAL NAVAL DE LA ARMADA
La industria naval desde la Armada
Por Daniel Estigarribia
Cuando llegó el 12 de septiembre, Día de la Industria Naval, recordamos algunos conceptos sobre el sector, expresados por el Contraalmirante Gustavo Leprón, surgidos de sus experiencias a lo largo de su carrera. Decía que “la posibilidad para una Armada de disponer de astilleros locales que resuelvan las necesidades de medios operativos, permite dar sentido social a las inversiones de defensa, contribuyendo a la generación de puestos de trabajo y de tecnología, a la vez que se evita generar dependencia externa en la obtención de ese material”. Hoy, Director General de Material Naval de la Armada nos amplía esos conceptos.
– ¿Podría ampliar la idea del sentido social de las inversiones expuesta el Día de la Industria Naval?
– El Ministerio de Defensa firmó un convenio este año con el Ministerio de Trabajo por el cual ambas partes se comprometen a aportar sus fuerzas y sus posibilidades en un proyecto común, para utilizar la infraestructura y la capacidad docente de la fuerzas armadas en la formación técnica de personal civil. No necesariamente perteneciente a las fuerzas o que va a ingresar a las mismas, sino como un aporte a la capacitación del sector con capacidad laboral potencial. Es un aporte insertado en lo que podríamos llamar la responsabilidad social de un organismo del Estado como es el Ministerio de Defensa y sus dependencias de las fuerzas armadas.
– ¿En qué se está trabajando en estos aspectos en la actualidad?
– En el contexto de ese Convenio y con los antecedentes previos de la Armada, como la reapertura de la Escuela Técnica de Zárate que funciona en la Base Naval de esa localidad en coordinación con el gobierno de la provincia de Buenos Aires y la Escuela de Operarios que ya está funcionando en el Arsenal Naval Puerto Belgrano, lo que estamos trabajando ahora con la Dirección de Educación es la posibilidad de aumentar el aporte de la Armada en la formación de oficios, es decir, aportar nuestro esfuerzo al que están realizando los distintos sectores de la industria naval, liderado por la Federación de la Industria Naval, en la formación de oficios vinculados con esta industria.
– ¿Qué se busca con ello?
– Se busca ampliar la oferta de la Armada. Nos interesaría generar técnicos navales en la zona de Puerto Belgrano, para proveer personal al Arsenal, que tiene un déficit muy grande y a otros demandantes de técnicos navales, como la industria naval rosaleña (de Puerto Rosales) y de Bahía Blanca.
– Observamos un crecimiento de actividades y mayores requerimientos relacionados con la industria naval, desde la región patagónica y la Antártida.
– Cada vez surgen más intereses nacionales como internacionales. La Antártida es un lugar altamente frecuentado. Nuestro mar es ya una fuente válida de recursos energéticos, la exploración y explotación petrolera recién está comenzando. Estas son todas actividades que van a demandar diversos tipos de apoyo.
– ¿Cómo evoluciona la formación de profesionales?
– El año pasado empezamos con un programa para la formación de ingenieros navales de largo plazo que prevé una serie de múltiples alternativas para la incorporación de ingenieros navales en la Armada. Asumimos que ese nivel de formación superior prácticamente había dejado de existir. Ante la necesidad de tener ingenieros navales rápidamente, iniciamos la transformación de ingenieros mecánicos en navales, mediante la designación de dos oficiales voluntarios para reconvertirlos en un programa que dura dos años. Como el Instituto Tecnológico Buenos Aires no estaba preparado utilizamos un convenio preexistente con la Universidad Tecnológica Nacional. Esos oficiales están hoy en esa universidad, que les brindará un título con todas las competencias e incumbencias profesionales correspondientes, imprescindibles para su desempeño en la Armada.
– Existe una variada y dispersa infraestructura de la industria naval. ¿Cree que está disponible?
