El sol brillaba aquel mediodía del Miércoles 2 de Enero de 1833. Los más de cien habitantes de la pequeña aldea de Puerto Soledad, en la isla del mismo nombre, seguían sus vidas como cualquier otro día en esas tierras insulares argentinas. Pero ése 2 de Enero no sería “cualquier otro día”. Desde el Mar, navegando desde el Sur avanzó lentamente una silueta que luego se adentró a la Bahía, para poder al fin ser reconocida, como un buque de combate, enarbolando bandera británica. Los habitantes de las islas Malvinas, así como el personal militar y las autoridades miraron por varios segundos a la gran fragata, que parecía un monstruo al lado de la humilde goleta “Sarandi” de la Armada Argentina destacada en el muelle de la aldea. El comandante en jefe argentino Pinedo envió un grupo de sus hombres hacia la fragata, como cortesía y bienvenida a un buque militar extranjero a puerto nacional, y en cambio recibió una intimidación inmediata:
“Somos representantes del comandante de la fragata HMS Clio, Comandante Onslow, Royal Navy, al mando de su majestad, y venimos a reclamar que ustedes, con bandera argentina, están asentados sobre tierras pertenecientes a la corona. Les otorgaremos una bandera británica, esperamos que sean razonables, arríen su pabellón y coloquen en su lugar al que identifica a Su Majestad ya mismo, y se retiren como máximo el 5 de Enero”
Los argentinos regresaron, contaron lo sucedido al comandante Pinedo, el cual rechazó rotundamente lo pedido por el invasor, y comenzó a pensar en la defensa de las islas Malvinas. Pinedo contaba con 80 tripulantes de la goleta Sarandi, más una veintena de soldados apostados en tierra. Todos ellos obtuvieron un arma de fuego, y se prepararon las armas de la nave argentina para dar batalla.
Pero luego de pensarlo cercanamente, reconoció que sería un gasto de vidas argentinas por algo completamente imposible de defender, contra una fragata muchas veces superior al navío argentino, además de poseer una fuerza completa de Infantería de Marina para desembarcar.
Luego de discutirlo con sus oficiales, reconoció que no había esperanza de defensa y abortó el plan de dar combate, para lamentablemente acatar las órdenes de su contraparte británico.
Esa madrugada el mismo Pinedo se dirigió a la fragata Clio, la que permanecía anclada frente a Puerto Soledad. Pinedo requirió al comandante Onslow que oficialice lo acontecido por escrito, así como permita que la bandera argentina permanezca en lo alto del mástil de la localidad hasta el 5 de Enero, lo cual le fue negado.
Ya había amanecido y Pinedo con todas las fuerzas militares argentinas se movilizaron a bordo de la goleta argentina, mientras que los habitantes permanecían en la aldea sin saber muy claramente qué estaba ocurriendo y por qué tanto movimiento militar nacional y británico.
A las nueve de la mañana el comandante Onslow, con su Infantería de Marina desembarcaron y se dirigieron hacia el mástil central de Puerto Soledad, arriaron la bandera argentina, la que fue enviada a la nave de guerra argentina, e izaron en su lugar la británica. También requirieron que gran parte de los habitantes de raza criolla y mestiza también sean embarcados en el buque para partir hacia el continente, permitiendo que un pequeño grupo de los habitantes permaneciera en las islas.
El navío Argentino regresó a Buenos Aires, desde donde se comenzó con las protestas y el pedido de inmediato retiro de las fuerzas invasoras, lo que fue en vano.
En esas épocas vivían en Puerto Soledad alrededor de 110 personas, y las islas Malvinas habían sido declaradas como parte de la soberanía argentina en 1820 acatando el derecho a cercanías y la herencia que la nación tenía de las posesiones del Virreinato del Río de la Plata español, cuando la corbeta de la Armada LA HEROÍNA desembarcó a su tripulación e izó la bandera celeste y blanca en nombre del gobierno nacional, para en 1825 comenzar a ser habitada por ciudadanos argentinos. Ese mismo año, Gran Bretaña reconoce a la Argentina como estado libre y soberano de todos los territorios que ésta misma remarcaba como propios, sin hacer un solo reclamo por ninguno de ellos, ni por las islas Malvinas.
