Meten en astillero el segundo Mistral para la Armada rusa
Foto: EPA
En Francia se ha iniciado la construcción del segundo buque universal de desembarco de la clase Mistral para la Marina de Guerra de Rusia.
El buque universal “Sebastopol” debe entrar en servicio en 2015. El “Vladivostok”, el primero del proyecto Mistral para Rusia, pasará a formar parte de la Armada rusa un año antes. Los buques de esa clase abren ante la Marina rusa posibilidades antes inaccesibles.
La compra de dos buques de desembarco del proyecto francés para la Armada de Rusia sigue siendo quizá el asunto más comentado a la hora de abordar el tema de la modernización del ejército, incluso a pesar de que los debates en la prensa y en la Red, durante varios años; los pros y los contras de ambas partes son bien conocidos.
Se puede afirmar que ese contrato tiene una importancia estratégica. Pese a que dichos buques de desembarco en sí mismos no son las unidades de combate más costosas y su construcción no es la más compleja, tienen mayor peso geopolítico entre todos los demás barcos de superficie que se construyen en Rusia. El desarrollo de esa modalidad de las Fuerzas Armadas, sobre todo de la infantería de Marina, en realidad depende de cómo se conseguirá introducir en la estructura existente de la Armada las naves “Vladivostok” y “Sebastopol”.
Al evaluar los Mistrales desde ese criterio hay que tomar en consideración que hasta la fecha la Marina de Guerra de la URSS y de Rusia carecía de esa clase de fuerzas destinadas a operaciones expedicionarias: desembarcos de marines apoyados por la Armada y la aviación a gran distancia de sus bases. Las fuerzas anfibias de la Marina de Guerra soviética, y posteriormente rusa, se desarrollaron como un medio de apoyo de los flancos marítimos de la tropa terrestre. Los desembarcos de marines durante la guerra y los simulacros en la época de posguerra se realizaban en estrecha comunicación con las operaciones del ejército apoyadas por la aviación del frente y la aviación naval costera.
No es ningún secreto que la clase Mistral tiene muchos enemigos. Sin embargo, si el presente proyecto se convierte en la nueva víctima de los juegos políticos, será bastante perjudicial para la Marina de Guerra. No solo se trata del potencial expedicionario, cuya necesidad es cada vez más evidente a la hora de analizar los actuales conflictos, se trata de los recursos del presente proyecto en su totalidad.
La universalidad de los Mistrales, la posibilidad de usarlos como buques de mando, sin perjudicar sus cualidades combativas, la oportunidad de emplearlos para misiones de paz y humanitarias, todo ello amplía el potencial de la Armada en general, brindándole a Rusia una herramienta que antes no tenía.
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