– Actualmente la exigencia en la gestión pasa por la coordinación de esfuerzos y realmente estamos enfrentando ese desafío canalizando todos nuestros esfuerzos en toda la capacidad industrial instalada, para lo cual el año pasado hicimos un relevamiento minucioso.Los proyectos priorizados los vamos canalizando en las capacidades industriales disponibles. Estamos usando las mayores capacidades para los grandes proyectos y las capacidades industriales reducidas para los más pequeños.
– ¿Y para las construcciones de los Patrulleros Oceánicos Multipropósito?
– El astillero que tiene más capacidad para este tipo de construcciones y que se ha dedicado a construcciones militares, es el Astillero Río Santiago. El proyecto está dependiendo de la financiación. Nosotros tenemos presencia presupuestaria desde el 2004, pero lamentablemente esa presencia está condicionada a la obtención del financiamiento, que no se ha podido obtener, por lo menos hasta que la Argentina haya resuelto sus deudas con los países miembro del Club de París.
De modo que esto fue, concretamente, una traba para el inicio de este proyecto. Este tiempo de todas maneras no lo perdimos, porque nos sirvió para afianzar el análisis y el detalle de la definición del proyecto, aprovechamos para dialogar sobre el proyecto con las Marinas de la región, con quienes ya hemos tenido dos reuniones en agosto de 2004, en Buenos Aires y otra en noviembre de ese mismo año en Lima, en las que participaron además Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Colombia. Este tipo de ejercicio entre países, en definir una plataforma de industria naval común, que después pueda adaptarse según los requerimientos de cada país, es la primera vez que se hace y ha sido hasta ahora realmente muy exitoso. La idea es continuar con las reuniones, que no se planifican en más de cuatro, a razón de una por semestre, con estos países, para intercambiar ideas sobre la definición de un proyecto común.
– ¿Estamos frente a un proyecto que genera unidades polivalentes para todos los países involucrados?
– Exactamente. La idea que cada país utiliza la mano de obra disponible local, en cada lugar para hacer su proyecto. Utilizaríamos la posibilidad de converger hacia un proyecto común, poder acceder a una economía de escala para cierto equipamiento, utilizando la capacidad de la industria regional prioritariamente, por sobre los proveedores externos del bloque. Y más allá de los resultados que se van a obtener, de lo habido hasta aquí podemos concluir que ha sido sumamente prolífico.
– ¿Qué otras formas de financiamiento para este proyecto habría en Argentina?
– La otra posibilidad hubiera sido un financiamiento directo del Tesoro Nacional. La posibilidad siempre existe pero aún no se concretó en ningún proyecto en particular. Eso está siempre a consideración del Ministerio de Economía de la Nación, del Ministerio de Defensa, en definitiva del Poder Ejecutivo. Convengamos que estos proyectos son “virtuosos”, en particular el llamado Patrullero Oceánico, una definición más acorde con la denominación internacional, Off-shore Patrol Vessel, Patrullero Oceánico Multipropósito.
– ¿Puede ampliar el concepto de “virtuoso”?
– Sí. Es un proyecto “virtuoso” en tanto y en cuanto esté apuntado a resolver un problema acuciante para nuestro país. Me refiero a la atención de los intereses económicos alrededor del apoyo antártico, control de la pesca, la seguridad de las plataformas petroleras, el apoyo a las operaciones navales, el apoyo a una serie de actividades que se desarrollan en los puertos patagónicos, las responsabilidades ante la comunidad internacional en actividades de búsqueda y rescate, para salvaguardar la vida humana en el mar, que son necesidades inmediatas que tiene que resolver la Armada y que está tratando de llevar adelante con unidades que ya han superado su vida útil. Por otro lado estos proyectos permiten dinamizar las actividades de los astilleros y de la industria naval partista. Estamos también ofreciendo la posibilidad de enfrentar un desafío, a la gente de los astilleros, no solamente tener trabajo, sino de tener mejor trabajo, porque este tipo de buques demandan cierto valor a esa mano de obra, a partir de las especificaciones técnicas que nosotros requerimos. Por ello creemos que es un proyecto atractivo para poder competir por la distribución presupuestaria frente a otros proyectos.