Desde 1827 la población de las islas comenzó a crecer y poseía ya autoridades enviadas por Buenos Aires, con más de 150 habitantes, lo cual llamó la atención de Gran Bretaña por primera vez, sin haber hecho ningún reclamo sobre las islas por más de 50 años, además de haber aceptado el término de no reclamarlas nuevamente, cuando el gobierno de Buenos Aires con bandera española había desplazado una colonia ilegal que se había acentado en las mismas.
La colonia sufría de la explotación pesquera de buques extranjeros en la zona, con lo cual, en 1831, envió un mensaje de advertencia a todas las potencias de que incautarían cualquier buque de cualquier bandera que no cumpla con las leyes de pesca nacionales, lo cual no tuvo repercusión ni respuestas en reclamo por las potencias navales. Ya a finales de ese año, 1831 tres buques pesqueros norteamericanos no acataron las órdenes y tal como se advirtió fueron incautados, lo cual irritó al gobierno norteamericano y envió al buque de guerra Lexington a las islas y bombardeó Puerto Soledad y desembarcó soldados que destruyeron la mayoría de las edificaciones y tomaron varios prisioneros que se resistieron y se retiraron. Representantes norteamericanos y británicos se reunieron y los norteamericanos aseguraron que no reconocían soberanía de ningún estado sobre las islas, y que reconocería el de Gran Bretaña a cambio de que se concedieran licencias de pesca para los buques norteamericanos.
En esos momentos no había fuerzas militares en las islas para defenderla. A finales de Diciembre de 1832 llegó la goleta Sarandi para reestablecer el orden... lo demás ya es relatado en la parte superior.
Desde 1833 la corona envió civiles para poblar la isla con sangre extranjera, con personas que deberían haber estado muy lejos de esas tan queridas islas por todo argentino. Como se puede ver, sin ninguna razón lógica, el imperio de Gran Bretaña siguió con su ilógica expansión, invadiendo territorios soberanos utilizando como única excusa el uso de la fuerza, an
Hoy hacen ya 173 años que la nefasta política exterior británica se adueñó de nuestro territorio de las islas Malvinas, anexándose con éllas, las islas Georgias y Sándwich, extensión de los Andes por el Atlántico Sur, territorio Argentino tal lo reconocen los tratados de limitación con Chile, único vecino legítimo y único dueño legítimo con la Argentina del Sur de los Andes.
Las islas Malvinas, Georgias y Sándwich, son Argentinas... tarde o temprano la bandera celeste y blanca reemplazará a la insignia de la corona en esos territorios del Sur, en esas perlas australes.
Eagle_Giuli
“Somos representantes del comandante de la fragata HMS Clio, Comandante Onslow, Royal Navy, al mando de su majestad, y venimos a reclamar que ustedes, con bandera argentina, están asentados sobre tierras pertenecientes a la corona. Les otorgaremos una bandera británica, esperamos que sean razonables, arríen su pabellón y coloquen en su lugar al que identifica a Su Majestad ya mismo, y se retiren como máximo el 5 de Enero”
Los argentinos regresaron, contaron lo sucedido al comandante Pinedo, el cual rechazó rotundamente lo pedido por el invasor, y comenzó a pensar en la defensa de las islas Malvinas. Pinedo contaba con 80 tripulantes de la goleta Sarandi, más una veintena de soldados apostados en tierra. Todos ellos obtuvieron un arma de fuego, y se prepararon las armas de la nave argentina para dar batalla.
Pero luego de pensarlo cercanamente, reconoció que sería un gasto de vidas argentinas por algo completamente imposible de defender, contra una fragata muchas veces superior al navío argentino, además de poseer una fuerza completa de Infantería de Marina para desembarcar.
Luego de discutirlo con sus oficiales, reconoció que no había esperanza de defensa y abortó el plan de dar combate, para lamentablemente acatar las órdenes de su contraparte británico.
Esa madrugada el mismo Pinedo se dirigió a la fragata Clio, la que permanecía anclada frente a Puerto Soledad. Pinedo requirió al comandante Onslow que oficialice lo acontecido por escrito, así como permita que la bandera argentina permanezca en lo alto del mástil de la localidad hasta el 5 de Enero, lo cual le fue negado.