– La industria naval parece tener un lugar asegurado, dentro de las concepciones integrales de servicio y logística que brindan los puertos argentinos.
– Tenemos los escenarios que nos determina la geografía, que son más que grandilocuentes, en extensión y, en la riqueza de los intereses nacionales contenidos en esos escenarios. La mayor parte de esos intereses están vinculados con misiones y tareas de la Armada. Y para eso la Armada necesita capacidades. Esas capacidades son relevadas y reevaluadas anualmente en un plan de recursos materiales, que es un Plan Director que propone dar respuesta a estas necesidades y que está apuntado a sostener los medios que tenemos, a través de modernizaciones o bien de incorporación cuando estos medios ya han finalizado su ciclo de vida.
– ¿Puede sostenerse en el tiempo este esfuerzo?
– Este es un ejercicio permanente y que supone desafíos y demandas a la industria local, en todo su espectro, desde el área electromecánica, hasta el área de la mecánica, pues todas las tecnologías están presentes en un buque militar. Así que estamos comprometidos en darle valor social a las inversiones de Defensa en el área marítima, mediante la solución de nuestros problemas, con el concurso de astilleros y empresas locales que tienen una capacidad realmente sorprendente y que hasta ahora han podido resolver los problemas más complicados. Este es un plan de largo plazo, que se sostendrá en el tiempo sin duda alguna y después del proyecto de los Patrulleros Oceánicos Multipropósito, vendrán otros que estamos charlando con los Astilleros, pues desde que se concibe la idea de un buque hasta que zarpa, hay un tiempo del orden de 7 a 10 años. Así que esto debe ser anticipado con tiempo. Esta previsibilidad también da la posibilidad de programación de los esfuerzos de los astilleros, particularmente los astilleros que sostienen los grandes esfuerzos, como Río Santiago. Acá tenemos que pensar no para el año que viene, sino para los 10 ó 20 años que siguen.
Fuente.
La industria naval desde la Armada
Por Daniel Estigarribia
Cuando llegó el 12 de septiembre, Día de la Industria Naval, recordamos algunos conceptos sobre el sector, expresados por el Contraalmirante Gustavo Leprón, surgidos de sus experiencias a lo largo de su carrera. Decía que “la posibilidad para una Armada de disponer de astilleros locales que resuelvan las necesidades de medios operativos, permite dar sentido social a las inversiones de defensa, contribuyendo a la generación de puestos de trabajo y de tecnología, a la vez que se evita generar dependencia externa en la obtención de ese material”. Hoy, Director General de Material Naval de la Armada nos amplía esos conceptos.
– ¿Podría ampliar la idea del sentido social de las inversiones expuesta el Día de la Industria Naval?
– El Ministerio de Defensa firmó un convenio este año con el Ministerio de Trabajo por el cual ambas partes se comprometen a aportar sus fuerzas y sus posibilidades en un proyecto común, para utilizar la infraestructura y la capacidad docente de la fuerzas armadas en la formación técnica de personal civil. No necesariamente perteneciente a las fuerzas o que va a ingresar a las mismas, sino como un aporte a la capacitación del sector con capacidad laboral potencial. Es un aporte insertado en lo que podríamos llamar la responsabilidad social de un organismo del Estado como es el Ministerio de Defensa y sus dependencias de las fuerzas armadas.
– ¿En qué se está trabajando en estos aspectos en la actualidad?
– En el contexto de ese Convenio y con los antecedentes previos de la Armada, como la reapertura de la Escuela Técnica de Zárate que funciona en la Base Naval de esa localidad en coordinación con el gobierno de la provincia de Buenos Aires y la Escuela de Operarios que ya está funcionando en el Arsenal Naval Puerto Belgrano, lo que estamos trabajando ahora con la Dirección de Educación es la posibilidad de aumentar el aporte de la Armada en la formación de oficios, es decir, aportar nuestro esfuerzo al que están realizando los distintos sectores de la industria naval, liderado por la Federación de la Industria Naval, en la formación de oficios vinculados con esta industria.
– ¿Qué se busca con ello?
– Se busca ampliar la oferta de la Armada. Nos interesaría generar técnicos navales en la zona de Puerto Belgrano, para proveer personal al Arsenal, que tiene un déficit muy grande y a otros demandantes de técnicos navales, como la industria naval rosaleña (de Puerto Rosales) y de Bahía Blanca.
– Observamos un crecimiento de actividades y mayores requerimientos relacionados con la industria naval, desde la región patagónica y la Antártida.
– Cada vez surgen más intereses nacionales como internacionales. La Antártida es un lugar altamente frecuentado. Nuestro mar es ya una fuente válida de recursos energéticos, la exploración y explotación petrolera recién está comenzando. Estas son todas actividades que van a demandar diversos tipos de apoyo.
– ¿Cómo evoluciona la formación de profesionales?
– El año pasado empezamos con un programa para la formación de ingenieros navales de largo plazo que prevé una serie de múltiples alternativas para la incorporación de ingenieros navales en la Armada. Asumimos que ese nivel de formación superior prácticamente había dejado de existir. Ante la necesidad de tener ingenieros navales rápidamente, iniciamos la transformación de ingenieros mecánicos en navales, mediante la designación de dos oficiales voluntarios para reconvertirlos en un programa que dura dos años. Como el Instituto Tecnológico Buenos Aires no estaba preparado utilizamos un convenio preexistente con la Universidad Tecnológica Nacional. Esos oficiales están hoy en esa universidad, que les brindará un título con todas las competencias e incumbencias profesionales correspondientes, imprescindibles para su desempeño en la Armada.
– Existe una variada y dispersa infraestructura de la industria naval. ¿Cree que está disponible?
– Actualmente la exigencia en la gestión pasa por la coordinación de esfuerzos y realmente estamos enfrentando ese desafío canalizando todos nuestros esfuerzos en toda la capacidad industrial instalada, para lo cual el año pasado hicimos un relevamiento minucioso.Los proyectos priorizados los vamos canalizando en las capacidades industriales disponibles. Estamos usando las mayores capacidades para los grandes proyectos y las capacidades industriales reducidas para los más pequeños.
– ¿Y para las construcciones de los Patrulleros Oceánicos Multipropósito?
– El astillero que tiene más capacidad para este tipo de construcciones y que se ha dedicado a construcciones militares, es el Astillero Río Santiago. El proyecto está dependiendo de la financiación. Nosotros tenemos presencia presupuestaria desde el 2004, pero lamentablemente esa presencia está condicionada a la obtención del financiamiento, que no se ha podido obtener, por lo menos hasta que la Argentina haya resuelto sus deudas con los países miembro del Club de París.
De modo que esto fue, concretamente, una traba para el inicio de este proyecto. Este tiempo de todas maneras no lo perdimos, porque nos sirvió para afianzar el análisis y el detalle de la definición del proyecto, aprovechamos para dialogar sobre el proyecto con las Marinas de la región, con quienes ya hemos tenido dos reuniones en agosto de 2004, en Buenos Aires y otra en noviembre de ese mismo año en Lima, en las que participaron además Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Colombia. Este tipo de ejercicio entre países, en definir una plataforma de industria naval común, que después pueda adaptarse según los requerimientos de cada país, es la primera vez que se hace y ha sido hasta ahora realmente muy exitoso. La idea es continuar con las reuniones, que no se planifican en más de cuatro, a razón de una por semestre, con estos países, para intercambiar ideas sobre la definición de un proyecto común.
– ¿Estamos frente a un proyecto que genera unidades polivalentes para todos los países involucrados?