Ya había amanecido y Pinedo con todas las fuerzas militares argentinas se movilizaron a bordo de la goleta argentina, mientras que los habitantes permanecían en la aldea sin saber muy claramente qué estaba ocurriendo y por qué tanto movimiento militar nacional y británico.
A las nueve de la mañana el comandante Onslow, con su Infantería de Marina desembarcaron y se dirigieron hacia el mástil central de Puerto Soledad, arriaron la bandera argentina, la que fue enviada a la nave de guerra argentina, e izaron en su lugar la británica. También requirieron que gran parte de los habitantes de raza criolla y mestiza también sean embarcados en el buque para partir hacia el continente, permitiendo que un pequeño grupo de los habitantes permaneciera en las islas.
El navío Argentino regresó a Buenos Aires, desde donde se comenzó con las protestas y el pedido de inmediato retiro de las fuerzas invasoras, lo que fue en vano.
En esas épocas vivían en Puerto Soledad alrededor de 110 personas, y las islas Malvinas habían sido declaradas como parte de la soberanía argentina en 1820 acatando el derecho a cercanías y la herencia que la nación tenía de las posesiones del Virreinato del Río de la Plata español, cuando la corbeta de la Armada LA HEROÍNA desembarcó a su tripulación e izó la bandera celeste y blanca en nombre del gobierno nacional, para en 1825 comenzar a ser habitada por ciudadanos argentinos. Ese mismo año, Gran Bretaña reconoce a la Argentina como estado libre y soberano de todos los territorios que ésta misma remarcaba como propios, sin hacer un solo reclamo por ninguno de ellos, ni por las islas Malvinas.
Desde 1827 la población de las islas comenzó a crecer y poseía ya autoridades enviadas por Buenos Aires, con más de 150 habitantes, lo cual llamó la atención de Gran Bretaña por primera vez, sin haber hecho ningún reclamo sobre las islas por más de 50 años, además de haber aceptado el término de no reclamarlas nuevamente, cuando el gobierno de Buenos Aires con bandera española había desplazado una colonia ilegal que se había acentado en las mismas.
La colonia sufría de la explotación pesquera de buques extranjeros en la zona, con lo cual, en 1831, envió un mensaje de advertencia a todas las potencias de que incautarían cualquier buque de cualquier bandera que no cumpla con las leyes de pesca nacionales, lo cual no tuvo repercusión ni respuestas en reclamo por las potencias navales. Ya a finales de ese año, 1831 tres buques pesqueros norteamericanos no acataron las órdenes y tal como se advirtió fueron incautados, lo cual irritó al gobierno norteamericano y envió al buque de guerra Lexington a las islas y bombardeó Puerto Soledad y desembarcó soldados que destruyeron la mayoría de las edificaciones y tomaron varios prisioneros que se resistieron y se retiraron. Representantes norteamericanos y británicos se reunieron y los norteamericanos aseguraron que no reconocían soberanía de ningún estado sobre las islas, y que reconocería el de Gran Bretaña a cambio de que se concedieran licencias de pesca para los buques norteamericanos.
En esos momentos no había fuerzas militares en las islas para defenderla. A finales de Diciembre de 1832 llegó la goleta Sarandi para reestablecer el orden... lo demás ya es relatado en la parte superior.
Desde 1833 la corona envió civiles para poblar la isla con sangre extranjera, con personas que deberían haber estado muy lejos de esas tan queridas islas por todo argentino. Como se puede ver, sin ninguna razón lógica, el imperio de Gran Bretaña siguió con su ilógica expansión, invadiendo territorios soberanos utilizando como única excusa el uso de la fuerza, an
Hoy hacen ya 173 años que la nefasta política exterior británica se adueñó de nuestro territorio de las islas Malvinas, anexándose con éllas, las islas Georgias y Sándwich, extensión de los Andes por el Atlántico Sur, territorio Argentino tal lo reconocen los tratados de limitación con Chile, único vecino legítimo y único dueño legítimo con la Argentina del Sur de los Andes.
Las islas Malvinas, Georgias y Sándwich, son Argentinas... tarde o temprano la bandera celeste y blanca reemplazará a la insignia de la corona en esos territorios del Sur, en esas perlas australes.
Eagle_Giuli