– Exactamente. La idea que cada país utiliza la mano de obra disponible local, en cada lugar para hacer su proyecto. Utilizaríamos la posibilidad de converger hacia un proyecto común, poder acceder a una economía de escala para cierto equipamiento, utilizando la capacidad de la industria regional prioritariamente, por sobre los proveedores externos del bloque. Y más allá de los resultados que se van a obtener, de lo habido hasta aquí podemos concluir que ha sido sumamente prolífico.
– ¿Qué otras formas de financiamiento para este proyecto habría en Argentina?
– La otra posibilidad hubiera sido un financiamiento directo del Tesoro Nacional. La posibilidad siempre existe pero aún no se concretó en ningún proyecto en particular. Eso está siempre a consideración del Ministerio de Economía de la Nación, del Ministerio de Defensa, en definitiva del Poder Ejecutivo. Convengamos que estos proyectos son “virtuosos”, en particular el llamado Patrullero Oceánico, una definición más acorde con la denominación internacional, Off-shore Patrol Vessel, Patrullero Oceánico Multipropósito.
– ¿Puede ampliar el concepto de “virtuoso”?
– Sí. Es un proyecto “virtuoso” en tanto y en cuanto esté apuntado a resolver un problema acuciante para nuestro país. Me refiero a la atención de los intereses económicos alrededor del apoyo antártico, control de la pesca, la seguridad de las plataformas petroleras, el apoyo a las operaciones navales, el apoyo a una serie de actividades que se desarrollan en los puertos patagónicos, las responsabilidades ante la comunidad internacional en actividades de búsqueda y rescate, para salvaguardar la vida humana en el mar, que son necesidades inmediatas que tiene que resolver la Armada y que está tratando de llevar adelante con unidades que ya han superado su vida útil. Por otro lado estos proyectos permiten dinamizar las actividades de los astilleros y de la industria naval partista. Estamos también ofreciendo la posibilidad de enfrentar un desafío, a la gente de los astilleros, no solamente tener trabajo, sino de tener mejor trabajo, porque este tipo de buques demandan cierto valor a esa mano de obra, a partir de las especificaciones técnicas que nosotros requerimos. Por ello creemos que es un proyecto atractivo para poder competir por la distribución presupuestaria frente a otros proyectos.
– La industria naval parece tener un lugar asegurado, dentro de las concepciones integrales de servicio y logística que brindan los puertos argentinos.
– Tenemos los escenarios que nos determina la geografía, que son más que grandilocuentes, en extensión y, en la riqueza de los intereses nacionales contenidos en esos escenarios. La mayor parte de esos intereses están vinculados con misiones y tareas de la Armada. Y para eso la Armada necesita capacidades. Esas capacidades son relevadas y reevaluadas anualmente en un plan de recursos materiales, que es un Plan Director que propone dar respuesta a estas necesidades y que está apuntado a sostener los medios que tenemos, a través de modernizaciones o bien de incorporación cuando estos medios ya han finalizado su ciclo de vida.
– ¿Puede sostenerse en el tiempo este esfuerzo?
– Este es un ejercicio permanente y que supone desafíos y demandas a la industria local, en todo su espectro, desde el área electromecánica, hasta el área de la mecánica, pues todas las tecnologías están presentes en un buque militar. Así que estamos comprometidos en darle valor social a las inversiones de Defensa en el área marítima, mediante la solución de nuestros problemas, con el concurso de astilleros y empresas locales que tienen una capacidad realmente sorprendente y que hasta ahora han podido resolver los problemas más complicados. Este es un plan de largo plazo, que se sostendrá en el tiempo sin duda alguna y después del proyecto de los Patrulleros Oceánicos Multipropósito, vendrán otros que estamos charlando con los Astilleros, pues desde que se concibe la idea de un buque hasta que zarpa, hay un tiempo del orden de 7 a 10 años. Así que esto debe ser anticipado con tiempo. Esta previsibilidad también da la posibilidad de programación de los esfuerzos de los astilleros, particularmente los astilleros que sostienen los grandes esfuerzos, como Río Santiago. Acá tenemos que pensar no para el año que viene, sino para los 10 ó 20 años que siguen.
Fuente.